20 de agosto de 2013

Capítulo 2 -Por un capricho.




De a poco iba sintiendo que mi vejiga comenzaba a llenarse. Ya estaba comenzando a dolerme. ¿Les ha pasado alguna vez? Uno aguanta mucho las ganas de hacer y al rato comienza a sentir un dolor muy molesto y lo único que quieres hacer es que desaparezca. Que se aleje. Pues eso era lo que yo estaba sintiendo.


- Chicos, ya vuelvo –les avisé- Iré al baño.
- Ah, a mi me habían dicho que no había baño… -comentó Dakota. Yo la miré impresionada.
- ¿Qué no hay baño? –wtf.
- Eso me dijeron a mí –repitió- Pero ve a ver, por si acaso –sonrió.
- Sí, de seguro hay uno, es imposible que no tengan uno en un lugar como este –dije ya más aliviada.



Comencé a caminar entre la gente, a recorrer todo el lugar. A revisar todas las puertas que veía cerca y a la vista. Pero no había nada, solo eran como unas salas más pequeñas que esta, con unas mesas. Cada una te llevaba a otro lugar en donde podías celebrar cosas. Me sentía frustrada, ¿Dónde estaba el estúpido baño? ¡quería uno, lo necesitaba!



Ya casi resignada, me fui hacia donde estaba papá. Él debía conocer este lugar mucho mejor que yo. Esperaba que me diera una respuesta positiva porque ya me estaba haciendo mucha rabia aguantar tanto. Tomó un poco de tiempo tener que pasar entre todos, porque estaban como rodeándolo mientras recibía felicitaciones y más. 



- Papá… -le hablé atrás de él, pero no me escuchaba- Papá, ¿el baño? –toqué sus hombros y los moví para que me sintiera.



O no me escuchaba porque estaba completamente concentrado y distraído, o simplemente no me tomaba en cuenta. Me sentía como una tonta. Ha habido muchas ocasiones en que me pasa esto con él. A veces me abraza y me habla normal, pero cuando está con gente es como si yo fuera invisible. No me toman mucho en serio y no se siente bien. 



- El baño papá, ¿dónde está? –volví a repetir. 
- Disculpa, hija –reaccionó a mi presencia y se volteó- ¿Qué pasó? 



Por fin me había escuchado. Era un milagro, sentía que lo era. Es tan feo cuando te hacen eso y más si hay personas presentes que ven tu humillación al sentirte completamente ignorada. Es la razón por la que no me gusta ir a fiestas o ir a reuniones familiares y cosas así. Ser muy tímida, gentil y callada tiene unos lados muy malos… Es triste.



- Quiero un baño –repetí ya fastidiada- ¿me puedes decir donde está? Lo he buscado y no lo encuentro…
- Sobre eso… -se aclaró la garganta- Es que aquí no hay baño –dijo normal.
- ¿No hay baño? –dios mío- ¡En cualquier lugar de estos debería haber uno!
- Tranquila, cariño –trató de tranquilizarme- No muy lejos de aquí hay unos públicos, si quieres.
- No me gustan los baños públicos, están muy lejos –él lo sabía perfectamente.
- Entonces aguanta –me ordenó- No puedo llevarte a casa solo porque quieres ir al baño y luego volver –me dijo algo pesado. Él sentía que quería arruinar de alguna manera su noche con mis tonterías- No estoy para tus torpes rabietas de niña.



Uso un tono tan duro contigo que el corazón se me estrujó. Quería hablar, pero como siempre, no me salieron la palabras. Miré para ver si alguien había escuchado, pero no. Afortunadamente nadie lo hizo. Sentía que un nudo se me hacía en la garganta.



- De acuerdo… -me resigné triste y me giré para irme caminando a cualquier parte del enorme salón.



Como dije, estaba triste. Pero también estaba ocultando todo mi enojo hacia como me había hecho sentir mi padre. Me da mucha nostalgia cuando me trata así, como si no le importara nada de lo que yo quiero. Siempre me hace lo mismo. No me toma en cuenta, no le interesa algo que necesito, pero cuando él me pide algo debo hacerlo todo, ¡odio esto! Además el tono en el que me habla… Me lastima. Detesto como soy. Me gustaría poder cambiar esta estúpida forma de ser que tengo y poder enfrentar todo lo que me venga. Pero por alguna razón, no puedo… Es muy difícil.



No quise seguir en el local, ya me importaba un bledo. Necesitaba ir al baño de una vez. 
Salí de aquel lugar y caminé hacia la calle. Miré para todos lados y si mal no recordaba, cerca de aquí vivía Milly, una amiga desde que tenía doce años. Deseaba con mi vida poder encontrar su casa, porque no me acordaba bien. Así por fin encontraría un lugar en donde poder acabar con mi necesidad tan molesta. 



Pero mientras caminaba por esas calles casi desconocidas, me puse a pensar… ¿Dónde estaba la casa? Porque lo recordaba de una forma pésima, ni segura estaba de si en realidad por aquí era el camino. Comenzaba a hacer frío y yo solo traía mi vestido y mis tacones. Estaba todo oscuro, lo único que se veía era la luz de los altos focos y el círculo que se forma en el suelo por su luz. 



Llegó un momento en que ya, definitivamente, no sabía donde estaba. Empecé a asustarme, ¿me había perdido? Me giré y miré la calle por la que había caminado. Pero el problema es que no recordaba por cual de las esquinas había doblado. Eran muchas y me confundía… ¿y si venía un violador? ¿y si me asaltaban? Dios mío, no. No sé como se me ocurrió salir del local y caminar como una tonta hacia acá, ¡soy tan ridícula!



Parecía el patito feo. No tenía a nadie conmigo, estaba triste, asustada y sin saber qué hacer. Ya veía que me daba algo. Y encima estaba que me meaba. Tenía las piernas cruzadas y para variar estaba en la mitad de la calle. Si venía un auto e intentaba salir corriendo me iba a correr el pipi por todos lados, quizás hasta el del auto tendría un accidente con el inmenso lago que dejaría. 



Como una indefensa, seguí caminando hacia donde fuera, aguantando. Y ahí fue cuando mi mundo se iluminó. Había una casa. La única con las luces encendidas y estaba la puerta abierta, o bueno, semi-abierta… Aunque estaba algo apartada, con un patio muy grande... ¿Era una señal? ¿acaso era el cielo? ¿me morí? De más me había atropellado un carro y ni cuenta me había dado. Exagerado, lo sé, pero esto de tener ganas de ir al baño me hace volverme loca.



Troté como pude hasta ese lugar. Disimuladamente, me asomé a la puerta. Con cuidado para que nadie me viera. Posiblemente esta sería la locura más grande que haría en toda mi vida. Sí. Entraría a la casa de un extraño, a mear.



A pesar de que quizás la persona que vivía aquí me salvaría la vida, era alguien completamente idiota. ¿A quién se le ocurriría dejar la puerta abierta tan tarde por la noche? Ni cuenta se daría cuando ya le robaran todo. Pero bueno, yo no vengo a robar. Vengo al baño.



Despacio y sin hacer rechinar, comencé a abrirla. Cuando ya estuvo en un ancho suficiente para mi cabeza, me asomé un poco. Miré para todos lados. La casa no tenía tantas cosas, era lo necesario, pero estaba muy bonita. Las paredes tenían un tapiz de una cabina telefónica roja, como las de Londres, y las demás tenían otras vistas del mismo país. Y las cerámicas del piso era como de ajedrez. Sin duda era como un diseño de la casa de mis sueños. Se veía completamente bien...



Dejé de admirar lo lindo de la casa y entré sigilosamente. No sabía donde diablos se encontraba el baño, pero de seguro estaría en el segundo piso, así que, como pude, las subí. Quizás piensen que yo estaba de lo más tranquila entrando, como toda una espía, pero no. No sabía si casi me meaba por las ganas o por el miedo, o las dos juntas.



Al ya estar arriba, habían algunas puertas, que de seguro eran las habitaciones. Pero había una sola puerta color blanco y fue cuando supe que era el preciado baño. Caminé rápidamente hacia ella y, entré. Una sonrisa de oreja a oreja se formó en mi cara cuando pude ver el trono, water... inodoro. Como le digan. Ver el inodoro fue como tocar el cielo con las manos. Dejé mi bolso de mano junto al lavabo, puse un poco de papel higiénico alrededor de este, subí mi vestido, y... pssssssss... Que bien se sentía. ¡Por fin estaba meando! ¡sí! Lo logré. __, lo hiciste. Eres una genio. ¡Soy una genio!



Me había desahogado por completo. Me sentía de una manera perfecta. Aún seguía asustada y nerviosa, pero una relajación inundaba mi cuerpo. Bueno, me limpié, lavé mis manos y blabla. Ahora debía salir de ahí. Antes de salir, apagué la luz del baño y recién ahí abrí la puerta... Me asomé y no había nadie... Así que comencé a caminar lentamente, y fue sentí que me picaba el ojo. Paré de caminar para poder frotarlo bien sin que se me corriera el maquillaje. Saqué una pestaña que tenía dentro y cuando ya lo sentía bien se me ocurre mirar hacia la puerta que estaba a mi lado y... ¡estaba abierta! En la cama de esa habitación había un chico mirándome. ¡Estaba que me meaba pero esta vez de no saber qué hacer! Se paró de la cama, se puso de pie y venía hacia mí, sin importarle que yo lo viera solo en sus boxers color negro. Como una maniática salí corriendo, casi me tropiezo bajando las escaleras, pero ya lograba salir...



                                              __________________________________


Hey, aquí un nuevo capítulo. ¿Qué les ha parecido? No se preocupen, que en el próximo capítulo verán quién es. Ahí la novela se comenzará a poner interesante. Espero que les haya gustado. ¡Comenten y voten! Un besazo a todas :3



18 de agosto de 2013

Capítulo 1 -Por un capricho.



Dejé mi cabello suelto. Estaba frente al espejo, maquillándome como suelo hacerlo. Mi delineador de ojos líquido color negro, mi sombra color piel claro con brillitos que casi ni se nota, mi rimel también negro y mi labial rosa suave. Lo que me gusta, lo que cuando salgo la mayoría del tiempo no me puede faltar cuando salgo. Me gustan, mucho.

Generalmente soy una chica callada, no hablo más de lo que debo con los adultos, y aveces eso es un poco triste. Aveces me gustaría poder entrar en confianza con mis familiares, porque ni con ellos casi hablo. O poder ser más sociable de lo que soy ahora, no sé. Tengo algunos amigos, sí. Pero tampoco soy la chica que es buena para sonsear o cosas así.

Y quizás se pregunten por qué me estoy arreglando o hacia donde iré. Bueno, hoy es la cena de celebración por la nueva esposa de mi padre. Exacto, nueva esposa, porque él y mi madre se divorciaron cuando yo era una bebé. Ella nunca quiso mi custodia así que me abandonó. Él me ha criado, gracias a él soy la persona que soy ahora. Jamás dejaré de agradecerle eso, aunque no está muy pendiente de mi, pero aún así lo amo y estoy agradecida.

Soy hija única. Michelle -la esposa de mi papá- está embarazada de siete meses. Tendré un hermanito. No me molesta, no me meto mucho en la vida de mi padre, y además ella es muy buena conmigo, me ha apoyado en muchas cosas. Me gusta la persona con quien se casó. Aunque bueno, es su quinta esposa, pero de todas me gusta más esta. Por alguna razón, nunca dura mucho con ninguna mujer.

Acomodé un poco más mi vestido y salí de mi habitación, ya lista. Era color plateado con lentejuelas al igual que los zapatos y los otros accesorios.
Por un capricho #1
Papá me esperaba abajo. Cuando me vio, sonrió. Asintió en forma de que le gustaba como me veía. Sonreí tímidamente y me acerqué para abrazarlo. Ahí también estaba Michelle. Estábamos a punto de irnos al local que habían arrendado por un día para poder hacer la cena junto con todos sus conocidos.

- Te ves hermosa, hija -me alagó él.
- No es cierto -reí.
- Sabía que ibas a decir eso -soltó unas carcajadas y los tres salimos de la casa para llegar hasta el carro que nos llevaría hasta nuestro destino.

Siempre que me dicen linda o me alagan de alguna forma, no me lo creo. Quizás es por mi inseguridad. Jamás  me he considerado una chica linda o guapa. Pero siempre me andan diciendo que soy atractiva, hermosa, dulce, sexy... Pero no, no es cierto. No me veo así. La mayoría del tiempo pienso que solo lo hacen para que me sienta bien o aceptada de alguna forma.

Cuando ya estábamos en el auto, no tardamos más de 30 minutos en llegar. Olvidé decir que vivo en Atlanta. Pero bueno, tampoco es la gran cosa que lo sepan.
Nos bajamos de ahí y comenzamos a caminar hacia el local grande en el que sería la celebración. Habían demasiados invitados, casi ni se podía caminar. Saludé a muchos, sonriendo y algo sonrojada. Por alguna razón ellos siempre me abrazaban, se animaban cuando me veían. O dicen que soy su favorita y que me adoran, pero ¿por qué lo dicen? Si casi ni hablo con ellos... ¿cómo pueden apreciarme tanto si nunca les doy a conocer algo de mí que no sea gentileza y timidez? Siempre me he preguntado esas cosas.

Pero lo bueno fue cuando logré divisar a Dakota, mi mejor amiga que obviamente había sido invitada también. A su lado estaba Sam, un amigo nuestro. Él siempre era muy atento conmigo, y Dakota siempre me decía que estaba enamorado de mi. Nunca le creí, pues somos amigos y bueno, no soy tan linda para estar gustarle a alguien como él, que es atractivo y coqueto. Mis otros amigos no habían venido porque mi padre no quiso invitarlos, dice que no le agradan mucho. Aveces eso me fastidia, pero al fin y al cabo esta "fiesta" es de él, no mía. Él sabrá a quién invita y a quién no.

- ¡__(tu nombre)! -me saludó mi amiga con un abrazo- ¿cómo has estado? ¡No te he visto desde el martes! -hoy, es viernes.
- Bien, creo -reí- ¿y tú? No te has dignado a llamarme, tonta.
- Lo sé, es que no he tenido dinero en el móvil, pero en cuanto tenga te llamaré más seguido -me dijo ella sentida, pero de repente reaccionó y me miró- Oye, pero tú también pudiste haberme llamado, eh.
- Es que lo olvidé -me eché a reír y ella me siguió. Entonces, me fui para el lado de mi amigo- Hola, Sam -le abracé.
- ¿Cómo has estado? -me preguntó él sonriente luego de nuestro amistoso saludo. Su mirada se desvió a mi zona abultada- Tus pechos se ven muy bien...
- Ya para con eso -le fulminé con la mirada, pero a los segundos los tres nos reíamos.
- ¿Por qué? Deberías entender que eres muy guapa...
- Que no.

Sam tiene la manía de hacerme halagos perversos sobre mi cuerpo. Siempre me anda mirando o el culo, mis caderas, mis piernas, ¡todo! Es algo molesto pero gracioso a la vez. Hasta hay veces en que me ha ofrecido irnos a su auto cada vez que se fija con deseo en algunas zonas en especial, pero siempre lo tomo como un chiste de su parte. Es solo mi amigo.

Nos quedamos un rato conversando de algunas cosas. Con ellos siempre me divertía muchísimo, eran las únicas dos personas con las que podía ser yo misma y hablar como se me antojara sin estar tímida, sin ponerme nerviosa o cosas así. Sin duda eran los mejores amigos del mundo entero.

Cuando llegó la hora de comer, todos nos fuimos a sentar. Todo estaba perfectamente ordenado. Los cubiertos, las copas y los platos brillaban de lo limpios e impecables. De verdad que se habían tomado un trabajo muy duro en hacer todo esto. Me senté en frente de Dakota y Sam. Todos guardamos silencio y papá hizo un brindis y a continuación todos aplaudimos. Me hacía muy feliz ver esa sonrisa en su cara. Si él estaba feliz con ella, yo lo estaba y nada más importaba.

Luego vinieron unas palabras de un amigo del trabajo de papá. Yo no lo conocía. Tenía las intenciones de escuchar todo el discurso pero me aburrí, así que cogí mi móvil y entré a Facebook. Escribí un estado y subí una foto que había sacado en mi habitación al ponerme el vestido. A los minutos ya tenía comentarios de algunos amigos diciéndome lo bien que me veía. Yo siempre los dejaba ahí, sin poner like o decir siquiera un "gracias". No sé, no prestaba mucha atención a ese tipo de cosas. Si me gustan mis fotos, las subo. Eso.

- __.
- ¿Qué? -me sobresalté cuando Dakota me sacó de la concentración que tenía viendo mi aparato.
- ¿No vas a comer? -me preguntó- Se te va a enfriar.
- Sí, lo haré. Es que estaba metida en otra cosa -hice una sonrisa torcida mientras lo guardaba en mi pequeña carterita de mano que traía.
- Ya come -me ordenó esta vez Sam, con la boca llena- Si no lo haces tú, lo haré yo.

Dakota le pegó un codazo.

- Tienes varios tipos de ensaladas y banquetes aquí -le dije yo- ¿y justo quieres comerte el mío?
- Sí, para hacerte enojar -me sacó la lengua luego de que se lo tragó todo. Yo sonreí y probé un bocado.
- Está delicioso... -expresé saboreando.
- Demasiado...

Comencé a sentir unos ruidos provenientes del otro piso, no sabía de qué eran. Creo que también habían más invitados arriba ¿tantos habían venido? Y yo que pensaba que estaban todos abajo y eran demasiados. Ya veo que papá nunca se cansa de invitar a gente a sus cosas.

- ¿Son más invitados los de arriba? -decidí preguntarle a los chicos.
- No -me respondió mi amiga- En el otro piso hay otra celebración de no sé qué. No somos los únicos aquí, o al menos eso me dieron a entender cuando llegué -me explicó ella.
- Ah, vale -sonreí.
- Que curiosa que eres, te van a matar por ser tan así -jodió Sam. Típico.
- Y tú que metido que eres -lo miré mal y él se puso a reír.

No tardamos mucho en terminar todo lo de nuestro plato, hasta quedar satisfechos. Sentía que quería explotar, pero estuvo tan rico que habría seguido comiendo. Entonces, conversamos un poco más. Conocimos a otros chicos y chicas de nuestra edad que estaban a nuestros lados. Yo fui muy tímida al principio, pero luego decidí esforzarme y ser más... ¿cómo decirlo? Aventada. Más sociable. Como quieran llamarle.

Ya se iban a hacer las 8:00pm. Estaba oscureciendo. Me puse a ver el Facebook otra vez. No hice gran cosa, estaba aburrido. Pero entonces la voz de Dakota, entusiasmada, me sacara de ese mundo otra vez. ¿Novedad? No. Siempre pasa eso.

- __, no me lo vas a creer -me dijo ella y yo la miré- Acaba de bajar un chico del otro piso, era muy atractivo, perfecto y todo... Te ha lanzado un beso -me contó con felicidad.
- ¿Ah? -me extrañé- ¿estás segura? No debió ser para mí... Estás loca.
- ¡Ha sido para ti! -insistió- Lo he visto, te digo. Era rubio, tenía ojos claros y vestía una chaqueta de cuero negra. Apenas ha bajado te ha mirado, no te apartaba los ojos de encima. Y antes de bajar te lanzó un beso... ¡Dios, ha sido tan mágico!
- ¿Por qué iba a lanzarme un beso si yo no estaba mirando? -aveces soy muy testadura.
- Quizás esa era la idea, que tú no te dieras cuenta. ¿Cómo no piensas?
- No sé, de más que fue para ti.
- ¡Que no ha sido para mí, fue para ti! -dijo exaltada. La estaba sacando de sus casillas.

El tema ese se dejó de lado aunque de vez en cuando Dakota me lo recordaba y seguía tratando de hacer que se me quedara grabado en la cabeza. Se hicieron las 10:00pm, y justo en ese momento me dieron ganas de hacer algo muy importante... ir al baño.


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¿Qué les ha parecido el primer capítulo? ¿quién será ese chico? Espero que les haya gustado, chicas. Enserio, quiero que esta novela les guste mucho. Pero solo es el primer capítulo así que si no les ha gustado, no se sientan decepcionadas que los siguientes serán mejores.
Quiero decir una cosa, en esta novela no aceptaré a nadie como personaje, porque será corta y no quiero alargarla más con otras historias. Solo quiero centrarme en una. Lo siento por haberme tardado en subir ¡Comentar y votar!
Un beso.

14 de agosto de 2013

Sinopsis -"Por un capricho"



La chica más tímida de todo el mundo podría ser __. Su padre no la toma enserio, y solo está pendiente de su nuevo matrimonio. Se siente sola y dejada de lado cada día de su vida. Tiene cualidades que solo tiene una buena persona, tanto por dentro, como por fuera. Posee una mente abierta, que logra comprender las cosas de una manera que no cualquiera puede. Ella tuvo una buena crianza. Todo esto lo sabía porque se lo decían, claro. Sin embargo, lo que nunca se le pasó por la cabeza, era que en un momento de llevar a cabo algo completamente estúpido, encontraría a una persona que despertaría el amor dentro de su corazón como nunca antes lo habían hecho. Tampoco sabía que sería capaz de, en un segundo, hacer perder la cabeza a un hombre que tenía sus sentimientos de enamorarse completamente apagados. A lo largo, __ enfrentará cambios y problemas que amenazan con hacerla caer y destruirla. Vivirá las consecuencias de sus actos. Sabrá la dura realidad de la vida, pero a pesar de ello, intentará, cada día, salir adelante, no dejando de lado a su esperanza por nada del mundo. Esta es una historia que demuestra la soledad infinita que puede sentir una adolescente, y la lucha que deben de dar para poder sentirse, al fin, libres y en paz.

11 de agosto de 2013

Todas mis fieles lectoras deben leer esto.

Hello my dears! I’m here again. 
Okay, esta entrada no la escribiré entera en inglés, solo era para empezar. Como sea, es que tengo algo que decirles y la verdad no sé qué hacer, pues me cuesta decidir. 
Antes que nada, fíjense en la nueva decoración del blog. A mi parecer, me gusta. Está algo oscuro, pero es que no sé, me siento gris hoy ¿qué creen, qué opinan?  Pero bueno ahora sí, ¿empiezo? Ok.

Primero lo primero: No sé si han notado, abajo del título del blog, hay como una barrita, que la primera cajita dice “Página principal”. La segunda cajita dice “But with you” y la tercera cajita dice “Justin y tú por siempre”
  Y ahora con eso notado, ¿me hacen un favor? Ahí haciendo clic individualmente en cada una, aparece una pequeña reseña de ambas novelas que hice. Quisiera que escribieran un comentario –corto si quieren, no importa mucho lo largo que sea- que diga lo que sintieron con cada novela y lo que les gustó. Será como un recordatorio, un espacio de sentimientos hacia ella. Algo especial. Como una marca que dejaron en el blog. Please, háganlo, por mí, ¿sí?

Segundo: Anoche estaba durmiendo, como siempre, y entonces soñé algo. Pero no cualquier sueño, un sueño que  me hizo pensar y que me gustó mucho. Y bueno, en un momento desperté, pero luego me dormí y soñé como la continuación, por así decirlo. Y la cosa es que me gustó tanto que apenas desperté pensé en hacer una novela con él. Pero, con eso me doy problemas, porque no tiene nada que ver con la “Sierra canyon school con Justin Bieber” que dije que haría. Traté de unir el sueño con esa que dije que haré, pero no funcionó. Y en fin, ahora me dan ganas de hacer las dos, pero es muy complicado. Solo puedo subir una, porque no me da tiempo para hacer dos al mismo tiempo. Es una decisión complicada porque sé que las dos serán muy buenas, ¡y no me puedo decidir! Los personajes de Justin en ambos casos son perfectos, es difícil, y las historias también lo son.  Ambas tienen lo que me gusta y como dije, juntarlas no puedo y subir las dos tampoco.

Ahora, pondré una encuesta. Sí, otra vez. Y como me cuesta un mundo decidir, ustedes serán las que lo harán. Pero doy un aviso: Si subo “Sierra canyon school con Justin Bieber” no será tan larga, así como de 70 capítulos, o 60… Y si subo la del sueño increíble que soñé, tampoco será tan larga, pero esa será como una mini-novela, porque será como de 30 capítulos, no más. Pues los sueños tampoco son tan largos y creo que lo que soñé es perfecto como está. En ambos casos serán cortas, porque como saben, no soy de las que les gusta hacer las cosas más largas de lo que deben ser, porque siento que pierde la chispa. Y ahora que lo pienso, siento que sería mejor subir la mini-novela antes de la más larga, porque tampoco tardaré tanto en escribirla y a diferencia de la otra opción me demoraría casi lo mismo que me demoré con la anterior que hice, que fueron varios meses. 

Creo que me alargué más de lo que debía, pero con lo que acabo de dar, espero que les sirva para decidir. Daré hasta el jueves para las votaciones, nada más y nada menos. Quizás, hasta el viernes. Solo tengo clases hasta el miércoles esta semana, así que me servirá para pensar y ya tener una idea con los primeros votos que tendré. Porque tampoco quiero continuar subiendo el año del coco y demorarme semanas en comenzar otra novela. No quiero eso, y ustedes tampoco, creo. Jajajaja –no sé ni por qué me río, de repente comencé a hacerlo- Me callo. Ah, y sigan comentando en el último capítulo de But with you it’s not like that at all. Les diré que ambas novelas que tengo en mente, 
serán increíbles, así que piensen bien en cual será su voto.
¡Un beso a todas! 


9 de agosto de 2013

Capítulo 70 - But with you it's not like that at all

Último capítulo, dedicado a todas mis lectoras.

                                      


Y seguíamos ahí, abrazados, pensando en aquella promesa y respuesta que nos habíamos dado. No habían dudas, claro que no. Era solo que, daba emoción... Una emoción que no se puede describir. Osea, ¿ustedes podrían describir perfectamente la sensación que tienen en el momento más feliz de toda su vida? Piénsenlo, con el corazón. Si es que dicen que sí, no se emocionen, porque sea lo que sea que digan, jamás será suficiente. Jamás.


¿Qué era lo que sentía en ese momento? Pues no lo sé. Solo diré que es algo que nunca antes habría podido sentir ni aunque me esforzara. Ahora íbamos a poder ser felices. Íbamos a poder sonreír, llorar, discutir... Y no piensen que me alegro de que vayamos a tener malos momentos, pero hay algo que lo hace especial: Si lo hacemos, será por ambos, por nosotros mismos... No por terceras personas que hacen su vida separando a los demás. Para mí, es diferente. Completamente diferente.


Observé a Justin detenidamente. Tenía un poquito húmedo en la parte de su mejilla izquierda. ¿Había llorado otra vez que no me di cuenta? Mi mano la llevé hacia su cara, para darle suaves caricias... Él me miró, y sonrió. Automáticamente sonreí yo también. Contagioso, ¿no? Y es que una sonrisa de mi Justin se le pega a cualquiera, pero en especial, a mí.


- Te amo, mierda -me dijo de repente- Me has hecho votar una lágrima y sonreír... Y queda corto.


Y no sé por qué, pero al momento de escuchar eso, me pasó lo mismo. Nos transmitíamos los sentimientos. Esto era algo real. Quizás el amor más real que un par de adolescentes en el mundo entero podrían tener. No exagero, para nada.


- Te amo demasiado más... -sus labios se acercaron a los míos y nos hundimos en un único beso.


Él me traía loca. Loca de remate, perdidamente enamorada. Y es que no me da miedo admitirlo, ¡podría gritarlo al mundo entero! Con una sonrisa de oreja a oreja podría decirle a cualquier persona en la calle que estoy perdidamente enamorada de Justin Drew Bieber y que todos pueden irse a la verga, yo estoy feliz así.


¿Lo han pensado? He cambiado. Tanto psicológica como físicamente. Antes, quizás, jamás habría dicho algo como eso de gritarle al mundo entero lo enamorada que estoy de un chico. Pero él lo ha cambiado todo. Él ha hecho mi vida más feliz... Y aveces podemos ser brutales ¿no? Pero es nuestro carácter. Hemos nacido así, ¿qué más le podríamos hacer? A pesar de todo seguimos juntos, y a fin de cuentas, eso... eso, es lo que importa.


 - __(tu nombre)... ¿quién piensas que es el padre del futuro bebé de Olivia? -preguntó curioso, y volví a la tierra.

- Es Cameron -le respondí sin mostrar absoluta impresión- Él me lo dijo.
- ¿Ese maldito imbécil? -dijo con desagrado- Debí de imaginarlo. Ambos son unas personas de horribles sentimientos... Me dan pena.
- A mí igual, pero nada se puede hacer. Ellos eligieron ser así...
- ¿Te he dicho alguna vez que me encanta tu forma de ver la vida? -¿ah? ¿enserio?
- Dices tonterías, yo siempre digo cosas sin sentido... -le llevé la contraria.
- Eso no es cierto, hay muchas ocasiones en que solo tú podrías pensar las cosas de una manera diferente al resto. Adoro que no temas decir lo que sientes, lo que piensas... Logras casos positivos en las personas... Incluso también en los que un día fueron como un caso perdido -se echó a reír.
- Tonto.
- Pero me amas.
- Eso ni todo lo expresa -sonreí y esta vez, fui yo quien lo besó.

Estaba claro que con eso de "un caso perdido" se había referido a él mismo. A cuando era un capullo más, al que no le importaban los sentimientos de las chicas que podían enamorarse profundamente de él. Hasta él creía que siempre sería así y que nunca iba a ser un "arrastrado" por alguna chica. Y aquí lo ven, eh. Okayno. Pero es la verdad, y estoy tan agradecida de ser yo esa chica que lo haya enamorado... Hasta con solo pensarlo me entran ganas de llorar, de nuevo.

Nos quedamos un rato más dándonos caricias, diciéndonos lo mucho que nos amábamos, que siempre estaríamos juntos, entre otros cientos de palabras hermosas. Lo malo que había pasado antes se me estaba olvidando, y me sentía muy bien con eso. Por fin, relajada, sin estar centrada en alguien que no fuéramos nosotros.
Entre ese rato de lindas y pequeñas cosas, nos dormidos. Abrazados. Con mi cabeza apoyada en su pecho. Con su brazos abrazándome por la cintura. Con nuestras piernas abrazadas. Tanto que ni la más mínima corriente de aire podría pasar entre nosotros.

(A la mañana siguiente)

Mis ojos se abrieron, y lo primero y lo mejor que en realidad habrían podido ver, estaba frente a ellos. La cara sonriente de Justin me miraba, y hacía muecas raras. Él estaba de buen humor, eso se notaba. Pero entonces sentí algo como húmedo y espeso sobre mi cara. Alcé mi mano para llevarla a mi cara pero él me la tomó y la alejó.

- ¡No lo hagas! –chilló- Te he querido curar, así que…
- ¿Qué me pusiste? –interrumpí con curiosidad.
- Oh, bueno… Anoche estabas dormida, y de repente comenzaste a decir cosas extrañas. Más bien, en mejores palabras, me decías que me tenías ganas. Así que yo como buen novio, te dí lo que querías… Entonces me bajé los pantalones y…
- ¡Ay por dios, Justin! –grité impactada- ¿cómo pudiste hacerme eso? ¡estaba dormida! Eres un idiota –le miré mal- Ya mírame, estoy empapada de esto –apunté a mi cara- que es tuyo.
- Pero tú me lo pediste –recalcó- Pero amor, tranquila. Tú estabas muy feliz mientras lo hacia, cariño –se acercó a mis labios y me besó.
- ¡No estaba consciente! –me senté en el sofá como pude, me comenzaba a molestar.
- ¡Jajajaja! –comenzó a cagarse de la risa- ¡Que es broma! Quisiera que vieras tu cara cuando te asustas… ¡eres tan ingenua! –se golpeó a él mismo en el hombro sin parar de reír, mientras yo lo fulminaba con la mirada. Pero dejo de reír cuando se dio cuenta de que a mí no me causaba ni un pelo de risa- Calma, solo es crema para los moretones… -me quedé callada como ignorándolo. Él notó que yo no lo hacía caso- ¿Amor? ¿Shawty?  No te enojes, me das miedo…
- Esa broma fue algo pesada, Justin –le dije yo cruzándome de brazos.
- Ah, vamos, no te enojes. ¡Solo era un juego! –me abrazó y dio unos pequeños y tiernos besitos en mi cuello.
- ¿Te doy miedo? –reí, olvidando lo sucedido.
- Pues… sí –admitió riendo nervioso- Pero me encanta.
- Awww –estaba muy enternecida- Amo que me temas, eres tan dulce.
- Claro, dulce –dijo sarcástico- Yo sufro, no tú –rió- Pero también amo tenerte miedo, eres solo mía, no acepto un no de respuesta. Pobre del que se te acerque.
- Y tú eres solo mío, sonso –sonreí y nos comenzamos a besar.

Mientras el día pasaba, los chicos ya se habían enterado de todo lo que había pasado por la madrugada. Las chicas lo único que querían era torturar de a poco a Olivia, para vengar todo el daño que nos había hecho. Y los chicos, bueno, si Cameron quedaba libre, querrían matarlo, de los puñetes y golpes no se salvaría.

Para evitar problemas, no quise contarle a mamá ni a papá. Al menos no por ahora. No quería tener problemas o preocuparlos tanto. Sé que esto es algo que sí se debe contar, pero antes de decirles quería saber si quedaría encerrados en la cárcel y manicomio o no. Ansiaba saberlo… Si ellos quedaban ahí, una paz en mi vida llegaría… Y no saben lo mucho que deseaba que eso pasara. Parte de nuestra felicidad juntos dependía de ello.


Todos quisimos salir a cenar. No solo nosotros, si no que también con nuestros padres y hermanos, los que teníamos, claro. Mamá y papá apenas vieron mis moretones querían saber qué había pasado y como ya saben, no les dije aún. Solo dije que estaba andando en bicicleta con Caitlin y me caí de cara. Afortunadamente me creyeron, aunque dudaron un poco.

Fuimos a un restaurante árabe. Yo jamás había probado esa comida y estaba demasiado rica. Tener un día de padres e hijos era algo que no se hacía todos los días, es más, era la primera vez en que lo hacíamos todos juntos. Nuestros padres se llevaron demasiado bien, incluso decidieron que se juntarían, pero sin nosotros. Cuando lo dijeron sonó egoísta pero inmediatamente todos estallamos en risas. Lo bueno es que, aunque papá estaba de viaje con eso de su trabajo, aún así vino. Dijo que no se perdería por nada una junta así, que era tan importante para cada uno de los presentes. Él sabía que yo y Mike nos sentiríamos incompletos si él no venía.

- ¿Y cómo fue tu relación con __(nombre de tu mamá)? –le preguntó el padre de Marcos a mi papá.

Obviamente yo me sabía esa historia, me encantaba escucharla una y otra vez. Todos nos callamos para escuchar atentos lo que contaría mi papá. Era tan tierno todo. Absolutamente perfecto.

- Bueno, fue lo más lindo que he tenido en mi vida, aparte de mis hijos… -nos contó mirándola con ternura. Mamá le tomó la mano y se la apretó… yo ya moría- Ella me odiaba, recuerdo. Yo era muy mujeriego y ella se enojaba porque decía que era la número cien… -todos reímos- Pero, ¿qué puedo decir? Me enamoró… Y cuando la conocí supe que ella era la mujer con quien quería pasar el resto de mi vida. Tuvimos muchas peleas, como cualquier pareja… Pero las superamos. Incluso ella una vez me tiró todos los regalos que yo le había dado por la ventana de su casa, eso pasó un día en que terminamos –las carcajadas se volvieron a hacer notar, pero luego de unos segundos quisimos seguir escuchando- Al otro día estaba muy arrepentido, y fui a buscarla a su casa. Pero ella no estaba. Hablé con su amiga y me dijo: __(nombre de tu mamá) me dijo que te dijera que no volvieras a buscarla, porque se perdió en el bosque y no quiere volver a verte –todos soltamos un suspiro de tristeza- Pero no me di por vencido y la molesté, seguí ganándome su corazón y véannos aquí, juntos. Casados. Y no me arrepiento… Porque fue la mejor decisión que pude tomar en toda mi vida. No nos vemos mucho, por mi trabajo. Pero aún así siendo que cada día que pasa la amo más… Y quiero seguir amándola por el resto de mis días… Ella es la mujer de mi vida… Y cada segundo del día que esté con ella, quiero que se sienta especial… Porque se lo merece… Porque es la mejor esposa del mundo entero… -él volvió a mirarla con un amor enorme. Llevó la mano de ella esta su boca y la besó- Te amo, __(nombre de tu madre). Eres toda mi vida…

Y en ese momento, fue cuando no sé como, el restaurante se llenó a aplausos. ¿La gente había dejado de hablar y escucharon las hermosas palabras de papá? Oh por dios. Me han dado ganas de llorar. Todos aplaudían y todos nosotros nos unimos a ellos. A mamá le brillaban los ojos y ninguno de los presentes paraban de sonreír. Justin me tomó la mano, y me dijo:

- Muchas de las cosas por las que pasaron tienen similitud con nosotros, shawty –se echó a reír- ¿Ya ves? Estamos destinados a estar juntos, por siempre.
- Me vas a hacer llorar –me sonrojé, mucho- Te amo demasiado, Justin…
- Y yo a ti, mi vida –lentamente nos acercamos, hasta besarnos. Un dulce y hermoso beso.

Las personas que habían estado aplaudiendo tomaron sus copas y comenzaron a golpearlas con una pequeña cucharita. Miramos a papá y a mamá y seguían mirándose a los ojos y diciéndose lo mucho que se amaban. En eso me paré de mi asiento y a ambos les grité:

- ¡Eso hacen las personas cuando piden que se besen! –me miraron y se pusieron a reír. Los chicos también tomaron sus copas y comenzaron a tocarlas con la cucharita- ¿Van a negarnos a todos?
- Ah, ¡pues claro que no! –chilló papá- Anda, te besaré como nunca -le dijo a mamá- y hasta graben si quieren. Admito que me gustaría.

Mi papá se acercó a mi mamá, y ambos, sin dejar de sonreír, se besaron. Se besaron como nunca lo habían hecho, y diré que tampoco han sido tantas veces que los he visto así besándose. Mi corazón se llenaba de amor puro y de emoción. Era un día más para recordar. Y para todos lo era. Sobretodo para mí, para Mike y para mis padres. Mi familia. Todos ellos -los que están en mi mesa y han estado apoyándome en este tiempo aquí en atlanta- lo son. No dejaré de repetir que esto ha sido un hermoso momento más en mi corta vida que he tenido, pero sin duda, a pesar de altos y bajos, la mejor que pudo haberme tocado.
La cena luego de un par de horas terminó. Se hicieron las 9:00pm, y el restaurante ya iba a cerrar. Por lo que nos paramos, ordenamos las sillas en las que nos habíamos sentados, y salimos de ahí. Nos íbamos a ir a subir a los autos, porque ahora teníamos una fiesta preparada en casa. Sí. Una fiesta familiar, por así decirlo. Solo para nosotros. Celebraríamos el estar todos reunidos y felices, pasando un excelente rato. Algo que no es para todos los días.

- __(tu nombre), Justin, ¿en qué auto se irán? -nos preguntó papá, ya afuera.
- En el de Justin -me apresuré a decir- Primero quiero ir a comprar una cosa y luego iremos a casa... -le conté- ¿Verdad, Bieber? -él no sabía de lo que hablaba, pero quería que me siguiera la corriente.
- Sí, es verdad -sonrió. Aw, se ve tan lindo.
- ¿Entonces puedo? -le pedí permiso, entusiasmada.
- Está bien, hija -sonrió y me abrazó. Dio la mano a Justin en forma de decir "hasta luego" y se volteó para irse caminando con mamá hasta su auto- ¡Y no lleguen tarde!

Los dos reímos al escuchar eso de papá. Le dijimos a los chicos que nosotros ya iríamos a casa. Ellos estuvieron de acuerdo y se fueron con todos los demás. Nos quedamos Justin y yo solos. Él me miró y yo le miré tímida.


- ¿Pasa algo? -me preguntó, para luego rodearme con sus brazos y darme un besito- Has mentido a tus padres, shawty.
- Lo sé, pero es que hay algo que tengo que pedirte, o mejor dicho, preguntarte -me corregí a mí misma.
- ¿Qué es?
- Subamos al auto, ahí te pregunto.

Tomó mi mano y caminos hasta su coche. Él, caballeroso, abrió al puerta de copiloto, hizo que me subiera y cerró la puerta. Moría de la ternura. Él se dio la vuelta por delante, sin dejar de mirarme sonriente y se subió al asiento del manubrio. Al ya estar cómodos y listos para salir del estacionamiento, tomó mi mano y nos miramos.

- ¿Me dices? 
- Bueno... no sé, no te lo he dicho antes porque quería decírtelo hoy -sinceré tímidamente- O no sé.
- Anda, shawty, dímelo. Se me hace que es importante, así que anda -me impulsó para que lo hiciera. Acarició mi mano y la verdad eso hizo que me soltara.
- Es que, quería saber si andas con dinero... -por fin le dije, tampoco era la gran cosa.
- Claro que sí, ¿quieres que te compre algo? -preguntó entusiasmado- Lo que quieras, no hay problema.
- Sí, quiero que me compres algo. Pero no un regalo, Justin -le dejé en claro- Verás, necesito... un test.
- ¿Un test? -preguntó extrañado- ¿de qué?
- Un test de embarazo -aclaré. Su expresión cambió cuando comprendió- Quiero salir de dudas, recuerda que la última vez no usaste protección, entonces... -él asintió dándome la razón- Lo siento si soy paranoica, pero...
- No eres paranoica, tienes razón -se acercó y me besó delicadamente- Yo también te iba a comprar uno, pero lo había olvidado -ambos nos echamos a reír- O quizás me dio algo ir a comprar uno, no iba a decir: "hola, necesito comprar un test de embarazo, pues creo que estoy embarazado", ¿o sí?

Exploté en carcajadas al momento en que dijo eso. Mis risas hicieron que Justin también se riera, pero no por lo que él había dicho si no por el tono de mi risa. ¿Alguna vez les ha pasado eso de que no se ríen de lo que dicen pero sí de la forma de reír del otro? Es claro que sí. A cualquiera le pasa. ¡Es tan divertido!

- Ya, basta -le dije logrando ponerme seria- Estás loco. Hay que ir a comprarlo, entonces -me senté bien, y fue cuando Justin hizo partir el auto.

Fuimos a la farmacia y compramos uno. Le preguntamos a la señorita que vendía ahí que si era efectivo o no, dijo que sí, que era uno de los mejores. No tardamos en volver a subirnos al auto e irnos. Sinceramente, estaba nerviosa. Mucho. Miraba a Justin de reojo de vez en cuando, yo sabía que él también estaba nervioso. Se le notaba. Lo conozco lo suficientemente bien para saberlo.

De repente noto que no íbamos en dirección a mi casa... No tengo idea de a qué otro lado podríamos ir en lugar de mi casa. Miraba por la ventana, tratando de pensar a donde me llevaba. Como no supe reconocer bien el lugar, decidí preguntarle.

- ¿A donde me llevas? -quería salir de la curiosidad. Estaba confundida.
- ¿De veras no reconoces este camino? -al parecer no me creía.
- No... -pensé un poco más- De verdad que no.
- Ya verás -me dedicó una de sus hermosas sonrisas y seguimos hacia nuestro destino, que claramente, para mí, era desconocido.

Al rato Justin comenzó a andar por una subida muy larga... Tenía algunas curvas, era como si estuviéramos subiendo por un cerro. Y ahí fue cuando recordé todo. Sí. Por fin lo había entendido. Era el mirador. El mirador al que un tiempo después de llegar a Atlanta vinimos con los chicos, pero más aún, el mirador en el que con Justin nos dimos ese beso tan especial, donde me atrapó con su sudadera para no dejar de besarme. Me dan cientos de sensaciones al recordarlo.

Estacionó cuando llegamos a la cima. Me dijo que bajáramos y eso hicimos. No había nadie más que nosotros, ni un alma siquiera. Me hizo un gesto para que me acercara a él, extendiendo su mano hacia mí. Sonreí y lentamente me acerqué. Él, al tomarme la mano, me atrajo rápidamente y caí en sus labios. Mi estómago expresaba lo que sentía con ayuda de mariposas enloquecidas. Revoloteaban sin parar, no solo por el estómago, si no por todo mi cuerpo.

Los brazos de Justin rodearon mi cintura y me atrajeron contra él. Me sentía... tan bien... tan feliz... tan... viva. Lo amaba más que a nada o nadie en el mundo y eso jamás iba a cambiar. Yo lo sabía. El mundo lo sabía... El destino lo sabía.

Caminamos hasta el borde del mirador, en donde había una baranda de concreto. Nos apoyamos. Justin, del bolsillo de su chaqueta, sacó el test. Lo miré.

- ¿Quieres hacértelo ahora? -me preguntó- Creo, que sería el mejor lugar para que nos enteráramos del resultado...
- Está bien -acepté con nerviosismo- Lo haré en el baño de aquí, un poco más allá...
- Con una condición -me sorprendí al escuchar eso.
- ¿Cual? -pregunté.
- Quiero que veamos juntos cuando esté listo.

Me pasó la cajita y la tomé delicadamente. Asentí en señal de aprobación, con ternura. No sabía qué era lo que saldría. ¿Estaré embarazada? No lo sé. Pero sea lo que sea, sé que es lo que dios quiso. Dios sabe lo que quiso o no quiso y eso no se puede cambiar.

Le dije a Justin que me esperara ahí en la sólida baranda, eso sí no antes de que él me besara. Estaba claro que no lo vería -el test- hasta que estuviera de vuelta del baño y él estuviera conmigo. Se lo había prometido antes de darle la espalda y venir hacia el lugar en que me lo haría.

(5 minutos después)

Salí del pequeño baño. Había que esperar tres minutos a que el test ya tuviera los resultados listos. Eso era lo que me demoraba en llegar hasta donde se encontraba mi novio. Sentía que las piernas me temblaban pero por alguna razón, sentía paz dentro de mi. Todo estaba bien… Y todo estaría bien. Llegué hasta donde estaba él. Me miraba fijamente… Y me dio un beso esquimal, juntó su nariz con la mía. Era un momento tan dulce… Nada podría ser más perfecto. Y es que todo junto a él lo es, pero claro, siempre hay momentos con otras sensaciones de por medio.

- Quiero que sepas, __(tu nombre) –me dijo sin alejarse de mi- que sea cual sea el resultado de ese test, te amo… Te amo como a nadie, shawty. Eres lo mejor que pudo pasarme… Y si dios quiere que salga positivo, así será. Me sentiré orgulloso sin importar nuestra edad –lo decía tan seguro de si mismo, que sentía que tal vez, esto podría ser una broma de mal gusto. Pero no, era la realidad.
- ¿Pero y tu carrera, Justin? –le pregunté a punto de llorar- Tus beliebers, estarían muy tristes quizás si llega a pasar… Perderías mucho de lo que has logrado… Yo no quiero ser un estorbo y lo que haga que te separes de las cosas que amas…

No quería llorar, soy sensible en este tipo de cosas, ustedes lo saben. Es tan difícil sentir que no eres más que un estorbo en la vida de quien amas… Es horrible… No puedo imaginar hacer que Justin esté triste por mi culpa si deja de cantar o pierde a personas que más lo aman…

- Dios, __(tu nombre). No eres un estorbo y nunca lo serás… -hizo cariño en mi mejilla y le dio un besito- Si es que estás embarazada, mis beliebers me amarán, sea como sea. Ellas no me abandonarían. Mis verdaderas beliebers aunque se sientan mal, me apoyarán. Tú no serás un impedimento en nada. Entiéndelo, que me da algo.
- Yo… -pensé en decir algo, pero de un momento a otro mi cabeza se alejó de pensamientos malos- Tienes razón… Creo que estoy especulando cosas que ni sabemos, quizás ni embarazada estoy… Me estoy haciendo ideas tontas…
- Pero aun así quiero que lo sepas. Me importa demasiado cómo te sientas tú. Te amo, mi amor –esta vez, depositó un pequeño beso en mi frente.
- Y yo a ti, Justin.

Y no aguanté. No. No pude. Inmediatamente sin poder hacer nada, mis ojos se inundaron en lágrimas. Pero eran lágrimas de felicidad. ¿Cómo podía pasarme todo esto tan bello a mí? ¿cómo puedo tener a este chico tan maravilloso conmigo? ¿por qué? Todas esas preguntas y más, siempre serán sin respuesta. Porque de saberlo, toda esta magia que tenemos juntos no sería tanta… Y no necesito saberlo… No es necesario. Si estoy embarazada, lo superaremos juntos. Y si no, no, porque aún somos muy jóvenes… Pero aún así debo hacerme cargo de lo que yo misma quise hacer…

Ya era momento de ver el test. Antes de salir del baño yo lo había vuelto a poner en la cajita, para que no se me fueran los ojos y saber el resultado antes que él. Me mataría. Pero bueno, ya es tiempo. Los nervios, la confusión y más, me está carcomiendo por dentro.

Cerramos los ojos y sin ver, lo saqué de esa pequeña cajita en la que venía. Juntos, contamos hasta tres. Y cuando ya había que mirar, lentamente abrimos los ojos, pero aún no mirábamos. De a poco, fuimos bajando la mirada… Hasta ver el resultado… Por dios…


Negativo.
Sí, negativo. El test había salido negativo.
Allí, en la tabletita, había una corta rayita azul. Solo una. No había embarazo. Mi cuerpo se liberó, sentí que cientos de emociones consumidas salían por cada parte de mí. Me quedé mirando sin hablar. No sabía lo que sentía exactamente. Era mi primera prueba de embarazo, algo nuevo para mí y estoy segura de que para cualquier mujer lo sería. Hasta lo era para Justin, quien también creyó que estaba a punto de ser padre.

- Somos muy jóvenes… -sentí que Justin habló- Dios no quiso que fuéramos padres aún… -su voz estaba algo extraña, pero creí que no debía tomarle tanta importancia.
- Tienes razón. Lo somos –asentí, aún sin dirigirle la mirada. Pero cuando lo hice, me di cuenta de que él estaba cabizbajo. Parecía triste- Amor, ¿estás bien?
- Claro que sí –se apresuró a responder- ¿Qué no ves? –una sonrisa forzada se hizo notar.

Tomó mi mano fuerte y comenzó a casi arrastrarme hacia el auto. Quería irse, ¿qué pasaba? ¿estaba molesto, enojado, triste, algo? ¿era mi culpa? ¿se había arrepentido de lo que hemos hecho?
Yo sabía que le pasaban cosas, así que hice un tirón y logré que me la soltara. Él me miró fijo y serio. Me quedé parada mirándolo. Estaba asustada por lo que me diría. ¿Y si ya no quería nada conmigo? No. No podría sufrir otra vez, por su amor.

- Te conozco… Dímelo, ¿sí? –le pedí, no quería que estuviera triste o con algún mal sentimiento, menos ahora- ¿qué ha pasado? Ha salido negativo… De haber salido positivo, quizás deberías ponerte así -le dije apenada- yo sé que no te sentías preparado todavía y tampoco me habría gustado que te sintieras presionado a estar conmi…
- No sé, ¿sabes? –interrumpió mis palabras, dejándome con la mitad de una en la boca- Me siento decepcionado, y no sé por qué –yo no entendía muy bien lo que él trataba de decirme- Creo que sí quería tener un hijo contigo, __(tu nombre)…

Mi corazón se detuvo. ¿De verdad? ¿él estaba diciéndome tal cosa? Escuchar eso hizo que me estrujara de felicidad, ternura, porque, joder… No cualquier hombre dice eso. La mayoría te diría: “Que bueno que no somos padres, uf. Ni loco quiero esta responsabilidad todavía y ni estaremos juntos toda la vida” Pero no, él no fue así. Él me dijo todo lo contrario. Aún sin saber lo que podría pasar con nosotros en el futuro, quería. Y eso me hace sentir tan especial… Amada.
Pero mi deber ahora era poder hacer que no se sintiera así. Lo que más me duele es verlo mal, y esto no es el fin… No es el fin de nosotros, y menos, de lo que podríamos hacer algún día.

- Justin, mírame -le pedí.

Girándome hacia él, para que él también lo hiciera y quedáramos de frente. No tardó en hacerlo, y aunque tuviera mucha pena, hizo lo que le pedí. Me daba tanta nostalgia…

- Habrán más oportunidades, Just –quería que él lo supiera- Cuando seamos ya adultos, si tú aún me amas, podremos ser padres. Yo estaría muy feliz de tener un Justin o Justina Junior contigo… -sonrió un poquito al escuchar el "Junior".
- Por supuesto que te amaré, lo sé. Y aparte te lo prometí… Y tú me lo prometiste también a mí… ¿quieres romper tu promesa? –ah, ¡no! ¿Qué cosas dice?
- No, claro que no, estás loco –me apresuré a decir. Él siempre malinterpretando las cosas- Jamás la romperé, las promesas y juramentos son algo muy importante para mí y tú lo sabes. Pero tú mismo has dicho que Dios no quería esto para nosotros todavía. No tenemos prisa en hacer grandes cosas aún. Tenemos muchos años para hacer las cosas, todo a su debido tiempo, ¿no crees?

Se quedó callado. ¿Habría sido muy bruta o pesada al decirlo? No lo creo, todo lo dije con ternura, aparte tenía su carita sujeta con mis manos y lo acariciaba. ¿Lo hice muy mal? Carajo, soy una tonta.

- Es cierto… -logró comprender, y de apoco una sonrisa real se fue formando en su lindo rostro- Tenemos todo el resto de nuestra vida para poder hacer lo que queramos… Te repito que amo tu forma de ver las cosas, shawty.

Sin dejarme hablar o responder a lo que dijo, me besó. Me unió a él en un hermoso beso. Los amaba, me encantaban. Los labios más perfectos de todo el mundo, los tenía yo. Solo yo.

Mientras nos concentrábamos y nos hacíamos volar con nuestro beso, comenzó a sonar el celular de Justin. De seguro era papá que quería saber donde rayos estábamos. Si es que me llamó a mí primero yo no habría podido contestar, pues recordé que había dejado mi celular dentro del auto y encima, en vibrador. Nos separamos, lo sacó de su bolsillo y atendió.

#VíaTelefónica.
- ¿Hola? –contestó.
- ¿Quién es? –pregunte metida. Él me hizo con su dedo, llevándolo a su boca y haciendo como “shh”.
- Sí, soy Justin. Justin Bieber, ¿pasa algo? –se callaba cada vez que le hablaban por el teléfono, yo no escuchaba nada- ¿De verdad?...... Oh, no me joda….. –aparecieron sonrisas de emoción en su cara- ¿está confirmado?...... Muchas gracias, señor….. No, enserio….. Le debo una…. ¿Cuánto tiempo?...... Eso está perfecto….. Usted también cuídese…. Adiós –dicho eso, colgó.
#FinVíaTelefónica.


Me quedé callada esperando a que me dijera algo. Él volvió a llevar su celular al bolsillo y de un momento a otro se tiró sobre mí y me abrazó, diciendo que me amaba, que todo era perfecto, que no podía estar más feliz… Yo por supuesto que sonreía como una boba, ¿pero qué le había hecho cambiar de humor tan rápido?

- ¿Quién era? –pregunté celosa, cosa que no tenía sentido pues había dicho "señor"- ¿una amiguita o algo?
- Amor, claro que no –me fulminó con la mirada al dejar de abrazarme. Tomó mis manitas, que al lado de las de él se veían muy pequeñas- Era el oficial.
- Ah… -por un momento recordé lo que había pasado la noche anterior- ¿qué te dijo?
- Olivia quedará por meses en el sanatorio de Atlanta, luego se transferirá a vivir a Australia, donde hay algunos familiares de ella. ¿Qué te parece? -¡yeeeeei!
- Dios, ¿hablas enserio? –sentía que me llenaba de la felicidad.
- Sí, shawty –respondió él sin dejar de sonreír- Y descubrieron que el puto de Cameron también tiene algunos problemas mentales, por lo que estará por unos meses junto a la otra en el sanatorio y luego cuando mejore, entrará por un tiempo a la cárcel y cuando salga se irá a vivir con su padre, a Alaska.
- En Alaska hace mucho frío…
- ¿Qué importa? Si se congela, mejor –se echó a reír y yo me contagié de sus tiernas risas.

Volvió a abrazarme, y, como si fuera una princesa, me alzó por los aires, girando… Mi cabello volaba, y a carcajadas inundábamos el mirador. Nos besábamos como si nunca lo hubiéramos hecho. Por fin, seríamos felices. Sin estorbos, sin malas personas a nuestro alrededor. Ya no más mierda. No más.

(…)

Se hicieron las 11pm. Estábamos en aquella baranda mirando las luces de los autos y de los postes. Había silencio, y sobretodo, paz. Una paz que de hace ya tiempo quería que llegara a mi vida. ¿Podría ser mejor todo esto? Lo dudo. Lo dudo mucho.

- Te amo… -aquellas dos palabras que dije rompieron el silencio- Eres lo mejor que he tenido en mi vida, Justin.

Él, es lo mejor de mi vida. Él, es mi vida. Él, es mi todo. Él es mi respiración, mis sonrisas, mis lágrimas, mis muecas, mi risa, mi ánimo, mi paz, mi amor, mi esperanza, mi fé… Completamente, todo.

- Te amo demasiado más, siempre voy a ganar en esto –sonreímos juntos.

Me tomó por la cintura y me atrajo a él. Y viendo esos perfectos ojos miel, volví a llorar. Lo necesitaba, lo anhelaba. No quería ocultar nunca más mis sentimientos hacia él. Quería que supiera todo de mí. Y es que debe saberlo.

Y han de preguntarse, ¿cómo es posible que yo, una chica latina que nació un día cualquiera, ha logrado tener todo esto? Sinceramente no sabría qué responder, porque ni yo lo sé. Al venir aquí, a Atlanta, he conocido cosas y personas que nunca antes habría podido conocer en mi país. Verdaderas amistades femeninas, como Riguel, Celeste, Caitlin, e incluso Fabi, que le conocí tiempo después, pero que en mi corazón ocupa una gran parte. Y ¿qué decir de los chicos? Ellos son increíbles, mis mejores amigos, sin duda alguna. Chicos tan dulces y graciosos, de esos que se preocupan tanto por ti, que en todos años que no estuve aquí, jamás conocí. Y lo sé, odiaba la idea de venirme a Atlanta, alejarme de Zach, de mis amigas… Pero todo ha sido para mejor. No lo sé, le debo un mundo, la vida incluso, a mi madre, por haber tomado esta decisión.

 “Bendito el lugar y el motivo de estar ahí…

Bendita la coincidencia.
Bendito el reloj, que nos puso puntual ahí…
Bendita sea tu presencia.
Bendito Dios por encontrarnos en el camino,
y de quitarme esta soledad de mi destino”
-Sí, la canción de Maná junto con Juan Luis Guerra comenzó a sonar en mi cabeza. Y es que esa canción está tan linda, y en especial hoy, me ha llegado al alma como jamás lo había hecho. Mi vida era perfecta. Era, y seguiría siendo perfecta, como nunca antes lo había sido tanto.

- Cariño, no llores –me pidió Justin, apenado- Todo está bien ahora, no lo olvides.
- Lo sé, pero es que… Todo esto es tan perfecto… No puedo creerlo… -intenté limpiar mis lágrimas, pero Justin quitó la manga de mi sudadera y las seco él.
- Créelo, shawty –exigió- No nos van a volver a separar, jamás en el mundo. Tú y yo vamos a estar juntos por siempre –recalcó la última palabra- ¿lo entiendes? Nuestra promesa siempre estará ahí… -yo seguía llorando- Ya, por favor, no llores… Me harás llorar a mí… -se echó a reír tratando de no llorar.
- No puedo –dije yo- Seguiré llorando si quiero, y tú también puedes llorar, si quieres –le invité a unirse.
- Ya, okay, gracias por la invitación –y en ese momento lagrimitas comenzaron a caer por sus lisas y suaves mejillas. Yo solté unas carcajadas, aunque aún no paraba de llorar.
- ¿Por qué lloramos? –preguntó él- Siempre has sido fuerte, mucho más que yo…
- Pero contigo no es así en lo absoluto –le dije, pero en castellano, en mi idioma. Él me miró extrañado, no entendía nada.
- ¿Qué? Lo siento, no entiendo…
- But with you it’s not like that at all…

Nuestros ojos se iluminaron. Fue como un rayo de luz...
Y entonces, justo entonces, salimos de las tristezas. Esas tristezas que nos abrumaron por tanto tiempo. Éramos permanentes, nada nos borraría del mapa. Nada, ni nadie. Sería feliz junto a mi Justin el resto de mi vida. Solo 16 años, pero los 16 más únicos e increíbles en todo el mundo. Pero está bien, todas las historias de amor tienen un final. Porque de ser eternas, perderían lo especial. Pero eso no quiere decir que todo termine aquí. Si tienes un sueño, debes conservarlo. Si quieres algo, sal a buscarlo, y punto. Y ahora es cuando a mí me toca decir: "Y el resto, es historia"


                                                           El… fin.


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He aquí, el final de mi segunda novela "But with you it's not like that at all"
La pena de que este sea el final, me sale por todos lados. Tengo ganas de llorar. Quiero agradecerle a cada una de ustedes, chicas, por darme el apoyo e impulso para seguir con lo que hago. Por darme sonrisas cada vez que leía sus comentarios, de que les gustaba, de que les hacía llorar y sentir sensaciones hermosas que solo se pueden sentir al leer. Gracias por hacerme feliz cada día, porque la mayoría del tiempo, ustedes son las únicas que logran hacerme sentir mejor.
Espero que les haya gustado este proyecto que hice, yo solita, aw. Y espero que haya sido un final merecido para ustedes. ¿Saben? Al final de mis novelas siempre pido que todas mis lectoras comenten. ¿Lo harían? Y si quieren, también en mi Ask, que está por allá arriba a la derecha. Díganme todo lo que les hizo sentir y les pareció esta novela y este último capítulo. Son las mejores para mí, lo saben de sobras.  Las amo, enserio :'3 Y prepárense para la siguiente novela, yeah.
Un beso a todas ♥ Never Say Never
-T.

5 de agosto de 2013

Capítulo 69 - But with you it's not like that at all


-Hazme una promesa-



Esas palabras fueron como un golpe. Seguramente los más inimaginable del mundo entero. ¿Él? ¿él era el padre del bebé de ella? Eso no podía ser. Ella tiene tres meses o quizás más, y en ese momento él y yo estábamos en algo. ¿Qué era lo que estaba diciendo? No ando para estúpidas bromas, pero eso es lo que menos me importa ahora. ¡Quiero salir de aquí! ¡quiero que me quite sus asquerosas manos de encima!

- No te creo -le respondí a eso- ¡Y ya quítate, por favor!
- ¡Pues vas a tener que creerlo! -volvió a besarme y a... tocarme.

Lloraba. Trataba de luchar, no sabía qué mierda hacer. En estos momentos era como, no sé, un motivo que era escapar, pero otro era algo que te dejaba pasmada, desesperada sin saber cómo actuar para lograrlo. Y es que hay que decir la verdad: Las mujeres, contra la fuerza de los hombres, estamos totalmente indefensas. Es algo que no se puede cambiar, siempre será así.

Comenzó a bajar mi short de pijama junto con mi ropa interior. No paraba de gritar y de llorar, aunque él intentaba taparme la boca ya que todos mis molestos ruidos estaban convirtiéndose en algo muy molesto para él. Para que me callara, volvió a golpearme, pero entre la ceja y el ojo. Quedé mareada, pero de pronto sentí como algo dentro de mi, como un aire... La imagen de Justin, del amor de mi vida se posó en mi cabeza. Ese imagen de él, crean o no, me dio como una fuerza, algo en el cuerpo que hizo que comenzara a tirar patadas y doblar mi cuerpo como fuese, hasta que logré dárselas en su puta cara. De tan fuerte que le dí, salió para atrás y se calló al piso. Me paré con tal rapidez del sofá y lo miré, estaba sangrándole la boca y la nariz. Me envió una mirada asesina. Debía salir de ahí. Corrí hacia la puerta y comencé a correr hasta la casa de Justin.

Lo juro, juro por dios que podía sentir las vibraciones de las pisadas de Cameron tras de mí. Las lágrimas que tenía en mi cara me impedían ver bien el camino, pero aún así me esforzaba por poder hacerlo. Escuchaba que el maldito me llamaba mientras me perseguía, junto con unas amenazas que preferiría no decir. El corto camino en llegar a la casa de Justin se me había hecho eterno. Por fin llegué a su puerta. Comencé a golpearla, con patadas, puños, codos, cualquier parte de mi cuerpo que hiciera ruido al tener contacto con ella.

-¡Justin! -lo llamaba desesperada- ¡Justin! ¡abre la puerta! ¡ábrela!

Miré hacia atrás, y Cameron se había quedado quieto, parado y asustado... Comenzó a retroceder para luego salir corriendo, no deseaba ser descubierto. Yo ya empezaba a a maldecir a Justin por no abrir la maldita puerta, pero ahí fue cuando lo vi... La había abierto. Me miraba, impresionado por lo morada que estaba mi cara y por mis lágrimas.

- Cameron... -fue lo único que pude decir, antes de que él intentara preguntarme qué me pasaba.

Se pasó por mi lado y se fue corriendo hacia el sentido en que él maldito que quiso violarme se había ido. Yo sabía que Justin lo golpearía hasta casi matarlo, si es que no lo mataba. Me eché a llorar más aún, no por lo que podría pasar con el imbécil, si no, por todo lo que me estaba pasando. Y también del alivio que tenía al poder estar bien... ¿Qué había hecho mal? ¿me merecía todo esto? Entré corriendo a la casa de mi novio hacia el teléfono. Lo tomé... Busqué el número que era para la policía. No recuerdo bien qué dije ni qué me respondieron... Solo sé que dijeron: no se preocupe, en un minuto allá estaremos.
Me volví hacia la entrada de su casa...La puerta de la casa de Justin fue mi apoyo. Contra ella de espaldas, me abracé a mí misma y de a poco, fui bajando... hasta quedar sentada en el suelo.

Yo, temblaba... Del miedo, del frío, de la desesperación... Hasta creía que me había subido fiebre. Me dolía la cabeza, me sentía tan sola... Y hasta asqueada. Sentía asco hacia mí misma. Eso era lo que el maldito había logrado. Ahora estaría muy feliz ¿no?

Pasaban los minutos, seguía sola ahí. Estaba asustada, Justin no llegaba, ¿y si Cameron le había hecho algo malo? No, no soportaría perderlo, ¡no podría soportarlo! Rogaba a Dios verlo venir por la calle, bien, sano y salvo. Y en ese momento fue cuando lo vi. Venía con el tipo arrastrándolo de una pierna. ¿Estaba inconsciente? El miedo volvió a entrar a mí, no...

- No me lo acerques... -le pedí, parándome del suelo- ¡No me lo acerques! -volví a echarme a llorar de una forma horrible.
- ¡Tranquila, shawty! -me dijo- No te lo acercaré, es lo que menos querría hacer... No te preocupes, está inconsciente, no va a despertar... No con la paliza que le he dado... -sus palabras eran calmadas y pausadas pero pude notar que cambiaba seguido de expresiones en su cara, él estaba conteniendo su rabia y su impotencia.

Las luces rojas se acercaron, no estaban con ruido, para así no tener problemas con los vecinos. Justin hizo unas señas para que supieran que ahí era. Ellos se bajaron de sus carros y se acercaron a nosotros. Me vieron, me hicieron preguntas...

- ¿Qué es lo que ha pasado? -uno de ellos me preguntó. Justin me miraba, atento. Él de seguro aún no sabía qué era lo que había intentado hacerme, aparte de los golpes. Las lágrimas no dejaban de caerme. Me habían pasado una manta para que me cubriera.
- Él intentó violarme...  -lograron salirme las palabras.

Mi novio, que estaba frente a mí junto a uno de los oficiales, apretó los puños con fuerza... Se quedó callado, no dijo ni una sola palabra. Solo escuché que susurró: "Mierda..."

- ¿No hubo nadie que pudiera ayudarla? ¿estaba sola usted en su casa?
- No... Mi hermano estaba conmigo, pero estaba sedado... No pude hacer que despertara... -les conté tratando de que se me entendiera lo que quería explicar.
- ¿Qué me dice de este joven? -apuntó a Justin, quien dirigió su mirada hacia mí.
- Él me ayudó... Logró atrapar a Cameron...
- ¿Cameron es su nombre? -preguntó otro oficial que se acercaba a nosotros- No trae su identificación. Ya lo hemos adentrado en el furgón.
- Sí... Cameron Dallas...
- ¿Lo conocía? -esa pregunta hizo que mi corazón se apretara. No sé cuanto tardé en responder, porque otras de sus palabras me hicieron regresar a la vida real- ¿señorita? ¿usted lo conocía? -otra vez más lágrimas recorrían mis mejillas.
- Él era mi amigo... -susurré, pero a un tono lo suficientemente alto como para que los presentes pudieran oírlo.

Todos se quedaron callados... Creo que lo que había dicho les había trasmitido algo. Dos oficiales llamaron a Justin a una parte para poder hablar con él, y uno de ellos se quedó conmigo.

- No se preocupe, señorita. Ahora está a salvo -trató de consolarme- Que bueno que este joven estuvo presente para ayudarla...
- Lo sé... No quiero imaginarme lo que habría pasado si él no hubiera abierto la puerta... -pasé mis manos por mis ojos para quitar el exceso de agua sobre ellos.
- No se preocupe -tocó mis espalda, dándome leves palmaditas- Nos encargaremos de que él quede en la cárcel. Esto no se va a volver a repetir.

En eso miramos al furgón, en donde Justin y los oficiales estaban mirando a Cameron... De repente vimos que alguien se había puesto de pie ahí dentro. Había despertado. Ya iba a escapar hacia donde mierda fuera, pero en eso Justin pregunta:

- ¿Está consciente ya? -preguntó.
- Eso parece -respondió uno de ellos.

En eso Justin se mete dentro del furgón y le da enormes puñetazos, patadas, golpes, de todo otra vez... Le insultaba, le hacía de todo con un odio tremendo... Los policías tuvieron que sacarlo de allí dentro como pudieron. Cameron otra vez quedó inconsciente y ellos trataban de calmarlo.

(Un par de horas después)

Volvimos del hospital. Sí, del hospital, pues la policía nos había llevado para que pudieran revisarme y ver si había quedado con algún malestar grave en el cuerpo. Gracias adiós nada fue tan grave, pero la doctora me dijo que los hematomas gigantes tardarían unas dos semanas o un poco más en desaparecer por completo.
Ya me había duchado el cuerpo. No quise lavarme el pelo pues era madrugada y podía enfermarme. Me recosté en el sofá de Justin... y fue cuando volví a llorar, en silencio.

Él bajó las escaleras en ese momento, había ido a buscar unas mantitas para arroparnos. Sentí su mirada sobre mí. Lo miré e intenté sonreír. Él caminó hacia mí y se recostó a mi lado... Me abrazó despacio por la cintura, para no hacerme daño o causarme el mínimo dolor. No quise darle la espalda, así que me giré como pude y lo miré a los ojos... Ambos nos quedamos mirándonos fijamente...

- __(tu nombre)...
- ¿M? -no quería escuchar mi voz totalmente quebrada...
- Perdóname... Perdóname por no haber estado ahí para ayudarte... -una lágrima comenzó a deslizarse por su mejilla.

Sentí que el corazón se me rompía. Se sentía culpable... Dios, él no tiene la culpa. No quiero que esté así por esto. Se me parte el alma con esas palabras y con verlo de esta manera. De verdad que era tan difícil todo esto... Si debo ser completamente sincera, diré que preferiría mil veces estar yo misma devastada, que verlo a él sufrir por mí. Eso me destruye.

- No digas eso... -le pedí secándome la cara con la manga de la sudadera que él me había prestado- No quiero que pienses que tienes la culpa...
- La tengo... Pude haberme ido más tarde de tu casa y no dejarte. ¡Yo soy quien tuvo la culpa! -apretó los puños mientras más lágrimas caían.
- Justin -tomé sus manos- No quiero que digas esas tonterías. Tú no tienes la culpa de nada. Solo pasó. Estoy bien... no pudo lograr lo que quería... Tú me ayudaste... De no ser por ti, quizás habría logrado violarme... -dije con un nudo en la garganta.
- No digas esa palabra, por favor -me pidió- No lo soporto...

Llevé mis manos a la parte de abajo de sus ojos y comencé a secarle las gotitas que le caían. Él me miró enternecido. Logré sonreír. Verlo a él sonreír hacía que yo pudiera estarlo. Cuando terminé, sus brazos me rodearon. Apoyé mi cabeza en su pecho y cerré los ojos.

- ¿Y Pattie? -pregunté de repente. No la había visto bajar o escuchado su voz en la casa siquiera.
- Tuvo una cita. Dijo que no la esperara, así que quizás que esté haciendo... -dijo con una expresión molesta.
- Aww, tan bebé que es, extraña a su madre. El sobre-protector -me burlé.
- Solo era una broma -se echó a reír.
- Ah, claro -no le creí.
- ¡Es verdad!
- Como digas, cariño -le besé.

Quería olvidarme de todo lo malo que nos había estado pasando... Tanto a mí como a él. Y la verdad, era increíble que a pesar de todas esas cosas malas aún estemos juntos. Amándonos como nunca. Unidos. Inseparables.

- Te amo... -soltó en un susurro cerca de mi oído.
- Yo te amo mucho más a ti -solté unas pequeñas carcajadas.
- ¿Sabes algo? -tomó una de mis manos. Alcé un poco mi cabeza hacia arriba para poder mirarlo- Agradezco que me hayas tratado como la verga el primer día en que nos vimos y hablamos -se echó a reír.

Lo miré extrañada, pero le seguí con algunas risitas. Tan solo recordarlo era algo para reír.

- ¿Por qué? -pregunté de una forma adorable.
- Porque de no haber sido así, quizás nada de lo que hemos vivido habría pasado... -suspiró- Yo seguiría siendo el mismo imbécil que siempre. Bueno, aún lo soy, pero no de la forma en que lo era antes. Ahora soy estúpido, solo eso -no pude aguantar reír- Me enamoraste, __(tu nombre). Me enamoraste desde el primer día... Joder, es que eres tan única. Me fascinaste y me sigues fascinando.
- Ay, ya... -sentí que me sonrojaba.
- Es que es la verdad -no me hizo caso y continuó hablando- Recuerdo que tu actitud de estar siempre a la defensiva era totalmente atractiva... Y cuando caminabas, tu culo se veía tan...
- ¡Bieber! -lo regañé y le golpeé un poco con el pie en el de él, pero despacio.
- ¿Qué? ¡Yo solo soy sincero! -se defendió- También recuerdo que estaba acostumbrado a tener a mis pies a la chica que me plazca...

Fruncí el ceño.

- ¿Me estás contando esto para que me ponga celosa? -le pregunté mirándolo mal. Lo había logrado.
- No -dijo rápidamente- Pero te ves tan linda cuando lo estás... -apretó una de mis mejillas mientras se reía.
- Eres un tarado, ¿quieres que te ponga celoso a ti también? -parece que eso buscaba- Porque con gusto lo hago. Haber si es tan gracioso.
- Okay, lo siento. No es necesario -me besó para que yo no dijera nada. Já.

Luego de ese hermoso beso, nos quedamos callados. El silencio consumió la hermosa casa de mi novio. Me sentía tan protegida... Sabía que en sus brazos nunca jamás alguien me haría daño. Era como una seguridad que se podía transmitir en el aire. ¿Será él el hombre con el que estaré toda mi vida? Eso sería tan perfecto... Sin duda alguna sería lo más feliz que podría pasarme. Y es que estoy segura de que lo amo, tanto como sé que nací en __(tu país) y mi nombre es __(tu nombre y apellido).
Comencé a cerrar los ojos... El sueño me estaba consumiendo. Por fin podría dormir en paz, sobretodo, junto a él. Ya casi lograba dormir...

- ¿Puedo hacerte una pregunta preguntona? -la voz de Justin me hizo salir de mis pensamientos- Sé que ya casi nos dormimos, pero aún así quiero hacerlo...
- Oh, claro -me sobresalté un poco- Hazla.
- Bueno... ajam... -se aclaró la garganta- Quizás lo tomes como algo estúpido, no sé... Pero para mí no lo es... No podría decir algo más enserio...
- Dime amor, lo que quieras -le miré y le transmití una sonrisa para que me diera su confianza.
- Okay... -dijo nervioso- ¿Me harías una promesa? -omg.
- A ti te haría la promesa más grande de toda mi vida, Justin... -sinceré.

Él me miró enternecido por lo que yo había respondido, pero también con un toque de sorpresa y de estar satisfecho... Feliz. Él me amaba... Yo lo amaba a él... absolutamente nada podría ser en mejor en la vida. Y es que solo tengo 16 años, casi 17, pero siento que quiero compartir el resto de mi vida con él. Con el chico que al conocerlo para mí era el patán más grande de todo el universo, y que ahora, era la razón de mi vida... La razón de mi existir y de mi felicidad. Y ahora era el momento en que Justin me preguntaría lo que él deseaba...

- ¿Te quedas conmigo el resto de tu vida? -dios mío.
- Sí -respondí firmemente sin apartar mis ojos de los suyos.
- ¿Lo prometes?
- Lo prometo.


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Solo para aclarar, este no es el final. El capítulo 70 -que es el que seguirá- será el final. ¿Qué les ha parecido? Chicas, esto me da pena, enserio. Bueno, ya me voy. No tengo mucho tiempo, debo irme. Espero que les haya gustado. Son las mejores. Si comentan y votan mucho, subiré lo más rápido, ¿Vale? besos. ¡Comenten y voten!


4 de agosto de 2013

Capítulo 68 - But with you it's not like that at all




- ¿Es enserio lo que acabo de escuchar?

Le preguntó su madre al ya estar frente a ella. Nosotros mirábamos con atención pero al mismo tiempo, incómodos. Incómodos y nerviosos de que Olivia fuera a inventar qué cosa y la madre de ella fuera capaz de hacer algo lo suficientemente malo que no sería algo bueno para nosotros dos.

- Sí… -admitió Olivia, pero sin susto, si no, todo lo contrario. Feliz.
- ¿Cómo pudiste embarazarte, hija? –le preguntó ella tratando de controlar su rabia- ¡Aún eres muy joven y ni siquiera sabía que tenías un novio!
- ¡Pues no tengo novio ahora! –chilló ella poniéndose a llorar de nuevo- ¡porque el puto se alejó de mi, me terminó en el momento en que se enteró!
- ¡Eso no es verdad! –se defendió Justin- ¡no soy el padre de ese niño!
- ¡Sí lo eres! –insistió- Mamá, te juro que te estoy diciendo la verdad –jodida mentirosa que es.
- ¡Ya di la verdad, pendeja! –grité eufórica.
- ¡Tú no te metas entre nosotros, __(tu nombre)! ¡tú no eres ni el padre ni la madre de nuestro bebé! ¡no tienes derecho a nada!
- ¡Odio que no hayas pensado las cosas! –la madre de Olivia cada vez se ponía más molesta- ¡te he dado todo, todo! ¿y así me pagas? ¿embarazándote de alguien que no te ama? ¿no pudo ser con alguien que enserio te quisiera? –al menos le estaba diciendo cosas que tenían sentido.
- Justin me ama –por la mierda, que se calle- Él me ama y seremos felices juntos. Punto. ¡Y nadie va a evitar eso! ¿entienden?
- ¿Justin? –la miró extrañada.

La mirada de su madre se dirigió a mi y a Justin, bueno, más a Justin. Lo miraba fijamente. Sentí los brazos de mi novio rodearme con más fuerza, transmitiéndome seguridad. No sabíamos lo que pasaría.

- ¿Eres Justin Bieber? –preguntó impresionada. Él, asintió- Dios mío –miró a Olivia por un momento pero luego siguió mirándolo. Entonces, sonrió- Eso cambia las cosas.

Mierda. La mirada de ellas dos parecía completamente iluminada pero a la vez con de una manera que también transmitía maldad. Se notaba la felicidad de ellas al pensar cosas malas.

- __(tu nombre) –me susurró Justin, despacio- Saca mi celular del bolsillo, sin que se den cuenta.

Hice lo que me pidió. Lentamente comencé a retirar el celular de Justin. Él cuando sintió que ya no lo tenía, siguió hablándome.

- Ahora –continuó- Ve hacia el auto y desde ahí llama a Kenny, dile que venga por nosotros y que traiga a un equipo de hospital de sanidad mental junto con él. Estas dos están chaladas, necesitan que las ayuden en un manicomio.

Asentí. Ellas no se daban cuenta de lo que hablábamos porque estaban demasiado felices al saber que el gran “Justin Bieber” que tenía todo el dinero del mundo sería el “padre” del bebé. Cosa que por supuesto, era falsa. Todo esto me daba miedo. Mucho. Yo no quería separarme de Justin por este tipo de personas que solo nos quieren ver mal y arruinar nuestra felicidad juntos. ¡No quería!


Me fui corriendo hacia el auto de Justin y me oculté tras él. Desde ahí escuchaban que las locas insistían en que él sería papá y que nada podría ser mejor. Justin solo podía defenderse a palabras. Palabras que eran completamente ignoradas. Ellas lo querían. Lo querían ahí, ahora, por siempre. Para el resto de sus vidas.
Marqué el número de Kenny. Rogaba al cielo que respondiera el maldito celular.

#VíaTelefónica.
- ¿Qué tal, Justin? –respondió él simpático.
- No, no soy él, soy __(tu nombre) –corregí nerviosa.
- ¡Oh, __(tu nombre)! –me saludó entusiasmado, pero paró al notar mi nerviosismo en la respiración y voz- ¿te encuentras bien?
- No, es que… estamos en la escuela y hay dos locas que dicen que Justin será padre y cosas estúpidas. Me dijo que te llamara y que trajeras a un equipo de sanidad mental contigo… -dije rápidamente- ¡todo es horrible!
- Voy para allá –colgó de inmediato.
#FinVíaTelefónica.

Volví corriendo hacia donde estaba Justin. Olivia estaba encima de él, tratando de abrazarlo desesperadamente. La mamá de ella estaba riendo, grabando en un celular todo lo que su hija estaba haciendo con mi novio. La otra lloraba, él trataba de quitarla y ella feliz de la vida por lo que estaba pasando.

- ¡Qué mejor que mi hija esté con adolescente más grande del mundo! –gritaba alzando los brazos- ¡felicitaciones a ambos!
- ¡Oye tarada, deja a mi novio! –me tiré sobre los dos, con cuidado, para no lastimarla específicamente en el vientre.
- ¡Quítate, maldita! –me gritó ella tratando de tirarme de ahí.
- ¡Ah! -en un momento siento que Justin se queja. Lo miré aún tratando de que le saliera de encima
- ¿Qué le hiciste? –no me respondió- Justin, ¿qué te hizo?
- ¡Me mordió!

Con mi fuerza, no sé cómo, la pesqué del cuello de su polera y la empujé a donde sea para que parara de una vez. Paré a Justin del suelo y me acerqué para verle cómo le había dejado. Evidentemente, lo había mordido, pero en el cuello. Había dejado sus dientes marcados de un color morado en la blanca piel de él. Pero me sorprendí aún más cuando noté que ella también lo había rasguñado en esa zona. Sus uñas, habían dejado una clara evidencia de que sus diez dedos habían pasado por ahí. Mierda, esto ya se pasa de la raya. ¿Dónde están los inspectores de la escuela? ¿Dónde están la seguridad que debe de haber afuera de ella?

Kenny no tardó en llegar. Tras él, un furgón con rejillas, color blanco, grande, que decía “Sanatorio Atlanta” venía. Todos se bajaron, incluyendo Kenny. Él se acercó a nosotros, nos dio un abrazo e inmediatamente me puse a llorar. También llegó Pattie. Justin les dijo que ellas eran las dos personas que debían llevarse. Ellos asintieron. Se les acercaron. Ambas comenzaron a entregar patadas, a gritar, a llorar y decir que él debía estar con ellas, que no iba a poder escapar. Los del sanatorio, al notar el comportamiento que tenían y al ver el video que la mamá de Olivia había grabado, supieron que debían llevárselas. Como pudieron, las montaron en el furgón. Creí que iba a haber paz en el momento en que las metieran allí, pero no. Me equivoqué, porque aún se escuchaban sus gritos desconsolados y eufóricos. Aquellos doctores se nos acercaron, preguntando qué era lo que había pasado. Les dijimos que de hace tiempo ella tuvo una extraña obsesión con Justin, que nos acosaba y no nos dejaba en paz. Claramente era la verdad. Y hasta ellos notaron los arañazos y mordidas en el cuello de mi novio. Kenny y Pattie hablaron con ellos, pidiendo que esto permaneciera en secreto, que no debía enterarse la prensa u algún otro medio de comunicación. Nos tranquilizamos al saber que ellos no dirían nada, tanto por el bien de quien había sido víctima de lo que pasaba y por los pacientes del hospital, que no debían ser molestados por personas de afuera, pues podría dañar el avance mental que estaban tratado de lograr a medida que el tiempo pasaba.

Admito que estaba asustada. Mucho, a decir verdad. Y es que nunca habría imaginado que en mi vida ocurrirían cosas así. Son muy inesperadas, ¿quién se lo iba a imaginar? Pero de a poco me voy calmando… Se las han llevado.

- ¿Estás bien, shawty? –me preguntó mi novio en mi habitación. Lo miré.
- Si –sonreí aliviada y le besé por un momento- Ahora estoy bien…
- Todo va a mejorar ahora… Me han dicho que está casi confirmado que van a quedarse en el psiquiátrico por un buen tiempo –me regaló una de sus hermosas sonrisas.

Eran las 11:30pm. Como han notado, ya estábamos en mi casa. Habíamos llegado hace unos diez minutos. Estuvimos todo el día allá hablando sobre lo ocurrido, con los doctores, con las personas que se debe de hablar cuando se necesita internar a alguien o cuando esa persona ocasionó peligro para los demás. Hasta llegó parte de la familia de Olivia. Incluso hablamos con ellos y me di cuenta de que no tenían nada que ver con ella y su madre, porque eran unas personas muy dulces. Su actitud no era de familia, claro estaba.

- Mañana tengo un día completo libre… -me contó- No tengo entrevistas, reuniones, ni nada… ¿te gustaría que saliéramos? –me propuso. Me emocioné al instante.
- ¡Claro! Sería lo más feliz que podría pasarme ahora –acerqué mi mano a su mejilla y lo acaricié lentamente. En un momento reaccioné- Pero oye, tendrá que ser en la tarde, porque hay escuela y… -interrumpió.
- No, no habrá en toda la semana. Hubo un problema en los baños, con el agua y todo eso… Así que no habrá. Y faltan un par de semanas para que termine, así que no hay problema –era cierto, ¡casi estamos en vacaciones!
- Tienes razón, lo había olvidado… -hice una mueca.

Al rato, Justin se fue. Me quedé en casa con Mike. Él estuvo un rato conmigo, y luego cuando me empezó a dar mucho sueño se fue a la de él para así dejarme dormir. Me duché, me puse pijama y todo. Al poner mi cabeza en la almohada pude quedarme dormida casi de inmediato.

(…)

Algo golpeaba la puerta de abajo. No sé si era mi idea o en serio la tocaban. Me levanté de mi cama y salí de mi habitación. Abrí la puerta de la habitación de Mike, donde él  dormía plácidamente como en otro mundo. Bajé las escaleras y en efecto, estaban golpeándola. Ni fuerte, ni despacio. Miré por el agujero con aumento ese de las puertas. ¿Cameron? ¿Qué hacía aquí? Decidí abrir la puerta, era toda una sorpresa. Ni me lo esperaba.

- Cameron, ¿qué haces aquí? –le pregunté mientras me fregaba los ojos.
- Quiero hablar contigo –me dijo seco. Lo miré extrañada por su actitud.
- Está bien, pasa. Pero pudiste venir mañana, como una persona normal –él pasó y comenzó a mirar el lugar. Luego, se volteó a verme.
- ¿Tú crees que soy estúpido?
- ¿De qué hablas? –pregunté mientras me estiraba para quitar el sueño que traía.
- Volviste con el Bieber. Estuviste todo el día de hoy pasando de mí y ni me explicaste que ya no querías estar conmigo –me dijo molesto.
- Bueno, lo siento… -me disculpé, pues debí haberle explicado siquiera- Pero aún así nunca fuimos novios, ¿se te olvida?
- Sé que no lo fuimos, pero lo serás, ¿entiendes? –comenzó a acercarse a mí. Me estaba asustando.

- ¿Te sientes bien? -puse un pie atrás, retrocediendo de a poco.
- Oh, no sabes cuanto -sonrió maliciosamente y cada vez estaba más cerca de mí. Parecía un psicópata.

¿Qué estaba pasando? ¿esto era un sueño? De seguro, porque en la vida real estaría casi segura de que Cameron nunca se pondría de esta manera conmigo. Él jamás ha sonreído de esta manera, como queriendo o deseando hacerme daño. Estaba muy asustada, más de lo normal. De tanto retroceder choqué con un mueble, fuerte. Me dolió. Y fue cuando supe que no estaba soñando. Pero seguí mirándolo.

- No te acerques más -le pedí nerviosa pero no me hacía caso, seguía con su sonrisa de psicópata ahí presente- ¡que no te me acerques más! ¿qué no escuchas?
- No me interesa lo que digas ahora, __(tu nombre) -me dijo él- Ya he tenido suficiente al estar aguantándome las ganas de que seas solo mía todo este tiempo...
- ¿Ah? -le miré extrañada- Yo soy novia de Justin, ¡no tuya! ¡no voy a estar contigo, porque no te amo!
- Pues vas a tener que amarme quieras o no... -se acercaba cada vez más a mí- Por las buenas o malas, me da igual.

Se me tiró encima y me aplastó contra la pared. Sentí un fuerte golpe en la cabeza en ese momento. Me había empujado muy fuerte. Su cuerpo pegado tan fuertemente al mío me estaba haciendo daño. No era como cuando Justin lo hacía, porque este tipo me estaba lastimando.

- Me estás lastimando, sal, por favor -le pedí apenas. Había quedado un poco aturdida con el golpe en la cabeza.
- No voy a salir, ¡vas a ser mía! -dicho eso, brusco, su cabeza se fue hacia la mía y comenzó a besarme.
- ¡No me beses! -logré decir- ¡quítate!

Lo empujaba pero era en vano. No servía para nada. No me besaba como si me quisiera, me besaba haciéndome daño. Mordía mis labios tan fuerte que hacía que me quejara. Me los rompía. Mi lengua también estaba siendo víctima de sus mordiscos de mierda. Sentía el asqueroso sabor a sangre que salía y me hacía querer vomitar. El miedo me consumía, ¿¡qué mierda era lo que estaba haciéndome!? ¡se suponía que él era un chico lindo conmigo!

- ¡Suéltame! -seguía besándome pero esta vez comenzaba a tocar mi trasero, mi espalda... Mi cuerpo- ¡ya basta, no me toques! ¡Mike! -llamaba a mi hermano desesperada- ¡Mike!
- No pierdas el puto tiempo llamando a tu hermano porque no va a despertar. Está sedado -se echó a reír- Mejor hay que utilizarlo en otras cosas... Tú vas a ser mía, no hay nada que puedas hacer -volvió a besarme obviamente lastimando mis labios y mi cuerpo como un salvaje de mierda.

Como pude trataba de safarme de él, ¡no sabía que más hacer! Pero aún así mis esfuerzos no servían, él como pudo me llevó hasta el sofá y me tiró allí, para ponerse sobre mí y seguir toqueteándome, besándome... ¡Me sentía asqueada! Las lágrimas recorrían mis mejillas tal cascada, mi mente estaba en otro lado, como perdida...

- ¡Ya no llores! -me gritó y en eso me golpea en la cara con su puño- ¡vas a dejar que haga lo que quiera contigo si no quieres que te mate!

Más sangre salió por mi boca. Era tanta que casi me ahogaba con ella...

- Déjame ir, ¡por favor no me hagas daño! -grité- ¡Mike! ¡Justin! Cameron te desconozco, ¿qué pasa contigo? ¡te portas como Olivia, estás cagado!
- ¡Deja de gritar maldita seas! -volvió a golpearme, pero esta vez en el estómago, haciendo que me retorciera del dolor- Aww.... ¿te duele? -lo miré apenas, él me miraba con ternura- Querida __(tu nombre), si hubieras accedido a mí antes, esto no estaría pasando... -una de sus manos comenzó a acariciar mi mejilla. Tenía miedo, ya no me quedaban fuerzas para seguir pidiendo ayuda... nadie iba a escucharme... él iba a abusar de mí...- ¿Y quieres saber algo más? Sí, me parezco mucho a Olivia y hasta me acosté con ella. A que no sabes, yo soy el padre del bebé que ella espera...


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Woooow, ¿qué pasará?
Amé los comentarios del capítulo anterior, chicas. Son las mejores lectoras del mundo. Espero que les haya gustado, lo hice lo mejor que pude. Voy a tratar de subir pronto, porque la próxima semana ya empieza mi nueva novela. Ya debo irme, es tarde y no tengo mucho tiempo ¡Las amo! Comentar y votar :3