23 de diciembre de 2015

Capítulo cuarenta y cuatro - Fresa con Chocolate.



Camino pisando el tierno pasto del húmedo suelo. Como estamos en un bosque, los árboles impiden que los rayos del sol puedan chocar contra la tierra y lograr secarla, así que la temperatura no es sofocante como en la carretera.

Tropiezo con una roca pequeña y por poco me caigo. De inmediato me sujeto de Fabiola. La sangre comienza a subirme a la cabeza. Que vergüenza. Odio cuando pasa eso. Miro hacia todos lados para saber si alguien me vio. Al parecer no. ¡Uf! Menos mal.

- ¡Patas de lana! -escucho que grita Drew, más por atrás de nosotros, muerto de la risa. Seth y unos amigos suyos van a su lado, pero lo miran sin entender. Ellos no me han visto- Tu cuerpo se movió de tal forma que parecías un espagueti remojado. ¡Tonta!
- ¡Cállate! -grito aún más fuerte que él, volteándome- Dios, podrías conseguirte un novio más inteligente. Soy tu mejor amiga, sólo quiero lo mejor para ti.

Alzo mi cabeza para ver a Fabiola. Se encuentra apretando los ojos, aguantando sus ganas de burlarse de mí con todas sus fuerzas. Sin embargo, sus esfuerzos son en vano porque de pronto explota en carcajadas.

- Te ha dicho patas de lana -me apunta con el dedo, casi llorando.
- No puedo creer que te estés riendo. No le encuentro la gracia.
- Espagueti remojado -ignora mis palabras mientras continúa riendo, mientras mira al cielo.
- ¡Fabiola! -me cruzo de brazos, furiosa.
- Lo siento, es que ha sido increíble. No me culpes. Culpa a Drew -logra calmarse un poco- Deberías tener más cuidado en el resto del camino. La tercera es la vencida.
- No es cierto -miro hacia otro lado y de pronto siento que tropiezo con otra piedra. El brazo de Fabiola vuelve a salvarme y logro incorporarme. Sus risas vuelven a hacerse presentes.
- ¡Chichicuilote! -me grita Drew. Me volteo cabreada. Ahora él y todos sus otros amigos están muertos de risa, apuntándome y diciendo quizás qué cosa de mí. Seth le da un golpe en la cabeza a mi hermano, frunciendo el ceño. ¡Que le den!
- Dios -Fabiola, nuevamente, intenta calmarse. Tarda unos segundos en hacerlo, pero lo logra- Pensé que sólo te pasaba con las chanclas. ¡Que risa!
- ¿Cuáles chanclas? -pregunto, lanzándole una mirada llena de mala onda.
- Las que te ponías en el verano. Cada que ibas con ellas, por poco aterrizabas tu cara contra el pavimento. 
- No me lo recuerdes -ruedo los ojos.
- Tú preguntaste -me abraza, pero la vuelvo a mirar mal- ¡Ay, ya! No te enfades. Sabes lo mucho que te quiero.
- También te quiero mucho -no puedo evitar sonreír- Pero eres mala.

Lo siguiente que pasa es que Fabiola pasa su brazo entre el mío y seguimos caminando, pero ahora en silencio. Sus ojos viajan de un lado a otro, admirando cada flor, cada árbol, cada ave que vuela por entre las ramas buscando un lugar adecuado para posarse. 

Es una lástima que yo no pueda hacer lo mismo. Lo único que hago es pensar en el acontecimiento de hace un rato atrás, cuando estuve con Seth y tuve esas pequeñas imagenes pasando por mi cabeza contra mi voluntad. En realidad fue como una pesadilla, porque todo fue tan confuso, un momento estaba viendo a Drew con un estado de ánimo, de pronto veía a Fabiola, a Seth, luego yo lloraba... Y de verdad, fue como si estuviera viviendo ese dolor. 

- ¿Dónde demonios está el puto lago? -un Drew muy alegón rodea nuestros hombros con sus brazos- Me duelen los pies.
- ¿Te llevo la mochila? -le pregunto, burlándome de él.
- Te odio.
- Oye, Drew -lo llama Seth, mientras siento sus pasos acercándose. Drew quita su brazo de mi hombro y Seth me abraza por detrás. Sonrío- ¿Dónde está tu espíritu masculino? No debes quejarte en frente de nuestras chicas. Nos haces quedar mal. 
- Demonios, tienes razón -se pasa la mano por el cabello- Era mentira, no me duelen.
- ¡No mientas! -le reprende Fabiola, dándole un empujón mientras ríe. Drew ríe con ella, toma su cara entre sus manos y la besa.
- ¡Oh! -exclamo- ¡Esto es genial! Fabiola, ¿Te gusta el sabor? Mm... -me lamo los labios- Que ricos moquitos. Y cerilla.

Las mejillas de Fabiola se ponen rojas. Yo exploto en carcajadas.

- ¿Moquitos? ¿Cerilla? -cuestiona Drew- A mentitas será.
- Mentitas mi abuela -sigo riendo- ¡Que asco! Cepíllate. Te lo recomiendo. Aunque bueno, no es necesario porque se ve que a Fabiola le encanta.
- ¡Cristal, ya! -ella me mira mal- No es divertido.
- ¡Te pasa por burlate de mis tropiezos y mis chanclas!
- ¿De qué están hablando? -pregunta Seth- No entiendo nada. 
- Lo que pasa es que... -comienzo a explicar, pero Fabiola me interrumpe.
- ¡Bien, diré la verdad! -ella suspira en derrota. Mira a Drew fijamente a los ojos- En el bus hice que te comieras tus propios mocos y la cera de tu oreja.
- ¿Qué? -la boca de mi hermano se abre- ¿Cómo es eso?
- Fue un juego -le da un fuerte abrazo, mientras sonríe- Te amo.
- ¿Hiciste que me comiera tal cosa? -continúa preguntándole.
- Sí, pero oye, no te sientas mal. Ni siquiera te diste cuenta. Me pareció divertido.
- Fabiola... -está a punto de ponerse a discutir, pero se queda en silencio y luego parece reaccionar- Tienes razón. No hay problema. Además, yo soy delicioso, por lo que mis suciedades deben ser deliciosas también.
- Ya Drew, que asqueroso, que cerdo -lo ataco.
- ¿También yo me comí mis mocos? -me pregunta Seth, curioso. Me acerco a él y acaricio su mejilla.
- Por supuesto que no -lo beso en los labios. Él sonríe- Solamente puse mi cabello en tu nariz.
- Que considerada eres -besa mi frente- Y hermosa.
- Fabiola, eres tan traviesa como yo. Por fuera eres como un dulcesito, todo llamativo y apetecible. Pero por dentro eres una explosión de ácido -le dice Drew, boquiabierto, pero encantado- ¿Nos casamos?
- Está bien.
- ¡Desde ahora soy casado! -avisa mi hermano, tomando a Fabiola de la mano. El grupo con el que va Marizza se voltea en nuestra dirección. Entre ellas, Cinthia- ¡Oye, Cinthia! ¡Olvídame!

Ella rueda los ojos, dándose la vuelta mientras continúa caminando.

- ¡Drew! -Fabiola le golpea el brazo- No seas tan malo. 
- ¡Estoy feliz! -exclama- ¡Cuando estoy feliz necesito burlarme de la gente!
- Lo sé, pero... -mi amiga deja de hablar al momento en que desvía su mirada hacia otro lado- ¡Una liebre! -apunta con el dedo- ¡Miren, allá!

Le hacemos caso. Con rapidez nuestros ojos se quedan observando hacia un enorme arbusto. Arbusto en el que no hay nada, por supuesto. 

- ¿Dónde? -preguntamos Seth y yo al unisono.
- Creo que se metió al agujero de un poco más allá. Pero no estoy segura -vuelve a apuntar. Sí, hay una madriguera a la vista.
- Al parecer -le digo asintiendo- ¿Cómo era? Desde hace mucho que no veo una.
- Bastante grande, sin duda alguna. ¡Y bonita!
- Fabiola, sé que es grande y que te gusta, pero por favor, que quede entre los dos -le dice Drew- Me halagas demasiado.
- ¡Que mal pensado! -Fabiola se pone a reír- Eres un grosero. Y así llamas vulgar a Cristal por su vestimenta. Eres un descarado, Drew.
- Son bromas -Drew la besa en sus labios, divertido.
- ¡Jóvenes! -Picasso se hace escuchar desde adelante- ¡Ya estamos por llegar! ¡Recuerden que cuanto estemos allá se les asignará una cabaña! 

Durante los siguientes minutos, Seth comienza a preguntarme si acaso me duele alguna parte de mi cuerpo. Le digo que no, pero sigue desconforme. Me escruta con la mirada y sus ojos me recorren de pies a cabeza, tratando de hayar una mala postura o ver si acaso evito pisar de alguna manera. Sé que confía en mí, que en el fondo sabe que estoy perfectamente, pero le cuesta entenderlo y confiar en que no va a  pasar nada.

- ¿Estás segura? -insiste. 
- Sí, de verdad -vuelvo a repetir- Me siento muy bien.
- Cristal, yo no me siento así sabiendo que tú estás cargando algo. Mi sistema nervioso se desata. Las casi dos horas que llevamos caminando me he sentido como un loco.
- ¿Por qué?
- Porque me espanta que te pueda pasar algo -explica, casi paranoico- Si cualquier cosa te sucede mientras estás conmigo no me lo voy a perdonar. Se supone que tengo que cuidarte. Como tu novio quiero protegerte siempre y no exponerte a peligros. 
- Seth, todo está bien -le intento hacer entender por décima vez, con toda la delicadeza que soy capaz de entregarle- ¿Acaso has visto lo encontrario?
- Tropezaste dos veces seguidas hace rato en un lapso de treinta segundos.
- No pasará otra vez.
- No repitas eso. Cuando uno lo dice, pasa. La tercera es la vencida.
- Fabiola dice eso. Y mi madre.
- Pues no mienten.

Me doy cuenta de que él ya ha tenido suficiente. No debo ser tan egoísta sólo porque no quiero que me vean como una incapaz. Sé que no me considera así, que sabe que puedo hacer de todo, incluso una vez me lo dijo. ¿Por qué no puedo darle el gusto?

Comienzo a quitarme la mochila y cuando lo hago, la extiendo hacia él. Me mira fijamente, dudando si tomarla o no, y sé que es porque, a pesar de que en realidad quiere cargar todo por mí, le importa lo que yo pueda sentir si él la toma. 

- Puedes llevarla, no pasa nada -sonrío y le doy un besito en la mejilla- No hay problema. Ya la he cargado suficiente por hoy. Necesito un descanso. De hecho, creo que mi espalda se ha relajado considerablemente ahora, cuando me la he quitado. No he roto la promesa.


Seth sigue dudoso, pero termina agarrándola y después la cuelga en su hombro libre. No dice nada. Sólo se limita a volver a tomar mi mano. Puedo jurar que incluso ahora su mano está más relajada. Está muy tenso en ocasiones y a veces eso me preocupa. Sonríe. Yo sonrío. Le doy unos ligeros apretones en su manito sin razón aparente, sólo como un gesto juguetón y de cariño. Suelta unas risitas. Me gusta nuestra manera de comunicarnos así, sin palabras, sólo con cosas minúsculas.


+++

El lago comienza a ser visible ante nuestros ojos. Estamos a sólo unos metros de salir de entre los árboles y casi puedo sentir la diferencia de humedad, aún cuando no he salido todavía. Drew nos apura y comenzamos a caminar más rápido. En un santiamén estamos fuera del bosque, con la vista fija en el lago, que ahora está completamente expuesto para nosotros.

Es enorme. Está rodeado de plantas y vegetación, además de tener patitos nadando en el agua. Algunas garzas están de pie por las orillas, tratando de cazar alguno que otro pecesito y así poder saciar su apetito. Las aves, de vez en cuando, van lanzándose al agua mientras se hunden hacia abajo y luego, al sacar su cabeza, la sacuden tirando fuera cualquier rastro de agua de sus plumitas. Estoy maravillada.

- ¿Te gusta? -me pregunta Seth, abrazándome por mi cintura y acariciando mi vientre.
- Oh, sí, bebé. Por supuesto que me gusta. ¡Sigue, sigue! -jode Drew, muerto de risa. Lo fulmino con la mirada.
- ¿Podrías dejarlos de una vez? -le pide Fabiola, capturando su atención y poniéndole un tema de conversación. Mientras, yo vuelvo a mirar hacia la belleza natural.
- Sí, pero eso sería poco -respondo a Seth, ahora sin interrupciones- En el instituto nunca nos hacen paseos así, sólo para disfrutar y vivir la experiencia.

- Voy a hablar seriamente con ellos. No puede ser que mi novia desee tener viajes y ellos no se los den -finge estar fastidiado. No puedo evitar reír. Me gusta su manera tan simple de decir las cosas.


Picasso comienza a gritar que todos nos acerquemos a él. Miro hacia donde está y se encuentra con una mujer a su lado. Nos vamos hacia allá y lo rodeamos, atento a lo que dirá. El sol pega fuerte y no hay algo que lo bloquee, así que lo mejor sería que no se tarde mucho en hablar.


- La señora que está aquí a mi lado es Jaqueline. Ella va a ser quien va a asignar a las chicas sus cabañas y al estar dentro les dirá algunas reglas que deben seguir. Por mi parte, voy a asignar las cabañas de los hombres. A las una de la tarde vamos a juntarnos todos en la cabaña tras de mí -indica. Es la única que está a la vista, la primera que vimos al llegar-, porque allí es donde se encuentra el comedor. Vamos a alimentarnos todos juntos, cada quien con la comida que trajo, por supuesto. El que vino sin nada se morirá de hambre y tendrá que sobrevivir a su suerte, lo siento -parece que no lo dice en broma, porque está muy serio- Hasta esa hora van a tener tiempo suficiente para sentirse a gusto en su cabaña. Recuerden que nos vamos mañana. Bueno, síganme. Y las chicas sigan a Jaqueline.


Seth y Drew nos hacen un gesto de despedida. Asentimos con la cabeza, sabiendo que no es necesario nada más porque nos veremos pronto. Supongo que cada uno de los presentes sabía que no iban a permitir que ambos sexos compartieran cabañas. Eso, ni en un millón de años, lo permitirían. Y también, medio mundo, sabe la razón.  

Las cabañas se encuentran un poco más allá, por entre los árboles. Mientras caminamos me doy cuenta de que el lago es más grande de lo que creí, porque se extiende mucho más allá. Sólo me había fijado en una parte de él. Hay un enorme lugar por recorrer y quiero conocerlo por completo, o al menos hasta donde pueda. No tengo dudas.

Cuando llegamos, todas nos sentamos en una mesita que hay, lo suficientemente alargada como para que  podamos caer todas. Jaqueline se queda de pie, con un cuaderno entre sus manos. Comienza a revisar lo que dice, y luego nos mira con atención. 

- Chicas, ya saben mi nombre, así que supongo que no es necesario que les diga algo más de mí. Como dijo su profesor, deben seguir unas cuantas reglas. Estas reglas son sólo dos. La primera es que cuando se vayan deben dejar todo en el interior tal y como estaba, sin ningún rasguño o daño. Y la segunda es que, definitivamente, por nada del mundo, pueden meter hombres a sus cabañas. Si no vinieran por la universidad, podrían, pero como es un paseo de estudio queda estrictamente prohibido -todas asentimos- Ahora, voy a distribuirlas. 

Comienza nombrando algunas chicas. No puedo evitar notar que, de un momento a otro, los ojos de Marizza se posan en mí. No le quito la mirada, así que ella es la primera en cortar el contacto visual. Al parecer no está muy a gusto con el grupo de su prima, porque casi no habla con ellas y parece aburrida. 

- ¿Fabiola? -llama a mi amiga- ¿Dónde está Fabiola?
- Presente -dice, alzando la mano.
- Bien, tú estarás en la cabaña número cuatro -le avisa. Me mira con nerviosismo, creo que esperando que nos toque juntas. Yo estoy igual- Vas a compartir cabaña con... ¿Hay alguna Marizza aquí?
- ¡Soy yo! -grita Marizza.
- Bien, entonces ustedes dos estarán juntas en la cabaña -da a por saber- Y también estará una chica llamada Cristal. ¿Quién es?
- Aquí estoy -aviso en voz alta.
- Genial. Dado que son las únicas tres que vienen fuera de la universidad, compartirán cabaña juntas y sin nadie más. ¿Les parece?


Asentimos sin ningún problema. Es mejor, así no nos sentimos fuera de lugar o algo. Tendremos toda una cabaña sólo para nosotras y eso es genial. A pesar de que Marizza haya hecho un pequeño escándalo hace rato, no me parece una molestia. Cuando la observo, hace una mueca, que no es de asco, sólo es como por hacer algo. No parece mal por haber quedado con nosotras y eso me hace sentir a gusto. Así que miro a Fabiola. Ella está sonriente y luce feliz. Y yo también lo estoy.

♥♥♥

¡He subido como dije que haría! Es súper tarde, van a ser las dos y media de la madrugada así que me despido de inmediato. Un beso a todas, +8 comentarios y subo de inmediato. ¡Las quiero! Bienvenidas a las nuevas lectoras y espero que les haya gustado lo que he escrito para ustedes esta vez. ¿Cuál fue su parte favorita? Amé escribir este capítulo, me divertí muchísimo y espero que ustedes también. ¡Adiós!




9 comentarios:

  1. Hola soy Lucia, mi parte favorita es cuando Fabiola le dice a Drew que se comio los mocos jajajaja me mori de la risa jajaja. Besitoss<3

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  2. Mi parte favorita fue cuando cristal empieza a molestar a fabiola con eso que le hizo a drew, sube ee

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  3. Me ecantoooooooooooo sube luego porfis y mi parte favorita es la misma que la de las otras chicas

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  4. Woooh tan seca que eres para escribir me encanto, mi parte favorita es obviamente cuando cristal y Justin están juntos me encanta ese tipo de parejas, bueno bye, by:javi

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  5. Siguela:(, el mejor regalo de navidad podría ser un maratón super maratón<3 y mi parte favorita es cuando cristal casi se cae jsjsj mori de risa

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  6. mii parte favorita es cuando drew se mete con cristal y cristal casi se cae...somos tan iguales jajaja en fin siguelaaa si no seas mala....feliz navidad baby que la pases super

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  7. Ni comentan para tener capítulo nuevo, bueno en fin, feliz navidad thiare que lo hayas pasado muy bien y sube kgj

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  8. Siguela por favor me encanta tu novela mi parte favorita fue cuando estaban en el lago feliz año nuevo!!!! :*

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