24 de marzo de 2014

Capítulo 35 -Por un capricho.



Golpeé la puerta de entrada, con mi piel erizada. Temblorosa y nerviosa. ¿Por qué sería que me encontraba así? Oh, ya recordé, porque nos habíamos tardado mucho más de lo debido. Bueno, no tanto, pero para papá eso significaría mucho. Justin no me había dejado entrar sola a casa, se decidió por dejarme en la entrada. Dijo que sería descortés y que de seguro mi padre se enfadaría si no lo hacía, ya que él había prometido traerme y debía estar presente en mi llegada, probando que lo hizo. No pasaron más de dos minutos para que él saliera por la puerta. Al instante se hizo a un lado, apurándome a pasar, donde debía estar desde un principio. Bajo su techo. 


- Ahí la tiene, señor –le habló Justin, con una sonrisa- Completamente sana y salva.

- Me alegro, gracias por haberla traído –le dijo mi padre, yo estaba sorprendida. Noté que se esforzaba por hacer una media sonrisa.


Justin llevó su mano a su frente, para luego hacer el gesto de despedida, así como lo hacen los marinos y soldados, entre otros. Me dirigió la última mirada en mi dirección, para después voltearse e ir caminando hacia su auto. Me sentí satisfecha por su respeto hacia el hombre que me había dado la vida, a pesar de lo pesado que él podía ser. Y siempre con una sonrisa, eso me impresionaba hasta la muerte. Aunque, debo decir, que me daban unas ganas de darle un puñetazo en la cara, solo para que mostrara un gesto de molestia o desagrado. Cuando por fin se subió a su auto, papá cerró la puerta. Me preparé para irme a mi habitación, casi corrí por las escaleras. Cuando ya estuve dentro de ella, busqué una caja de zapatos, tomé una cobija que ya no usaba nunca y la acomodé dentro de la caja, para luego poner al gatito encima, así no tendría frío. Puse la caja en el suelo con cuidado. Pero justo cuando creí que había escapado de la posible charla que papá me daría, sucedió.


- ¡__! –gritó desde abajo- ¡Baja de arriba!


Justo lo que temía. Cerré los ojos con fuerza, era lo único que podía hacer. Asustada y de mal humor salí de la habitación y bajé las escaleras. Me paré cerca de donde se encontraba mi padre, sentado en una de las sillas de la mesa de la sala de estar. 


- ¿Qué pasa?

- ¿Por qué tardaron tanto? –su pregunta salió inmediatamente, por poco no alcanzo a decir mi pregunta.

- La mamá de Dakota quiso hablar conmigo un rato, y no podía decirle que no. Tú dices que dejar a una persona hablando sola es una mala enseñanza –mentía, pero era verdad que él solía decirme eso, por lo que era una mentira ideal.

- ¿Tanto hablaron? ¿Por qué no se apuraron? No es tanto camino a la casa de tu amiga esa, algo me ocultas. Podrás meter los dedos en la boca a otras personas, pero conmigo no puedes, niña. Soy tu padre –se veía tan molesto que creí que comenzaría a gritarme en un dos por tres.

- Te estoy diciendo lo que sucedió, no es una farsa –quise convencer.

- Ese chico y tú tienen algo. Puedo sentirlo. ¡Casi estoy convencido! –el primer grito- No trates de engañarme, sé cuando tengo la razón y lo que me dices no es la excepción. No quiero mentiras, así que empieza a hablar ahora.

- ¡Papá, ya cree lo que te digo! –le grité también, enojada- ¡Te estoy diciendo la verdad, ya entiende!


Y ahí salió otro grito, pero era mío. Sentí que todo se iba a salir de control. Siempre que me gritaban, yo gritaba. Era algo que no podía impedir. Era mi primera reacción cuando alguien me alzaba la voz. No me gustaba hacerlo, pero odiaba con toda mi fuerza que me trataran así y gritar era lo único que podía hacer.


- ¡No te creo ni una miserable palabra de lo que me dices, __! –golpeó los puños contra la mesa tan fuerte que me hizo sobresaltar- Vete a tu habitación, ¡ahora ya! Y ni pienses en usar la televisión y tampoco ocupes Internet ni laptop, estás castigada. Cuando te digo una hora de llegada, tú debes cumplir con ello, ¡no hay excusas para romper las reglas, siempre lo has sabido!

- ¿Qué? –abrí la boca- ¿Por qué? ¡No es justo! ¡No puedes castigarme por algo como eso, tú no sabes nada de lo que pasó!

- No me interesa, estoy tan furioso contigo que no quiero seguir calentándome la cabeza por tus desobediencias. Lárgate a donde te dije y quédate ahí. Y más te vale que no tengas nada con tu amiguito, porque si me llego a enterar de que andas en porquerías te las vas a ver.

- ¡No puedes hacer esto! –chillé como loca, y no pude impedir que lágrimas cayeran por mis ojos- ¡No puedes llegar y juzgarlo sin siquiera saber un poco de él!

- ¿Y por qué lo defiendes tanto? –preguntó de repente, me quedé muda- ¿te gusta, acaso? Chicos como ellos no son buenos, ¡tampoco me gusta para ti! Busca a alguien mejor. Entiende lo que te dije, ya te advertí todo. Si dices que no andas con él, bien. Pero si algún comentario ajeno llega a mí, te puedo asegurar que dejaré la cagada que ni te imaginas. Y deja de llorar, estoy harto de tus absurdas lágrimas, lloras por todo. Ahora sube por las escaleras y enciérrate. 


Se giró y se fue a la cocina. Me dejó sola en la sala, parada como idiota, muda como un mimo. Sentía que iba a explotar, mi cabeza daba vueltas, mi enojo cada vez era más fuerte y para qué hablar de mi dolor. Me fui llorando en silencio hasta mi habitación. Me tiré a la cama y hundí mi cabeza en la almohada. Detestaba la forma de ser de mi padre, a más no poder. Detestaba su sobreprotección, detestaba sus reglas y sus inmundas palabras. Lo único que me dio algo de felicidad fue ver al pequeño gatito, recostado sobre la cobija dentro de la caja, mirando para todos lados. Me sequé las gotas de mi cara con mi brazo y camine hacia él, con la esperanza de que durmiera conmigo. Justo cuando intenté tomarlo, el muy agresivo se me vino hacia mis manos a rasguñarme. Enterró sus uñas en mi piel, haciéndome gritar. Estúpido gato, se supone que es muy pequeño para arañar tan fuerte. Y yo que lo veía tan indefenso e inocente. Aún así, intenté tomarlo de nuevo, pero fue en vano, ya que otra vez se me vino encima y enterró las garras. Esta vez, contuve mi grito. Luego de estar como quince minutos tratando de cogerlo, me aburrí, y me fui a la cama. Ni ganas tenía de ducharme, y mejor no hacerlo, porque papá odiaba que me duchara a esas horas porque podía darme sinusitis o enfermedades raras, y no quería otro regaño de su parte. Por lo que solo me lavé las manos, me puse la pijama y me tiré sobre el colchón. Me arropé, tomé mi celular de la mesita de noche y envié un mensaje a mi novio, que a pesar de lo que había sucedido, seguía amándolo como nunca y esperaba que él a mi también. No podría conectarme a Facebook para hablar con él hasta tarde, así como últimamente lo estuvimos haciendo, en secreto.

“Papá hizo un escándalo, Justin. No podré conectarme, lo siento. Pero quizás mañana se le pase todo, así que te avisaré por cualquier cosa. Ya me voy a dormir. Te amo, amor. Buenas noches -__.”

No pasaron ni treinta segundos cuando mi celular sonó, ya me había respondido. Tan rápido como mis dedos me lo permitieron quité el sonido y lo puse en vibrador. Suspiré aliviada.

“Mi vida, yo me disculpo, tú no tienes por qué hacerlo. Y está bien, ya no tengo motivo para conectarme, así que me iré a la cama también. Espero soñar contigo. Quizá una escena porno juntos, o algo por el estilo, jajaja. Pero bueno, hablando enserio, te amo más que a nada en el mundo y ten dulces sueños, buenas noches. Cuida a tu feo gato. Espero verte pronto. Te llamaré mañana –Justin.”

Reí por lo de la escena porno. Casi suelto las enormes carcajadas. Y encima él se ríe. Tuve que taparme la boca con las sábanas para no ser escuchada. Como claro está, me causaba mucha gracia y sabía que bromeada, creo, pero en parte me gustaba la idea de que soñara eso. No se lo iba a decir, por supuesto. Esos pensamientos morbosos se quedan en la linda cabeza de __.

Ni idea de en qué momento me quedé dormida, pero cuando abrí los ojos mi habitación ya estaba iluminada. Como mis cortinas no eran oscuras, el sol pasaba a través de ellas con mucha facilidad. Cuando noté una figura blanca parada en los pies de la cama, casi me da un ataque. 


- ¿Michelle? –le hablé incómoda- ¿qué haces aquí?

- Vine a ver tu gato todo empolvado y sucio –dijo mirándolo, mientras reía- Supongo que lo vas a limpiar, ¿verdad?

- Sí, lo haré –aseguré- Anoche quería dormir con él, pero no me ha dejado tomarlo. Me dio mucha rabia.

- Es que eres nueva para él. Todo es nuevo, en realidad. 

- ¿Entonces por qué cuando el hombre me lo dio no me hizo nada? –eso era lo que no entendía- Anoche me arañó y lastimó, aquí tengo la prueba –estiré mis manos hacia ella, que tenían unas largas marcas rojas a través.

- No lo sé, quién sabe la forma en que lo haya tomado él. Solo debes ganarte su confianza y luego te va a querer. Yo también quise tomarlo, pero esta enorme panza que tengo no permite que me agache. 


Lancé mirada a su vientre gigante en forma de pelota, era increíble lo mucho que había crecido en los casi nueve meses, que supongo que lleva ahí. Sonreí, me emocionaba la idea de tener a un bebé aquí.


- ¿Cuánto tienes? –mi curiosidad me mató.

- Casi una semana para los nueve meses. Unos días y esta cosita estará por fin en mis brazos –dijo con orgullo, mientras se acariciaba el vientre- Los doctores dicen que será una niña.


Me enternecí con el amor que Michelle tenía cada vez que mencionaba su embarazo, o su marido, o su futura hija, como ahora. Era algo hermoso, sin duda alguna. En parte quería que ella fuera de lo más feliz y que le diera a ese pequeño regalo de Dios toda la felicidad del mundo. Como mi madre no quiso estar en mi crecimiento, no por ello yo iba a desear que le pase lo mismo a mi hermana. Todavía no nacía y ya la quería a la pequeña.


Al pasar las horas, no hablaba mucho con papá. De vez en cuando me preguntaba cosas, haciendo como si no hubiera pasado nada anoche. Me aliviaba que no estuviera enojado aún, pero en parte me enojaba que luego de todo el daño que me causó esté así de normal. Un disculpa estaría bien, pero tampoco haré como si yo no hubiera roto ni un plato. También debería pedirle disculpas.


Cuando ya estuve segura de que eso de las disculpas mutuas no sucedería gracias a que papá ignoraba por completo el tema, me encaminé hacia la cocina a sacar un pedazo mediano de jamón que estaba dentro de la nevera. Ya era hora de que ese gato por fin me quisiera. El último ataque que me dio fue hoy en la mañana, aproximadamente a las una y media, cuando quise acomodar la cobija que tenía y me mordió la mano, para luego enterrar sus uñas y comenzar a dar patadas con sus patas traseras como si fuera un maldito canguro. Me dejó boquiabierta y adolorida. Era un gato tan raro y salvaje, se notaba que no tuvo contacto con la gente desde su nacimiento. Pero eso cambiaría. No importaba los rasguños que me diera, lo quería tanto que sentía desesperación para que por fin me apreciara como yo lo apreciaba a él. Estaba decidida.


Me pasé toda la tarde, hasta como las seis y media, tratando de ganarme su cariño. Se comía los trozos de jamón como un loco. Le gustaba. Se veía tan tierno comiendo que hasta a mí me dio hambre. Ambos comíamos del jamón. Cuando el último trozo que le había dado se le acabo, noté que me miraba con unos ojos tan bonitos que me daba pena. Mi corazón se ablandó, y justo cuando iba a darle otro pedazo, se fue saliendo de la caja y avanzó un poco hacia mí. Mi esperanza llegó a su tope. Acerqué el jamón a él y a medida que avanzaba lo iba haciendo para atrás, para que cada vez se acercara más. Subió por mis piernas, hasta llegar sobre mis muslos. Y ahí desde mi mano comenzó a comer. Cuando por fin pude tocarlo me puse tan feliz que quería llorar. Lo más despacio que pude le acaricié la cabeza, fue bajando mis dedos por su columna y di masajitos en su pelaje. Empezó a ronronear y ahí mi emoción era tan grande que una lágrima cayó de mi ojo. Sentimental, sí, pero es que era algo que creí que no pasaría. Mi amor por los animales era tan grande que podía llegar a eso, y a más, posiblemente. Pero al rato, lo tomé entre mis manos y lo puse en mi cama. Y fue cuando sonó mi teléfono en la mesita de noche que siempre estaba junto a mi cama. Miré la pantalla ¡era Justin, mi novio! Me preparé para contestar, tan feliz de que por fin escucharía su voz, otra vez.


-
¿Hola? –atendí no tan alto, por si papá pasaba por afuera y me oía hablando.
-
Mi vida, ¿cómo estás? –preguntó dulcemente.
-
Bien, acabo de ganarme un poco de cariño de Romano, ¿y tú?
-
Que bueno que lo hayas hecho, ese gato se veía tan aterrado cuando lo subiste al coche que creí al pasar la noche no lo encontrarías más, pero me callé. Y yo mas o menos, la verdad.
-
¿Por qué no me dijiste que creías eso? –le pregunté algo gruñona- ¿Y por qué estás más o menos?
-
Porque seguramente no hubieras pegado un ojo en toda la noche vigilando que el gato estuviera en tu casa –se echó a reír, pero tenía razón- Y pues… pasa que quería hablarte de lo de ayer. Me siento un poco mal por lo que causé.

                                           _______________

Por fin he subido capítulo, lo sé, han esperado bastante, más de una semana, pero es que no pude subir antes. No tengo mucho que decir, salvo que comenten y voten mucho en reacciones, porque han estado bajando mucho, me preocupa perder un montón de lectoras por mi ausencia. Si leen, por favor dejen rastro de que lo hacen, me ayuda mucho a querer seguir subiendo. Las amo como no tienen idea. Un beso a todas, únanse al grupo para estar al tanto de los capítulos: https://www.facebook.com/groups/249293821904711/  ¡cuídense, besos enormes!


8 comentarios:

  1. Omaiga! Ame el capitulo Tisshu ='3 excepto cuando regañaron a la rayis :C y cuando el puto gato la rasguño>:( eso no fue Swaggy :c (pinche gato comvenenciero)
    Siguela Thiare o morire >:c y no quieres que muera ¿o si? 0.0 como sea , gracias por seguirla, cuidate, besitos muah muah muah :* :* :*

    Atte: Jαιεα

    ResponderEliminar
  2. Thiare no puedes dejarla así durante semanas, me encanto sknjdnjnkdnf síguela PD: te extraño, besos muak!

    ResponderEliminar
  3. Que buen capitulo! Amo esta novela. No puedo parar de leerla. Tranquila que no vas a perder lectoras, seguila. Besos y cuidate

    ResponderEliminar
  4. esta muy bueno Thiare siguela que me encanta como escribes♥

    ResponderEliminar
  5. aggg odio al padre¡ jajaja
    con lo lindos que son ellos , les tiene que dejar estar juntos¡ siguiente

    ResponderEliminar
  6. Que hermoso el capitulo, apesar de las cosas malas como su padre UGH!
    No te preocupes por perder lectoras tishu, tu novela es hermosa y tus lectoras fieles siempre vamos a estar aqui para ti.
    Vas a ver que poco a poco iran subiendo los comentarios, te amo y amo tus novelas y como escribes.
    Un beso.

    ResponderEliminar