17 de agosto de 2015

Capítulo treinta y siete - Fresa con Chocolate.



Salgo de mi habitación terminando de acomodar mi playera. Me paso por frente a la habitación de Drew, quien mantiene la puerta abierta. No puedo evitar mirar hacia adentro y me doy cuenta de que está en una muy importante sesión de besos con Fabiola. Me río en voz alta,  asomándome para que noten mi presencia. No lo hacen, así que no digo nada y cierro la puerta sin hacer ruido. Estoy casi segura de que ni se percataron de que lo hice.

Sigo caminando hasta llegar a las escaleras. Las bajo, y todos siguen charlando y riendo animados, como si los temas de conversación fueran infinitos y jamás se les acabasen. Tía Ana nota mi presencia y me llama hacia donde se encuentra, alzando una mano. Sin discutir me acerco a ella. De inmediato me doy cuenta de la presencia de Seth, que está ahí a un lado hablando con papá y tío Dino.

- ¡Mi chica preferida! ¿Dónde te habías metido? -pregunta, curiosa- No te he visto hace rato. De pronto desapareciste.

Observo a Seth disimuladamente, quien está mirándome atentamente. Intenta aguantar una sonrisa, pero no le sale y se le escapa, para luego negar con la cabeza. Sé muy bien lo que está pensando. Sería bastante divertido y extraño confesar lo que realmente he estado haciendo hace unos momentos.

Hace rato, después de lo ocurrido, cuando ya nos habíamos tranquilizado, acordamos que él saldría primero de la habitación y yo saldría, como mínimo, quince minutos después. Él se había puesto su playera y cuando se estaba poniendo su sudadera, no pude evitar ayudarlo, subiéndole el cierre de ésta con mucho cuidado. Me miró de una manera inusual, no como si le molestara, pero sí como si le sorprendiera y se sintiera cohibido por mi repentina atención. No es para menos, porque yo jamás fui así con él. No sé de dónde salió ese gesto de mí, pero me pareció muy lindo cuando él me ayudó a mí también, pero con mi playera, sin mencionar que además me recordó a cuando me abrochó el sujetador en su auto. Justo antes de salir de la habitación, cuando él ya se había ido y ya habían pasado los quince minutos, me revisé para ver si estaba todo en orden, y de paso me acomodé bien. 

- Es que tenía sueño, intenté dormir y no pude -sincero. Porque es verdad, intenté dormir pero hubo un inconveniente que me lo impidió. Solamente estoy omitiendo una parte.
- Oh, ¿Y cómo es que se te ha quitado? -se pone aún más curiosa- ¿No deberías tener aún más sueño? Porque ya es tarde.
- Sí, es que, verá... -intento pensar en algo y la incomodidad comienza a crecer en mí de una manera desgarradora. Siempre soy muy buena para inventar excusas, pero con Seth aún mirándome y sonriéndome, aparentemente muy entretenido viéndome en ésta situación, se me hace un poco bastante difícil- Sucede que con la calor que está haciendo es imposible hacerlo.
- Pero, cariño, hace un frío de muerte. ¡Incluso hace rato estabas hasta con bufanda! No se puede cambiar la temperatura corporal así como así. ¿Segura que estabas en tu habitación? ¿No estarás enferma? -toca mi frente con cuidado, para ver si tengo fiebre- No tienes nada, parece. ¿Cómo es que andas con una playera así nada más?

La sangre me comienza a subir a la cabeza. Miro a Seth, pidiendo auxilio, pero él se hace el tonto y mira hacia otro lado, reprimiendo más sonrisas. Traidor. A mí no me está haciendo ni la más mínima gracia, ya que la cara se me está acalorando y odio ponerme roja. Yo jamás me pongo roja y precisamente ese es el problema. ¡Es un canalla! A ver cuál sería su risa si confieso que estuvo quitándome la ropa hace minutos mientras que está con papá encima intentando matarlo. 

- No lo sé -me limito a decir, rendida- Mi habitación estaba muy calientita.
- Que bueno. Yo tampoco siento frío, es que aquí adentro no está helado como cuando estábamos afuera. Menos mal, uf.

No hace ninguna otra pregunta, así que me limito a quedarme en silencio, más agradecida que nunca. Doy un paso para alejarme, yéndome hacia la cocina. Tomo un vaso y me sirvo un poco de jugo de damascos. Doy un sorbo, sintiéndome realmente bien, ya que me relaja parte por parte todo mi cuerpo.

- ¿Sería tan amable de darme un poco? -pregunta alguien. Es Seth. Miro hacia un lado, y está extendiendo un vaso en mi dirección. Noto su sonrisa maliciosa.
- Lo siento, yo no hablo con traidores -sonrío de la misma forma, dándole un poco de su propia medicina, mientras dejo el jarrón en la mesa. De verdad, no le daré. Miro hacia otro lado, y me sobresalto un poco cuando siento que posa una de sus manos en mi cintura, para luego acercarse a mi oído, haciendo chocar su respiración.
- Pero sí te besas con ellos -susurra.

Me quedo tiesa. Me suelta y toma el mismo jarrón que yo dejé en la mesa. Se sirve jugo, me mira, me sonríe y se despide con un asentimiento de cabeza. Él espera hasta que yo le devuelvo la sonrisa para voltearse e irse con los demás. Ay mamá, no puedo creerlo, estoy que me derrito. ¿Cómo pudo cambiar tanto nuestra relación de un momento a otro? O sea, hace rato estaba lo más lejos de él posible. No tiene ni el más mínimo sentido.

Salgo de la cocina luego de acabar de beber, y cuando voy subiendo la escalera, tío Dino me llama. Me detengo, mirando en su dirección.

- Mi niña, ¿Ya te vas a dormir?
- Sí, la verdad es que pensaba hacer eso. Ya estoy cansada.
- De acuerdo, entonces mejor nos despedimos ahora. Uno de estos días vamos a volver a vernos. Quedamos con tu padre en que ustedes irían a nuestra casa en vacaciones de verano.
- Eso sería genial -sonrío con satisfacción.

Nos despedimos con un cálido abrazo y varios besos en la mejilla, además de unas palabras de amor. No sólo con ellos, sino que también de tía Susana y de tía Ana. Ariela y Vicente se han quedado dormidos en el sofá, cubiertos de una frazada color rosa. Doy un pequeño beso en la cabeza de ellos como forma de despedida.

Siento, de pronto, la mirada de Seth sobre mí, pero decido no darle importancia y me voy escaleras arriba. No quiero que papá note que hay algo distinto entre nosotros. No porque me sienta avergonzada de ello, sino porque no me agradaría que pensara mal de Seth, o que sintiera que éste está abusando de su confianza haciendo algo a sus espaldas conmigo.

Abro la puerta de mi habitación y me sorprendo cuando encuentro a Fabiola junto a Drew, acostados sobre mi cama, besándose como unos locos desesperados. Éstos dos se tienen unas ganas tremendas y, sinceramente, no tengo muchas ganas de que su cercana demostración física de amor sea en mi cama.

- ¿Qué hacen aquí? -les pregunto, interrumpiéndolos. Fabiola me mira, disculpándose, y se incorpora sentándose en mi cama.
- Oye, hermana, tu colchón es mucho más blando que el mío. Te lo cambio -propone Drew.
- No, gracias. Y no es por ser metida pero, ¿Qué les dio que se vinieron a mi santuario privado? -alzo una ceja- ¿Planean bautizar cada habitación de la casa?
- Algo parecido -me responde Fabiola, encogiéndose de hombros. Me pongo a reír.
- Como sea. Fabiola, me llamó tu mamá y me dijo que ésta noche duermes aquí en mi casa, conmigo.
- ¿De verdad? -abre los ojos, complacida por lo que le he dicho. Yo asiento- ¿A qué hora llamó?
- Hace ya rato.
- ¿Y recién me lo vienes a decir?
- Sí, es que estaba un poco... ocupada.
- ¿Haciendo qué? -pregunta, analizando cada uno de mis movimientos.
- Nada, solamente se me olvidó.

Miro hacia otro lado, y sé que Fabiola sabe que le oculto algo. Pero Drew es tan tonto que no se da cuenta de nada y solamente suelta un bostezo. Entonces, me quito mis pantuflas y camino hasta la cabecera, tirando las sábanas hacia atrás, para después meterme entre ellas y taparme.

- ¿Ya te vas a dormir? -pregunta mi mejor amiga.
- Sí, estoy cansada -contesto- Ha sido un muy largo día.
- Bien, entonces supongo que también me acostaré.
- Ahora es tiempo de que me vaya, entonces -decide Drew, poniéndose de pie- Buenas noches, preciosa. Dulces sueños -se acerca a ella a paso lento, y besa su frente- Hasta mañana.
- Hasta mañana -le corresponde ella, sonriendo con delicadeza. Por último, Drew se dirige a mí y me dice:
- Sueña con demonios que te poseen.
- Igualmente.

Camina hacia la puerta, la abre y en un segundo nos encontramos solas, las dos, con la puerta cerrada. Fabiola suelta un bostezo diminuto, estirando los brazos lo más que puede. Luego, se friega los ojos con sus puños. Eso la hace parecer tan tierna que no puedo evitar sonreír.

- ¿Tienes algo para dormir que me prestes? -pregunta con dificultad.
- Mira en la cómoda -le indico con la mano- Usa lo que quieras, con lo que te sientas más cómoda.
- Gracias.

No tarda en encontrar algo que le apetezca usar. Cierro los ojos e intento dormir mientras que ella se cambia y, sin darme cuenta, ya está acostada a mi lado. Apago la lamparita que está en la mesita de noche a mi costado. Pienso que no dirá nada y que sólo se dormirá, así que vuelvo a cerrar los ojos, preparándome para entrar en un profundo sueño. Aún se pueden escuchar las voces de los demás, charlando en el primer piso.

- ¿Me dirás lo que sucedió? -pregunta de repente, lo que me toma desprevenida.
- Uhm, ¿Te parece si hablamos mañana? -tengo la ligera esperanza de que acepte.
- No. Quiero que sea ahora -insiste- ¿Pasó algo entre tú y Seth?

Me quedo en silencio. No es que no quiera contarle, pero la verdad es que han pasado tantas cosas que se me hace muy complicado ordenarlas y explicarle. Tampoco sé cómo mostrarme emocionalmente, si ansiosa, o emocionada, o neutra. Porque no siento algo como una emoción de esas que te dan como cuando el chico que te gusta te sonrió en la escuela, pero sí siento que se me oprime el estómago, que estoy feliz, y que me siento realmente bien en mi interior, sin ignorar que cada vez que pienso en el momento en que nos besamos algo me golpea el corazón.

- Sí -decido confesar. Una sonrisa escapa de mis labios- Cosas que no esperé.
- ¿Se besaron? -abre la boca, sorprendida, pero sonriente.
- Claro -suelto unas carcajadas.
- ¡Quiero detalles!
- Bueno... yo estaba aquí en la habitación luego de que te fuiste, me cambié ropa y entonces llegó él, se acostó a mi lado, le agradecí por el café y comencé a preguntarle distintas cosas sobre eso.
- Continúa, vamos. Quiero oír más.
- Parece que todas mis preguntas le incitaron a preguntar también, así que me preguntó que por qué lo evitaba. Él quería hablar del tema, de lo que sucedió en la fiesta. Le respondí y de un segundo a otro nos estábamos besando.
- ¿Y después qué pasó?
- Pues... -hago una pausa, debatiendo si le cuento o no le cuento.
- Dioooos, ¿Tuvieron...?
- No -me pongo a reír con ganas- Pero podríamos decir que sentí su piel muy de cerca y que él sintió la mía de la misma forma.
- ¡Me muero, Cristal, que hermoso! -exclama en voz baja- No me lo puedo creer. Es decir, tenía la esperanza de que ustedes por fin se dieran una oportunidad, pero ahora que ocurre simplemente no me entra en la cabeza. Estoy muy feliz por ti, de verdad.
- Gracias -siento que el pecho se me oprime un poco de la increíble sensación que siento en mi interior- Yo también.

Eso es lo último que hablamos, porque lo que viene después es que vuelvo a cerrar los ojos y las dos caemos en un profundo sueño. No sé cuál de las dos se duerme primero, pero no tiene importancia. Creo que de hace mucho no me sentía tan tranquila antes de dormir.

+++

Siento que algo se mueve incómodamente a mi lado. De inmediato recuerdo que Fabiola está durmiendo conmigo. Abro los ojos un poco y veo que se está revolviendo entre las sábanas, dormida. Pero hay una silueta a su lado, de pie, hablándole. Es Drew.

- Fabiola, mi hermano quiere hablar contigo -le digo, dudando que algo se me entienda. La tomo por el brazo y la muevo. Cuando noto que está despierta, vuelvo a intentar dormir.

Lo siguiente que escucho son nada más que balbuceos. Estoy tan cansada y ansiosa por volver a dormir que mi mente no está lo suficientemente apta como para poder percatarme de lo que sucede a mi alrededor. Abrazo mi almohada con fuerza, respirando su aroma, y tratando de evadir cualquier ruido exterior. Sin embargo, algo me toma del brazo y me sacude con brusquedad. Frunzo el ceño y me quejo por lo bajo.

A continuación, creo que Fabiola me está diciendo algo a lo que no tomo ni la más mínima atención. Es decir, me esfuerzo por entender algo, pero no puedo. Así que, con esfuerzo, asiento con la cabeza y me dedico a decir sí o no a cada cosa que me dice, sin saber por qué, para que todo vuelva a estar tranquilo y así yo pueda volver a dormir.

Segundos después, todo queda en un silencio absoluto, tanto, que es como si no hubiese nadie más que yo. La tranquilidad que siento es enorme y suelto un suspiro de satisfacción. Me dedico a pensar en cosas con las que me gustaría soñar y, sin previo aviso, Seth aparece en mi mente. Pero todo se vuelve más real cuando comienzo a sentir su aroma. Algo se mueve a mi lado, y ya no me parece que estoy sola.

- Cristal, ¿Estás despierta? -logro oír. La voz la reconozco de inmediato. Abro los ojos un poco, confundida.
- ¿Seth? -murmuro.
- Shh, vuelve a dormir -me pide con delicadeza. Pero no hago caso, e intento incorporarme.
- ¿Qué haces aquí? -me apoyo sobre mi codo, viendo borroso. Sólo veo su silueta.
- Fabiola se ha ido a dormir con Drew, y no dudé en venir para dormir a tu lado.

Siento que su brazo choca con mi espalda, y me atrae hacia él. No me abstengo, sólo me dejo guiar por él. De un momento a otro tengo mi cabeza apoyada en lo que parece ser su pecho. Éste sube y baja, a causa de su respiración. La relajación se apodera de mi cuerpo.

- Eres muy cómodo... Me gustas mucho así -susurro sin darme cuenta. El pecho de Seth vibra a causa de unas pequeñas risitas que ha soltado por mis palabras.
- Creo que tendré que venir cada noche mientras duermes para recibir más halagos de tu parte.
- Oh, sí... por favor...
- Estuve pensando en ti -dice en mi oído. Lucho por mantenerme despierta, para poder oír cada palabra-, y en mí. La verdad lo he pensado bastante desde hace días, pero hoy no he podido sacarlo de mi cabeza -siento que entrelaza una de sus manos con la mía, y  una sensación muy cálida recorre mi cuerpo nuevamente- ¿No crees que tú y yo... nos complementaríamos bien?
- Jamás tomaste mi mano antes -comento de la nada- Se siente bonito. Tus manos son suaves y acogedoras.
- Cristal, no sé si me estás entendiendo y ni siquiera estoy seguro de que estás despierta, pero me gustaría que algo nos uniera. Dejar claro que, juntos, somos algo.

Me tardo un poco tratando de analizar las palabras que me está diciendo. Abro los ojos lo más que puedo, los cierro, y los vuelvo a abrir, intentando despertar bien. Levanto mi cabeza un poco, para mirarlo. Él se percata de eso, y mira hacia abajo para que nuestros ojos se conecten. Suelto un pequeño bostezo.

- ¿Tratas de decirme que quieres una relación? -frunzo un poco el ceño. Él asiente con la cabeza, luego de estar un tiempo en silencio.
- Sí. Quiero que seas mi novia -expresa. Yo no digo nada, y parece creer que algo anda mal- Podemos hablar de ello mañana, u otro día. Lo que tú decidas está bien. Sé que no nos conocemos mucho. Sé que no sé cuál es tu color favorito, y mucho menos la hora exacta en que naciste, pero no me importa, ¿Entiendes? Hemos conocido nuestro carácter mutuamente, y a pesar de ello hay algo que hace que nosotros seamos compatibles. No voy a apresurarte en nad...
- Novios me parece bien -respondo, mientras suelto otro bostezo y aprieto su mano.
- ¿De verdad? -parece sorprendido- ¿Estás segura? No pareces consciente de lo que dices.
- Sí, Seth. Lo estoy.

Mantengo mis ojos fijos en los suyos, queriendo transmitirle que de verdad estoy de acuerdo en lo que me está proponiendo. No me esperaba algo así, mucho menos ahora, pero por alguna razón, al escucharlo, algo  ha surgido dentro de mí que tiene una ligera esperanza de que sería algo maravilloso. No puedo seguir encerrándome. Quiero tener una historia con él, o mejor dicho, quiero que nuestra historia siga adelante, continuando.

Despacio, acerca su rostro hacia mí y deposita un besito dulce en mis labios. No dura más de tres segundos. Cuando se aleja, lo veo sonreír con delicadeza, y no puedo evitar sonreír también, soltar su mano y acariciar su mejilla.

- Descansa -susurra- Buenas noches.
- Dulces sueños.

Cierro mis ojos de golpe, y parece que me quedo dormida de inmediato, porque todo se vuelve un enorme manto de oscuridad en el que me adentro gustosa, esperando poder tener algún sueño lindo que sea digno de contar.

Cuando vuelvo a abrir mis ojos, luz entra por la ventana de mi habitación. Está muy iluminado afuera, el cielo está despejado y me doy cuenta de eso porque al parecer olvidé cerrar la cortina durante la noche.

Mi cabeza sigue en el pecho de Seth. Miro al reloj de la pared de mi habitación, y son las ocho con veinte minutos. Aún falta para que mis padres se levanten, pero no quisiera que pillen a Fabiola en la  habitación de Drew y mucho menos que encuentren a alguien que no sea ella en la mía. Me incorporo, sentándome. Parece que mi movimiento es un poco brusco, porque en un segundo Seth se despierta y me sorprende escrutándolo con la mirada.

Parece preocupado, como si temiera que yo reaccione de una manera no deseada. ¿Por qué haría eso? Y cuando comienzo a hacer memoria, recuerdo la pequeña conversación que tuvimos anoche, en la madrugada. Ambos estamos en silencio, entonces me doy cuenta de que estoy demasiado seria y decido sonreír un poco.

- Buenos días -lo saludo. Me inclino hacia él y deposito un beso en sus labios- ¿Cómo amaneciste? Es temprano aún.
- Dios, temía que no recordaras nada y me sacaras de aquí a patadas -comienza a reír.
- No pienso hacer eso -sonrío- Recuerdo todo perfectamente.
- Eso es estupendo.
- Sin embargo, temo que tienes que irte ahora. Mamá y papá no se sentirán felices si te ven aquí. Es mejor que te vayas antes, o luego podría ser muy tarde.
- Está bien -comienza a sentarse en la cama, y no tarda en ponerse de pie. Su pelo está despeinado como nunca lo había estado, y tiene una cara soñolienta que lo hace ver hermoso de una manera no habitual. Se inclina hacia mí, y vuelve a besarme, sólo que éste beso es más largo que el anterior- Hasta más tarde.
- Sí, nos vemos. Adiós.

Se va sin hacer ruido hasta la puerta. Antes de salir mira en mi dirección, se despide con la mano y la cierra a sus espaldas. Me lanzo contra la almohada con fuerza, mirando el techo con atención. Decido esperar a que Fabiola llegue y, cuando la puerta vuelve a abrirse, noto que es ella. Se lanza sobre la cama con brusquedad, con una enorme sonrisa en la cara, mientras me mira picarona.

- ¿Alguna novedad? -sus ojos brillan ante la necesidad de oír lo que quiere oír.
- Bueno, pues... -no puedo evitar reír a carcajadas en voz baja- Resulta que ahora tengo novio.

♥♥♥

¡Hola! Les dije que no me tardaría en subir capítulo, y ya ven que no he mentido. ¡POR FIN FRESA Y CHOCOLATE SON NOVIOS! Lo más esperado, al parecer. Me gusta como ha quedado, porque tiene su propio encanto la manera en que decidieron serlo. Espero que les guste mucho. Se me hizo rápido escribirlo, mis dedos se movían solos y parece que estaba bastante inspirada. Quiero avisar que no creo volver a subir hasta el viernes, porque tengo que estudiar para una exposición que es ese mismo día, pero intentaré hacerlo, de todos modos. Subiré antes si logro aprender todo lo que debo. 
Sinceramente, no esperé que hubieran tantos comentarios en tan poco tiempo JAJAJA, así que quiero agradecerles de corazón que sigan leyéndome, de verdad no saben lo mucho que significa para mí. Respondiendo a la pregunta de que si pondré días en especiales para subir, diré que no, ya que por el momento no estoy en condiciones de tener fechas en específico para publicar por mis estudios, pero mantendré actualizado el blog como he dicho. 
Es todo, ya me voy. Cuídense mucho, las quiero. No olviden: +8 comentarios para que suba el próximo capítulo. ¡Un beso enorme! Buena noche y/o buen día. ¡Muah! PD: Como siempre, si hay algún error éste será corregido más tarde, ya que no he releído el capítulo.



14 de agosto de 2015

Capítulo treinta y seis - Fresa con Chocolate.



Todos nos adentramos en la casa rato después. Tío Dino, como siempre, pone un montón de cervezas y alcohol en la mesa. Es como una tradición. Todos se sirven un poco, hasta Drew. No me molesta para nada, lo que me sorprende, porque cuando específicamente él bebe me pongo como una salvaje y me dan ganas de lanzar el líquido en su cara, pero ya no. Se siente extraño... y bien.

En un momento, papá extiende una copa hacia Seth que, claramente, está llena de alcohol. Pienso que él va a aceptarla, pero me siento un poco sorprendida cuando niega con la cabeza, toma su mano  y la hace retroceder.

- No, gracias, señor. No me apetece -le dice Seth de la forma más educada posible. Papá deja la copa en la mesa, sonríe, y le pone la mano en el hombro.
- De acuerdo, muchacho -le da unas palmadas- Muy bien. No hay problema. Me parece genial, nadie te obliga.

Papá se da la vuelta y se va hacia donde están todos. Y cuando Seth se gira en mi dirección, algo extraño me da dentro de mí. Siento unas ganas enormes de ir hacia él y decirle que el café que me dio hace unos momentos estaba delicioso y que probablemente es el mejor que he probado, pero lo más importante, le confesaría que no sé si siento eso por el simple hecho de que, quien lo preparó, fue él.

- Vicente, deja de jugar tanto con tu estúpido flequillo -ordena la tía Ana a lo lejos, un poco molesta- Me tienes harta.
- Estás celosa porque mi cabello es sedoso y el tuyo es una maraña.
- Niño de porquería, ¡Te daré un...!
- ¡Ay, Ana, deja al niño! -tía Susana se mete entre ambos- No está haciendo nada malo. Vicente, tú hazlo no más, estás grande y guapo, mi niño.

Me percato de que Fabiola se sienta a mi lado en el sofá. Está sonriendo, y tiene una copa también, pero con vino. Ella sólo bebe eso en ocasiones especiales, y sé de antemano que todo lo de esta noche es especial para ella. ¿Cómo no lo sería? Ha conocido a la parte de la familia que es más cercana a Drew, y lo más mejor es que se ha adaptado maravillosamente.

- Todos aquí son muy agradables. Jamás pensé que me sentiría tan a gusto -confiesa mi amiga.
- Son buena gente -reconozco-, y al parecer ya te quieren.

Ambas soltamos unas carcajadas, porque es cierto, miran a la chica como si fuese una escultura hermosa e inocente. Y no se equivocan, ella lo es, realmente lo es.

Me quedo conversando con Fabiola por bastante rato más. Ambas nos reímos mucho y hablamos por lo bajo para que nadie más escuche. No sé, hay cosas que simplemente prefieres hablar a callado. Estamos tan metidas en nuestros temas que decidimos ir a la habitación, dejando a los demás abajo para que continúen disfrutando su tiempo juntos.

Ambas nos tiramos a la cama con despreocupación, sonriendo. No puedo explicar la sensación que me recorre cada vez que estamos así, juntas, durante la noche. Es un tipo de paz que no muchos tienen la suerte de sentir. No todos tienen una mejor amiga o un mejor amigo, tampoco.

- ¿Qué crees que pase en el futuro? -me pregunta, de pronto. Yo giro mi cabeza hacia ella, y la miro con toda mi atención. Su vista permanece fija en el techo- ¿Todo seguirá así de bien, como ahora? Porque no sé, deseo que jamás se acabe.

Fabiola solía deprimirse muy fácilmente y, casi siempre, estaba muy triste o agobiada. Odiaba eso en ella, no me gustaba el daño que le hacía. Pero ahora la veo feliz, más segura, y eso me hace desear lo mismo que ella desea.

- No lo sé -admito- Nadie lo sabe. Eso es lo interesante, ¿No?
- ¿Pero nunca te han dado ganas de saber lo que en realidad va a pasar?
- Sí -confieso sonriendo- ¿Pero qué saco? De todos modos no lo sabré. Pero puedo elegir lo que quiero que ocurra.
- ¿Elegir? -frunce el ceño, gira su cabeza y me mira, tal y como lo hice yo hace un momento.
- Claro. No creo en eso del destino. Me parece una chorrada -hago una mueca de asco- Nadie tiene un destino escrito. Tú tienes el poder de escribirlo a tu manera, a tu gusto. Es como en el sexo.
- ¡Cristal! -Fabiola abre los ojos como plato y explota en risas- ¿Qué tiene que ver el sexo en todo esto?
- ¡Tiene mucho que ver! -me siento rápidamente en la cama, y ella me imita- Si quieres tener sexo pues bien, ¡Hazlo! Pero tú eliges si quieres correr un riesgo al hacerlo, o si lo haces de la forma segura. Es decir, tú tienes el poder de elegir si quieres que en tu cercano destino haya un bebé indeseado o no -le explico, y ella parece meditarlo. Entonces, asiente con la cabeza.
- Tienes razón. El sexo sí tiene algo que ver en este tema. Eres una golosa.

Nos sobresaltamos cuando la puerta de mi habitación se abre y un muy apurado Drew se pone a mirar con detenimiento cada partícula del lugar. Parece asustado, su cara muestra un gran horror. Cuando ve a Fabiola su cuerpo entero parece relajarse. 

- ¡Pensé que te habías ido! -exclama- Desapareciste así de repente. No es algo bueno. Fabiola, me tenías preocupado.
- ¿Por qué iba a irme? -cuestiona ella, confundida.
- No lo sé, pero me asusté. Quizás no te cayeron bien la tía Ana o Vicente, que está demente. Oh, y te escuché hablando de sexo. Cariño, ¿Tienes ganas? Porque podemos arreglarlo ahora mismo -comienza a desabrochar su pantalón.

Comienzo a partirme de risa al ver eso, tanto, que me ahogo y comienzo a tener un fuerte ataque de tos. Fabiola está roja como un tomate, aclarando que no le apetece eso en este preciso momento. Drew comienza a reír, y se vuelve a abrochar el pantalón. Nota que Fabiola sigue avergonzada, y lo siguiente que hace es darle un fuerte abrazo lleno de ternura.

- Tranquila, no voy a lanzarme sobre ti -intenta tranquilizarla de manera exitosa por un santiamen, pero logro oír que después susurra:- Aún.
- ¿Aún? -Fabiola alza una ceja.
- ¡Pues en algún momento lo tendremos que hacer!
- ¿De verdad crees que lo haremos?
- Preciosa, vamos a estar juntos, tú y yo, por mucho tiempo. Si es posible durante el resto de la vida, así que ocurrirá.
- Pareces muy seguro -nota Fabiola.
- Ya sabes lo que dicen: Cuando lo sabes, lo sabes.

Él se acerca a ella y toma su rostro entre sus manos. Le da un muy delicado beso pequeño, pero tan delicado, que creo que jamás había visto que alguien tratara la piel de otra persona con tal cuidado. Fijan sus ojos el uno en el otro, y estoy tan concentrada viendo la escena que no logro escuchar lo que Drew, a continuación, le dice. Y tampoco logro reaccionar cuando me percato de que ambos se están yendo de mi habitación, para luego desaparecer.

Me quedo sola y desamparada entre estas cuatro paredes. Puedo oír las risas provenientes desde el primer piso, aún puedo oler la carne que estaba en la barbacoa hace rato, y puedo escuchar ligeramente el sonido de las manecillas del reloj de la pared de mi habitación. Ahora mismo sería buen momento para, no sé, acostarme y dormir, quizá. Porque la verdad es que estoy bastante cansada y me apetece soñar por un momento.

La noche está fría y decido sacar un chándal de mi cómoda. Deslizo mis jeans por debajo de mis piernas, saco un pie, luego el otro, y en un segundo tengo el chándal puesto. Luego, saco una playera manga larga un poco bastante ajustada para ser un pijama, pero me la pongo de todos modos.

Suelto un suspiro y me lanzo sobre la cama, sin taparme. Mis ojos pesan lo suficiente como para que se vuelva molesto y cueste mantenerlos abiertos. Las estrellas pegadas en el techo de mi habitación de pronto me parecen muy atractivas de mirar, y me pongo a contarlas, una y otra vez, incluso aunque ya las haya contado antes.

Estoy medio dormida, pero no lo suficiente como para no notar que mi celular está comenzando a vibrar en la mesita de noche. A duras penas me incorporo, deslizo el dedo en la pantalla y me dispongo a contestar.

- ¿Hola? -mi voz suena bastante apagada y no puedo evitar soltar un bostezo.
- ¿Cristal? ¿Eres tú? -me despierto de golpe al notar que es la madre de Fabiola.
- Oh, señora Yovanna, mhm -me aclaro la garganta- ¡Hola!
- Hola, cariño -me saluda con ternura- Te llamaba para decirte que, si estás de acuerdo, Fabiola debería dormir en tu casa hoy. Sé que es algo de último momento, pero es mejor para que así no tengan que venir a dejarla más tarde. ¿Te parecería bien?
- ¡Por supuesto! -accedo de inmediato- No hay ningún problema. Mamá está encantada teniéndola aquí, por no hablar de mí.
- Muchas gracias, linda. Entonces supongo que la veo mañana. Dile buenas noches de mi parte, porque he llamado a su celular y creo que no lo ha sentido.
- Es que hemos estado afuera y la verdad con tantas diferentes voces en casa es un poco difícil escuchar.
- Entiendo. Pues bueno, era eso. ¡Adiós! Gracias otra vez, a ti y a tu madre. Saludos.
- ¡Igualmente! -y dicho eso corto la llamada.

Vuelvo a dejar el celular en la mesita de noche. Bueno, la chica se quedará. ¿Será que debo avisarle? Seguro en un rato más Drew decidirá ir a dejarla y ni cuenta se dará de que la mamá ha llamado. Oh, pero Fabiola no se iría sin despedirse. No tengo nada de ganas de ponerme de pie y caminar hasta allá, así que esperaré a que venga.

Vuelvo a acostarme de espaldas sobre la cama. Las estrellas del techo han perdido su gracia, así que solamente me limito a respirar lenta y calmada. Me pongo a pensar y me doy cuenta de que, quizás, debí haber ido abajo para avisar a mamá que iba a dormir y así despedirme de mis familiares.

Pensando en ello no me percato de que mis ojos se están cerrando de nuevo. No sé cuántos minutos pasan desde ahí, pero ya no siento nada y comienzo a entrar en ese mundo aparte que tanto me agrada. Sin embargo, no estoy lo suficientemente ida como para no darme cuenta de que, de pronto, la puerta de mi habitación se abre. Algo aturdida abro los ojos, y cuando lo hago, lo primero que veo es a Seth, parado por los pies de mi cama. Me pongo tan nerviosa teniéndolo ahí que intento incorporarme con dificultad.

- No, Cristal, quédate ahí -me dice, pero no como si me lo ordenara, sino como si quisiera que simplemente continuara con lo que hago- No es necesario. Voy a tenderme a tu lado.

Se invita él mismo, pero no digo nada y me limito a asentir con la cabeza. Aún sigo un poco aturdida, no logro entrar bien en mí misma todavía. Él se acuesta con cuidado sobre la cama, muy cerca, aunque aún así entre nosotros no hay ni el más mínimo contacto.

El sueño se me ha ido por completo. ¿Cómo podría pensar en dormir en un momento como éste, cuando está a mi lado, haciendo que yo sienta que me carcome todo por dentro? Intento con todas mis ganas centrarme en el techo de la habitación como lo había hecho, pero no me funciona muy bien.

Mi piel se eriza cuando siento que una de sus piernas roza la mía. Es algo tan minúsculo que duele, pero hace estallar un montón de sensaciones dentro de mí que me cuesta controlar. La deja ahí, sin quitarla, como si quisiera que la sintiera. Como si quisiera probar que está bien así. Y, la verdad, es que lo está. Se siente a gusto, a pesar de todo lo demás.

Pasan unos minutos y seguimos en silencio. Ninguno hace el intento de hablar al otro. Tengo ganas de decirle unas cuantas cosas, no sé, simplemente hablar con él, pero sobretodo decirle unas lindas palabras que me gustaría. Así que tomo aire, y me decido a hacerlo.

- Oye, Seth -comienzo a decir, sin quitar mi vista del techo. No responde. Todo sigue en silencio- Eh, Seth, ¿Estás dormido?
- De hecho estoy ya en mi séptimo sueño -contesta.
- Te hablo para decirte que te agradezco mucho el café que me preparaste hace rato -dejo de hablar para ver si me dice algo, pero no lo hace. Decido continuar:- Estaba delicioso. Incluso he considerado que deberías dedicarte a eso -vuelvo a quedarme en silencio para que me diga cualquier cosa, pero continúa callado, así que no me queda otra que agregar algo:- ¿Cual es tu favorito? ¿Vainilla, Capuccino, Mocha? -otra vez no dice nada. Desesperada, respondo algo que ni me preguntó- El mío es el de Vainilla.
- Me gusta bastante el de Mocha. Y no hay de qué.
- Oh. Genial. Me parece muy bien. Gracias otra vez, de todos modos.
- Estupendo, y ahora que estás tan abierta a hacer preguntas, me parece que también puedo hacer algunas yo -estoy por decir algo, pero me interrumpe:- ¿Cuánto tiempo más vas a creer que se me ha olvidado que estas huyendo de mí desde hace días?
- Yo... no creía eso -le digo, sorprendida por el rápido cambio de tema.
- ¿Entonces, Cristal? -se alza y se sienta sobre la cama, mirándome- Sabes una cosa, lo que yo sí creo es que deberíamos hablar sobre lo ocurrido. Me refiero a lo que pasó cuando salimos de la fiesta, en mi auto. Específicamente en la parte trasera.

Guardo silencio. No tengo idea de qué decirle. Quiero ser sincera con él lo más que pueda, y es cierto que he tratado de evitarlo a toda costa durante estos días, pero no es por nada. Simplemente llegué a conclusiones probables y me he alejado para dejar que todo siga como estaba.

- Tú y yo sabemos que no es necesario hablar sobre eso -hago mi mejor esfuerzo por explicar bien lo que estoy queriendo decir- Ninguno se imaginó que eso pasaría. No soy una tonta, y sé como funcionan estas cosas. Son sólo un momento, un desliz, no otro significado. Quédate tranquilo.

Y es todo lo que digo. Seth se queda tan callado que me hace extrañar. De a poco levanto la mirada y el ceño fruncido que tiene el su rostro es demasiado notorio. Parece molesto, como si yo hubiese dicho algo equivocado, algo horrible.

Sin previo aviso se lanza sobre mí, cubriendo mi cuerpo con el suyo. No alcanzo a reaccionar ni de la más mínima forma. Con sus manos sujeta mis brazos, dejándome inmóvil y, lo siguiente que siento, es que estampa sus labios contra los míos.

La sensación que esto provoca la había olvidado por completo. La forma en que me sentí esa noche en la fiesta cuando me besó, vuelve a vivir en mi cuerpo y correspondo su beso así, sin más, sin negarme a ello por nada del mundo. Sus labios y todo su ser tienen un poder sobre mí que no puedo impedir.

Nuestro beso se vuelve más intenso a medida que pasan los segundos, y cuando ambos sabemos que ninguno va a alejarse del otro, Seth suelta mis brazos, permitiéndome que lo abrace. Separo mis piernas y las flexiono, dándole más exceso. Cubro su espalda y la recorro con mis manos, por encima de su ropa. Es ancha, masculina, fuerte. Las manos de Seth pasan a mis piernas, que también están cubiertas de ropa. Luego las sube, toma mi cara entre sus manos y rompe el beso, pero nuestros labios siguen rozando.

- ¿Esto también es sólo un desliz? -pregunta, con la voz ronca, casi inaudible.

Vuelve a juntar nuestros labios y ésta vez nos estrechamos aún más el uno contra el otro. Todo empieza a subir de tono. Seth pasa sus manos por debajo de mi playera, tocando mi cuerpo. No aguanto, subo su sudadera hacia arriba y, cuando siento su piel, un montón de sensaciones explotan en mi cuerpo. Nuestras respiraciones se vuelven entrecortadas, el frío ya no está y comienza a darme bastante calor. Deslizo mis labios por su mentón, hasta llegar a su cuello y de un momento a otro la sudadera de Seth ya no está puesta y menos su camiseta sin mangas. Su torso desnudo se siente increíble, y cuando intenta sacar mi playera, no me niego. Se lo permito. Nos acariciamos y nos besamos sin tener noción del tiempo. Pero entonces se aleja un poco, y me susurra:

- Si sigues creyendo que ésto no tiene un significado, voy a romperme en pedazos -junta su nariz con la mía por un momento, y luego me mira a los ojos. Él espera que yo le diga algo al respecto. Y lo haré.
- Ya no lo creo.

♥♥♥

¡Jooooooder, tías! Hace muchísimo que no escribía algo al final de un capítulo y debo reconocer que se siente estupendo. Las extrañaba, extrañaba el blog, extrañaba escribir, extrañaba todo en sí. Ahora que he vuelto me siento bastante feliz y no quiero dejar ésto nunca en la vida, chicas. 
¿Qué les ha parecido el capítulo? Lo que yo espero es que les haya gustado, aunque sea un poquito. Cada vez queda menos para el final, y leí por ahí que varias no quieren que cambie el personaje de Seth todavía, sino que mejor lo haga al terminarla o que simplemente no lo cambie. Pues bien, creo que podría ser buena y podría considerar no cambiarlo hasta acabarla. Luego de eso ya lo cambiaría, pero me lo pensaré, ¿De acuerdo?
Pues bien, +8 comentarios en éste capítulo para que suba el siguiente y si es posible voten en reacciones. Muchas gracias a todas las que siguen aquí leyéndome, son de verdad muy fieles. Un beso enorme a la distancia, y nos vemos pronto por aquí. Posdata: No he corregido el capítulo antes de subirlo, si hay algún error es a causa de eso y bueno, si de pronto lo leo y siento que algo anda mal será editado. Oh, y uno de estos días me tomaré un tiempito para responder uno por uno a algunos de sus comentarios. ¡Adiós!



9 de agosto de 2015

¡Estoy viva!

A éstas alturas ya sé lo que dicen: Oye, chica, eres una desgraciada mentirosa, abandonaste la novela, no te creeré jamás, dejaré de leerte durante el resto de mis días. Pues bien, ¡Espero que aún me queden lectoras! Porque, nenas, ya tengo donde escribir y está como nuevo. Mañana, si todo sale como espero, publicaré capítulo, y si no publico, publicaré el martes o miércoles o de aquí al viernes sin faltas. La novela estará publicada completa de aquí a un mes aproximadamente o quizás un poco más, publicaré cualquier día siempre y cuando tenga +8 comentarios en cada entrada, ¿Vale? Palabra. ¡Eso es todo! Hoy estoy muy feliz y espero que se encuentren genial, que sus vidas estén bien, y que si tienen problemas no olviden que todo al final se soluciona. ¡Las quiero! 

30 de junio de 2015

¡Tengo noticias!


¡Hola! ¡Hola, hola, hola, hola! ¡Hola!
Como ya sabrán, he estado muy desaparecida de blogger; subo, no subo, vuelvo a subir, no subo, pasan dos semanas y vuelvo a subir. Pues bien, ahora será diferente, o al menos es lo que tengo planeado. Ya que, el día de hoy, he terminado mis exposiciones y trabajos del semestre -se supone-. El jueves tengo mi último examen también, eso si no me dan otro, así que lo pronosticado sería que con mi tiempo libre comience a escribir la novela y subir los capítulos que faltan, que serían quince aproximadamente. Si me dan otro examen no sería gran cosa porque sería uno solo, es decir, no estaría entre un montón de otros exámenes.

Leí las notitas que me dejaron de cuál fue el mejor día de su vida. Estuvieron hermosas, incluso como que se me ablandó mi corazón en varias partes. Y para las que no lo han tenido, seguro algún día lo tendrán. Es una sensación hermosa, eso es más que seguro.

¡Oh! Esto que viene ahora es algo totalmente aparte. Y es que, he considerado el no escribir más sobre Justin. Me refiero a seguir escribiendo novelas, pero no con él como personaje, sino, escribiendo sobre un personaje propio, con el nombre que yo quiero, con una característica física que yo quiero. Lo que pasa es que no estoy segura, porque hacer eso sería hacer un cambio total en el blog. Cambiaría la dirección -link-, el nombre, diseño, etcétera, pero las novelas de Justin que he escrito seguirían intactas. Lo más probable es que no lo haga, al menos no aquí, porque si no se han dado cuenta en wattpad -al menos cuando subo ahí porque últimamente ni lo abro siquiera- mi personaje de esta historia tiene otro nombre. Me gustaría que me dijeran en comentarios en esta entrada lo que opinan respecto a todo esto, como: ¿Seguirían leyendo? ¿Les gustaría? ¿Se sentirían cómodas? Porque a mí me ilusiona, la verdad. Tengo altas expectativas sobre ello. Me sentiría muy cómoda en mi propia piel.

Y bueno, nada más queda que agradecer a una de mis lectoras llamada Idaly por acordarse de mi cumpleaños que fue ayer. ¡Chica, casi me morí! De verdad no pensé que alguien llegara a acordarse o algo así, pero muuuuchas gracias guapa, eres un amor, me hiciste sentir muy bien cuando lo leí. Te envío un abrazo enorme y con todos mis buenos agradecimientos, muaaah -inserta corazón palpitante-.

¡Es todo! Un beso para cada una de ustedes, ojalá estén teniendo una buena semana, que todo en sus vidas esté muy bien con mucha felicidad, y pues eso, adioooooooooos. Nos vemos pronto. 


17 de junio de 2015

Capítulo treinta y cinco - Fresa con Chocolate.



La cena ha terminado hace ya bastante rato, y estoy que me muero. El frío ha bajado bastante. Acabo de ponerme un abrigo grueso de polar encima, porque no aguanté más. Encima, todos han salido para afuera y mamá me ha ordenado que los siga. Por mí me encierro en mi habitación y no vuelvo a salir.

No veo a Seth desde no sé cuántos minutos atrás. ¿Se habrá ido? Aunque no he escuchado el ruido del motor de su auto o lo que sea. Tampoco se despidió de nadie antes de desaparecer, es mas, sigue todo tal y como está. No parece que alguien se haya percatado de su desaparición, tampoco. Quizás sólo yo estoy lo suficientemente pendiente de él como para no notarlo. Sí, lo admito: No puedo apartarle mis ojos de encima. Puede que me ponga de los nervios su presencia y sus miradas, pero en el fondo me agrada verlo, aunque no suceda nada y yo intente evitarlo. No lo sé, me conformo. Una pequeña parte de mí se ilumina con eso, a pesar de todo.

Todos estamos rodeando la barbacoa, sentados en las bancas del patio. Cada uno tiene un tema de conversación diferente, excepto yo, porque estoy sola. No me molesta, sino todo lo contrario, estoy muy cómoda así. No es que desee que me tomen en cuenta hoy ni esta noche.

- ¿Café? -alguien pregunta a mi lado, y reconozco su voz de inmediato.

Alzo mi cabeza hacia arriba. Seth sostiene dos tazas de las que sale bastante vapor. Tiene una bufanda rodeando su cuello, tal y como yo, a excepción de que la mía es negra y la de él es gris. Antes, habría rechazado su oferta sin piedad. Ahora, si lo hiciera, yo no me lo perdonaría, aún cuando lo único que quiero es que no me dirija la palabra, porque soy una ridícula que aún no logra superar del todo su pasado.

- Sí -asiento con la cabeza, y sonrío un poco. Él extiende una taza hacia mí. La tomo. De inmediato siento el aroma embriagador del café- Gracias. Huele delicioso.
- No hay de qué -me mira con atención, y luego comienza a soplar ligeramente por encima de la taza, para que el contenido se enfríe. Noto que la luz de la lámpara de afuera hace que su cabello brille- ¿No te molesta sentirte dejada de lado?
- ¿De qué me hablas? -pregunto extrañada. Pero entonces, noto que está mirando a Drew y a Fabiola, así que respondo:- Uhm, no. Son novios. Es lo que hacen.
- Pero es tu mejor amiga.
- Claro, pero independiente de eso. Si ella no fuera ni siquiera mi amiga y estuviera con mi hermano, no tendría por qué pasar tiempo conmigo. Vino a casa para ser conocida como la novia de Drew; vino por él. Supongo que cuando venga por mí, pasará más tiempo conmigo.
- ¿No la extrañas ni un poco, o te hace tener mal sabor en la boca?
- No -sincero- No soy una persona envidiosa. Ella está feliz.

La conversación acaba ahí. Comienzo a beber un poco de mi café y de inmediato la cálida sensación va bajando por mi garganta, sintiéndose de una manera realmente satisfactoria. Empieza a darme sueño. Estoy segura de que el café no me ayudará, porque, por alguna razón, no soy de esas personas a las que la cafeína les hace efecto. Independiente de la hora en que lo beba, puedo seguir durmiendo durante horas.

- ¡Mi sobrina! -tío Dino, de la nada, comienza a venir hacia mí.

Tiene sus manos ocupadas con un vaso de no sé que cosa, pero sé que es alcohol, y ríe demasiado sin ninguna razón. Está ebrio. Oh, no. Él cada vez que está así, se pone a preguntar demasiadas cosas. ¡Y encima Seth está aquí, a mi lado! Nada va a pasar desapercibido. Dios, estoy frita, realmente frita.

- Hola, tío -lo saludo, incómoda.
- ¿Y el novio? -empieza con las preguntas. De inmediato siento una punzada de dolor en el pecho. Una más a la lista de ésta noche.
- No tengo novio -le hago recordar.
- ¿Pero y el chico ese que estaba contigo? -insiste con preguntas. Se sienta a mi lado derecho, sin interponerse entre mí y Seth- El que su nombre empezaba con, uhm, no recuerdo.

Bajo la mirada al piso,  intentando no demostrar ninguna muestra de dolor. Sonrío a medias, tratando de no girar mi cabeza en dirección a Seth, que sé que está mirando, pendiente de nuestra conversación. Estoy segura de que tío Dino sabe que yo ya no tengo novio, pero como está ebrio no sabe lo que dice y repite las cosas una y otra vez.

- Terminamos hace mucho -decido decir, después de todo, cada uno de los presentes lo saben. No es algo desconocido.
- ¡Increíble! -comienza a reír muy fuerte. Toda la familia mira en nuestra dirección, incluyendo a Fabiola. Mis manos comienzan a sudar y mi corazón late demasiado rápido- ¿Por qué fue? ¿Se pelearon? ¿Fue por otra?

Y esa es la gota que hace derramar el vaso. Pude creer que preguntaría cualquier cosa, cualquiera, excepto eso. Ha metido el dedo en la herida y siento dolor dentro de mí, pero sobretodo siento el orgullo herido que ha permanecido ahí por bastante tiempo. ¿Por qué estos días han sido así? Mi pasado vuelve a mí sin que yo lo pida, todo junto.

Sé que Seth está a mi lado, pero por una vez en la vida, no quiero mentir. No quiero ocultar lo que he pasado, ni guardar todo dentro, secándose, dejando cicatrices y empeorando todo. ¿Qué saco con eso? Le he dicho a Seth la otra vez, que toda la historia que le conté fue una mentira, que por estar ebria había inventado cosas. Pero no me interesa ya seguir con el engaño. Que lo sepa. Que todo el mundo lo sepa.

- Él dijo que no -confieso, mirando el piso- Pero lo fue.

Todos se quedan en silencio. Tío Dino sigue sonriente, no se entera de nada. Miro a mamá y a papá; ambos tienen una mirada triste. Luego miro a Fabiola y a Drew, que están sorprendidos. Alejandro no sé donde está, pero me niego a mirar a Seth. Así que termino mirando a la tía Susana y a la tía Ana, pareciendo ligeramente preocupadas. Luego, miro al piso un momento, intentando no quebrarme o algo.

- ¡Menos mal! -me sorprendo cuando grita eso mi tío- Porque, sobrina hermosa, el tipo era horrible. ¡Era más feo que la chucha! Merecías a alguien mejor -todos comienzan a reír, y me siento realmente bien cuando me uno a sus risas sin fingir- Es que en serio, ¡Yo jamás vi a una mujer tan linda con un idiota tan desagradable! Y encima hablaba extraño. Tú tienes que tener a tu lado a un hombre atractivo, es lo menos que puedes hacer. ¡Dios te ha salvado de tal desgracia! Yo, al menos, estoy a favor de que hayan roto.
- Dino, ¡Ya déjala! -exige la tía Ana- La harás llorar.
- Sí, Dino, basta -la tía Susana la apoya.

La verdad es que ya me estaba quebrando a pesar de estar riendo. Menos mal mis tías son inteligentes y lo han detenido. Tío Dino alza las manos en modo de disculpa, se levanta de la banca y va hacia papá, para luego abrazarlo y comenzar a decirle lo mucho que lo quiere.

Dios, ¿Qué hice? ¡Seguro quedé en ridículo! ¿Qué se supone que debo hacer ahora? ¿Mirar a Seth como si nada? Debí mantener la boca cerrada. Acabo de tener un momento de valentía; no han pasado ni tres minutos y ya estoy arrepentida. Que vergüenza. Todo esto es culpa de todos, menos mía, por supuesto, porque estoy muy vulnerable.

Me pongo un mechón de pelo de mi lado derecho tras la oreja, y el otro lado lo dejo normal, tapándome un poco el rostro para que Seth no pueda verme. Hace unas semanas, no sé exactamente cuándo, le dije que todo lo que le había contado era una mentira. No le dije la parte que le he dicho a tío Dino hoy. Le dije todo lo demás, excepto eso.

Noto que Fabiola me mira con detenimiento, y me hace un gesto como preguntándome si necesito hablar. Niego con la cabeza de inmediato, y me dispongo a mirar para otro lado. Por el rabillo del ojo, noto que Seth está mirándome, pero yo estoy abstenida de devolverle una mirada, o de posar mis ojos en alguna parte de su cuerpo siquiera.

- Eh, Cristal, ven para acá -me llama la tía Ana, que está reunida con la tía Susana y mi madre. Me pongo de pie de inmediato y ella me pide que me siente a su lado. Yo lo hago.
- ¿Qué pasa? -pregunto.
- Quédate a conversar con nosotras.
- Mm -lo pienso un momento. No estaría mal- De acuerdo.
- ¡Vicente, no hagas eso! -la tía Susana lanza un grito. Me giro en dirección hacia donde grita. Vicente está haciendo una llave inglesa a Ariela. No puedo evitar reír- ¡Te van a castigar! ¿Qué no ves que tu hermana no tiene fuerza? ¡Es mucho menor que tú!
- ¡Para acá, ahora! -ordena la tía Ana, percatándose de lo que pasa.
- Me recuerdan a Cristal y a Drew cuando eran más pequeños -comenta mamá. Yo la miro con dulzura.
- ¿Nos ahorcábamos así? -pregunto curiosa.
- No. Lo hacían dos veces peor -admite.
- Oh.

Vicente suelta a Ariela y comienza a correr en dirección a nosotras, dejándola en el piso. Ariela se pone de pie de inmediato para comenzar a seguirlo. Se sienta frente a mí, y comienza a hablar.

- Lela, escucha -Vicente le dice lela a tía Susana, es su forma de llamarle, ya que es su abuela- No eres divertida. Mi hermana se estaba divirtiendo.
- Claro, estúpido -le dice tía Susana con sarcasmo- ¡La niña tiene ocho años y tú tienes quince! Podrías romperle un hueso.
- Eso no va a pasar, porque se la hago con poca fuerza.

Otro tema de conversación comienza y de pronto me siento mucho mejor, incluso feliz. Todo está lleno de risas y la verdad es que olvidé lo lindo que se sentía estar con todas las personas a las que quiero y que ocupan una parte importante dentro de mí. Ni siquiera lo que pasó hace unos minutos ha sido suficiente para ponerme demasiado triste.

Miro a mi alrededor, y todo es tan simple pero a la vez bonito. Recuerdo que cuando estuve en una época mala en mi vida, lo único que quería era estar sola, que me dejasen, que no me hicieran preguntas y que evitaran tocar cualquier tema que me molestara. De cierta forma, me desquitaba con ellos. Y ahora que lo pienso, era una verdadera inmadura.

¿Por qué me he encargado de alejar de mí a todos los que me quieren? Cuando estás rodeada de personas, quieres estar sola. Pero cuando estás sola, anhelas tener a alguien a tu lado para que te acompañe y te das cuenta del error que cometiste. Yo no quiero que me suceda eso. Quiero aprovechar a mi familia, aprovecharlos, y aunque muchas veces puedan ser molestos quiero seguir teniéndolos a mi lado con sus rabietas, bromas, junto con todo lo demás.

Siento que alguien se sienta a mi lado sigilosamente. Me giro, y es tío Dino, de nuevo. Pienso que va a preguntarme otra cosa, pero en lugar de eso me regala una sonrisa, me toma la mano y pone algo en ella. Luego, hace que cierre la mano en un puño. Lo miro extrañada.

- Para que te compres algo bonito -susurra en mi oído.

Abro un poco mi mano, y es un billete que vale a bastante dinero, lo suficiente para comprar unas cuantas prendas de ropa. Algo dentro de mí vuelve a quebrarse, y de pronto siento unas enormes ganas de llorar. Sin embargo, sé que no es por tristeza.

- Gracias, tío -intento decirle, pero me sale la voz un poco mal- Yo...
- Eres una chica increíble, Cristal. Hermosa por dentro, y por fuera. Tienes que demostrarlo con lo que puedas, ¿Entiendes? No lo ocultes siendo de una manera u otra, o encerrándote en ti misma. Todos aquí te aman. Tienes que recordar eso, ¿Estamos? Manda a la mierda a imbéciles que no valen la pena.
- Lo sé -asiento con la cabeza. Él estará ebrio, pero ha tocado mi punto débil- Lo haré. Gracias.

Vuelve a sonreír, pero luego suelta unas carcajadas y me abraza. Después, pone una de sus manos en mi cabello y lo desordena. Se pone de pie con dificultad, va hacia mi padre y le da un abrazo enorme. Ahora que me acuerdo, un día fui a su casa y entró como cinco veces a la habitación en que me encontraba solamente para preguntarme lo mismo cada vez.

Me sorprendo cuando papá, al terminar el abrazo con el tío Dino, comienza a venir en mi dirección. Me sienta a mi lado también, me pasa un brazo por los hombros y me frota el brazo.

- No pensé que ibas a admitir en frente de todos lo que te pasó -sincera papá. Lo miro a los ojos, y éstos se encuentras vidriosos- Me alegro de que estés así, hija. Estás mejorando. Menos mal que te veo feliz, de lo contrario, no me lo perdonaría.
- Es pasado, ya sabes -me encojo de hombros, queriendo parecer serena, pero por dentro no hago más que temblar y querer llorar- No quise mentirle. Supongo que sentí que no debía sentirme avergonzada, en el momento.
- Por supuesto que no debes estarlo. Tienes que plantar cara -me besa la cabeza dulcemente- Debes salir adelante y demostrar a todos lo que eres.

Por un momento, todo lo malo de mi pasado se me olvida. Estoy aquí, ésta noche, y debo aprovecharlo. Tengo una familia que me ama, unos padres que son muy buenos, y a mí. ¿Acaso importa lo demás? Lo único que jamás va a abandonarme es mi familia, la que tengo ahora. Da igual si tuviese sólo un padre, o sólo una madre, porque quien se queda conmigo no me deja, porque me ama.

No soy de las personas que ha tenido un día en especial para recordar. Pero éste marca la diferencia. Ha tenido lo que quizás tuvieron algunos anteriormente, pero nunca me detuve a meditar sobre lo ocurrido, y a observar cada pequeño detalle que alguien me ofrecía. Ahora puedo decir que éste es el mejor día de mi vida, y siento que ya no volveré a ver nada igual.


¡Hoooola! Prometí que iba a subir hoy miércoles. Probablemente no es el capítulo que esperaban, pero para ser sincera, tampoco es el que yo esperaba. Quería hacerlo más largo, pero sé que no habría alcanzado, así que subí lo que he logrado conseguir. Tal vez sea mejor así, que suba capítulos cortos, porque es mejor que nada. Muuuuchas gracias por sus comentarios, por sus alientos a que siga, ustedes son las mejores. Me puse a pensar en cuánto falta para que la novela termine, y al parecer quedan quince capítulos. ¿Lo pueden creer? Es súper poco, estoy impresionada. Ahora sí, +8 comentarios en el capítulo y voten si pueden. Las quiero, cuídense mucho, y espero que nos veamos el viernes, aunque no estoy muy segura, pero si no es el viernes subo el fin de semana. Por cierto, no he releído el capítulo, así que si hay algo que no me parece, supongo que luego lo editaré. ¡Un beso enorme! Oh, y tengo una pregunta para que me la respondan en los comentarios, me gustaría leerlo: ¿Cuál fue el mejor día de su vida?
*Ari, respondiendo a tu pregunta: La verdad es que no sé si lo soy ahora, porque ya no escucho mucho su música, pero independiente de ello, me encanta. Un beso guapa*.

12 de junio de 2015

Capítulo treinta y cuatro - Fresa con Chocolate.


Cuando le pregunté a Fabiola que cómo era eso de que venía a mi casa, me respondió que ella también había sido invitada. Me impresioné. Es decir, si yo la hubiese invitado la chica me habría respondido un rotundo no, porque no es que le guste estar rodeada de gente desconocida. Pero no, ha aceptado porque Drew quiere presentar a su novia, y eso le pareció un gesto tan dulce que no fue capaz de negarse.

- Así que, él te invita y le dices que sí -continúo diciendo. Estamos solas sentadas en el sofá, todos los demás están afuera. Nadie se ha percatado de que llegó, porque están por la zona de la barbacoa.
- Claro -sonríe en grande- No podía decepcionarlo.
- Sin embargo, cuando te invité a que me acompañaras a casa de mi abuela a almorzar, me dijiste que no.
- ¡Porque es tu abuela! -se excusa- No podía llegar y ponerme a comer, no la conozco y además estaba lleno de todos tus otros tíos.
- No estaban todos, solamente unos cuatro -aclaro- Y habrías sido bienvenida.
- Precisamente ese día no tenía muchas ganas. Me habría sentido incómoda y tímida.
- ¿Y ahora no?
- Exacto -asegura- Porque tu casa ya me da confianza.
- Como sea -finjo estar enojada- Rompiste mi corazón, entiendes.
- Exagerada -comienza a reír y me pasa uno de sus brazos por mis hombros, abrazándome- Si no te conociera tan bien, pensaría que en realidad estás enojada.

Tiene suerte de ser mí mejor amiga, de lo contrario ahora mismo estaría haciendo un enorme escándalo, o peor aún, me estaría dando igual. Así que suelto unas risas y le devuelvo el abrazo, pero pasando mi brazo por su cintura. Nos ponemos a hablar de cualquier tema en particular, y cuando estoy por preguntarle qué es lo que comió hoy para el almuerzo, la puerta de entrada a la casa se abre.

- ¡Fabiola! -Drew asoma su cabeza y viene rápido hacia ella- ¡No sabía que habías llegado! ¿Por qué tan tarde, por cierto? ¿Y qué haces con éste adefesio? -me mira con asco- Te vas a infectar.
- Adefesio serás tú, cara de moco -le insulto algo molesta.

Mamá es quien entra ahora, y mira a Fabiola. De inmediato sonríe y se acerca. Besa su mejilla, preguntándole que cómo está y si se le apetece algo de beber. Fabiola le responde que no, que está bien así, y entonces mamá se pone a gritar.

- ¡Oigan, todos! -grita- ¡Ya llegó la novia de Drew!
- ¡No es el fin del mundo para que vengan como salvajes a conocerla! -me quejo en voz baja- Dios, por todo hacen una fiesta. No es gran cosa.
- Sí lo es -Drew me contradice- ¿Y sabes por qué? Porque yo jamás he presentado una novia a la familia, es decir, ni siquiera pensaron que lo haría alguna vez.
- ¡Menos mal! No hay comparación entre las fáciles de esas con las que salías y Fabiola. Mí mejor amiga es la mejor de todas -ruedo los ojos y miro a Fabiola. Ella me mira sonriente y enternecida.
- Te quiero -se limita a decirme.
- También te quiero -sincero, fingiendo llorar, haciéndola reír nuevamente- Ambas.
- ¿Dónde está? ¿Dónde está la chica? -tía Ana entra por la puerta, mirando a todos lados. Da algo de miedo.
- Aquí, eh -Drew alza su mano- En el sofá.

Los ojos de tía Ana se posan en Fabiola, que luce un poco nerviosa, pero intenta disimularlo. Luego, se acerca a nosotras o más bien a ella, y la mira como si se tratara de un objeto antiguo recientemente descubierto, listo para una exhibición en un museo. 

- ¡Eres más linda de lo que creí, y mucho más sencilla! -exclama tía Ana- No sé, me imaginé a una chica de esas con pantalones manchados como si tuviesen cloro encima, con unas zapatillas nike y una playera mostrando todo el ombligo de un color chillón fosforescente. Oh, y con flequillo recto hasta la mitad de la frente, con un piercing en la nariz, probablemente todo infectado.
- Tía, ¿Qué está diciendo? -Drew interviene- ¿De verdad pensó que yo estaría con una de esas que se avergüenzan a sí mismas haciendo el ridículo de esa forma? ¿Tan mal piensa de mí?
- Olé, ella tiene un punto -le hago recordar- Es que nadie creyó siquiera que saldrías con alguien decente.
- No lo habría dicho mejor -tía Ana me da la razón. Besa la mejilla de Fabiola- Mucho gusto en conocerte, cariño. Me han hablado mucho de ti. Estaba ansiosa por verte, nos vamos a llevar muy bien.
- Muchas gracias, señora. Lo mismo digo.
- ¡No me llames señora! -le pide divertida- Sólo dime Ana. No soy una vieja. Y otra cosa más, no sé si Cristal te lo ha dicho pero suelo tirar muchas bromas. A lo que quiero llegar es que no debes tomarte nada de lo que diga tan a pecho.
- De acuerdo -Fabiola sonríe, ya más relajada. 
- ¡Ay, que dulzura de niña! -le acaricia la mejilla con suavidad. Entonces, se gira hacia Drew y le da un puñetazo en el brazo- ¡Cuídala! Si le haces algo te pego.
- ¿Qué? -Drew comienza a frotar la zona golpeada- ¿No debería ser al revés? Si ella me rompe el corazón a mí, porque yo soy su prioridad, su sobrino preferido, debe cuidarme.
- ¡Incluso si ella te lo rompiera sería tu culpa! -le grita la tía Ana, riendo- Los hombres no se dan cuenta de nada ni aunque nos pusiéramos un cartel en la frente dando la razón de nuestro enfado. Su cerebro no procesa bien la información.

En ese momento, los demás comienzan a entrar a la casa. Miro hacia la puerta y casi todos están entrando. Cada uno se dispone a saludar a Fabiola con una sonrisa de oreja a oreja, al parecer, de inmediato se sienten bien con su presencia. Me preparo para ver a Seth nuevamente, pero él aún no entra y papá tampoco.

Mamá anuncia que pasemos a la mesa para cenar y, cuando Fabiola se pone de pie para que vayamos juntas a sentarnos, me toma fuerte por el brazo y me atrae hacia ella. Miro su cara y luce más pálida de lo normal, incluso preocupada y asustada.

- ¡Dios, no! -se queja casi en un susurro- ¡No puede ser!
- ¿Qué pasa? -pregunto- ¿Estás bien?
- Emergencia femenina. Parece que me llegó el período.
- ¿Estás bromeando? -comienzo a reír, sin poder evitarlo- ¡En hora buena, mujer!
- ¡No es gracioso, Cristal! -me regaña con coraje- ¿Qué hago ahora?

La jalo hacia las escaleras y juntas la subimos. Nos apuramos para llegar al baño a tiempo. Me meto con ella dentro y cierro la puerta con seguro. Me giro para darle un poco de privacidad, sabiendo que ella está bajándose el jeans, para aclarar sus dudas.

- Se me ha manchado la braga -la oigo decir. Otra vez, mis risas no tardan en salir- Como te sigas burlando, voy a terminar molesta.
- ¡No te lo tomes así! -me volteo. Ella intenta taparse- Ah, Fabiola, ni que te fuera a violar. ¿A quién le llega el período justo en la fecha en que conoce a la familia de su novio? Has de recordar este día durante el resto de tu vida. Debes recordar que cuando se acercan tus días debes estar con toallas higiénicas y ropa interior al alcance, no sé,en tu bolso o algo.
- Muy graciosa. ¿Vas a ayudarme o qué? ¡Dime qué hago! -exige paranoica.
- Relax, amiga. Te voy a prestar ropa interior mía.

Me giro y abro la puerta, saliendo. Camino hacia mi habitación y saco lo necesario de un cajón de la cómoda. No tardo en volver a salir del lugar, para luego adentrarme en el baño otra vez. Le entrego la prenda a Fabiola, que está frunciendo el ceño. Entonces, reviso una cajita que está junto al lavamanos, y saco una toallita higiénica.

- Ten, úsala -se la extiendo.
- Gracias. Y para la otra cierra la puerta, si alguien hubiese venido habría visto hasta lo que comí la semana pasada y no habría sido bonito.
- ¡No te lo tomes como algo malo! -le pido- Ha sido muy gracioso, tienes que admitirlo.

Antes de volver a salir del baño, me percato de que suelta unas carcajadas, lo que es suficiente para mí. La espero en la puerta como toda una buena amiga y, cuando sale, hace una mueca de desagrado.

- ¿Cómo usas estas cosas? -se acomoda la ropa por encima- Se me entierra en la raya del trasero, casi ni puedo caminar.
- Son muy cómodas -me pongo una mano en el pecho, algo ofendida.
- Estás loca, esto está lejos de serlo -sonríe y me toma del brazo, llevándome hacia abajo- Seguro ya todos acabaron de comer. Y ahora dime, ¿Por qué pareces una gallina aplastada contra la carretera, pisada por un caballo lleno de excremento en sus herraduras?
- ¿De qué estás hablándome?
- Tu cara está fatal, tienes demasiados tonos de maquillaje y colores del arco iris.
- Ah, eso -digo con desinterés- Ariela me maquilló.
- Ya veo.

He estado tan distraída con este pequeño espectáculo divertido de Fabiola, que cuando llego abajo y me topo con la figura de Seth, casi me da un infarto, como si no me esperase verlo, siendo que ya sabía que estaba en casa. Los únicos dos asientos libres que quedan están separados. Fabiola se sienta al lado de Drew, mientras que a mí no me queda más remedio que sentarme frente a Seth. De inmediato, la vez en que él se quedó a tomar el té en casa por primera vez, se adentra en mi mente. Me sentía demasiado cohibida, nerviosa e incómoda. Ahora siento lo mismo, multiplicado en diez.

- ¿Por qué tardaron tanto? -pregunta mamá- ¿Y cuándo te vas a quitar eso de la cara?
- Uhm, no fue nada, solamente buscaba una cosa -miento disimuladamente- Y es que Ariela me dijo que no me lo quitara, creo que ya lo dije.
- Sí, tía -reconoce ella- Yo se lo pedí porque se ve hermosa.
- Que linda inocencia tienes, pequeña -le dice Drew- ¿Quién me pasa la carne?

Tío Dino estira el brazo, toma la bandeja con lo pedido y se la entrega a mi hermano. Me sorprendo cuando noto que Alejandro está sentado a mi lado, ¿En qué momento llegó? ¿Ya estaba ahí cuando yo me vine a sentar? Gran dilema.

- ¡Y bien! -exclama la tía Susana- Queridos Seth y Fabiola, estoy segura de que todos aquí queremos conocerlos. ¿Qué nos dicen de ustedes? ¿Estudian algo? ¿Cómo conocieron a nuestros sobrinos?
- Bueno, yo conocí a Cristal en clase -responde primero Fabiola, lo que me sorprende, ya que luce con bastante confianza en sí misma, casi ni se le nota en la voz su timidez- Así que por ende, de ahí conocí a Drew y a Seth.
- ¿Conociste a Drew hace mucho? -le pregunta interesada.
- No tanto, solamente un tiempo después de entrar a clase este año.
- Ah, entonces es ya hace meses. ¡Que bonito! ¿Cómo es que no se conocieron antes?
- Yo nunca había venido a su casa -explica riendo.
- Oh, entiendo. Pues que mal. Cristal, debiste invitarla antes porque ésta chica es un cielo -se mete conmigo- ¿Y tú, Seth?
- Estudio Artes en la universidad -da a saber. Su voz grave y masculina, me hace estremecer.
- Somos los mejores artistas en todo el maldito mundo -dice Drew con orgullo.
- Maldito es una mala palabra -le interrumpe Ariela, frunciendo el ceño.
- Disculpas sinceras a ti, entonces -le pide Drew con sarcasmo- He de merecer la muerte. Lo que he dicho es un pecado. ¡Me iré al infierno!
- Drew, no seas pesado -exige mamá, mirándolo mal.
- Sólo estoy hablando con ella -explica.
- Hijo, a nadie le importa eso, solamente déjala -ahora es papá quien le habla.
- Bien, pero sólo bromeo con ella -aclara. Luego mira a Fabiola, sonriente- Eres preciosa.

Mi mejor amiga se ruboriza ligeramente y es suficiente para que yo me ponga a reír ligeramente y me llene de ternura. No pensé que mi hermano la haría sentir tan feliz, así que por dentro estoy encantada. Y no sé cuánto tiempo pasa desde entonces, porque me concentro en mi comida. Es tanto lo que me distraigo, que no escucho ninguna conversación y me asusto cuando la voz de alguien me saca de mí.

- Cristal, cariño, ¿Estás bien? -me pregunta mamá, preocupada- No paras de comer, no hablas nada y estás demasiado seria. Siempre comentas cosas en las conversaciones.
- Sí, eso es cierto -se le une tía Ana- ¿Tienes el mal de amores? ¿Alguien te está haciendo sufrir?

Ella no tiene ni idea de todo lo que he llegado a sufrir a causa del tema que ha tocado. Siento una punzada en mi pecho al recordar, y eso era exactamente lo que no quería que pasara. Pero me las arreglo para sonreír, alzar bien la cabeza y decir:

- No, es sólo que la comida está demasiado buena -vuelvo a mentir. Justo en ese momento, puedo sentir la mirada de Seth atravesándome.
- ¿Estás segura? -me sorprendo cuando me doy cuenta de que es él quien me está preguntando. Lo observo, y está alzando un poco la ceja. No sé si me lo pregunta porque de verdad presiente que es otra cosa lo que me tiene mal, o si lo hace sólo para probarme- Porque, que yo sepa, cuando se tiene el mal de amores te da muy poca hambre. Y tú ya has comido tres platos, nunca te vi comer así.
- Eso es cierto -mamá le encuentra la razón.
- ¿Fueron tres platos? -ahora estoy aún más sorprendida- La verdad es que no me di ni cuenta. Y en algunos casos, da todo lo contrario, como a mi.
- ¿O sea que sí tienes el mal de amores? -Seth insiste.
- No he dicho eso -el corazón se me comienza a acelerar.
- Pero tampoco te negaste.
- ¡Vaya, Cristal! -tía Susana exclama, bastante entretenida- ¡Te han pillado! No hay nada de malo con tener ese mal, bonita. Todos pasamos por ello alguna vez.
- No estoy pasando por eso ahora mismo, ustedes entendieron mal -los nervios comienzan a hacerme alterar- ¡En serio!
- ¡Se sulfura! -Drew comienza a molestarme- ¿Por qué te pones roja?
- Oh, Dios -sujeto mi cabeza con ambas manos- Basta.
- Pobre de mi hija, ha estado bastante extraña desde hace días -comenta mamá, lamentándose.
- ¡Mamá! -me quejo- Yo estoy normal, muy normal. No me pasa nada.

El hecho de que éste tema sea tocado con Seth aquí presente, hace que lo único que quiera es salir corriendo a la habitación a esconderme. No quiero que se entere de nada de lo que he hecho, y menos del espectáculo que monté anoche con papá y mamá, cuando dije cosas que no debí decir.

Por suerte, el tema queda dejado de lado. Al parecer, todos se dieron cuenta de lo poco que me agradaba tener esa conversación, y encima Seth se pone a preguntarme porquerías. Tengo calor, parece que estoy sudando. Ya quiero que la noche acabe para poder irme a la cama, dormir, y estar tranquila. Lo anhelo con el alma. 


¡Hoooola! Prometí que subiría hoy viernes, y pues aquí está el capítulo. Lo que me he divertido al escribir eso del período, es que me lo imaginé y todo JAJAJA. ¡Los siguientes capítulos no se los pueden perder! Diooos, estoy ansiosa por publicarlos, no tengo palabras. Muchas gracias por cada comentario del capítulo anterior, son las mejores, no exagero. Las palabras que tienen para decirme son completamente hermosas, perfectas, no puedo evitar sonreír y sentirme afortunada cada vez que las leo. Suelo leer varias veces cada uno, porque de verdad, no puedo explicar lo mucho que me gustan. Así que bueno, espero que tengan bonito día o noche, que estén felices, y todo lo bueno que se le puede desear a alguien. Recuerden, +8 comentarios para que suba el próximo capítulo y si pueden voten en reacciones. ¡Un beso enorme! Las adoro, muaaah.



9 de junio de 2015

Capítulo treinta y tres - Fresa con Chocolate.



Todo mi interior estalla de la sorpresa. Siento la forma en que mi corazón sube hasta mi garganta, se atasca en el lugar mientras que yo intento con toda mi fuerza respirar. No puedo creerlo. Él está aquí. Ha venido, ¡Y yo no lo sabía! He sido imprudente. ¿Cómo no se me ocurrió que alguien podría invitarlo? ¿Por qué nadie me ha dicho nada? ¿No era algo tan importante, acaso? ¡Por supuesto que no! ¡No tienen razón para pensar que podría importarme, porque nadie sabe nada de lo que sucedió!

Parte de mi interior quiere darse la vuelta, subir las escaleras y encerrarse en mi habitación, pero la cosa es que no puedo. Tengo las piernas inmóviles, mi cuerpo no reacciona. No puedo hacer otra cosa que mirar hacia la puerta. Mirar hacia a él.

- ¡Seth, adelante, pasa! -le invita mamá, muy animada- Déjame presentarte a mi familia, te va a encantar. 
- Gracias, señora, ¿Cómo se encuentra? -se acerca a mamá lo suficiente y deposita un beso en su mejilla.
- ¡Perfecto! -responde. Seth termina de entrar a la casa, y suelta una sonrisa. Mamá se gira en dirección a todos- Y bueno, ya han escuchado su nombre, pero tengo que aclarar que es el mejor amigo de Drew. Se han conocido en la universidad, y es bastante unido a nosotros. Siempre viene.
- Es un placer -asegura Seth, sin dejar de parecer simpático.
- Eh, hermano, dame eso -Drew camina hacia él y toma la gran bolsa negra que tenía entre sus manos. Yo ni siquiera sabía que estaba cerca- Es más que suficiente para la barbacoa -dicho eso, se gira y se va hacia la cocina.

Mi pecho da un vuelco cuando Seth entierra sus ojos en los míos. Su sonrisa no desaparece, pero puedo sentir que su mirada representa otra cosa. Es amenazadora, escrutadora, casi como si estuviese probándome. Trago saliva, nerviosa, pero intentando no demostrarlo. Es como si me dijera: Estoy aquí, Cristal. ¿Seguirás intentando escapar?

Tan rápido como me miró, deja de hacerlo. Avanza hacia mi tía Susana, que está sentada en uno de los sofás y la saluda tal como lo hizo con mamá. Luego hace lo mismo con la tía Ana. Cuando llega a papá, le da un abrazo de esos en que al final terminan dándose palmadas en la espalda. Entonces, cuando se acerca a mi tío Dino, le da la mano firmemente con mucha seguridad, mientras se presenta personalmente.

Sólo entonces me doy cuenta de que estoy demasiado cerca de ellos. Prácticamente, estoy al lado, pero a unos dos metros. Ese simple pensamiento hace que mis manos comiencen a sudar. Aún sigo sin moverme, debo parecer la más tonta. Sé que Seth se da cuenta de que todo ha sido muy inesperado para mí. ¡No puedo dejar que note que me afecta su presencia!

Los nervios me poseen. Si finjo desinterés probablemente no me salude y todo estaría bien. ¿Por qué a mí? Anoche he estado triste, por la mañana antes de ir al instituto me he despertado sintiéndome aún peor, y he vuelto con la misma tristeza. No necesito nada más haciéndome sentir así. La presencia de Seth me exalta mucho, me hace pensar cosas que no deseo, sentir sensaciones que no deseo y reaccionar de manera que tampoco deseo.

Miro hacia la puerta, y de pronto siento que se acerca a mí. Finjo que apenas me doy cuenta de que viene, como si fuese algo que no esperara, que me tuviera sin cuidado. Comienzo a frotarme un ojo, desinteresada de todos.

- Cristal -me habla. Quito mi mano de la zona de mi rostro y lo miro con atención, sin inmutarme. Pero toda mi relajación fingida se va por la borda cuando lo hago.
- Seth -le imito. La mirada intensa que me da no desaparece ni por un segundo. Entonces, se agacha un poco a mi altura y deposita un beso en mi mejilla.

Sentirlo así, de ese modo, se siente tan extraño que me estremezco. Después de lo que sucedió entre nosotros, sentir algo en la mejilla está totalmente fuera de lugar. Pero no sé a lo que quiero llegar con este pensamiento, así que lo intento alejar de mi mente con todas mis fuerzas. Por otro lado, es la primera vez que nos saludamos de esta manera. Nunca nos dijimos ni un hola, casi. ¿Habrá alguien aquí tan observador como para darse cuenta de tan pequeñísimo detalle?

Ninguno de los dos dice algo más. Se da la vuelta, y comienza a caminar hacia Drew. De inmediato aparto la mirada de sus movimientos, no quiero demostrar interés. Me niego. Porque lo que ocurrió entre ambos no significó nada. Nada más fue un momento caliente y hormonal. Él no tiene más interés por mí, aunque me cueste reconocerlo. ¡Se nota! Es más que obvio, ¿Por qué querría algo más de mí? O mejor dicho: ¿Por qué querríamos algo más entre nosotros? No hay razón. Él se aleja de mí, yo me alejo de él, hacemos como que nada nunca pasó y seguimos con nuestras vidas. Fin.

- Cristal, ¿Jugarás conmigo o no? -la voz de Ariela me saca de mis pensamientos. Miro hacia abajo, hacia ella.
- Uhm, no -respondo. Ahora, miro hacia la ventana.
- ¿Por qué no? -pregunta. Vuelvo mi mirada hacia ella, comenzando a irritarme.
- No tengo ganas -aclaro.
- ¡Por favor, no quiero jugar sola! -insiste. Me toma de mi sudadera y comienza a jalar con desenfreno- ¡Es aburrido! Nunca nadie quiere jugar conmigo, Vicente jamás lo hace y no tengo una hermana.
- Por Dios, que vida tan difícil -digo con sarcasmo, pero algo dentro de mí se ablanda. Suelto un suspiro- Está bien, pero sólo un rato.
- ¡Sí! -me toma de la mano y me lleva hasta la mesa de centro, que por cierto es de madera. Hace las cosas de encima a un lado, dejando un espacio- Siéntate allí.
- ¿Para qué? -cuestiono.
- ¡Siéntate! -hago caso sin comprender. Va hacia la tía Ana y le pide su mochila. Vuelve, y entonces veo que tiene una caja con maquillajes de princesas.
- Oye, yo no...
- ¡Seremos muy bellas! -exclama con alegría- Voy a maquillarte y verás que te va a gustar mucho.
- Mejor te maquillo a ti, porque yo sí sé hacerlo -propongo, pero frunce el ceño en respuesta.
- No, tú no sabes. Yo mando aquí.

Eso en particular me hace poner mala cara. Niña de porquería, que parece creer tener poder sobre mí. ¡Tan  pequeña de edad y tan mandona! Sin embargo, no tengo ganas de discutir, es lo último que quiero, menos con ella. Se vería muy inmaduro. Si de por sí me comporto histérica con la gente, el que lo haga con Ariela sería una vergüenza.

Ella saca sus maquillajes y los separa como toda una experta, segura de lo que hace. Suelto una pequeña risa, casi inaudible. Todos están a nuestro al rededor conversando, probablemente mirando, pero en este momento la verdad quiero ver como le va con eso del maquillaje. Quizás sepa y la estoy subestimando. ¿Qué daño podrían hacerme unos maquillajes de princesa? ¡Ninguno!

- Por fin lucirás bien -escucho comentar a Drew, seguido por unas risas provenientes de Alejandro y de Vicente. De inmediato miro en su dirección.
- Al menos puedo serlo, no como tú que estás siempre horrible -escupo. Vicente se pone a reír por lo que he dicho y Drew lo fulmina con la mirada. Sé que Seth está a un lado de ellos, pero no lo miro.
- Cállate -es lo único que termina diciendo.

Ariela me pide que cierre los ojos y le hago caso. Lo siguiente que siento es que pasa una brocha para sombra de ojos por mis párpados, al menos creo que es eso. Respiro profundamente y luego boto el aire, muy despacio. Sentir esto me relaja de alguna forma. Bueno, el tener los ojos cerrados siempre es relajante, pero en casa me siento segura, aún con la presencia de Seth. Si mi familia está cuando está él, todo estará bajo control, él no me hablará, no sucederá nada.

- ¿Luego podré ponerte una cosita en las pestañas? -me pregunta de repente- Esa como que tiene unos pelitos extraños.
- ¿Máscara de pestañas? ¿Rimel? -pregunto.
- ¡Sí, eso! -dice. Lo pienso por un momento, pero estoy segura de que diré que no. Puede enterrarme el pincel en un ojo.
- Prefiero que me hagas todo lo demás, pero precisamente eso no.
- Oh -suelta un bufido- Está bien.

Con el paso de los segundos y minutos, sigo sintiendo que Ariela me pasa un montón de cosas por la cara. Escucho los temas de conversación de mis tías con mi madre. La mayoría es de personas que viven por las calles de nuestro barrio. Hemos estado casi toda nuestra vida en esta misma casa y todos se conocen. En pocas palabras están hablando de chismes, y tengo que admitir que es gracioso.

- Bien, nosotros vamos a ir afuera -comienza a decir el tío Dino, con un vaso con cerveza en la mano- Y haremos la barbacoa. Drew, eh -lo llama- ¿Hiciste el fuego?
- ¿Yo? -pregunta, que tonto- ¿Se suponía que debía hacer eso?
- ¡Pues claro, hijo! -ahora le habla papá- ¡Te lo dijimos hace un rato!
- Recorcholis, lo olvidé.
- ¿Quién dice recorcholis? -digo, partiéndome de risa, sin abrir los ojos porque Ariela no me deja, ya que ahora está poniéndome delineador.
- Tú no te metas, fea de alcantarilla -me insulta- Te ves horrible.
- ¡Se ve hermosa! -Ariela me defiende- El maquillaje que le he puesto es el mejor.
- Hermosa en el más allá, con los muertos y demás, mejor dicho -se burla Drew.
- Tío, no seas pesado, es una niña -escucho a Seth decir.
- Ariela, pégale a Drew -le dice la tía Ana, riendo- Se lo merece.
- Y bien, entonces -dice el tío Dino- todos los hombres de la casa vamos afuera, las mujeres necesitan tiempo a solas para hablar mal de nosotros y de lo que hacemos mal -abro ligeramente un ojo y veo y escucho que le dice a la tía Ana- ¿Cierto, mi amor?
- ¡Cierto, Dino! Tú si sabes, cariño.

Ambos sonríen y me parece increíble, ¡No se toman nada a pecho! Se admiten cosas que sorprenden e incluso dejan en ridículo a la otra persona, pero sin embargo siguen felices. Admirable, un día les diré lo que me provoca su actuar.

Decido volver a cerrar los ojos, pero siento cuando todos ellos van caminando hacia la puerta y luego salen. Sé exactamente cuando Seth pasa por detrás de mí, es como si pudiera sentirlo sin siquiera mirarlo. No sé si es la cantidad de tiempo que se demora en cambiar de pie al caminar, o si es el sonido que sus zapatos hacen, o simplemente su presencia.

- Y bien, ¿Les dije que la semana pasada los primos del Dino fueron a mi casa? -pregunta la tía Anita- Pero bueno, si lo hice, se los diré otra vez.
- Yo no sabía nada -dice mamá.
- ¿Cómo que no? -cuestiona la tía Susana a mamá- Yo te conté, cuando estábamos en casa de nuestra mamá tomando té la semana pasada.
- ¡Oh, ya me acuerdo! -exclama mamá, entusiasmada.
- Pues bien, resulta que hicimos carne -comienza a decir la tía Ana- Entonces la piqué en muchos pedazos. La cosa es que sólo era para el Dino, el Vicente, la Ariela y para mí, porque nadie sabía que esos primos vendrían. Entonces tuve que hacer más carne, ¡Pero ni siquiera alcanzamos a comer! Puse dos bandejas llenas en la mesa y cuando fuimos a sentarnos no quedaban. ¡Me calenté como no saben!
- ¡Grosera! -le grita la tía Susana, y ella con mamá explotan en carcajadas, entonces agrega:- Caliente de mierda.
- Agh, tú sabes a lo que me refiero. Puede que lo que dices sea verdad, pero no me refiero exactamente a eso ahora -bromea- Como conclusión quiero decir que se comportaron como unos animales. Lo de la carne es algo mínimo, pero fueron muy desconsiderados. Encima, al otro día yo tenía que ir al trabajo junto con el Dino, ¡Y recién se decidieron ir en la madrugada!
- Ya, zorra, a nadie le interesa -le dice la tía Susana- Lo que yo quiero es preguntar una cosa. ¿Cristal está con ese joven que llegó?

Por poco se me detienen el corazón y me desmayo. ¿De verdad acabo de oír eso? Requiero de toda mi fuerza de voluntad para no abrir los ojos y girarme, mostrando mi impresión. Me hago la que no ha escuchado nada, y dejo que Ariela me siga maquillando.

- Eh, cariño, no te hagas la sorda -tía Susana siempre ha sido difícil de engañar. Me volteo lentamente- ¿Estás con él o no?
- Claro que no -respondo decidida, casi muriendo de los nervios- Estoy sola.
- Pues que raro, Cristal -murmura, y luego repite:- Que raro.
- No lo es -me niego, intentando sacar conversación para que no se note lo que siento en mi interior- ¿Por qué lo sería?
- Preciosa ingenua, hasta yo lo sé -dice ahora la tía Ana- Es bastante guapo. Tendré más de treinta años, pero estoy segura de que si un hombre como él se me hubiese puesto en frente a tu edad, no me habría tardado en sentir al menos un poco de atracción. Alguien como él es un manjar.
- Yo no voy a decir lo contrario -suelta mamá. De inmediato todas comienzan a reír. Yo me uno a ella, soltando unas pequeñas carcajadas, no sé si del pánico o felicidad.
- Ya, bueno, pero en serio -decido admitir, a media mentira- No pasa nada con él.Ç
- Que triste -tía Susana se da por vencida- Pero bueno, así es la vida, mi niña.

Todas se terminan parando del sofá, yendo hacia la cocina. Ariela no tarda en terminar de maquillarme, y cuando lo hace me pide que no me quite nada de lo que me ha puesto, que quiere que me quede así el resto de la noche. Le digo que está bien, y entonces voy hacia la cocina también, porque a mamá se le ha ocurrido llamarme.

- Hija, por favor -me dice, mientras me entrega una olla con pollo y carne- Llévalas allá afuera, no es necesario que la vuelvas a traer.
- Oh, no, mamá -me abstengo. No quiero estar cerca de Seth todavía- ¿Y si llamas a papá para que las lleve?
- Te lo he pedido a ti, obedece -insiste, frunciendo un poco el ceño.
- Pero yo...
- Ahora -se pone brava. Ruedo los ojos y me voy con la olla entre mis manos.

Llego a la puerta de salida hacia el patio y, tomando un respiro profundo, la abro. Camino hacia un lado del lugar, y mientras me acerco a la barbacoa noto que Drew nota mi presencia, y se pone a reír. Eso hace que todos se giren a mirarme. Seth está incluido, por supuesto, lo que es lamentable.

- Mamá me mandó con las carnes... -les digo, pero tío Dino me está mirando con ternura y papá intenta no reír. Me esfuerzo por no mirar la reacción de Seth, lo bueno es que lo logro- ¿Qué pasa?
- Mi hija es una estupenda estilista -comenta tío Dino- ¡Seguro será una profesional!
- ¿No deberías quitártelo? -sugiere papá- Tienes todo muy... extravagante.
- Ella me ha pedido que no me lo quite. ¿Está tan mal?
- Mal sería un halago -se mete Drew. Lo miro con odio- ¡Pareces un monstruo! La bella -se apunta a sí mismo, luego me apunta a mí-, y la bestia.
- Te acabas de referir a ti mismo como mujer, idiota -le hago notar. Drew frunce el ceño y parece analizar lo que le digo. Luego, intercambia unas palabras con Seth, seguramente preguntándole si lo que yo he dicho ha sido verdad.

Dejo la olla en una pequeña mesita que han instalado cerca de la barbacoa y, sin esperar ninguna burla más, me voy hacia el interior de la casa. Pero antes, sin percatarme lanzo una mirada directa a los ojos de Seth. Éstos no tarda en atravesarme, y entonces siento que me mira de la misma forma en que me miró en el momento en que llegó: Él esta probándome.

Con la respiración algo agitada, abro la puerta y entro. Mamá viene hacia mí con rapidez, extendiendo mi celular con una de sus manos. Me dice que es Fabiola, así que lo recibo de inmediato. Es el momento preciso para escucharla, seguro me ayuda a sobrellevar todo lo que está pasando hoy.

- ¡Hola! -saludo animada.
- Guárdate los saludos para después -ordena riendo- Estoy en camino.

                                                        ♥♥


¿Cómo han estado estas dos semanas? Espero que bien. Sé que me han estado preguntando por qué no he actualizado, pero por alguna razón decidí no publicar una entrada respondiendo, porque quería darles algo además de sólo unas explicaciones, es decir, un capítulo incluido. 
A estas alturas seguro ya nadie me cree, sé que puede ser posible, pero sin embargo, quiero aclarar cosas: Lamento mucho, de verdad, el no poder actualizar como dije que haría. Lamento mucho dejarlas esperando, también. Me duele más sabiendo lo mucho que les gusta la novela, pero si pudiera actualizar, lo haría, puedo asegurarlo. Chicas, yo no tengo una laptop para escribir. Antes sí. Tengo un pc que es de mis padres que es muy malo, es demasiado lento, tengo que hacer milagros para que dure un par de minutos sin que se quede la pantalla pegada, es tan mal que ni siquiera está bueno el lugar para conectar audífonos. Por fuera está bien, luce bonito, pero por dentro está fatal y necesita formateo. Yo no sé formatear, por lo que no lo haré y mis padres van a ver lo que pueden hacer. Otra cosa: el último comentario del capítulo anterior, escrito por una lectora, tiene muchas cosas erróneas sobre mi vida:


+ Yo estoy en clases, muchos colegios están de paro, pero el mío no.
+ Sí, siempre estoy conectada a Facebook y siempre subo fotos al instagram, pero, ¿Cuánto me demoro en eso? Unos segundos nada más. En el celular activo el wifi para lo que sea y ya aparezco como conectada. Comparar eso con cuánto me demoro escribiendo un capitulo, por favor. Sobretodo cuando yo soy muy exigente conmigo misma, si no me gusta algo que escribo lo borro y ya está, aunque sea el capítulo completo. ¿Y si agregamos que mi pc es una total cosa lenta? Las ganas de escribir se quitan, porque la inspiración cuando te llega, te llega, y si se va pegando el aparato a cada rato, se esfuma.
+ Estudio una carrera, es bastante exigente. Cada vez tengo más trabajos y exposiciones, se acaban unas y llegan otras. Además, tengo controles casi todas las clases y exámenes todas las semanas, al menos dos. Tengo que leer libros para clase y todo, ya ni leo novelas que me gustaba leer por esto. Ni con mi mejor amiga puedo hablar bien porque siempre ando haciendo algo. 

Si alguna de ustedes me sigue, avísenme, porque las sigo de inmediato.
¿A qué quiero llegar con esto? Disculpas, y si no me importara esto no me tomaría el tiempo de darles una explicación extendida, siquiera. ¡Muuuuchas gracias a cada una de las que me sigue apoyando! NO voy a cancelar la novela, eso jamás. ¡Y ya he avanzado la mitad del capítulo siguiente! Si de aquí al viernes hay +8 comentarios, subiré ese mismo día, lo prometo. Además de que, bueno, sería viernes, tocaría subir JAJAJA. ¡Ya me voy! Un beso a cada una, tener un lindo día, dulces sueños, y todo. ¡Nos vemos!