16 de octubre de 2015

Capítulo cuarenta - Fresa con Chocolate.



Luego de salir de Sissy's, Fabiola recibe una llamada telefónica de su madre, pidiéndole que por favor vuelva a casa, que su papá ha vuelto y está ansioso por verla. Había estado de viaje los últimos tres días y por eso fue simple que ella pudiera quedarse en mi casa, dejándola por su propia cuenta.

Cuando llegamos, los padres de Fabiola deciden invitar a Drew a cenar. Mi hermano, por supuesto, acepta ansioso. Se lleva fenomenal con los padres de mi amiga, y siempre les pone buena cara. También nos invitaron a mí con Seth, pero no aceptamos. Dijimos que otro día podríamos venir, que debíamos hacer otras cosas, pero que muchas gracias por la invitación. En realidad, lo único que pasaba es que queríamos darles unos momentos entre ellos. Drew no viene muy seguido a casa de mi amiga y cuando lo hace es bueno que tengan algo más personal.

Me subo al auto de Seth y me despido con la mano de las cuatro personas de pie en la entrada de aquella casa. Me hacen el mismo gesto sonrientes, y Seth hace partir el vehículo. La tarde ha pasado increíblemente rápido y ha sido muy divertida. Definitivamente hay que repetirlo.

- ¿Qué hacemos ahora? -me pregunta Seth.

Miro por la ventana. Está anocheciendo. El cielo tiene un bonito color naranja, morado, rosado, o mejor dicho tiene una mezcla digna de admirar. Suelto una sonrisa  y lo observo conducir. Luce tan como él, tan a su manera, tan... Seth.

- No lo sé -le digo, encogiéndome de hombros- Cualquier cosa. Si quieres podemos hacer nada. No me importa.
- ¿Quedarnos aquí dentro estacionados en alguna parte sin razón aparente? -propone sonriente. De inmediato me lleno de ternura. No se molesta en ocultar su gusto por compartir momentos conmigo. Cualquier persona, al no tener nada más que hacer, se iría, quizá proponiendo verse otro día.
- Me encantaría -acepto. Estar con él es más que suficiente- Donde tú gustes.

Seth sigue conduciendo durante aproximadamente treinta minutos más, encontrando algún lugar que le parezca cómodo. La verdad es que no tengo idea de dónde me lleva, pero me limito a guardar silencio. Ya casi no queda rastro de los colores del atardecer. El cielo está casi oscuro y las primeras estrellas comienzan a salir.

Nos detenemos en un lugar desolado. Lo más probable es que sea una zona que alguna vez fue una cancha de fútbol, pero ahora no hay absolutamente nada. Está la calle, las últimas casas están varios metros atrás, y lo que rodea la tierra de la cancha es césped junto con arbustos espinosos. Sería un perfecto lugar para que un violador coja a una chica y haga lo que le plazca con ella. Sería un perfecto lugar para que Seth violase a alguien. A mi. Pero ese no es el caso. Creo.

- ¿Qué piensas? -pregunta, quitándome de mis pensamientos. Lo miro a los ojos, abriendo la boca para hablar.
- En que... es un lugar ideal para violar a alguien -digo con toda sinceridad. Esto hace salir risas de Seth.
- Gran observación -opina. Deja de reír y nada más se limita a mirarme.
- ¿Ya viniste aquí antes? -la curiosidad comienza a invadir mi interior.
- Sí -asiente, mirando alrededor- Mi padre me traía aquí cuando niño.
- Oh...-suelto, y comienzo a darme cuenta de que es la primera vez que me dice algo sobre su vida- ¿Y qué hacían aquí?
- Nada en especial. En realidad, esto siempre ha estado vacío. Traíamos una pelota, o mis autos de juguete. Siempre que tenía el día libre lo hacíamos.
- ¿Qué hay con tu madre? -pregunto, deseando saber más- ¿También hacías cosas con ella en algunas ocasiones?
- Claro. La acompañaba cada vez que le apetecía salir a tomar aire o a relajarse, y cuando papá nos invitaba a los dos a comer afuera.
- Que lindo. ¿Siguen juntos ellos dos?
- Tengo la suerte de tener unos padres enamorados.
- Me alegro -se me escapa una sonrisa delicada, sintiendo una relajación en mis venas.

El silencio invade el vehículo. Creo que es la conversación más personal que hemos tenido. No estoy acostumbrada a ello, porque lo máximo que hemos hecho o dicho han sido cosas sólo de nosotros dos, sin incluir a nadie de por medio. Siento un poco de nervios, y mis manos están sudando. No tengo ni la más mínima idea de qué más decir. Si le sigo preguntando quizás no se sienta cómodo, y es que yo soy muy buena para hacer preguntas cuando alguien realmente me interesa, tanto que puedo llegar a hacer que la persona se agobie.

- ¿Te gustaría conocerlos? -es Seth quien rompe el silencio. Lo miro extrañada, pensando que he escuchado mal.
- ¿Disculpa? -alzo las cejas.
- A mis padres. ¿Te gustaría conocerlos? -por poco me echo a reír, pero gracias al cielo logro darme cuenta con anticipación de que está hablando en serio.

El pánico comienza a crecer. Intento decir algo, lo que sea, quizás algo que ni siquiera tenga que ver con el tema, pero no logro hacerlo. Lo único que hago es secar mis manos en mi ropa, y sonreír ampliamente.

- Por supuesto -acepto- Sería increíble.
- Ya no finjas -me pide, tan rápido que me sorprendo.
- ¿Eh? -frunzo el ceño.
- Me doy cuenta cuando algo no te agrada.
- Yo... No sé de lo que estás hablando. De verdad, quiero conocerlos.
- Estás incómoda con lo que te he dicho. ¿Qué sucede?
- Nada, Seth. No estoy fingiendo.
- ¿Puedo confiar en ti?

Y esas palabras son suficientes para que una culpabilidad enorme se forme. Bajo la mirada a mis pies, teniendo miedo de decirlo. No soy de las personas que dicen lo que de verdad sienten, mostrándose débiles ante los demás. Los últimos dos años me he atrevido a todo sin quejas, aún cuando no esté de acuerdo, porque no soporto que los demás vean inseguridad en mí. Pero ahora me siento impotente, porque por más que lo intente no puedo engañar a Seth. ¿Qué tiene él que puede leer mi interior?

- Les voy a caer como el reverendo forro a tus padres -escupo.
- Cristal...
- ¡Van a odiarme! -chillo- ¿No querías que fuera sincera y que así pudieras confiar en mí? Pues ahí lo tienes. Van. A. Odiarme.
- No es tan así. Tú y ellos se llevarán muy bien -comienza a reír.
- ¿Qué te tiene tan seguro? ¡Todos me detestan! ¿Por qué crees que se la pasan diciéndome lo pesada, antipática, malhumorada que soy? Lo primero que harán será compararme con tus anteriores novias, y hasta ahí llegaré yo.
- No. Lo único que harán será amar tu personalidad tanto como yo.

Mis ojos se abren de par en par. El silencio vuelve a reclamar el vehículo, y por un momento me siento vulnerable. Jamás, en toda mi vida, me habían dicho algo como eso. Mi corazón se estruja. Seth me mira fijamente, y yo temo que mi voz llegue a sonar distorsionada.

- ¿Estás hablando en serio? -balbuceo, sin querer.
- No veo una razón para no hacerlo. Eres la persona menos falsa que he conocido.
- Sabes que no puedo evitar decir lo que pienso ante algunas cosas. ¿Qué pasará si tu papá dice algo y yo tengo otro punto de vista?
- Si eso pasa, mi madre y yo vamos a presenciar un debate muy interesante.
- Seth, no es así de fácil...
- Lo es -me pide- Sé tu misma, como lo has sido conmigo el último tiempo.
- Suelo sentir una necesidad de decir todo lo que pienso, si se trata de un gusto, de alguien, o algo que me parece incorrecto. Molesta a quienes me rodean. No soy una persona que agrada a todos.
- Hay una pequeña parte a quienes le agradas así. A mí desde el principio, por ejemplo. Y a Fabiola.
- Oh, dos personas, vaya cantidad. Y el resto me odia en secreto. ¡Yisus, estamos hablando a tus padres! -alzo los brazos, desesperada. Seth comienza a reír, otra vez. Pero yo no encuentro nada de gracioso.
- Relájate. No va a pasar nada. Tu personalidad es especial. Se está a gusto contigo. Sé tú, vas a encantar a todos.

No digo más. Vuelvo a bajar la mirada, porque sé que tiene razón. Por fin soy como soy, pero es que lo que menos quiero es no agradar a su familia. Jamás me ha importado la opinión de los demás, pero ahora mismo eso no se aplica a este caso. Sé que es porque Seth significa mucho más de lo que pienso para mí y porque mis sentimientos hacia él son muy fuertes.

- No fingía cuando dije que sería increíble conocerlos -confieso. Él sonríe.
- Lo sé.

Desliza su mano hacia la mía, y entrelaza sus dedos con los míos. Está tibio, y por ende, sé que la mía está helada. Siempre tengo mis manos frías, nunca he sabido por qué. A él parece no importarle, porque se dedica a juguetear suavemente con sus yemas, y yo le sigo el juego. No hace falta más. No puedo explicar lo mucho que me agrada estar así con él, o de cualquier manera.

- Siento que si pregunto lo que voy a preguntarte, voy a arruinarlo todo -decide hablar. De inmediato el típico sentido de alerta que surge en mí cuando tengo un mal presentimiento, se activa. La diferencia es que tiene muchísima más intensidad, y en el fondo creo que es por una cosa- Pero voy a preguntarlo de todos modos.
- ¿No puede ser en otro momento? -le pido. Me sorprendo al darme cuenta de que ha sonado casi como una súplica. No quiero que este momento se arruine- Me siento muy bien ahora.
- Quiero que sea lo antes posible -insiste. Aprieta mi mano. Es algo malo. Suelto un suspiro, y apoyo mi cabeza contra el cabezal, cerrando los ojos con fuerza- ¿Quién era él? -hace una pausa- El tipo en el pasillo.

Este era el mal presentimiento, y creo que nunca tuve uno tan acertado. Una emoción tan horrible se apodera de mi cuerpo, la tensión es extrema, y nuevamente Seth vuelve a apretar mi mano, como si le hubiese transmitido la sensación. Me esfuerzo con toda mi fuerza de voluntad para no decir algo equivocado. No quiero reaccionar mal.

- No era nadie -digo, delicadamente- Por favor, Seth, sigamos disfrutando la noche.
- ¿Por qué no quieres decírmelo? -sigue.
- Te estoy pidiendo por favor que te detengas. No quiero reaccionar mal contigo -mi voz comienza a endurecerse.
- No voy a parar hasta que me lo digas -asegura. La desesperación se apodera de mí. Retiro con brusquedad mi mano de la suya y me siento derecha.
- Quiero ir a casa. Ahora.
- Tenemos que tener confianza entre nosotros.
- Este tema no se trata de la confianza. ¿Puedes llevarme a casa, por Dios? -cierro los ojos con más fuerza aún.
- No lo haré -se niega, con una voz dura.
- Perfecto. Vete al diablo.

Abro la puerta del miserable vehículo y salgo. Sería capaz de correr hasta los arbustos llenos de espinas y escabullirme a través de ellos, sin importarme si llegase a perderme. Esto es justo lo que no quería que pasara. ¿Cómo fui tan tonta? ¿Cómo no se me ocurrió que él querría tocar el tema en algún momento? ¿Y por qué precisamente ahora?

- Cristal, detente -habla tras de mí, siguiendo mi paso. Me siento tan mal que no he notado que él venía.
- No estoy yéndome para que me sigas. Si no me llevas, volveré sola.
- Estoy hablando en serio, ¡Para! -me toma del brazo con seguridad, pero me zafo de él, enojada como nunca lo había estado. Me giro en su dirección, enfrentándolo.
- ¡Déjame en paz! ¡De haber sabido que me trajiste aquí para esto ni siquiera me habría molestado en irme de la casa de Fabiola! ¡El que sea tu novia no significa que voy a ceder a todo lo que se te antoje!
- No lo planeé -me dice, sin gritar o mostrar su enfado, lo que me da más enojo. Me hace sentir como si fuese una estúpida niña. Él no logra entender lo que yo siento en mi corazón- Si estamos juntos deberíamos tener la capacidad de hablar sobre las cosas.
- Entonces no debemos ser novios.

Me doy la vuelta y sigo caminando. Casi puedo escuchar el sonido de mi interior rompiéndose. Es la mentira más grande que he dicho. Quiero estar con él con todas mis fuerzas, no tengo ni una sola duda sobre eso, pero él me está forzando de la manera incorrecta. El miedo que me hace tener es tan grande que siento que mi pecho está siendo aplastado, pero no es un miedo a Seth, es un miedo a algo más. Miedo a volver a sentir todo el dolor que un día sentí. Y miedo a otra cosa, que no le pienso decir.

- ¿¡Entonces esto es todo!? -exclama. Es la primera vez que lo oigo hacerlo- ¿¡Te vas!? ¿¡Vamos a terminar!? ¡Lo único que he intentado desde el principio es conocerte, pero te limitas a ser cerrada y alejar a todos de ti! -mi enojo se vuelve el triple. Vuelvo a detenerme y me giro para verlo. Él está a unos tres metros.
- ¡Tú no estás entendiéndome! ¿¡Qué es lo que tengo que hacer para que te des cuenta de que no voy a hablar de esto nunca más!?
- ¡Lo hiciste una vez, Cristal! ¿Por qué no lo harías de nuevo?
- ¡Demonios, estaba ebria! -grito eufórica- ¡No fue más que suerte! ¿Crees que lo habría hecho por mi propia cuenta? ¡Estás loco!
- Si esa fuese la única manera de que seas sincera conmigo, sería capaz de embriagarte yo mismo -suelta. Seguramente se le ha escapado.
- Psicópata. Aléjate de mí. No vuelvas a hablarme.
- No es la primera vez que me lo has dicho.
- Pues esta es la segunda y espero que ahora sí te quede claro -intento volver a girarme, pero con una rapidez sorprendente se acerca a mí y me lo impide, sujetando mi muñeca.
- ¡Suéltame! -forcejeo, sin lograrlo. Toma mi otra muñeca y me asusta la fuerza con la que las sujeta, atrayéndome a su firme cuerpo. No me duele, pero jamás lo vi tan desesperado y decidido- ¡Seth, ya!
- ¿¡Qué es lo que no quieres!? -vuelve exclamar, con más desesperación todavía- ¡Dímelo! ¡Todo el tiempo dices lo que quieres, pero nunca lo que no! ¡No puedo leer todo en ti! -un nudo se crea en mi garganta, y siento que voy a llorar- Por más que quiera, no puedo hacerlo...
- ¡Tampoco es tu obligación! -vuelvo a forcejear cuando afloja un poco su agarre, y retrocedo unos pasos, alejándome- ¡Él no era nadie importante! ¿¡No puedes concentrarte sólo en ti y en mí!? ¡Preocúpate de algo que tenga sentido!
- ¡Te hizo mierda! -suelta sin escrúpulos. Me quedo estupefacta- Todo el tiempo dices que estás bien, que no te importa nada, que lo has superado. ¿Pero y yo? -levanto mi vista que estaba fija en el suelo, para mirarlo- Dime, ¿Y yo? ¿No has pensado en que yo también tengo cosas en mi cabeza? -sigo en silencio.
- No me conocías -le recuerdo- Ni siquiera sabías de mi existencia.
- ¿A quién le importa? Ahora lo hago. Ahora te conozco. Ahora estás conmigo -deja en claro- Tú no sabes lo que se siente el saber que dañaron tanto a la persona que tienes a tu lado, y que le hicieron sufrir, y la maltrataron de una manera asquerosa. Un bastardo bastó para eso.
- Es pasado -intento lograr que entienda- Por favor, olvídalo. Todo esto es mi culpa. De no ser por mí y mi ridiculez, jamás te habrías enterado. Debí oler la botella antes de beber.

El rostro de Seth se transforma. Su expresión se vuelve indescifrable. Es como si estuviese impresionado, confundido, enojado, tratando de asimilar lo que he dicho. Mira al cielo y apoya sus manos en la nuca, como si estuviese tan irritado que requiere de una fuerza externa para no perder los estribos.

- ¡Maldita sea! -exclama. Me sobresalto. Sus ojos se clavan en mí- No sé qué es peor, el que te eches la culpa de algo que ni siquiera fue malo, o que de verdad ibas a ocultarme esto para siempre. Vaya mierda.
- ¡Lo siento! Pero tú me has dicho que no te mienta. No veo la necesidad de habértelo contado -Seth comienza a caminar de un lado a otro, tapándose el rostro, y a mí me empieza a dar un ataque de sensibilidad que estaba tratando de evitar, pero no aguanto más y agrego:- ¡Si no lo hubiese hecho, ahora estaríamos bien! ¿No te das cuenta de lo que intento explicar?
- ¿Cuenta de qué? -se quita las manos de su rostro, y mi corazón se rompe al ver sus ojos llorosos. Y todo por mí. Las ganas de llorar se me hacen inmensas- Lo único que te pido por nosotros es que me digas lo que sientes. Me gustaría que me hicieses sentir que no soy cualquier persona. Nunca te juzgaría, y tampoco me reiría de lo que sientes. Tus problemas son tan importantes para mí como todo lo demás. ¡No apliques tus reglas personales a mí!

Y no aguanto más. Lágrimas comienzan a caer por mis mejillas y soy incapaz de detenerlas. Tal vez Seth tenga razón. Tal vez deba abrirme a él, y deba confiar en que él jamás me criticaría por algo que yo diga, por más insignificante que pueda parecer para otros.

¿Cuántos tienen esa capacidad? Desde el principio no ha hecho más que intentar saber cosas de mí. Sí, a mí me molestaba, le gritaba y le decía cosas feas. Pero se quedó. No huyó ni me dejó tirada cuando le escupía insultos, o actuaba como una insoportable. Todo lo contrario, seguía queriendo averiguar más. Me acosaba y me observaba hasta cuando veía las calorías de cada alimento del refrigerador...

No puedo ser tan tonta. El que me hayan dañado en el pasado, no quiere decir que él lo va a hacer también. Sé que jamás estaría maldiciendo o gritando por algo que no lo vale. Ni siquiera me ha dicho algo doloroso, ni se ha desquitado conmigo. Solamente ha mostrado su desesperación al querer entenderme, y yo me he negado a darle eso que él tanto quiere y necesita para sentirse bien. Si él ha hecho cosas por mí, ¿Por qué yo no podría hacerlas también?

Debo aferrarme al hecho de saber que él es una persona completamente diferente a todas las que he conocido. Tiene una paciencia infinita, una inteligencia enorme, es observador, intuitivo, persuasivo, dedicado, honesto, sincero, demostrativo, atrevido, insistente. Sin omitir que sabe lo que quiere. Pero sobretodo, es real y es él mismo ante todo. Ahora es mi turno de darle ese pedacito de mí que no le he dado, que sabía que nos haría daño y que por eso mismo he evitado todo este tiempo.

♥♥♥

¡Buenas noches! Sí, ahora mismo estoy subiendo y es de noche, por eso. ¿Lo han notado? ¡No he tardado nada en subir! Bueno, habría subido antes, pero es que veía que nadie comentaba y pues si lo hubiesen hecho habría acabado el capítulo antes. Sin embargo, cada palabra que me escribieron me encantó, ¡No tengo cómo agradecerles! 
¿Qué les ha parecido el capítulo? No sé, como que me llegó muchísimo saben, incluso iba por la mitad y me puse a llorar. No sé, ando muy sensible y agobiada. De todas maneras me ha encantado escribir este capítulo, no tengo palabras.
¡Recuerden! +8 comentarios para que suba el capítulo siguiente. Las quiero muchísimo, de verdad. Un beso enorme a cada una. Si comentan pronto, probablemente suba otro capítulo en cuanto lleguemos a los ocho. Posdata: ¿Tienen alguna idea, algo que pueda incluir en el canal de Youtube? ¡Estoy escasa de ocurrencias! ¡Help me! ♥





10 de octubre de 2015

Capítulo treinta y nueve - Fresa con Chocolate.



Narra Fabiola

Drew tiene mi mano tomada y me lleva demasiado rápido hacia el interior del supermercado, tanto, que mis piernas tienen que esforzarse para alcanzar su paso. Esa sensación me molesta, así que hago fuerza y logro que nos detengamos. Se gira hacia mí y alza las cejas, cuestionándose mi reacción. Cristal y Seth han quedado atrás, lo que es una prueba clara de que nosotros íbamos a una velocidad totalmente diferente.

- Drew, me gustaría caminar -le digo con delicadeza-, no correr una maratón.
- Lo sé, lo siento -suspira abatido- Pero es que no quiero estar tan cerca de esos dos. Me dan diabetes de esas extremas y riesgosas.
- ¡Si no se han dicho nada malo! -comienzo a reír.
- ¡Exacto! ¿Dónde está la maldad? -pregunta- ¿Y las burlas? ¿Dónde?
- Cariño, tienes que acostumbrarte -acaricio su mejilla- Ellos dos están juntos ahora.
- No lo soportaré -exagera, tomando mi rostro entre sus manos. Besa mis labios por un segundo, y luego dice:- Me gusta más cuando nosotros provocamos diabetes a los demás. Es muchísimo mejor.
- A mí también -suelto unas risas- Pero no seamos tan egoístas y dejemos que ellos también derramen azúcar. ¿Bien?
- Bien -acepta, sonriendo- Te amo.
- También te amo -correspondo, dando otro beso y muriendo por dentro.

Noto que Cristal y Seth ya vienen hacia nosotros, así que tomo por la mano a Drew para que no se adelante. Cuando ambos llegan nos quedamos en silencio, cosa que se hace notoria. Intento no reír ante el ceño fruncido de Cristal, leyendo entre líneas.

- ¡No puede ser! ¡Estaban hablando de nosotros! -se queja- Lo intuyo, lo presiento.
- La verdad es que sí -admito riendo.
- ¡Fabiola! ¡Tú, mi mejor amiga! -el dramatismo se adentra en su piel- Jamás lo pensé de ti. Acabas de romper mi corazón en pequeños trozos.
- ¡No pude evitarlo! -me excuso- Sabes todo lo que te quiero.
- También te quiero -se lanza sobre mí y me abraza.
- ¡Oye, atrás! -Drew empuja a Cristal a los brazos de Seth- Es mía.
- Menudo desgraciado, te voy a... a... -intenta decir algo, pero termina cerrando los ojos con fuerza,  los abre y alza una mano- No pienso pelear.
- ¡Dios, estoy tan orgullosa de ti! -no puedo evitar gritar- ¡Estás menos prepotente con tu hermano! Gracias, muchas gracias. Esto ayudará a Drew a madurar más.

Seth explota en risas. Cristal sonríe satisfecha y cuando veo a Drew noto que su rostro no puede estar más desfigurado. Al parecer, no le ha gustado lo que he dicho.

- ¿Piensas que soy inmaduro? -pregunta, indignado.
- Drew, mi amor, tú y yo ya lo sabemos. Solamente lo estoy recordando.
- ¿Estás segura?
- ¡Claro! Yo te he amado así -le beso los labios.
- Oh, eso ya me convenció -sonríe, abrazándome por la cintura- A ver, otro -me pide. Sin quejas vuelvo a besarlo, pero esta vez dura más- Que sabrosa eres.
- ¿¡Podemos hacer la compra!? -exclama Cristal, haciéndonos sobresaltar. Ambos la miramos- No estoy en contra de sus mimos, pero detesto comprar la mercadería. Agradecería que, no sé, me ayudaran para poder salir antes de aquí.
- Es cierto -habla Seth, por primera vez en toda la conversación- Mi novia tiene toda la razón del mundo. Mientras más pronto acabemos, mejor -la abraza por el costado, y ambos se miran, sonriendo como unos completos bobos. Me emociono por dentro.
- Que asco -susurra Drew. Le doy un codazo. De inmediato me mira- ¿Y eso por qué?
- No seas malo con ellos.


Unos minutos después, todos vamos al sector en donde están los pasillos, todos con incontables gabinetes llenos de comida. Propongo que Drew y Seth vayan a por lo más difícil de encontrar, cosas pequeñas que siempre suelen cambiar de sector. Ellos se van, mientras que Cristal y yo nos quedamos juntas escogiendo el tipo de fideos que queremos llevar. Ella odia los que son en forma de tubo o caracol, sus preferidos son los espirales o espaguetis. Yo, por otro lado, no tengo preferencia por ninguno, ya que me parece que tienen el mismo sabor. Lo tienen, de hecho. 

Mi respiración se atasca cuando veo a lo lejos una silueta familiar. Observo bien, con mi corazón intentando salir por mi garganta, y de pronto comienzo a sentir nerviosismo. No esperaba encontrarlo aquí. No es que me provoque dolor, de hecho sabía que en algún momento pasaría, pero ha sido tan inesperado que ahora mismo no sé cómo procesarlo. Casi dos años ya, y hoy es el día.

La sorpresa me consume aún más cuando veo otra silueta familiar apareciendo, acercándose al otro. ¿Justo hoy, y juntos? ¿Desde cuando son amigos? Esto es demasiado nuevo para mí, ni en un millón de años se me habría podido ocurrir que se juntaran. 

Dos chicas aparecen, se ponen a sus costados, y ambas son completamente reconocibles para mí. Una se cuelga de los hombros de uno de ellos, para que luego la otra abrace al siguiente por la cintura y lo atraiga hacia ella. 

Miro a Cristal para ver si se ha dado cuenta de lo que está sucediendo. Me atemoriza que se percate de su presencia y reaccione de mala forma. En el fondo siento que realmente lo ha superado, pero esto es muy repentino y ahora que está feliz lo que menos quiero es que todo lo que ha logrado se le venga encima. Sin embargo, ella está muy tranquila sin percatarse de nada, mientras trata de encontrar más paquetes de fideos espirales que al parecer, se han acabado. Cuando logra encontrar unos, los toma con felicidad.

- ¡Eureca! Aquí están -celebra riendo- Sabía que debían quedar. Digo, la gente no se los puede llevar todos y dejarme sin nada, sería horrible que lo hicieran, aunque bueno, sí pueden, pero a quién le import...
- Cristal -interrumpo, dejándola con la palabra en la boca- ¿Recuerdas cuando hablamos sobre qué pasaría si te lo encontrabas por la calle? -mi pregunta parece confundirla, porque frunce el ceño, poniéndose de pie.
- ¿A quién? 
- Al innombrable -aclaro. Abre los ojos, comprendiendo. Definitivamente no esperaba el tema y no la culpo, para nada.
- Sí, lo recuerdo. Claro que lo hago.
- Bien, escucha -tomo los paquetes de fideos de sus manos y los pongo en el carrito. Ahora entrelazo sus manos con las mías- Él está aquí, en este supermercado, ahora  mismo. Un poco más allá, específicamente.
- Tienes que estar bromeando -hace una mueca de asco.
- No, no lo hago. Y está con... Leo.
- ¿Con que sí? ¿Los dos idiotas juntos? No me interesa. 

Narra Cristal

Tengo que admitir que no puedo creerlo. Sabía que este momento iba a ocurrir en algún momento, digo, ha pasado mucho tiempo. Si esto hubiese ocurrido meses atrás, me habría puesto enojada o quizás incluso me habría deprimido. Pero los tiempos cambian, las personas cambian y todo se supera. Gracias al cielo yo lo he hecho.

- No importa que estén aquí -le digo a Fabiola- Sigamos con lo nuestro. ¿De acuerdo?
- Sí, eso creo -asegura, pero parece dudosa.
- ¿Tú estás bien? -pregunto, preocupada.
- Sabes que soy más sensible que tú -me hace recordar- Siempre recuerdo en daño que me hacen las personas, y...
- Fabiola, estoy contigo, ¿De acuerdo? -me acerco a ella y rodeo mis brazos a su alrededor, acogiéndola- Voy a estar para ti y voy a defenderte ante cualquier persona. Podría hacer el gran escándalo o enfrentarme a mi mayor miedo con tal de que tú te encuentres bien. Nadie va a hacerte daño otra vez. Nunca.

Mi abrazo se alarga durante unos segundos. Ella asiente con la cabeza en silencio y yo puedo oír su respiración. Mataría por su seguridad, aún si en alguna situación yo tuviese tanto miedo como ella o incluso más. Mi temor no sobrepasa mi instinto de protección, ni mi amistad.

- Ellos desaparecieron de nuestra vida. Ahora no son más que unos desconocidos, que en algún momento creímos conocer. No significan nada.

Me alejo de ella, y noto que sonríe. De inmediato sonrío también. Acaricio su brazo y seguimos buscando el resto de las cosas en la lista. Nos olvidamos del asunto de tal manera que comenzamos a hablar de Seth y Drew y de lo genial que nos hemos sentido desde anoche. Comenzamos a recorrer por los pasillos buscando azúcar, y de pronto noto la presencia de ellos. Miro hacia otro lado, pendiente de lo mío y me siento orgullosa de que lo he superado, de que ya no me importa, y que tanto yo como Fabiola hemos madurado un montón en los últimos meses.

- Jamás me había vuelto tan loco tratando de encontrar los aceites -oigo a Drew quejarse mientras se acerca a nosotras. Deja las botellas en el carrito, abraza a Fabiola de inmediato, y de pronto siento unas manos rodear mi cintura.
- Hay un tipo a lo lejos que te está mirando demasiado -susurra Seth contra mi oído. Mi respiración se atasca y me vuelvo tensa. Parece notarlo, porque su agarre en mí se vuelve más fuerte- ¿Lo conoces?
- Uhm, no -respondo neutra- Ni siquiera he visto quién es, y no sabía que me estaban mirando. ¿Cuántos kilos debemos llevar de azúcar?

Mi cambio de tema se vuelve evidente. Me giro para quedar frente a Seth. Intento demostrar o dar a entender que sus preguntas no me han incomodado en nada, por lo que beso sus labios con ternura. Él me corresponde, pero hay algo en su rostro que no está normal. Desde que lo conozco ha tenido la capacidad de leerme, pero ruego que esta vez no tenga esa capacidad.

- Según la lista, son cuatro kilos de azúcar -comienza a hablar Drew- Es lo último que queda de todo lo que debemos llevar.
- ¿Lo último? -pregunto extrañada.
- Sí, mira -indica el carrito. Me sorprendo cuando noto que hay muchas más cosas de las que esperaba. Fabiola y yo habíamos recogido arroz, margarina, vianesas y por último los fideos con el azúcar, pero al parecer ellos se encargaron de buscar yogurt, té, café, aceite y todo lo demás. Fueron mucho más rápidos que nosotras.
- ¡Aleluya! -exclamo feliz- Ahora paguemos y nos vamos.

Nos ponemos en una fila y casi maldigo al planeta entero cuando me doy cuenta de que estamos al lado de la fila de ellos. Siento las cuatro miradas puestas fijamente en mí y en Fabiola, que por cierto nos encontramos una al lado de la otra. Que estúpidos, no tienen nada mejor que hacer que estar pendientes de nosotras. Sin embargo, Fabiola y yo logramos ignorarlos, y todo es muchísimo mejor cuando Seth comienza a darme caricias y besos. Me doy cuenta de que mi día ha sido hermoso aún cuando me he topado con estos ignorantes. Nada va a arruinar mi vida. Hoy en día estoy feliz, y lo seguiré estando.


♥♥♥

¡Hola! He aquí un nuevo capítulo de Fresa con Chocolate. Cada vez falta menos para que esta novela acabe y estoy muy ansiosa por seguir escribiendo y dar un final merecido
¿Cómo se encuentran? Yo bien, tengo este fin de semana largo, por lo que estoy muy feliz. ¡Cada vez falta menos para las vacaciones! Estoy segura de que no soy la única desesperada por que esto ocurra de una vez, pero bueno. 
Sé que nunca respondo uno por uno sus comentarios, pero quiero que sepan que los leo absolutamente todos y cada uno me saca una sonrisa enorme. Son preciosas. a pesar de lo ausente que he estado me siguen apoyando y eso es algo que valoro muchísimo  No sé cómo podría agradecerles. Son las mejores lectoras, de verdad.
Subiré pronto. Recuerden, +8 comentarios para que suba el próximo capítulo. ¡No pueden perderse el siguiente! Tendrá un poco de drama. No sé si sea exactamente eso, pero aún así. ¡Besos, las quiero!
Oh, y la última vez, si no me equivoco, les dije que tenía una noticia para ustedes: Estaba pensando en hacer un canal de Youtube. Para las que son antiguas, recordarán que en algún momento lo dije pero nunca lo llevé a cabo. Ahora la idea me está viniendo de nuevo y pensé en pedirles su opinión. ¿Qué les parecería? Ahora sí, ¡Hasta pronto! 



26 de septiembre de 2015

Capítulo treinta y ocho - Fresa con Chocolate.



Siento que alguien me sacude con fuerza. De inmediato un sentido de alerta se instala en mí: ¿Será un temblor? ¿Será un terremoto? Pues no. Al abrir los ojos me doy cuenta de que no es nada más ni nada menos que Fabiola, aparentemente muy animada.

- ¡Tienes que despertar ya! -insiste. Pero me quejo, la hago a un lado, y vuelvo a cerrar los ojos. Se sube sobre mí- ¡Cristal, despierta, vamos! ¡Tenemos que conversar!
- ¿Sobre qué? -balbuceo sin ganas.
- Sobre el hecho de que ahora tienes novio y no me lo vas a creer, pero ahora mismo ese novio reciente tuyo está en el piso de abajo hablando con tu padre sobre eso.
- ¿¡Qué? -abro los ojos de golpe, asustada. Miro a Fabiola, sin poder creerlo- ¿Es eso cierto? ¿Y apenas me lo dices?
- No, fue sólo para que despertaras -se encoje de hombros. De inmediato la fulmino con la mirada- ¿Vas a contármelo ya?
- Pero si ya te lo he dicho en la mañana.
- ¡Claro que no! Me dijiste que al parecer ya tenías novio, pero no alcancé ni a decir algo y te dormiste. A propósito, ¿Por qué estabas tan cansada? ¿Tuvieron una noche de acción? ¿Cómo fue? ¡Detalles!
- ¿Por qué? -sonrío picara, mientras bostezo- ¿Acaso tú y Drew sí?
- Pues... -noto que sus mejillas comienzan a enrojecer. Abro la boca sorprendida, casi sabiendo las palabras que saldrán de su boca- Se podría decir que estamos en proceso.
- ¡Por el amor a Yisus, no quiero imaginar eso! -comienzo a reír como desquiciada- ¿¡Cómo es que no me lo contaste!?
- ¡No grites tanto! -me tapa la boca con sus manos- No quiero que tu madre se entere. Sería vergonzoso. Además, Drew y yo aún no lo hacemos exactamente.
- De acuerdo, lo siento. Pero como tu mejor amiga tengo derecho a saber.
- Serás la primera en saberlo -sonríe con alegría, y me siento tan bien como ella.

La conversación no se queda ahí, porque Fabiola insiste en que le cuente con lujo y detalle lo de anoche. Comienzo diciéndole que me dio un café, luego le cuento que entró a mi habitación, se acostó a mi lado y pues, bueno, todo. Ella escucha atenta cada palabra que digo, y de vez en cuando suelta un chillido que me parece bastante divertido. Es muy de su personalidad.

- Sí, bueno, hace rato Drew ha venido a darme los buenos días -cambiamos de tema minutos después- Él y Seth salieron hace un rato para ir a ver si había pan en el kiosko y así poder desayunar todos juntos. Tus padres lo pidieron.
- ¿O sea que yo soy la única que seguía durmiendo?
- Exacto, por eso mismo te desperté. Ya sabes, para desayunar.
- ¿Y qué estamos esperando?

Me levanto de la cama sin dificultad alguna. Me pongo mis pantuflas y camino  hacia mi cómoda para tomar mi cepillo del cabello. Me peino, cojo una liga y me hago una coleta alta. Me observo a mi espejo para ver si mi rostro está decente, y me sorprendo cuando noto lo iluminada que luzco. Se supone que debería tener ojeras, ya que anoche me acosté muy tarde y como no estoy acostumbrada a dormir acompañada, el dormir con Seth debería  hacer traído alguna consecuencia negativa. Sin embargo, es todo lo contrario. Luzco mejor de lo que lucí en mi vida al despertar.

- Oye -Fabiola interrumpe mi momento. La miro- Estás guapa, vamos abajo.
- Gracias, solamente pensaba. Creo que la compañía de Seth me ha venido muy bien -sonrío, sin poder evitarlo. Fabiola ríe.
- Deberías dormir junto a él más seguido -alza una ceja.
- Tal vez -suelto carcajadas, y ambas salimos de la habitación.

Caminamos por el pasillo, bajamos las escaleras y cuando llego abajo casi me desmayo al ver a Seth con papá abrazados. Ambos ríen y se dan palmadas en sus espaldas como si fuesen los mejores amigos de toda la vida. Mamá sonríe desde la mesa, mientras que Drew y Alejandro comen cual animales.

- ¿Qué está pasando aquí? -pregunto nerviosa. Esto es algo inusual.
- ¡Hija, Seth me ha contado que son novios! -exclama en mi dirección. Suelta a Seth, se acerca a mí y yo siento que estoy muriendo- Me alegro mucho. Sé que no puedo decirte que no tengas nada con ningún chico, así que estoy de acuerdo en su relación. Pero nada más espero que se cuiden.
- ¡Así es, siempre condón! -grita Drew, sin pelos en la lengua- ¡Siempre condón, Cristal!
- Drew, cállate que tu padre está hablando con tu hermana -ordena mamá.
-¡Pero si el condón es esencial!
- ¡Ya lo sé niño, pero deja que ellos dos hablen! -se queja mamá, sin aguantarlo- Quédate callado como una persona educada. ¡Fabiola, cariño, ven a desayunar! -le dice, y  mi amiga va hacia allá, sentándose en una de las tres sillas libres.
- Como decía -me dice papá- Felicidades. Todos mis buenos deseos para ustedes -gira su cabeza hacia Seth- Como hagas daño a mi hija, te haré llorar.
- Entiendo, señor -le dice Seth, sonriendo.
- Lo digo en serio. Me caerás bien, pero un paso en falso y te mato.
- Papá...
- Tengo hambre -cambia de tema- Vamos todos a la mesa.

Miro a Seth sonriente y estoy feliz al notar que él está tan feliz como yo. Ni siquiera había tocado el tema sobre si deberíamos decirle a papá o no sobre lo nuestro, ya que apenas llevamos unas horas de novios y la verdad es que tampoco se lo iba a comentar. Aún así, él lo ha hecho por sus propios medios y porque él quería hacerlo, lo que hace que valore mucho más su actuar.

Asiento con la cabeza para que sepa que todo está perfecto, y me acerco a la mesa, sentándome al lado de Fabiola. Seth toma el asiento que está frente a mí, al lado de Drew, que sigue comiendo como si fuese la última vez en su vida que lo hará.

- Oigan -comenta Drew- El pan está un poco duro.
- Dios mío, Drew -le dice mamá, harta- Te has comido ya cinco panes y recién se te ocurre decir que están duros. Quién te entiende.
- ¡Agh, mamá, que estás estresada! -le discute Drew, frunciendo el ceño.
- Mi amor, ¿Te sientes bien? -le pregunta papá, preocupado.
- La verdad es que no. Me siento encerrada esta mañana. ¿Cuándo vamos a salir a pasear?
-Hoy mismo, si quieres -le ofrece papá- La verdad es que pensaba en que fuéramos a hacer la compra del mes, pero podemos ir a algún otro lado. Eso, si Cristal y Drew se ofrecen a ir ellos a por la compra.
- Yo paso -Drew alza la mano- ¡Prefiero morir!
- Que poco atento -susurro por lo bajo, pero no sé si alguien me escucha.
- Señor, si quiere podemos ir los cuatro a por la compra -se ofrece Seth, con toda su buena voluntad- Así ustedes podrán salir.
- ¿Seguro? No querría molestar, es demasiado. Será mejor que no.
- No, de verdad, quiero hacerlo.
- Ya que insistes.

No puedo evitar reír. No hubo que convencerlo mucho. Se nota que de verdad quiere tener una tarde con mamá y eso es algo que les hace falta, porque hace mucho no salen juntos, solos, los dos.

Cuando terminamos de desayunar, mamá hace una lista de las cosas que debemos comprar. Es algo interminable, pero no digo nada y cuando termina de escribirla la dejo en la mesa. Fabiola y yo subimos las escaleras, me cambio ropa y ella se pone la misma que llevaba ayer. Nos arreglamos para vernos lindas y volvemos al piso de abajo. Drew y Seth están listos esperando afuera. Le ofrezco a Alejandro ir con nosotros, pero se niega. Mamá dice que volverán por la tarde, y que seguramente cuando nosotros lleguemos ellos ya no estén. Tomo  la lista y me despido.

Fabiola y yo salimos de la casa. El auto de Seth está con las puertas abiertas y con ellos dentro, listo para que nosotras lo montemos. Juntas nos sentamos en la parte de atrás, y comenzamos a cuchichear sobre lo dulce que es el que mamá y papá salgan juntos como todos los románticos.

- Cristal, ¿Te puedes callar? -me pide Drew, de repente- Me gustaría un momento de tranquilidad y silencio, si no es mucha molestia.
- Lo siento, sí es mucha molestia -respondo, y sigo hablando con Fabiola.
- Como no te calles me bajo y te arranco la boca -amenaza.
- Aquí el único que le va a arrancar la boca soy yo -se mete Seth, y de pronto siento unas enormes ganas de abrazarlo. Sus ojos se conectan con los míos a través del espejo retrovisor, y sé que se a lo que se refiere.
- ¿Qué te sucede, Drew? -le pregunta Fabiola con ternura, abrazándolo por el respaldo.
- Sufro mucho, mi amor -se lamenta mi hermano, haciéndose la víctima.
- No sabes actuar -los interrumpo.
- Joder -parece que va a decirme algo, pero respira hondo y opta por quedarse callado. Noto la risa contenida de Fabiola y de Seth- Como decía, estoy sufriendo porque yo quería tener una tarde contigo -dicho eso, me mira feo y agrega:- A solas.
- ¡Que horrible tu vida! -exclamo, y comienzo a reír en voz alta- Yo que tú, me suicido. Pero bueno, basta, no tengo ganas de pelear. Esto sólo lo he hecho para bromear un rato. Es todo.
- Espera, ¿Qué dijiste? -pregunta sorprendido, sin poder evitar voltearse- ¿No quieres pelear, y encima por tu cuenta? ¿Estás enferma?
- Muy gracioso. No puedo parar de reír.
- Es que no es normal. Creo que incluso me has caído un poco mejor.
- Lloraré de la felicidad. Es lo que más quería en esta vida, de hecho -el sarcasmo en mi voz es evidente.
- Deberías dejarla en paz -dice Seth a mi hermano. Parece que Drew no lo puede aceptar todavía, porque lo mira con un malestar incontenible.
- ¿Desde cuándo la defiendes?
- Desde que nos hemos hecho novios -le cuenta, sonriendo.
- ¿Escuchaste, Drew? -alzo una ceja. Me inclino hacia adelante, y busco la manera de besar la mejilla de Seth. Cuando lo hago, ambos sonreímos. Una sensación bonita y reconfortante se siente en mi pecho- Seth y yo somos novios.
- Que asco -expresa, y comienza a respirar con dificultad- ¡Fabiola, socorro! Estoy en pleno ataque de asma. ¡Ayúdame! Uf, uf.
- Drew, estás exagerando -le dice Fabiola- ¡Además te enteraste cuando tu padre y Seth hablaron por la mañana!
- ¡Sí, claro que lo hice, pero no pensé que hablarían sobre eso mientras yo sufro de esta manera! -intenta explicar- No es mi culpa que ame tanto estar contigo, los dos solitos.
- Awww -Fabiola se enternece.
- ¿Notaste la perversión que hubo en esas palabras? -le pregunto a Seth. Él comienza a reír, pero no dice nada y sigue pendiente de su trabajo.

Llegamos al supermercado un par de minutos después. Seth estaciona y nos bajamos. Entrelaza su mano con la mía, lleno de una ternura hermosa, y comenzamos a caminar hacia la puerta para entrar. Jamás pensé que Seth tuviera un lado tan lleno de amor. No es lo que me dice, es como me mira. Incluso cuando le digo algo y no dice nada, el notar su mirada sobre mí y sus risas, son lo único que necesito. Me gusta tanto su simpleza. ¿Cómo pude no notarlo antes?

♥♥♥

Hace poco más de un mes que no subía y me he aparecido ahora, pero la verdad es que he estado ocupada, no sólo eso, sino que me sentaba en la computadora en ocasiones y no me sentía con ganas de escribir. Lo intentaba, pero no me salía nada. Y luego comencé a sentir que tal vez no alcanzaría a llegar a los cincuenta capítulos, es por eso que este lo he hecho un poco más corto. 
No tengo ni la más mínima idea de si sigo teniendo lectoras, pero en caso de que alguien esté leyendo esto le agradezco mucho su atención y espero que este capítulo haya sido de su agrado. No es mucho, pero hoy tenía ganas de subir. El próximo estará mejor. Recuerden, +8 comentarios para que suba el capítulo siguiente. ¡Un beso! Las quiero. En el próximo capítulo les diré una cosa importante, aunque me lo estoy pensando todavía. ¡Bye! Posdata: Bienvenidas a las nuevas chicas que me han comentado y que son nuevas 



17 de agosto de 2015

Capítulo treinta y siete - Fresa con Chocolate.



Salgo de mi habitación terminando de acomodar mi playera. Me paso por frente a la habitación de Drew, quien mantiene la puerta abierta. No puedo evitar mirar hacia adentro y me doy cuenta de que está en una muy importante sesión de besos con Fabiola. Me río en voz alta,  asomándome para que noten mi presencia. No lo hacen, así que no digo nada y cierro la puerta sin hacer ruido. Estoy casi segura de que ni se percataron de que lo hice.

Sigo caminando hasta llegar a las escaleras. Las bajo, y todos siguen charlando y riendo animados, como si los temas de conversación fueran infinitos y jamás se les acabasen. Tía Ana nota mi presencia y me llama hacia donde se encuentra, alzando una mano. Sin discutir me acerco a ella. De inmediato me doy cuenta de la presencia de Seth, que está ahí a un lado hablando con papá y tío Dino.

- ¡Mi chica preferida! ¿Dónde te habías metido? -pregunta, curiosa- No te he visto hace rato. De pronto desapareciste.

Observo a Seth disimuladamente, quien está mirándome atentamente. Intenta aguantar una sonrisa, pero no le sale y se le escapa, para luego negar con la cabeza. Sé muy bien lo que está pensando. Sería bastante divertido y extraño confesar lo que realmente he estado haciendo hace unos momentos.

Hace rato, después de lo ocurrido, cuando ya nos habíamos tranquilizado, acordamos que él saldría primero de la habitación y yo saldría, como mínimo, quince minutos después. Él se había puesto su playera y cuando se estaba poniendo su sudadera, no pude evitar ayudarlo, subiéndole el cierre de ésta con mucho cuidado. Me miró de una manera inusual, no como si le molestara, pero sí como si le sorprendiera y se sintiera cohibido por mi repentina atención. No es para menos, porque yo jamás fui así con él. No sé de dónde salió ese gesto de mí, pero me pareció muy lindo cuando él me ayudó a mí también, pero con mi playera, sin mencionar que además me recordó a cuando me abrochó el sujetador en su auto. Justo antes de salir de la habitación, cuando él ya se había ido y ya habían pasado los quince minutos, me revisé para ver si estaba todo en orden, y de paso me acomodé bien. 

- Es que tenía sueño, intenté dormir y no pude -sincero. Porque es verdad, intenté dormir pero hubo un inconveniente que me lo impidió. Solamente estoy omitiendo una parte.
- Oh, ¿Y cómo es que se te ha quitado? -se pone aún más curiosa- ¿No deberías tener aún más sueño? Porque ya es tarde.
- Sí, es que, verá... -intento pensar en algo y la incomodidad comienza a crecer en mí de una manera desgarradora. Siempre soy muy buena para inventar excusas, pero con Seth aún mirándome y sonriéndome, aparentemente muy entretenido viéndome en ésta situación, se me hace un poco bastante difícil- Sucede que con la calor que está haciendo es imposible hacerlo.
- Pero, cariño, hace un frío de muerte. ¡Incluso hace rato estabas hasta con bufanda! No se puede cambiar la temperatura corporal así como así. ¿Segura que estabas en tu habitación? ¿No estarás enferma? -toca mi frente con cuidado, para ver si tengo fiebre- No tienes nada, parece. ¿Cómo es que andas con una playera así nada más?

La sangre me comienza a subir a la cabeza. Miro a Seth, pidiendo auxilio, pero él se hace el tonto y mira hacia otro lado, reprimiendo más sonrisas. Traidor. A mí no me está haciendo ni la más mínima gracia, ya que la cara se me está acalorando y odio ponerme roja. Yo jamás me pongo roja y precisamente ese es el problema. ¡Es un canalla! A ver cuál sería su risa si confieso que estuvo quitándome la ropa hace minutos mientras que está con papá encima intentando matarlo. 

- No lo sé -me limito a decir, rendida- Mi habitación estaba muy calientita.
- Que bueno. Yo tampoco siento frío, es que aquí adentro no está helado como cuando estábamos afuera. Menos mal, uf.

No hace ninguna otra pregunta, así que me limito a quedarme en silencio, más agradecida que nunca. Doy un paso para alejarme, yéndome hacia la cocina. Tomo un vaso y me sirvo un poco de jugo de damascos. Doy un sorbo, sintiéndome realmente bien, ya que me relaja parte por parte todo mi cuerpo.

- ¿Sería tan amable de darme un poco? -pregunta alguien. Es Seth. Miro hacia un lado, y está extendiendo un vaso en mi dirección. Noto su sonrisa maliciosa.
- Lo siento, yo no hablo con traidores -sonrío de la misma forma, dándole un poco de su propia medicina, mientras dejo el jarrón en la mesa. De verdad, no le daré. Miro hacia otro lado, y me sobresalto un poco cuando siento que posa una de sus manos en mi cintura, para luego acercarse a mi oído, haciendo chocar su respiración.
- Pero sí te besas con ellos -susurra.

Me quedo tiesa. Me suelta y toma el mismo jarrón que yo dejé en la mesa. Se sirve jugo, me mira, me sonríe y se despide con un asentimiento de cabeza. Él espera hasta que yo le devuelvo la sonrisa para voltearse e irse con los demás. Ay mamá, no puedo creerlo, estoy que me derrito. ¿Cómo pudo cambiar tanto nuestra relación de un momento a otro? O sea, hace rato estaba lo más lejos de él posible. No tiene ni el más mínimo sentido.

Salgo de la cocina luego de acabar de beber, y cuando voy subiendo la escalera, tío Dino me llama. Me detengo, mirando en su dirección.

- Mi niña, ¿Ya te vas a dormir?
- Sí, la verdad es que pensaba hacer eso. Ya estoy cansada.
- De acuerdo, entonces mejor nos despedimos ahora. Uno de estos días vamos a volver a vernos. Quedamos con tu padre en que ustedes irían a nuestra casa en vacaciones de verano.
- Eso sería genial -sonrío con satisfacción.

Nos despedimos con un cálido abrazo y varios besos en la mejilla, además de unas palabras de amor. No sólo con ellos, sino que también de tía Susana y de tía Ana. Ariela y Vicente se han quedado dormidos en el sofá, cubiertos de una frazada color rosa. Doy un pequeño beso en la cabeza de ellos como forma de despedida.

Siento, de pronto, la mirada de Seth sobre mí, pero decido no darle importancia y me voy escaleras arriba. No quiero que papá note que hay algo distinto entre nosotros. No porque me sienta avergonzada de ello, sino porque no me agradaría que pensara mal de Seth, o que sintiera que éste está abusando de su confianza haciendo algo a sus espaldas conmigo.

Abro la puerta de mi habitación y me sorprendo cuando encuentro a Fabiola junto a Drew, acostados sobre mi cama, besándose como unos locos desesperados. Éstos dos se tienen unas ganas tremendas y, sinceramente, no tengo muchas ganas de que su cercana demostración física de amor sea en mi cama.

- ¿Qué hacen aquí? -les pregunto, interrumpiéndolos. Fabiola me mira, disculpándose, y se incorpora sentándose en mi cama.
- Oye, hermana, tu colchón es mucho más blando que el mío. Te lo cambio -propone Drew.
- No, gracias. Y no es por ser metida pero, ¿Qué les dio que se vinieron a mi santuario privado? -alzo una ceja- ¿Planean bautizar cada habitación de la casa?
- Algo parecido -me responde Fabiola, encogiéndose de hombros. Me pongo a reír.
- Como sea. Fabiola, me llamó tu mamá y me dijo que ésta noche duermes aquí en mi casa, conmigo.
- ¿De verdad? -abre los ojos, complacida por lo que le he dicho. Yo asiento- ¿A qué hora llamó?
- Hace ya rato.
- ¿Y recién me lo vienes a decir?
- Sí, es que estaba un poco... ocupada.
- ¿Haciendo qué? -pregunta, analizando cada uno de mis movimientos.
- Nada, solamente se me olvidó.

Miro hacia otro lado, y sé que Fabiola sabe que le oculto algo. Pero Drew es tan tonto que no se da cuenta de nada y solamente suelta un bostezo. Entonces, me quito mis pantuflas y camino hasta la cabecera, tirando las sábanas hacia atrás, para después meterme entre ellas y taparme.

- ¿Ya te vas a dormir? -pregunta mi mejor amiga.
- Sí, estoy cansada -contesto- Ha sido un muy largo día.
- Bien, entonces supongo que también me acostaré.
- Ahora es tiempo de que me vaya, entonces -decide Drew, poniéndose de pie- Buenas noches, preciosa. Dulces sueños -se acerca a ella a paso lento, y besa su frente- Hasta mañana.
- Hasta mañana -le corresponde ella, sonriendo con delicadeza. Por último, Drew se dirige a mí y me dice:
- Sueña con demonios que te poseen.
- Igualmente.

Camina hacia la puerta, la abre y en un segundo nos encontramos solas, las dos, con la puerta cerrada. Fabiola suelta un bostezo diminuto, estirando los brazos lo más que puede. Luego, se friega los ojos con sus puños. Eso la hace parecer tan tierna que no puedo evitar sonreír.

- ¿Tienes algo para dormir que me prestes? -pregunta con dificultad.
- Mira en la cómoda -le indico con la mano- Usa lo que quieras, con lo que te sientas más cómoda.
- Gracias.

No tarda en encontrar algo que le apetezca usar. Cierro los ojos e intento dormir mientras que ella se cambia y, sin darme cuenta, ya está acostada a mi lado. Apago la lamparita que está en la mesita de noche a mi costado. Pienso que no dirá nada y que sólo se dormirá, así que vuelvo a cerrar los ojos, preparándome para entrar en un profundo sueño. Aún se pueden escuchar las voces de los demás, charlando en el primer piso.

- ¿Me dirás lo que sucedió? -pregunta de repente, lo que me toma desprevenida.
- Uhm, ¿Te parece si hablamos mañana? -tengo la ligera esperanza de que acepte.
- No. Quiero que sea ahora -insiste- ¿Pasó algo entre tú y Seth?

Me quedo en silencio. No es que no quiera contarle, pero la verdad es que han pasado tantas cosas que se me hace muy complicado ordenarlas y explicarle. Tampoco sé cómo mostrarme emocionalmente, si ansiosa, o emocionada, o neutra. Porque no siento algo como una emoción de esas que te dan como cuando el chico que te gusta te sonrió en la escuela, pero sí siento que se me oprime el estómago, que estoy feliz, y que me siento realmente bien en mi interior, sin ignorar que cada vez que pienso en el momento en que nos besamos algo me golpea el corazón.

- Sí -decido confesar. Una sonrisa escapa de mis labios- Cosas que no esperé.
- ¿Se besaron? -abre la boca, sorprendida, pero sonriente.
- Claro -suelto unas carcajadas.
- ¡Quiero detalles!
- Bueno... yo estaba aquí en la habitación luego de que te fuiste, me cambié ropa y entonces llegó él, se acostó a mi lado, le agradecí por el café y comencé a preguntarle distintas cosas sobre eso.
- Continúa, vamos. Quiero oír más.
- Parece que todas mis preguntas le incitaron a preguntar también, así que me preguntó que por qué lo evitaba. Él quería hablar del tema, de lo que sucedió en la fiesta. Le respondí y de un segundo a otro nos estábamos besando.
- ¿Y después qué pasó?
- Pues... -hago una pausa, debatiendo si le cuento o no le cuento.
- Dioooos, ¿Tuvieron...?
- No -me pongo a reír con ganas- Pero podríamos decir que sentí su piel muy de cerca y que él sintió la mía de la misma forma.
- ¡Me muero, Cristal, que hermoso! -exclama en voz baja- No me lo puedo creer. Es decir, tenía la esperanza de que ustedes por fin se dieran una oportunidad, pero ahora que ocurre simplemente no me entra en la cabeza. Estoy muy feliz por ti, de verdad.
- Gracias -siento que el pecho se me oprime un poco de la increíble sensación que siento en mi interior- Yo también.

Eso es lo último que hablamos, porque lo que viene después es que vuelvo a cerrar los ojos y las dos caemos en un profundo sueño. No sé cuál de las dos se duerme primero, pero no tiene importancia. Creo que de hace mucho no me sentía tan tranquila antes de dormir.

+++

Siento que algo se mueve incómodamente a mi lado. De inmediato recuerdo que Fabiola está durmiendo conmigo. Abro los ojos un poco y veo que se está revolviendo entre las sábanas, dormida. Pero hay una silueta a su lado, de pie, hablándole. Es Drew.

- Fabiola, mi hermano quiere hablar contigo -le digo, dudando que algo se me entienda. La tomo por el brazo y la muevo. Cuando noto que está despierta, vuelvo a intentar dormir.

Lo siguiente que escucho son nada más que balbuceos. Estoy tan cansada y ansiosa por volver a dormir que mi mente no está lo suficientemente apta como para poder percatarme de lo que sucede a mi alrededor. Abrazo mi almohada con fuerza, respirando su aroma, y tratando de evadir cualquier ruido exterior. Sin embargo, algo me toma del brazo y me sacude con brusquedad. Frunzo el ceño y me quejo por lo bajo.

A continuación, creo que Fabiola me está diciendo algo a lo que no tomo ni la más mínima atención. Es decir, me esfuerzo por entender algo, pero no puedo. Así que, con esfuerzo, asiento con la cabeza y me dedico a decir sí o no a cada cosa que me dice, sin saber por qué, para que todo vuelva a estar tranquilo y así yo pueda volver a dormir.

Segundos después, todo queda en un silencio absoluto, tanto, que es como si no hubiese nadie más que yo. La tranquilidad que siento es enorme y suelto un suspiro de satisfacción. Me dedico a pensar en cosas con las que me gustaría soñar y, sin previo aviso, Seth aparece en mi mente. Pero todo se vuelve más real cuando comienzo a sentir su aroma. Algo se mueve a mi lado, y ya no me parece que estoy sola.

- Cristal, ¿Estás despierta? -logro oír. La voz la reconozco de inmediato. Abro los ojos un poco, confundida.
- ¿Seth? -murmuro.
- Shh, vuelve a dormir -me pide con delicadeza. Pero no hago caso, e intento incorporarme.
- ¿Qué haces aquí? -me apoyo sobre mi codo, viendo borroso. Sólo veo su silueta.
- Fabiola se ha ido a dormir con Drew, y no dudé en venir para dormir a tu lado.

Siento que su brazo choca con mi espalda, y me atrae hacia él. No me abstengo, sólo me dejo guiar por él. De un momento a otro tengo mi cabeza apoyada en lo que parece ser su pecho. Éste sube y baja, a causa de su respiración. La relajación se apodera de mi cuerpo.

- Eres muy cómodo... Me gustas mucho así -susurro sin darme cuenta. El pecho de Seth vibra a causa de unas pequeñas risitas que ha soltado por mis palabras.
- Creo que tendré que venir cada noche mientras duermes para recibir más halagos de tu parte.
- Oh, sí... por favor...
- Estuve pensando en ti -dice en mi oído. Lucho por mantenerme despierta, para poder oír cada palabra-, y en mí. La verdad lo he pensado bastante desde hace días, pero hoy no he podido sacarlo de mi cabeza -siento que entrelaza una de sus manos con la mía, y  una sensación muy cálida recorre mi cuerpo nuevamente- ¿No crees que tú y yo... nos complementaríamos bien?
- Jamás tomaste mi mano antes -comento de la nada- Se siente bonito. Tus manos son suaves y acogedoras.
- Cristal, no sé si me estás entendiendo y ni siquiera estoy seguro de que estás despierta, pero me gustaría que algo nos uniera. Dejar claro que, juntos, somos algo.

Me tardo un poco tratando de analizar las palabras que me está diciendo. Abro los ojos lo más que puedo, los cierro, y los vuelvo a abrir, intentando despertar bien. Levanto mi cabeza un poco, para mirarlo. Él se percata de eso, y mira hacia abajo para que nuestros ojos se conecten. Suelto un pequeño bostezo.

- ¿Tratas de decirme que quieres una relación? -frunzo un poco el ceño. Él asiente con la cabeza, luego de estar un tiempo en silencio.
- Sí. Quiero que seas mi novia -expresa. Yo no digo nada, y parece creer que algo anda mal- Podemos hablar de ello mañana, u otro día. Lo que tú decidas está bien. Sé que no nos conocemos mucho. Sé que no sé cuál es tu color favorito, y mucho menos la hora exacta en que naciste, pero no me importa, ¿Entiendes? Hemos conocido nuestro carácter mutuamente, y a pesar de ello hay algo que hace que nosotros seamos compatibles. No voy a apresurarte en nad...
- Novios me parece bien -respondo, mientras suelto otro bostezo y aprieto su mano.
- ¿De verdad? -parece sorprendido- ¿Estás segura? No pareces consciente de lo que dices.
- Sí, Seth. Lo estoy.

Mantengo mis ojos fijos en los suyos, queriendo transmitirle que de verdad estoy de acuerdo en lo que me está proponiendo. No me esperaba algo así, mucho menos ahora, pero por alguna razón, al escucharlo, algo  ha surgido dentro de mí que tiene una ligera esperanza de que sería algo maravilloso. No puedo seguir encerrándome. Quiero tener una historia con él, o mejor dicho, quiero que nuestra historia siga adelante, continuando.

Despacio, acerca su rostro hacia mí y deposita un besito dulce en mis labios. No dura más de tres segundos. Cuando se aleja, lo veo sonreír con delicadeza, y no puedo evitar sonreír también, soltar su mano y acariciar su mejilla.

- Descansa -susurra- Buenas noches.
- Dulces sueños.

Cierro mis ojos de golpe, y parece que me quedo dormida de inmediato, porque todo se vuelve un enorme manto de oscuridad en el que me adentro gustosa, esperando poder tener algún sueño lindo que sea digno de contar.

Cuando vuelvo a abrir mis ojos, luz entra por la ventana de mi habitación. Está muy iluminado afuera, el cielo está despejado y me doy cuenta de eso porque al parecer olvidé cerrar la cortina durante la noche.

Mi cabeza sigue en el pecho de Seth. Miro al reloj de la pared de mi habitación, y son las ocho con veinte minutos. Aún falta para que mis padres se levanten, pero no quisiera que pillen a Fabiola en la  habitación de Drew y mucho menos que encuentren a alguien que no sea ella en la mía. Me incorporo, sentándome. Parece que mi movimiento es un poco brusco, porque en un segundo Seth se despierta y me sorprende escrutándolo con la mirada.

Parece preocupado, como si temiera que yo reaccione de una manera no deseada. ¿Por qué haría eso? Y cuando comienzo a hacer memoria, recuerdo la pequeña conversación que tuvimos anoche, en la madrugada. Ambos estamos en silencio, entonces me doy cuenta de que estoy demasiado seria y decido sonreír un poco.

- Buenos días -lo saludo. Me inclino hacia él y deposito un beso en sus labios- ¿Cómo amaneciste? Es temprano aún.
- Dios, temía que no recordaras nada y me sacaras de aquí a patadas -comienza a reír.
- No pienso hacer eso -sonrío- Recuerdo todo perfectamente.
- Eso es estupendo.
- Sin embargo, temo que tienes que irte ahora. Mamá y papá no se sentirán felices si te ven aquí. Es mejor que te vayas antes, o luego podría ser muy tarde.
- Está bien -comienza a sentarse en la cama, y no tarda en ponerse de pie. Su pelo está despeinado como nunca lo había estado, y tiene una cara soñolienta que lo hace ver hermoso de una manera no habitual. Se inclina hacia mí, y vuelve a besarme, sólo que éste beso es más largo que el anterior- Hasta más tarde.
- Sí, nos vemos. Adiós.

Se va sin hacer ruido hasta la puerta. Antes de salir mira en mi dirección, se despide con la mano y la cierra a sus espaldas. Me lanzo contra la almohada con fuerza, mirando el techo con atención. Decido esperar a que Fabiola llegue y, cuando la puerta vuelve a abrirse, noto que es ella. Se lanza sobre la cama con brusquedad, con una enorme sonrisa en la cara, mientras me mira picarona.

- ¿Alguna novedad? -sus ojos brillan ante la necesidad de oír lo que quiere oír.
- Bueno, pues... -no puedo evitar reír a carcajadas en voz baja- Resulta que ahora tengo novio.

♥♥♥

¡Hola! Les dije que no me tardaría en subir capítulo, y ya ven que no he mentido. ¡POR FIN FRESA Y CHOCOLATE SON NOVIOS! Lo más esperado, al parecer. Me gusta como ha quedado, porque tiene su propio encanto la manera en que decidieron serlo. Espero que les guste mucho. Se me hizo rápido escribirlo, mis dedos se movían solos y parece que estaba bastante inspirada. Quiero avisar que no creo volver a subir hasta el viernes, porque tengo que estudiar para una exposición que es ese mismo día, pero intentaré hacerlo, de todos modos. Subiré antes si logro aprender todo lo que debo. 
Sinceramente, no esperé que hubieran tantos comentarios en tan poco tiempo JAJAJA, así que quiero agradecerles de corazón que sigan leyéndome, de verdad no saben lo mucho que significa para mí. Respondiendo a la pregunta de que si pondré días en especiales para subir, diré que no, ya que por el momento no estoy en condiciones de tener fechas en específico para publicar por mis estudios, pero mantendré actualizado el blog como he dicho. 
Es todo, ya me voy. Cuídense mucho, las quiero. No olviden: +8 comentarios para que suba el próximo capítulo. ¡Un beso enorme! Buena noche y/o buen día. ¡Muah! PD: Como siempre, si hay algún error éste será corregido más tarde, ya que no he releído el capítulo.



14 de agosto de 2015

Capítulo treinta y seis - Fresa con Chocolate.



Todos nos adentramos en la casa rato después. Tío Dino, como siempre, pone un montón de cervezas y alcohol en la mesa. Es como una tradición. Todos se sirven un poco, hasta Drew. No me molesta para nada, lo que me sorprende, porque cuando específicamente él bebe me pongo como una salvaje y me dan ganas de lanzar el líquido en su cara, pero ya no. Se siente extraño... y bien.

En un momento, papá extiende una copa hacia Seth que, claramente, está llena de alcohol. Pienso que él va a aceptarla, pero me siento un poco sorprendida cuando niega con la cabeza, toma su mano  y la hace retroceder.

- No, gracias, señor. No me apetece -le dice Seth de la forma más educada posible. Papá deja la copa en la mesa, sonríe, y le pone la mano en el hombro.
- De acuerdo, muchacho -le da unas palmadas- Muy bien. No hay problema. Me parece genial, nadie te obliga.

Papá se da la vuelta y se va hacia donde están todos. Y cuando Seth se gira en mi dirección, algo extraño me da dentro de mí. Siento unas ganas enormes de ir hacia él y decirle que el café que me dio hace unos momentos estaba delicioso y que probablemente es el mejor que he probado, pero lo más importante, le confesaría que no sé si siento eso por el simple hecho de que, quien lo preparó, fue él.

- Vicente, deja de jugar tanto con tu estúpido flequillo -ordena la tía Ana a lo lejos, un poco molesta- Me tienes harta.
- Estás celosa porque mi cabello es sedoso y el tuyo es una maraña.
- Niño de porquería, ¡Te daré un...!
- ¡Ay, Ana, deja al niño! -tía Susana se mete entre ambos- No está haciendo nada malo. Vicente, tú hazlo no más, estás grande y guapo, mi niño.

Me percato de que Fabiola se sienta a mi lado en el sofá. Está sonriendo, y tiene una copa también, pero con vino. Ella sólo bebe eso en ocasiones especiales, y sé de antemano que todo lo de esta noche es especial para ella. ¿Cómo no lo sería? Ha conocido a la parte de la familia que es más cercana a Drew, y lo más mejor es que se ha adaptado maravillosamente.

- Todos aquí son muy agradables. Jamás pensé que me sentiría tan a gusto -confiesa mi amiga.
- Son buena gente -reconozco-, y al parecer ya te quieren.

Ambas soltamos unas carcajadas, porque es cierto, miran a la chica como si fuese una escultura hermosa e inocente. Y no se equivocan, ella lo es, realmente lo es.

Me quedo conversando con Fabiola por bastante rato más. Ambas nos reímos mucho y hablamos por lo bajo para que nadie más escuche. No sé, hay cosas que simplemente prefieres hablar a callado. Estamos tan metidas en nuestros temas que decidimos ir a la habitación, dejando a los demás abajo para que continúen disfrutando su tiempo juntos.

Ambas nos tiramos a la cama con despreocupación, sonriendo. No puedo explicar la sensación que me recorre cada vez que estamos así, juntas, durante la noche. Es un tipo de paz que no muchos tienen la suerte de sentir. No todos tienen una mejor amiga o un mejor amigo, tampoco.

- ¿Qué crees que pase en el futuro? -me pregunta, de pronto. Yo giro mi cabeza hacia ella, y la miro con toda mi atención. Su vista permanece fija en el techo- ¿Todo seguirá así de bien, como ahora? Porque no sé, deseo que jamás se acabe.

Fabiola solía deprimirse muy fácilmente y, casi siempre, estaba muy triste o agobiada. Odiaba eso en ella, no me gustaba el daño que le hacía. Pero ahora la veo feliz, más segura, y eso me hace desear lo mismo que ella desea.

- No lo sé -admito- Nadie lo sabe. Eso es lo interesante, ¿No?
- ¿Pero nunca te han dado ganas de saber lo que en realidad va a pasar?
- Sí -confieso sonriendo- ¿Pero qué saco? De todos modos no lo sabré. Pero puedo elegir lo que quiero que ocurra.
- ¿Elegir? -frunce el ceño, gira su cabeza y me mira, tal y como lo hice yo hace un momento.
- Claro. No creo en eso del destino. Me parece una chorrada -hago una mueca de asco- Nadie tiene un destino escrito. Tú tienes el poder de escribirlo a tu manera, a tu gusto. Es como en el sexo.
- ¡Cristal! -Fabiola abre los ojos como plato y explota en risas- ¿Qué tiene que ver el sexo en todo esto?
- ¡Tiene mucho que ver! -me siento rápidamente en la cama, y ella me imita- Si quieres tener sexo pues bien, ¡Hazlo! Pero tú eliges si quieres correr un riesgo al hacerlo, o si lo haces de la forma segura. Es decir, tú tienes el poder de elegir si quieres que en tu cercano destino haya un bebé indeseado o no -le explico, y ella parece meditarlo. Entonces, asiente con la cabeza.
- Tienes razón. El sexo sí tiene algo que ver en este tema. Eres una golosa.

Nos sobresaltamos cuando la puerta de mi habitación se abre y un muy apurado Drew se pone a mirar con detenimiento cada partícula del lugar. Parece asustado, su cara muestra un gran horror. Cuando ve a Fabiola su cuerpo entero parece relajarse. 

- ¡Pensé que te habías ido! -exclama- Desapareciste así de repente. No es algo bueno. Fabiola, me tenías preocupado.
- ¿Por qué iba a irme? -cuestiona ella, confundida.
- No lo sé, pero me asusté. Quizás no te cayeron bien la tía Ana o Vicente, que está demente. Oh, y te escuché hablando de sexo. Cariño, ¿Tienes ganas? Porque podemos arreglarlo ahora mismo -comienza a desabrochar su pantalón.

Comienzo a partirme de risa al ver eso, tanto, que me ahogo y comienzo a tener un fuerte ataque de tos. Fabiola está roja como un tomate, aclarando que no le apetece eso en este preciso momento. Drew comienza a reír, y se vuelve a abrochar el pantalón. Nota que Fabiola sigue avergonzada, y lo siguiente que hace es darle un fuerte abrazo lleno de ternura.

- Tranquila, no voy a lanzarme sobre ti -intenta tranquilizarla de manera exitosa por un santiamen, pero logro oír que después susurra:- Aún.
- ¿Aún? -Fabiola alza una ceja.
- ¡Pues en algún momento lo tendremos que hacer!
- ¿De verdad crees que lo haremos?
- Preciosa, vamos a estar juntos, tú y yo, por mucho tiempo. Si es posible durante el resto de la vida, así que ocurrirá.
- Pareces muy seguro -nota Fabiola.
- Ya sabes lo que dicen: Cuando lo sabes, lo sabes.

Él se acerca a ella y toma su rostro entre sus manos. Le da un muy delicado beso pequeño, pero tan delicado, que creo que jamás había visto que alguien tratara la piel de otra persona con tal cuidado. Fijan sus ojos el uno en el otro, y estoy tan concentrada viendo la escena que no logro escuchar lo que Drew, a continuación, le dice. Y tampoco logro reaccionar cuando me percato de que ambos se están yendo de mi habitación, para luego desaparecer.

Me quedo sola y desamparada entre estas cuatro paredes. Puedo oír las risas provenientes desde el primer piso, aún puedo oler la carne que estaba en la barbacoa hace rato, y puedo escuchar ligeramente el sonido de las manecillas del reloj de la pared de mi habitación. Ahora mismo sería buen momento para, no sé, acostarme y dormir, quizá. Porque la verdad es que estoy bastante cansada y me apetece soñar por un momento.

La noche está fría y decido sacar un chándal de mi cómoda. Deslizo mis jeans por debajo de mis piernas, saco un pie, luego el otro, y en un segundo tengo el chándal puesto. Luego, saco una playera manga larga un poco bastante ajustada para ser un pijama, pero me la pongo de todos modos.

Suelto un suspiro y me lanzo sobre la cama, sin taparme. Mis ojos pesan lo suficiente como para que se vuelva molesto y cueste mantenerlos abiertos. Las estrellas pegadas en el techo de mi habitación de pronto me parecen muy atractivas de mirar, y me pongo a contarlas, una y otra vez, incluso aunque ya las haya contado antes.

Estoy medio dormida, pero no lo suficiente como para no notar que mi celular está comenzando a vibrar en la mesita de noche. A duras penas me incorporo, deslizo el dedo en la pantalla y me dispongo a contestar.

- ¿Hola? -mi voz suena bastante apagada y no puedo evitar soltar un bostezo.
- ¿Cristal? ¿Eres tú? -me despierto de golpe al notar que es la madre de Fabiola.
- Oh, señora Yovanna, mhm -me aclaro la garganta- ¡Hola!
- Hola, cariño -me saluda con ternura- Te llamaba para decirte que, si estás de acuerdo, Fabiola debería dormir en tu casa hoy. Sé que es algo de último momento, pero es mejor para que así no tengan que venir a dejarla más tarde. ¿Te parecería bien?
- ¡Por supuesto! -accedo de inmediato- No hay ningún problema. Mamá está encantada teniéndola aquí, por no hablar de mí.
- Muchas gracias, linda. Entonces supongo que la veo mañana. Dile buenas noches de mi parte, porque he llamado a su celular y creo que no lo ha sentido.
- Es que hemos estado afuera y la verdad con tantas diferentes voces en casa es un poco difícil escuchar.
- Entiendo. Pues bueno, era eso. ¡Adiós! Gracias otra vez, a ti y a tu madre. Saludos.
- ¡Igualmente! -y dicho eso corto la llamada.

Vuelvo a dejar el celular en la mesita de noche. Bueno, la chica se quedará. ¿Será que debo avisarle? Seguro en un rato más Drew decidirá ir a dejarla y ni cuenta se dará de que la mamá ha llamado. Oh, pero Fabiola no se iría sin despedirse. No tengo nada de ganas de ponerme de pie y caminar hasta allá, así que esperaré a que venga.

Vuelvo a acostarme de espaldas sobre la cama. Las estrellas del techo han perdido su gracia, así que solamente me limito a respirar lenta y calmada. Me pongo a pensar y me doy cuenta de que, quizás, debí haber ido abajo para avisar a mamá que iba a dormir y así despedirme de mis familiares.

Pensando en ello no me percato de que mis ojos se están cerrando de nuevo. No sé cuántos minutos pasan desde ahí, pero ya no siento nada y comienzo a entrar en ese mundo aparte que tanto me agrada. Sin embargo, no estoy lo suficientemente ida como para no darme cuenta de que, de pronto, la puerta de mi habitación se abre. Algo aturdida abro los ojos, y cuando lo hago, lo primero que veo es a Seth, parado por los pies de mi cama. Me pongo tan nerviosa teniéndolo ahí que intento incorporarme con dificultad.

- No, Cristal, quédate ahí -me dice, pero no como si me lo ordenara, sino como si quisiera que simplemente continuara con lo que hago- No es necesario. Voy a tenderme a tu lado.

Se invita él mismo, pero no digo nada y me limito a asentir con la cabeza. Aún sigo un poco aturdida, no logro entrar bien en mí misma todavía. Él se acuesta con cuidado sobre la cama, muy cerca, aunque aún así entre nosotros no hay ni el más mínimo contacto.

El sueño se me ha ido por completo. ¿Cómo podría pensar en dormir en un momento como éste, cuando está a mi lado, haciendo que yo sienta que me carcome todo por dentro? Intento con todas mis ganas centrarme en el techo de la habitación como lo había hecho, pero no me funciona muy bien.

Mi piel se eriza cuando siento que una de sus piernas roza la mía. Es algo tan minúsculo que duele, pero hace estallar un montón de sensaciones dentro de mí que me cuesta controlar. La deja ahí, sin quitarla, como si quisiera que la sintiera. Como si quisiera probar que está bien así. Y, la verdad, es que lo está. Se siente a gusto, a pesar de todo lo demás.

Pasan unos minutos y seguimos en silencio. Ninguno hace el intento de hablar al otro. Tengo ganas de decirle unas cuantas cosas, no sé, simplemente hablar con él, pero sobretodo decirle unas lindas palabras que me gustaría. Así que tomo aire, y me decido a hacerlo.

- Oye, Seth -comienzo a decir, sin quitar mi vista del techo. No responde. Todo sigue en silencio- Eh, Seth, ¿Estás dormido?
- De hecho estoy ya en mi séptimo sueño -contesta.
- Te hablo para decirte que te agradezco mucho el café que me preparaste hace rato -dejo de hablar para ver si me dice algo, pero no lo hace. Decido continuar:- Estaba delicioso. Incluso he considerado que deberías dedicarte a eso -vuelvo a quedarme en silencio para que me diga cualquier cosa, pero continúa callado, así que no me queda otra que agregar algo:- ¿Cual es tu favorito? ¿Vainilla, Capuccino, Mocha? -otra vez no dice nada. Desesperada, respondo algo que ni me preguntó- El mío es el de Vainilla.
- Me gusta bastante el de Mocha. Y no hay de qué.
- Oh. Genial. Me parece muy bien. Gracias otra vez, de todos modos.
- Estupendo, y ahora que estás tan abierta a hacer preguntas, me parece que también puedo hacer algunas yo -estoy por decir algo, pero me interrumpe:- ¿Cuánto tiempo más vas a creer que se me ha olvidado que estas huyendo de mí desde hace días?
- Yo... no creía eso -le digo, sorprendida por el rápido cambio de tema.
- ¿Entonces, Cristal? -se alza y se sienta sobre la cama, mirándome- Sabes una cosa, lo que yo sí creo es que deberíamos hablar sobre lo ocurrido. Me refiero a lo que pasó cuando salimos de la fiesta, en mi auto. Específicamente en la parte trasera.

Guardo silencio. No tengo idea de qué decirle. Quiero ser sincera con él lo más que pueda, y es cierto que he tratado de evitarlo a toda costa durante estos días, pero no es por nada. Simplemente llegué a conclusiones probables y me he alejado para dejar que todo siga como estaba.

- Tú y yo sabemos que no es necesario hablar sobre eso -hago mi mejor esfuerzo por explicar bien lo que estoy queriendo decir- Ninguno se imaginó que eso pasaría. No soy una tonta, y sé como funcionan estas cosas. Son sólo un momento, un desliz, no otro significado. Quédate tranquilo.

Y es todo lo que digo. Seth se queda tan callado que me hace extrañar. De a poco levanto la mirada y el ceño fruncido que tiene el su rostro es demasiado notorio. Parece molesto, como si yo hubiese dicho algo equivocado, algo horrible.

Sin previo aviso se lanza sobre mí, cubriendo mi cuerpo con el suyo. No alcanzo a reaccionar ni de la más mínima forma. Con sus manos sujeta mis brazos, dejándome inmóvil y, lo siguiente que siento, es que estampa sus labios contra los míos.

La sensación que esto provoca la había olvidado por completo. La forma en que me sentí esa noche en la fiesta cuando me besó, vuelve a vivir en mi cuerpo y correspondo su beso así, sin más, sin negarme a ello por nada del mundo. Sus labios y todo su ser tienen un poder sobre mí que no puedo impedir.

Nuestro beso se vuelve más intenso a medida que pasan los segundos, y cuando ambos sabemos que ninguno va a alejarse del otro, Seth suelta mis brazos, permitiéndome que lo abrace. Separo mis piernas y las flexiono, dándole más exceso. Cubro su espalda y la recorro con mis manos, por encima de su ropa. Es ancha, masculina, fuerte. Las manos de Seth pasan a mis piernas, que también están cubiertas de ropa. Luego las sube, toma mi cara entre sus manos y rompe el beso, pero nuestros labios siguen rozando.

- ¿Esto también es sólo un desliz? -pregunta, con la voz ronca, casi inaudible.

Vuelve a juntar nuestros labios y ésta vez nos estrechamos aún más el uno contra el otro. Todo empieza a subir de tono. Seth pasa sus manos por debajo de mi playera, tocando mi cuerpo. No aguanto, subo su sudadera hacia arriba y, cuando siento su piel, un montón de sensaciones explotan en mi cuerpo. Nuestras respiraciones se vuelven entrecortadas, el frío ya no está y comienza a darme bastante calor. Deslizo mis labios por su mentón, hasta llegar a su cuello y de un momento a otro la sudadera de Seth ya no está puesta y menos su camiseta sin mangas. Su torso desnudo se siente increíble, y cuando intenta sacar mi playera, no me niego. Se lo permito. Nos acariciamos y nos besamos sin tener noción del tiempo. Pero entonces se aleja un poco, y me susurra:

- Si sigues creyendo que ésto no tiene un significado, voy a romperme en pedazos -junta su nariz con la mía por un momento, y luego me mira a los ojos. Él espera que yo le diga algo al respecto. Y lo haré.
- Ya no lo creo.

♥♥♥

¡Jooooooder, tías! Hace muchísimo que no escribía algo al final de un capítulo y debo reconocer que se siente estupendo. Las extrañaba, extrañaba el blog, extrañaba escribir, extrañaba todo en sí. Ahora que he vuelto me siento bastante feliz y no quiero dejar ésto nunca en la vida, chicas. 
¿Qué les ha parecido el capítulo? Lo que yo espero es que les haya gustado, aunque sea un poquito. Cada vez queda menos para el final, y leí por ahí que varias no quieren que cambie el personaje de Seth todavía, sino que mejor lo haga al terminarla o que simplemente no lo cambie. Pues bien, creo que podría ser buena y podría considerar no cambiarlo hasta acabarla. Luego de eso ya lo cambiaría, pero me lo pensaré, ¿De acuerdo?
Pues bien, +8 comentarios en éste capítulo para que suba el siguiente y si es posible voten en reacciones. Muchas gracias a todas las que siguen aquí leyéndome, son de verdad muy fieles. Un beso enorme a la distancia, y nos vemos pronto por aquí. Posdata: No he corregido el capítulo antes de subirlo, si hay algún error es a causa de eso y bueno, si de pronto lo leo y siento que algo anda mal será editado. Oh, y uno de estos días me tomaré un tiempito para responder uno por uno a algunos de sus comentarios. ¡Adiós!



9 de agosto de 2015

¡Estoy viva!

A éstas alturas ya sé lo que dicen: Oye, chica, eres una desgraciada mentirosa, abandonaste la novela, no te creeré jamás, dejaré de leerte durante el resto de mis días. Pues bien, ¡Espero que aún me queden lectoras! Porque, nenas, ya tengo donde escribir y está como nuevo. Mañana, si todo sale como espero, publicaré capítulo, y si no publico, publicaré el martes o miércoles o de aquí al viernes sin faltas. La novela estará publicada completa de aquí a un mes aproximadamente o quizás un poco más, publicaré cualquier día siempre y cuando tenga +8 comentarios en cada entrada, ¿Vale? Palabra. ¡Eso es todo! Hoy estoy muy feliz y espero que se encuentren genial, que sus vidas estén bien, y que si tienen problemas no olviden que todo al final se soluciona. ¡Las quiero! 

30 de junio de 2015

¡Tengo noticias!


¡Hola! ¡Hola, hola, hola, hola! ¡Hola!
Como ya sabrán, he estado muy desaparecida de blogger; subo, no subo, vuelvo a subir, no subo, pasan dos semanas y vuelvo a subir. Pues bien, ahora será diferente, o al menos es lo que tengo planeado. Ya que, el día de hoy, he terminado mis exposiciones y trabajos del semestre -se supone-. El jueves tengo mi último examen también, eso si no me dan otro, así que lo pronosticado sería que con mi tiempo libre comience a escribir la novela y subir los capítulos que faltan, que serían quince aproximadamente. Si me dan otro examen no sería gran cosa porque sería uno solo, es decir, no estaría entre un montón de otros exámenes.

Leí las notitas que me dejaron de cuál fue el mejor día de su vida. Estuvieron hermosas, incluso como que se me ablandó mi corazón en varias partes. Y para las que no lo han tenido, seguro algún día lo tendrán. Es una sensación hermosa, eso es más que seguro.

¡Oh! Esto que viene ahora es algo totalmente aparte. Y es que, he considerado el no escribir más sobre Justin. Me refiero a seguir escribiendo novelas, pero no con él como personaje, sino, escribiendo sobre un personaje propio, con el nombre que yo quiero, con una característica física que yo quiero. Lo que pasa es que no estoy segura, porque hacer eso sería hacer un cambio total en el blog. Cambiaría la dirección -link-, el nombre, diseño, etcétera, pero las novelas de Justin que he escrito seguirían intactas. Lo más probable es que no lo haga, al menos no aquí, porque si no se han dado cuenta en wattpad -al menos cuando subo ahí porque últimamente ni lo abro siquiera- mi personaje de esta historia tiene otro nombre. Me gustaría que me dijeran en comentarios en esta entrada lo que opinan respecto a todo esto, como: ¿Seguirían leyendo? ¿Les gustaría? ¿Se sentirían cómodas? Porque a mí me ilusiona, la verdad. Tengo altas expectativas sobre ello. Me sentiría muy cómoda en mi propia piel.

Y bueno, nada más queda que agradecer a una de mis lectoras llamada Idaly por acordarse de mi cumpleaños que fue ayer. ¡Chica, casi me morí! De verdad no pensé que alguien llegara a acordarse o algo así, pero muuuuchas gracias guapa, eres un amor, me hiciste sentir muy bien cuando lo leí. Te envío un abrazo enorme y con todos mis buenos agradecimientos, muaaah -inserta corazón palpitante-.

¡Es todo! Un beso para cada una de ustedes, ojalá estén teniendo una buena semana, que todo en sus vidas esté muy bien con mucha felicidad, y pues eso, adioooooooooos. Nos vemos pronto.