18 de diciembre de 2015

Capítulo cuarenta y dos - Fresa con Chocolate.


Narra Cristal

Mi despertador suena. De inmediato recuerdo que es sábado, que debe ser un error, que tal vez olvidé apagar la alarma. Pero no. Es la cruda realidad. Son las seis de la mañana y debo abrir los ojos, levantarme, ducharme y viajar a nada más y nada menos que un bosque. Haremos una caminata hasta llegar hasta un lago. No conozco a nadie excepto a mi hermano, a Seth y a Fabiola. No sé qué haría si ella no fuera. ¿Qué tendría de agradable ir sola? Bueno, no sola, pero no es lo mismo si tu novio y tu hermano conocen a todo el mundo y yo, que no soy muy buena dando impresiones a la gente, estuviera en medio.

Seth dijo que iba a pasar a recogernos a las siete a mí y a Drew para irnos a la universidad, que es el punto en donde todos los de Arte se juntarán. Obviamente, pasaremos a recoger a Fabiola en el transcurso para así irnos todos juntos y llegar puntuales.

- Cristal, sal del puto baño o juro que tiraré la puerta -amenaza Drew desde el otro lado, mientras me pongo un poco de labial veinticuatro horas. Ahora que tengo novio y tengo a quien besar, es importante que el labial no se me salga.

Me he vestido con un short corto color gris y una camiseta blanca de tirantes. Encima traigo una sudadera delgada y veraniega también gris, que deja sutilmente mis hombros al descubierto. En mis pies me he puesto unos botines para acampar que cubren todo mi tobillo, estos de color café. Y por supuesto, no puede faltar mi coleta alta. Lo que menos me conviene es ir con mi cabello suelto, para que se llene de hojas y ramas, sin mencionar que estaría completamente enredado.

- Ya voy a salir -aviso concentrada en lo que hago.
- ¡Ahora! -ordena autoritario. Ruedo los ojos.
- ¡Ay, que pesado! -le grito- ¿Cómo Fabiola te aguanta? Eres un gruñón.
- Lo mismo te digo, no sé cómo Seth está decidió estar contigo, yo que él te dejaría.
- Es que eso no sería posible. Yo jamás estaría con tu persona ni en un millón de años. Preferiría morir -acabo de pintar mis labios y guardo todo lo que usé en mi neceser.
- ¿Podrías abrir ya? -vuelve a insistir- No aguanto más, me voy a mear aquí.

Decido ser buena y hacerle caso. Abro, y paso por su lado no sin antes recibir un ligero empujón de su parte, como siempre ha hecho desde que somos niños. Bajo las escaleras, miro la hora en mi celular y faltan diez minutos para que Seth llegue. Un ratito después, cuando Drew está bajando del segundo piso ya listo, se escuchan golpes en la puerta. Él abre de inmediato.

Apenas se me permite verlo, me doy cuenta de que es increíble lo parecido que se visten estos dos. Traen el mismo chándal ajustado, Seth de color gris y Drew de uno color negro. La misma sudadera de cuello cerrado con capucha incluida; Seth con una gris y Drew con una negra como era de esperarse. Y para acabar ambos traen botas para caminata, pero la diferencia aquí es que las de ambos son cafés, igual que las mías.

- Tarde, como siempre -le dice Drew- Deberías aprender de responsabilidad.
- Ya cállate -se echa a reír Seth. Se abrazan y se dan esos golpes en la espalda. Luego camina hacia mí, me abraza y comienza a besarme. Se despega de mí en unos segundos- Buenos días.
- Vamos del mismo color -sonrío de oreja a oreja. Él sonríe conmigo.
- ¿¡Podemos irnos de una vez!? -pregunta mi hermano, exaltado- No soporto estar aquí. Ustedes dos me dan migraña. No los tolero. Pueden pudrirse en su mierda.
- Amigo, te invito a que veas detenidamente como estoy con Cristal y disfruto a su lado ahora mismo -junta su nariz con la mía mientras acaricia mi mejilla. Cierro los ojos, sintiendo su suave tacto, mientras aguanto unas risas- Es una lástima que estés solo y seas la tercera rueda aquí.
- Cállate. No le veo la gracia -ataca Drew, enojado- Joder, ¡Ya vamos o llegaremos tarde!

Voy a tomar mi mochila del sofá y en menos de cinco minutos salimos de la casa. Nos despedimos de papá, mamá y Alejandro anoche así que no tenemos que hacerlo de nuevo. Quedamos en que no los íbamos a despertar tan temprano por la mañana.

Me siento en la parte trasera del vehículo y de pronto, sin darme cuenta, ya estamos en la casa de Fabiola. La he llamado por celular unos dos minutos antes de que estuviéramos afuera, así que salió de inmediato. También trae short igual que yo a excepción de que trae unas calzas abajo y sus botines cafés de caminata, junto con una sudadera color morado. Antes de subir besa a Drew por la ventana y termina subiéndose a mi lado.

- ¡Estás hermosa! -grito con una fuerza incontenible.
- Maldita sea, Cristal. ¿Tienes que andar chirreando por todos lados? -me regaña Drew, evidentemente todavía enojado- Todos sabemos que mi preciosa novia luce como toda una modelo. Ella se viste decente y no muestra de más, no como tú, que te exhibes por todos lados. Eres una vulgar. Una prostituta.
- Esa boca, tío -Seth lo mira mal- Mi novia no es nada de eso.
- ¡Tienes suerte de que estemos en el auto porque de lo contrario te cruzaría la cara con una piedra, miserable cabrón! -escupo- Además, no me hagas reír, ya que todos sabemos que tú solías tener una vida rodeada de facilonas.
- Te cagó -le dice Seth, haciendo que Fabiola comience a reír. Todos sabemos que es verdad.
- ¿Con que sí? -Drew parece ofendido- Eso, queridos amigos, es pasado -se vuelve a mirar a Seth- ¿Y tú qué? Tampoco fuiste un santo.
- Lo sé. Y no lo discuto. Pero llamaste puta a mi novia y no me gusta. ¿Me ves a mí llamando así a Fabiola?
- Oh -Drew se da cuenta- Tienes razón. Lo siento, hermano. Es que Cristal me hace perder los estribos. A veces no sé cómo Fabiola la aguanta, escuchando su voz de aquí para allá todo el día -le dice sin darle importancia, como si no estuviésemos presentes. Yo frunzo el ceño- Cada día y cada noche tengo pesadillas preguntándome por qué no se busca una nueva mejor amiga.
- ¿Te das cuenta de que oigo todo lo que dices? -le pregunto, sin poder creer lo que ha dicho.
- Tranquila, Cristal -me dice Fabiola, abrazándome- No pienso cambiarte por nada del mundo. Me encanta nuestra amistad, con tus gritos y dramatismos incluidos.
- Dios mío -no puedo evitar emocionarme ante sus hermosas palabras y me siento avergonzada cuando siento que mis ojos se van humedeciendo un poco. Me alejo con lentitud de ella e intento que no se salga ni una lágrima. Fabiola se da cuenta y comienza a reír.
- ¿De verdad estás llorando? -parece sorprendida. Sé que le enternece y que sabe que es por lo mucho que la aprecio. Siento la mirada de Drew sobre mí junto con la de Seth por el espejo retrovisor.
- Aún no lo hago -intento reír- No sé, yo no suelo ser así, tan llorona -me echo aire con una mano a los ojos, para que se sequen o algo- Es que me alegra demasiado haberte conocido.
- Y a mí también -vuelve a abrazarme, tratando de no emocionarse como yo.
- Este es uno de los momentos más íntimos en que las he visto -dice Seth, sonriendo.
- Oye sí, querida hermanita -me habla Drew- Tú no eres así, tan tontamente dulce. ¿Qué te pasa? Desde hace semanas te siento distinta. Tengo que admitir que ya no eres tan insoportable, y que incluso ahora eres cariñosa con nosotros tres y con todos en casa. Tampoco eres tan criticona y superficial. Estás cambiada.
- Es cierto -admiten Seth y Fabiola al unisono, como si se hubiesen puesto de acuerdo.
- Aunque la verdad conmigo siempre ha sido así -comenta Fabiola, orgullosa y creyéndose. No puedo evitar reír ante sus palabras- Era pesada con ustedes, pero yo siempre tuve la mejor parte.
- Ya, no es para tanto -miro por la ventana- ¿Podemos cambiar de tema? O me pondré violenta.
- Está bien -acepta Drew- Trajimos la comida, ¿Verdad? -todos asentimos- Que bien, porque tengo un hambre de cien hombres.
- No vas a comer todavía -le reprende Seth.
- ¿Qué? -parece que mi hermano se va a desmayar- ¿Por qué?
- Porque debemos sobrevivir con lo que hemos traído hasta mañana -le dice Fabiola- ¿Acaso crees que nos van a regalar todo allá, en el bosque? No hay lugares para comprar comida.

El resto del camino hacia la universidad no hacemos gran cosa. Yo me limito a mirar por la ventana. Fabiola va escuchando música con los audífonos puestos con tanto volumen que alcanzo a escuchar todo y Seth con Drew charlan entre sí. No sé de qué, porque no me dedico a poner atención a ninguna de sus palabras.

Cuando llegamos a las calles en que el mar comienza a presentarse, aprieto el botón para bajar el vidrio de la ventana y jalo a Fabiola del brazo. De inmediato tira su aparato a donde caiga y se acerca a mí para poder ver hacia afuera conmigo. Sacamos nuestras cabezas, recibiendo la fresca brisa mañanera.

- Dios, ¡Ésto es vida! -exclamo alegre. No puedo explicar lo mucho que me encanta el mar.
- ¿Hace cuánto que no veníamos? -pregunta Fabiola- ¡Y vivimos tan cerca!
- Debemos volver estos días -propongo- Había olvidado lo que se sentía.
- Lo haremos sin duda. ¡Mira! -indica hacia arriba.

Las gaviotas vuelan en el cielo despejado. El sol hace brillar el agua, y las olas chocan contra las rocas mientras los pelícanos disfrutan del agua salpicada. Pasamos por frente los hoteles que suelen estar repletos de turistas durante el verano, y los lugares en que los programas de televisión vienen a instalarse en ese tiempo. Las playas no están llenas, no hay casi nadie, lo que las hace perfectas para poder ir y estar en una paz infinita, recorriendo todo de un lugar a otro sin la más mínima preocupación, sólo disfrutando, viviendo el momento.

La universidad queda en una especie de cerro lo suficientemente grande como para permitir ver todo el mar que se es posible. Entramos al recinto y Seth estaciona el auto. Todos nos bajamos sin prisas. De inmediato miro los alrededores y noto un grupo de personas reunidas un poco más allá. Después, dirijo mi mirada hacia la universidad. Yo ya la había conocido antes, tanto por dentro como por fuera. Un primo mío había estudiado aquí y lo vine a ver cuando dio su examen de grado. Es preciosa, espaciosa, en pocas palabras es muy bella.

- ¡Dios, no puedo esperar! -Fabiola comienza a saltar de la felicidad- ¡Ya quiero estar en contacto con la naturaleza!
- ¡También yo! -la tomo de las manos y saltamos juntas- ¡Será una experiencia increíble!
- ¡Sí, sí! -nos motiva Drew. Luego llama a Seth- Tío, si Fabiola sigue así de feliz me va a dar algún regalito de esos que me gustan. ¡Sí, vamos mi amor, alégrate más!

Seth comienza a partirse de risa. Las dos dejamos de saltar, yo porque nuestro pequeño momento de felicidad fue interrumpido por un comentario sexual de mi hermano y Fabiola porque está sorprendida de que en realidad haya dicho eso. Me uno a las risas de Seth y voy hacia él, mientras Fabiola abraza a mi hermano y le dice que es un idiota. Intento sacar mi mochila del maletero, pero Seth se me adelanta y me la quita de las manos, poniéndosela en su hombro.

- Mi novia no va a cargar nada -avisa con una sonrisa- Para eso estoy yo.
- Oh, pero tú sabes que no te veo como un burrito de carga -acaricio su mejilla- No hay problema en que yo la lleve.
- ¿Y correr el riesgo de que tu cuerpo se canse demasiado, o te duela algo? No, gracias -se acerca a mí, y de inmediato tomo su cara entre mis manos y lo beso.
- Está bien, pero déjame sacar algo que tengo guardado -se la quita y la extiende hacia mí. Abro el cierre y saco una bolsa con algo dentro. La vuelvo a cerrar y se la pone nuevamente.
- ¡Tío, llegó el autobús, ya todos se van hacia él! -dice Drew, acercándose al maletero, tomando su mochila y la de Fabiola, junto con unas bolsas de comida- Hay que irnos.

Se aleja, llevándose a Fabiola con él. Seth cierra el maletero con fuerza, saca esa especie de llave que tiene un botón y hace sonar una alarma del auto.

- Espera, ¿Lo dejarás aquí? -pregunto sorprendida.
- Sí, la universidad estará cerrada el fin de semana. Hay cuidadores, nadie va a robarlo -asegura. Entonces me toma la mano, mientras sostiene bolsas con la otra al igual que Drew.

Juntos vamos hacia el bus, en donde se encuentra un hombre dando instrucciones sobre el viaje. Nos ordena que las chicas entremos primero. Fabiola se acerca a mí, y nos vamos hacia donde todas se han reunido para subir. Somos doce, aproximadamente. Pensé que seríamos más. Sin embargo, nos escabullimos entre todas para no entrar de últimas y obtener un buen lugar.

- ¿Sus nombres? -nos pregunta aquel hombre, revisando una lista.
- Yo soy Cristal y ella es Fabiola -respondo por ambas.
- Ah, sí. Una es invitada de Seth y una es invitada de Drew, ¿O me equivoco?
- Es tal y como lo  ha dicho.
- Perfecto. Pueden subir -dice, mientras saca unas pulseras color rosa y nos las entrega- Deben ponérselas en la muñeca. Es sólo para recordar que ustedes son acompañantes y que tienen permiso de estar aquí. Disfruten el viaje tanto como yo.

Asentimos con la cabeza y comenzamos a subir. Cuando lo hacemos me doy cuenta de que no es como los otros buses que he visto, en los que todos son para dos personas y están fijos hacia el frente. Aquí también son para dos personas, pero unos van volteados para atrás y otros para adelante, como para permitirte charlar y compartir pero de a cuatro. Yo con Fabiola nos vamos hacia unos que están en el medio de todo el bus, ya que los de atrás están ocupados por las otras chicas que lograron subir primero. Cuando ya todas han subido, comienzan a venir los hombres.

Pasan varios. No me había dado cuenta de que ellos son la mayoría. Aunque en realidad sólo son como quince, pero aún así. Casi ni se nota, después de todo sólo son como tres más que nosotras. Seth y Drew suben de los últimos, buscándonos con la mirada. Cuando nos encuentran sonríen como por arte de magia y se acercan.

Drew toma asiento al lado de Fabiola y Seth al lado mío. De inmediato recuerdo que tengo una cosa para él. Abro la bolsa y saco algo cubierto en papel aluminio. Sonrío mientras Seth me observa curioso y se lo entrego. Él la recibe sin problemas, quizás pensando que quiero que me lo sostenga.

- Es para ti -le hago saber- Espero que lo disfrutes.
- ¿Qué es? -sonríe contento, sorprendido por mi inesperado gesto.
- ¡Ábrelo! -le incito ansiosa. Obedece de inmediato y apenas lo va abriendo, comienza a salir olor a comida que yo no comería. Su sonrisa se hace incluso más grande cuando se da cuenta de que son dos sándwiches con vistec llenos de grasa y queso lo suficientemente derretido. Me doy cuenta de que chorrea un poco- Lamento si tiene tanto aceite, pero es que cuando vi a Drew una mañana en que sacó dos de esos para calentarlos en el microondas y me viste desayunar, me di cuenta de que ni siquiera se molestó en quitar el exceso y supuse que a ti también te gustaba de esa form...
- Eres la mejor novia que podría tener -me interrumpe, cogiendo mi cara con una de sus manos y besándome. De inmediato le correspondo. Cuando se aleja de mí, lo encuentro observándome fijamente a los ojos- No sabes lo mucho que valoro que te hayas tomado el tiempo de prepararme algo que consideras asqueroso y que ni siquiera te gusta, sólo para hacerme feliz y darme algo de comer. Y encima le agregaste un montón de aceite, eso es tan... romántico.

No puedo evitar reír ante lo último que dijo, y él lo hace también. Ambos desviamos la mirada hacia Fabiola y Drew, que luce sorprendido por lo que he hecho, mientras Fabiola aguanta las risas.

- Hermanita, tú sabes que te quiero.
- No, no he preparado nada para ti -lo fulmino con la mirada- Es sólo para Seth.
- Menuda desgraciada, ya vas a ver lo que... Agh, Fabiola, ¿Ves como es Cristal? ¡Y luego se quejan porque me enojo con ella! Demonios, estoy muriendo de hambre. Y Fabiola no me ha traído nada porque se los comió en su casa. Mi corazón se ha destruido -finge llorar.
- ¡Ay, Drew, sí te traje! -admite Fabiola, sacando una bolsita de su rincón. A Drew pareciera que le brillan los ojos- Cristal y yo sabemos lo mucho que les gusta y decidimos traerles. Solamente estaba jugando contigo, tontito -le extiende los panes envueltos en el papel- ¿En serio creíste que iba a dejarte mirando?
- No puedo creerlo. Con eso no se juega -le dice Drew, mientras ella se lo va entregando- Muchas gracias, mi amor -le besa la frente con delicadeza- No hagas caso a Seth, no sabe lo que dice. Aquí la mejor novia eres tú. Y tu comida sabe mejor. Estoy tan enamorado de ti -la besa en los labios.

Minutos después, ya estamos, definitivamente, camino hacia el bosque para llevar a cabo la tan esperada caminata. Seth y Drew están casi acabando su desayuno grasoso. Fabiola y yo hemos sacado leches en cajita y barritas de cereales de la bolsa que trajeron los chicos desde abajo, que por cierto, están deliciosas.

No tardo en sentir que alguien me observa. Los chicos están demasiado concentrado comiendo, así que miro a Fabiola y ella luce incómoda. Frunzo el ceño, sin comprender lo que le pasa. Me hace un gesto con cabeza, diciéndome que mire hacia un lado. En cuanto lo hago, sé perfectamente quién me ha estado observando. Y además, Fabiola está siendo observada, pero por otra chica. Las he visto antes. Sé quienes son.

- Oye, Seth -le hablo. Él quita su atención del pedazo de pan que le queda, para mirarme.
- Dime, preciosa -me dice. Sonrío de inmediato.
- ¿Recuerdas esa chica, la que estaba en la supuesta galería de Arte y en la fiesta? -luce confundido por mi pregunta- Esa a la que besabas, la que te lamía el cuello y se colgaba de ti...
- ¿Te refieres a Anita? -alza una ceja, dándole otra mordida a su pan.
- Sí. Bueno, ¿Todavía está loca por ti?
- ¿Estás bromeando? -se mete Drew en la conversación- A esa estúpida se le moja la braga por Seth. Un día él y yo estábamos hablando, se nos acercó y le ofreció volver a como estaban antes y más, en frente de mí. Pero Seth la rechazó y le dijo que era una regalada. Creo que fue unos días antes de que ustedes se hicieran novios. Ah, y cada día lo saluda, no sé para qué, porque Seth ni le responde.
- ¿Y qué hay de la chica que estaba contigo? -le pregunta Fabiola a Drew.
- ¿La tonta de Cinthia? -asiente con la cabeza- Sigue muerta por mí. Pero no le hago caso. Ella no puede entender que nunca sentí nada por ella, ni que te amo a ti.
- Bien -hablo yo- Porque ella está mirando demasiado a Fabiola. La está incomodando. Deberías decirle que deje de mirarla.
- ¿En serio? -le pregunta Drew a mí mejor amiga.
- Sí -admite- Es molesto. No soporto tener sus ojos encima.
- Eso no lo puedo permitir -asegura Drew. Se gira en dirección a Cinthia, que está sentada con Anita en un costado nuestro, donde hay otros cuatro asientos- Oye, tú. ¿Tienes algo en los ojos? ¿Algo te impide girarlos, quizá? -la chica lo mira perpleja. Estoy a punto de reír, y para qué hablar de Fabiola- Porque me estoy dando cuenta de que miras demasiado a mi novia. Sé que te causa envidia que ella esté conmigo, pero podrías disimular y tener un poco más de respeto. Me tienes harto.

Dicho eso, se gira en nuestra dirección y nos sonríe. Abraza a Fabiola con cuidado, muy delicadamente, y le susurra algo la oído. Ella sonríe y se besan. No puedo estar más orgullosa de Drew. Amo que no la haga sentir en menos y que demuestre lo importante que es para él. Lo que menos me gustaría es que mi mejor amiga se sintiera insegura a su lado, o que mi hermano le causara dolor.

- Parece que alguien tampoco te quita la mirada de encima a ti -me dice Seth, con voz neutra. Su mirada está fría. No tardo en darme cuenta de que algo malo hay en él. Que algo le pasa.
- Tranquilo, Seth -le digo, mientras me acurruco a su lado. Pasa uno de sus brazos por la cintura y me acerca a él. Puedo sentir su cuerpo demasiado tenso. De pronto me preocupo un poco por él- No me interesa que tenga atención en nosotros. Tenemos que disfrutar el viaje. No hemos venido para estar pendiente de este tipo de situaciones, ¿O sí? -acaricio su mejilla y me alzo un poco para besarlo allí. Él sonríe delicadamente.
- Tienes razón -toma una de mis manos y la entrelaza con la suya- No prestemos atención.

Noto que su cuerpo se relaja un poco y eso me hace sentir más tranquila. Nos ponemos a conversar los cuatro juntos y pasamos un buen momento, sin prestar atención a nada. Reímos sin parar por temas sin sentido y no puedo explicar lo bien que me siento al haber decidido venir. Y espero que todo en el bosque se vuelva muchísimo mejor. No hay nada mejor que compartir con tres de las personas que más quiero, y si será en la naturaleza pura va a ser muchísimo mejor.


♥♥♥

¡Buenas! ¿Cómo están? Yo muuuy bien, he salido de vacaciones el martes, si no me equivoco, así que haré lo posible para terminar de escribir y publicar la novela antes del 30 de Diciembre. ¿Ustedes ya salieron? Espero que sí, porque Dios, los últimos días se hacen interminables, al menos para mí. Es como si el tiempo se pusiera lento, muy lento. Lamento si hay algún error, o si hay algo mal redactado, o si repetí mucho alguna palabra, no sé. Lo revisaré en otra ocasión.
Ojalá les haya gustado el capítulo. Quiero agradecer por cada uno de los comentarios que me dejan en mis entradas y en el chat. Ustedes son las mejores. Subiré muuuy pronto, creo que pasado mañana, eso si comentan lo suficiente. Recuerden, +8 comentarios para que suba. Ahora sí va en serio. Estoy de vacaciones y no hay nada que lo impida. ¡Adiós! Pd: ¿Cuál fue su parte favorita del capítulo? ¡Se viene lo bueno!



28 de noviembre de 2015

Capítulo cuarenta y uno - Fresa con Chocolate.



Seco mis lágrimas con mis manos. Al parecer, Seth no había notado que estoy llorando, porque al observarme detenidamente se queda perplejo, y de inmediato su rostro luce lleno de arrepentimiento. Él permanece quieto en su lugar, quizás sintiéndose fatal por dentro y culpándose así mismo, creyendo que por su culpa estoy así.

Da un paso hacia mí. Sé que es para pedirme perdón, pero yo retrocedo, y él se detiene. Vuelvo a secar mi cara y esta vez lo miro fijamente, lista para decir lo que debo. En el fondo siempre voy a desear nunca haberle dicho lo que me sucedió. Me habría gustado que todo fuese sólo una parte de mi pasado. Pero si él necesita que yo sea honesta sobre esto con él, lo voy a hacer. Nada más que por nosotros.


- Yo no quería que él tuviera algo que ver entre nosotros... -comienzo a decir, pero sin necesidad de gritar nada- Lo único que deseaba era tener algo limpio, sin tener que quejarme contigo de todo lo que me pasó, y no sólo contigo, si no con nadie, excepto Fabiola porque bueno, ella es mi mejor amiga. Pero tú eres mi novio, ¿Por qué deberíamos darle tanta importancia a algo que ya pasó? 

Dejo de hablar. Seth no hace ningún gesto, solamente está ahí, mirando, sin hacer ningún movimiento. Me pongo a pensar, y me doy cuenta de que tengo que aclarar un par de cosas que sí son necesarias de decir.

- Tal vez tú piensas que no lo he superado, no sé -me encojo de hombros- Pero tienes que saber que lo he hecho. La única razón por la que lloro es porque me asusta que lo de mi pasado ataque mi presente, o que me ataques con tus preguntas que no me interesa responder. En ocasiones es como si te afectara más a ti que a mí...
- Sí, claro que me afecta. Tú no entiendes todo lo que yo siento por ti -me interrumpe.
- Sé muy bien lo que sientes por mí, porque yo también lo siento -me apresuro a responder. Parece que le toma por sorpresa. O simplemente no está acostumbrado a oírme decir mis sentimientos, porque abre los ojos a la par- Pero ya está, era cierto lo que pensabas. Sí era ese "él" que creías, ¿Y qué? Es pasado. Acabemos con esto, no quiero volver a hablar sobre tal cosa nunca más -parece que esto último lo digo con un poco de rudeza, más de la que quería, así que agrego una cosa más, pero con un tono de voz más tranquilo y dulce, pero no por eso menos importante:- No quisiera que te ensucies tus manos, jamás. Ya son lo suficientemente suaves y masculinas para eso. 

De a poco, una sonrisa va creciendo en el rostro de Seth. De inmediato todas las ganas de seguir llorando se me van, y no hago otra cosa que sonreír yo también. Mi cuerpo se relaja, porque siento que las cosas están volviendo a la normalidad y que no van a empeorar más de lo que acabaron de estar. 

- Espero que no hayas roto conmigo -me dice, con un tono de desesperación, queriendo oír lo que quiere, y a la vez mostrándose exaltado pero sonriente. Algo complicado.
- No lo he hecho -le digo- Lamento haberte hecho pensar que sí. No sé qué me pasó. No quería hacerlo.
- Me lo merecía. Tienes razón. Olvidemos todo lo sucedido -se acerca a mí y esta vez no me alejo, sino que me dejo rodear por sus fuertes brazos- Perdón, Cristal -susurra en mi oído- No he querido agobiarte con todo esto. Me he portado como un imbécil...
- Solamente no quiero que nos arruinemos, Seth. No eres el único culpable, yo soy muy exagerada, dramática, atadosa...
- ¿Y pesada? -agrega. De inmediato me echo a reír. No me molesta para nada oír eso de su parte. Me aprieta contra él, y sé que está sonriendo. Puedo sentirlo. 
- Sí -admito en su cuello.
- Me gusta tu pesadez. Y me gusta saber que a mí me das otras partes de ti.

+++

Han pasado días desde aquella noche, y aún puedo sentir lo bien que me sentí al llegar a casa un rato después. Todo por fin estaba aclarado, era como si mi relación con Seth se hubiese estrechado más, como si ahora nos tuviésemos muchísima más confianza en todo y no tuviésemos nada que esconder. Y así es, porque sé que él jamás me ocultaría algo, y ahora yo no lo hago tampoco. Después de todo, no era justo que él siempre fuera sincero conmigo, mientras que yo tuviera cosas guardadas, pero que al mismo tiempo él quería saber. Sin embargo, luego de eso respondí algunas preguntas más de su parte. Tuve toda mi buena fé al contestarlas, queriendo que él supiera lo mucho que confiaba en su persona, y estoy feliz de haberle dado una parte de mí que seguramente no se la habría dado a nadie más. 

Salgo de la escuela acompañada de Fabiola, que habla por teléfono con su madre. De inmediato comienza a sonar el mío, así que lo saco de mi mochila y lo busco entre todas las cosas revueltas. Miro la pantalla y hago una mueca de asco. Es Drew. Hasta su nombre en letras me hace aborrecer. Ignorando tal sensación, deslizo el dedo por la pantalla y me llevo el celular al oído.

- ¿Aló? 
- ¿Cristal? ¿Por qué tardaste tanto en contestar? -me pregunta, todo metido- Ah, por cierto, soy Drew.
- ¿Drew? -finjo confusión- ¿Quién es Drew?
- Mira, niña, no estoy para bromas. ¿Por qué Fabiola no me contestó el teléfono? ¿Qué está haciendo? Necesito saberlo.
- ¡Oh! Pues, mi mejor amiga está siéndote infiel de la forma más descarada posible frente a mis ojos y fíjate que es todo un adonis. Yo que tú, la dejo ser feliz con otro.
- ¡Cristal! -me regaña Fabiola. Al parecer ya ha dejado de hablar con su madre- Drew, no es cierto -dice riendo. Pongo el celular en altavoz- ¡Cristal, estás loca!
- ¡Mi amor! Ya me estaba dando un heart attack.
- Ojalá y te hubiera dado -susurro, pero él me escucha y comienza a regañarme.
- Pero bueno -continúa, dejando de decirme cosas- Tú vas a hacer tu maleta en cuanto llegues a casa, ¿Entendiste?
- ¿Disculpa? -ahora sí entro en mi papel- ¿De qué me hablas, tonto? 
- ¡Nos vamos de viaje! Es por la universidad, durante todo el fin de semana. Como siempre, o voy contigo o no voy, así que tienes que hacer lo que te dije. Puedes agradecerle a papá. He hablado con los padres de Fabiola y accedieron. Puede que haya dicho alguna que otra mentirita.
- Drew, ¿Qué les dijiste? -pregunta Fabiola, frunciendo el ceño.
- Cariño, no tienes que ocultarlo más. El mundo tiene derecho a saber que estás embarazada.
- ¿¡Qué!? -exclamo.
- Uh... eso no es cierto -dice mi amiga aturdida- ¡No es gracioso, Drew!
- Tranquila, prometo cuidar de ti y de nuestro bebé. Este viaje hará muy bien para tus cambios de humor. De nada, princesa. 
- Siento náuseas -exagero.  
- ¡Ambas a hacer las maletas! Cuando yo llegue a casa, quiero saber que tienes todo listo, Cristal. Y a ti, Fabiola, te llamaré -y corta.

Bueno, tal parece que tendré que hablar las cosas seriamente con papá. ¡No puede estar involucrándome en todo lo que se le antoja! Es decir, me encanta viajar, demasiado a decir verdad, pero no quiero estar con todas las compañeras de mi hermano y menos con todos sus amigos. No los conozco y no tengo ganas de lidiar con malos humores. No es algo que me interese hacer.

- Tal vez será divertido -supone mi mejor amiga, cuando llegamos a la parada- Ahí viene tu autobús.
- No lo sé, quién sabe, no quiero pensar en eso. Tengo que hablar sobre ello en casa.
- Pero irás, ¿Verdad? Mis padres ya lo saben. No quiero estar sola allí -hace puchero. Yo río.
- Está bien, voy a ir. Descuida.
- Recuerda que a Seth le encantará tenerte ahí. Será muy bonito -sonríe entusiasmada.

Y es lo último que me dice, porque el autobús se detiene frente a mí y ella me empuja para entrar. Me despido con la mano, pago al chofer y me dispongo a sentarme en el último asiento de la izquierda.  Mi celular comienza a vibrar, lo que me dice que he recibido un mensaje. Lo reviso de inmediato.

De: Chocolate ♥
"¿Ya te enteraste? Nos vamos de viaje. Ahora tengo examen, pero más tarde iré a verte.
Gracias por ser esa persona especial en mi vida que siempre me gustaría tener, mi fresita. Hasta pronto. Deséame suerte"


No puedo evitar soltar una sonrisa enorme. Cada vez que Seth me envía un mensaje, cosa que no sucede a menudo, siempre lo hace inesperadamente y eso es algo que hace todo más especial, más íntimo y satisfactorio.

Para: Chocolate ♥
"Sí, mi querido hermano me lo ha dicho. Gracias a ti por ser el mejor hombre que he tenido la suerte de conocer y apreciar, y por ser el único chocolate que me atrevo a comer. Toda la suerte del mundo para mi novio"


Luego de enviar el mensaje, saco mis audífonos, los conecto al celular, y en lo único que pienso en todo el camino es en el futuro viaje, en lo mucho que me ha gustado tal mensaje, en lo mucho que quiero a Seth y en lo bien que he acertado al elegirlo.

+++

Me cruzo de brazos en el marco de la entrada a la cocina y golpeo el piso con mi pie, esperando una respuesta. Quiero saber bien el por qué y quiero que de una vez por todas me pidan mi opinión, o me pregunten lo que yo quiero o no quiero hacer. Considero que tengo la edad suficiente como para decidir por mí misma.

- Cristal, no es para tanto -me dice papá- ¿Qué hay de malo en que vayas con tu hermano?
- No es que haya algo malo -aclaro- Pero, si hay un viaje, los padres suelen preguntar a sus hijas si quieren ir o no, sobretodo cuando no van con ellos. ¿No te da miedo que vaya sola, siquiera? ¿Te imaginas y me pasa algo?
- No te pasará nada porque le he dicho a tu hermano que esté pendiente de ti y te cuide.
- Tampoco soy una niña para que me encargues, sabes. Puedo cuidarme sola.
- ¿Entonces por qué me reclamas porque no me da miedo que vayas?
- Dios, ¡Es sólo un comentario! La cosa es que debiste consultarme si yo quería ir.
- Bien, mira, si quieres te quedas en la casa -me sorprendo al escuchar tal cosa. Cuando ve que yo no respondo, me mira con atención. Se quita sus lentes y alza las cejas- ¿Y bien? ¿No era eso lo que querías? ¿Vas a ir o no?
- Sí voy a ir -respondo- Sucede que le dije a Fabiola que iría, y no puedo decirle que no ahora.
- Entonces acabas de hacer todo este drama por nada. Igual te iba a obligar a ir. La propuesta a que te quedaras era sólo para que te dejaras de fastidiar -se acerca hacia mí para salir de la cocina, y antes de hacerlo toma mi cabeza entre sus manos y me besa la frente- Te amo, hija. Tienes postre en el refrigerador.
- Gracias. También te amo. Ah, y Seth va a venir a la casa para ayudarme con la maleta, o no lo sé.
- La puerta abierta -advierte- Si está cerrada, lo voy a sacar a patadas de la casa.
- Está bien -acepto.
- Y asegúrate de llevar poquísimas cosas, con una mochila que lleves, basta y sobra -sale de la cocina, dejándome sola.

Ha estado bien el recordarme que lleve pocas cosas. Pensaba llevarme una maleta un poco grande, en realidad, pero ahora no tengo otra opción que llevar la mochila. Sucede que, cuando viajamos en vacaciones a algún lugar, llevo un bolso, una mochila, y unas bolsas con mis zapatos dentro. Siempre intento llevar pocas cosas, pero nunca lo logro. Ahora lo voy a intentar nuevamente.

Me acerco al refrigerador y busco el postre. Cuando lo encuentro, me doy cuenta de que son plátanos picados con durazno, piña, y lo que parecen ser trozos de manzana con pera, además de yogurt por encima. Lo saco fascinada y cojo una cuchara del cajón de la despensa.

Tocan la puerta. De seguro es Seth. Vuelvo a revisar el refrigerador para ver si en alguna parte hay un poco más de frutas, pero no hay. Reviso en la bandeja de la mesa, y tampoco. Las han preparado todas. Así que me voy con lo que tengo a abrir.

En cuanto lo hago, un sonriente Seth entra, no sin antes saludarme con un beso en los labios. Le abrazo y sonrío también. Por la escuela y la universidad no pasamos tanto tiempo juntos, a ambos se nos está haciendo más pesado, pero la magia no se pierde y eso es algo que me encanta. A decir verdad, nunca nos vimos tan seguido, pero como no estábamos juntos en una relación, no lo notábamos tanto.

- Estás hermosa -hace un cumplido. Miro mis prendas, y no traigo más que mi pijama junto con mi cabello suelto.
- Gracias -le digo- ¿Cómo te ha ido en tu examen?
- Bastante bien. Tenía tres hojas, creí que iba a quedar en blanco, pero no.
- ¿Viste? No pasó nada. ¿Quieres postre? -pregunto, lista para ir a buscar una cuchara para compartir del mío con él. Pero me toma del brazo impidiendo mi objetivo y acercándome a él.
- No me molesta para nada comer con la misma que tú usas -sonríe. Entonces unto la cuchara en las frutitas, saco un poco y la llevo hacia su boca.

Narra Fabiola

Mamá y papá salen por la puerta. Van de camino al centro comercial a pagar unas cuentas y tengo cero ganas de ir, así que me quedo aquí. Durante el almuerzo hemos hablado del viaje de fin de semana. Mi tonto novio les ha dicho que es un viaje en donde va toda su familia, que estaremos en conjunto todo el tiempo, y que estaré muy bien cuidada. Me daba miedo decir alguna cosa y que Drew les haya dicho otra. Mi sorpresa sigue ahí. ¿Desde cuando me dejan ir de viaje sin su supervisión tan fácilmente?

Siento ruidos en la cocina. De inmediato me pongo nerviosa. Hay pasos y se supone que no  hay nadie. Me limito a tomar un paraguas colgado tras la puerta de entrada en caso de que deba defenderme. Y doy un grito cuando una figura atraviesa la puerta, pero no es nada más y nada menos que Drew. ¿¡Es en serio!?

- ¡Drew! -me enojo un poco- ¿Cómo te atreves? ¡Me asustaste!
- Joder, creí que nunca iban a irse. He estado allá atrás como hace media hora -se rasca la cabeza, haciendo una mueca- El sol está ardiente, no sé cómo he aguantado sin que me diera insolación.
- Oh, disculpa mi poca atención -me acerco a él y le beso en los labios. Él de inmediato sonríe y me rodea con sus brazos- ¿Quieres algo de tomar?
- Bueno -una gota de sudor cae por una de sus patillas.
- Te estás derritiendo -noto, y de pronto veo lo roja que está su cara a causa del calor- y colorado.
- Lo sé, lamento mi presentación personal -dice con desdén- Apesto.
- Puedes bañarte, si quieres -le permito.
- ¿Estás segura? -alza las cejas- Normalmente no lo haría, pero no quiero parecer un cerdo frente a ti.
- Claro, no hay problema -acaricio su mejilla con delicadeza.
- Entonces voy a bañarme y luego tomaré algo.
- Sí. Te voy a esperar en mi habitación -le digo, pero Drew pone una cara de calentura enorme y exploto en risas- Eres un loco, pero no importa. Hay toallas en el baño.
- No tardo -avisa, y con rapidez sube al segundo piso.

Me dirijo hacia la cocina a tomar dos vasos, para luego echar jugo en ellos y agregar un par de cubitos de hielo. Los tomo y voy con lentitud hacia la habitación a esperar por mi novio, tal y como le había dicho. Al estar dentro tomo mi celular y comienzo a chatear con Cristal, que está desesperada por no saber qué echar en su mochila, que le pregunta a Seth qué puede llevar y que éste le dice que se verá hermosa con todo pero aún así no logra decidirse.

La calor comienza a sentirse con más intensidad en mi cuerpo. Me doy cuenta de que mi ventana no está muy abierta, así que me acerco y la abro, lo que no ayuda mucho porque el calor continúa. Decido quitarme la playera de mangas largas que traigo puesta, así que abro mi cómoda y saco una holgada color blanco que dice "No boyfriend, no problem". La estiro perfectamente encima de la cama, me quito la de encima con agilidad, pero justo entonces la puerta se abre, dando paso a un Drew con sólo sus jeans puestos y el cabello todo mojado. Su mirada se alza hasta llegar hasta mí, y parece sorprendido por verme sólo en sujetador...

¡Dios! ¡Estoy sólo en sujetador! La vergüenza corre por mis venas y puedo sentir que mi cara se comienza a poner roja. Para variar Drew no me quita la mirada, y no es precisamente a los ojos. Estoy pasmada, ni siquiera me apresuro a cubrirme porque no puedo. Por fin sus ojos se centran en otra parte, hacia la cama.

- No me gusta esa playera -comenta como si nada, quizás intentando que yo me relaje.
- Oh -balbuceo- Es bonita.
- Sí, te creo, pero tienes un novio y soy yo -sonríe de lado. Se rasca la cabeza, algo típico en él, y no es precisamente por piojos, sino que es un tic que tiene- Oye, cuando te dije que me esperaras aquí arriba y puse cara de caliente, no era tan en serio.
- Claro, es que... -me pongo aún más nerviosa y avergonzada- Yo... no estaba intentando nada... O sea... -no puedo hablar con claridad y mis nervios aumentan por diez- Quería cambiarme la mangas largas, es todo. Pero tú no tocaste.
- Tienes razón. Soy un desubicado. Debí hacerlo.

Pienso que se quedará ahí, sin hacer nada, pero me doy cuenta de que me equivoco cuando comienza a rodear al cama a paso lento y se pone de pie frente a mí. Se queda serio, lo que no es usual, y lleva uno de sus brazos a mi cintura, para luego acariciar mi cabello con su mano libre. Me estrecha junto a su pecho, hunde su rostro en mi cuello y de pronto mi nerviosismo comienza a irse. El tacto de su piel es cálido y a pesar de la calor se siente agradable.

Acaricia mi espalda con sus dedos, de arriba hacia abajo, con delicadeza. Decido rodear su cuello con mis brazos, y luego de un segundo comienza a depositar pequeños besos en mi cuello. El cuerpo que tiene es muy fuerte, puedo sentirlo fácilmente. Nunca lo sentí con tanta claridad.

- Te amo -expresa, subiendo cada vez más hasta llegar a mis labios. No alcanzo a decirle que yo también lo amo, porque uno de sus besos me lo impide.

La pasión con la que me besa es indescriptible. Creo que nunca, en todo el tiempo que llevamos de novios, lo había hecho. Quizás debería estar completamente asustada, pero Drew continúa haciendo caricias en mi espalda y eso ayuda a que toda sensación mala se vaya, para dejar en su lugar unas ganas de dejarse llevar y ver qué sucede.

Me hace retroceder hasta la cama, y con cuidado me recuesta sobre ella. Carga su peso contra mí, sin romper la unión de nuestros labios, comenzando a recorrer mi cuerpo con sus manos con seguridad. Nunca había estado tan expuesta ante alguien y tampoco había permitido un momento como este. Tal vez se deba a que Drew es mi primer novio serio, y que con los otros tenía menos edad, por lo que no me lo tomaba como algo de verdad.

Minutos después la calor ya es insoportable, pero no quiero por nada del mundo separarme de Drew. Se ha desasido de mis jeans y me ha dado el tiempo suficiente para estar completamente relajada, sólo pensando en el momento. Nuestras respiraciones son irregulares. Sólo estoy en ropa interior, y de un momento a otro deja de besarme, cosa que no me gusta, y se me queda mirando.

Pienso que va a decir algo. ¿Se habrá arrepentido de lo que ambos sabemos que estamos intentando hacer? Luce preocupado, sus cejas me lo demuestran, tiene la misma manía de Cristal, ambos lo hacen de una forma extraña diferente a la de todos cuando se preocupan o se molestan.

Tratando de recuperar el momento, acaricio su mejilla con toda la delicadeza posible, y sonrío, para que sepa que estoy bien y que no hay problema con nada. Pienso que tal vez no es suficiente. Estoy decidida a querer entregarme a él.

- Drew -susurro- Si no quieres perderla conmigo, puedo esperarte.

Y eso es suficiente para que ambos comencemos a reír, porque él de virgen no tiene nada y todo el mundo lo sabe. Me siento feliz de haberle demostrado de una forma bonita que estoy dispuesta. Al calmar su risa vuelve a besarme y retomamos nuevamente lo que habíamos pospuesto.

No tardamos en volver a recuperar la pasión, y en un momento estoy totalmente expuesta ante sus ojos y su cuerpo. Sigo un poco avergonzada de ello, pero ya he tomado mi decisión y no voy a cambiar de parecer.

Drew saca de sus jeans un envoltorio y sé perfectamente lo que es, por supuesto. Habíamos estado hablando un par de semanas atrás de que nadie sabía si en algún momento podíamos estar en esta situación por lo que había que ser precavidos y tener por cualquier cosa. Él había dejado de tenerlos cuando comenzó su relación conmigo, ya que no le importaba seguir haciéndolo con otras chicas y no tenía intensiones de presionarme ni lo tenía como una prioridad inmediata entre nosotros.

Cuando por fin Drew me hizo suya, me di cuenta de lo bien que había hecho en permitírselo a él. Siempre me había tomado muy a pecho el hecho de entregarme a una persona que de verdad me quisiera y por la que yo sintiera lo mismo. Pero Drew no simplemente me quiere; él me ama. Y yo lo amo a él. Un montón.

♥♥♥

¡Hola! Espero que estén muy bien, que su vida vaya avanzando de maravilla. Lamento dejarlas por tanto tiempo, pero es que las cosas son así, con presiones y cosas por encima uno no puede escribir, y tengo que admitir que el último par de meses han estado bastante agobiantes para mí. Sin embargo, quiero agradecer a quien me siga leyendo, de verdad muchas gracias por todo y lamento alejarme tanto tiempo. Sé lo mucho que les gusta mi novela, o lo mucho que les gustó, y si alguien sigue aquí espero que les siga gustando. También gracias a las que se preocupan por mí y mi ausencia. No olviden, +8 comentarios. Terminaré el siguiente capítulo para mañana, así que en cuanto lleguen a esa cantidad voy a publicar nuevamente. Estoy por salir de vacaciones, si no me equivoco me quedan dos semanas. La novela, definitivamente, está por acabar
Quiero aclarar que esto es todo sacado de mi mente. En los comentarios del chat me han estado reclamando de que no sé nada sobre lo que escribo, porque los padres del personaje no están juntos si no que están separados. Pues bien, eso lo sé, pero todo lo de aquí es ficción y no tengo por qué seguir la vida de él al pie de la letra, porque todas mis novelas tienen diferencias y variaciones. Escribir sobre lo mismo me haría aburrir. 
¡Muuuuchos besos a cada una! Las quiero, de verdad. Les doy unas buenas noches, o buenos días, como quieran. Chao, nos vemos pronto 



16 de octubre de 2015

Capítulo cuarenta - Fresa con Chocolate.



Luego de salir de Sissy's, Fabiola recibe una llamada telefónica de su madre, pidiéndole que por favor vuelva a casa, que su papá ha vuelto y está ansioso por verla. Había estado de viaje los últimos tres días y por eso fue simple que ella pudiera quedarse en mi casa, dejándola por su propia cuenta.

Cuando llegamos, los padres de Fabiola deciden invitar a Drew a cenar. Mi hermano, por supuesto, acepta ansioso. Se lleva fenomenal con los padres de mi amiga, y siempre les pone buena cara. También nos invitaron a mí con Seth, pero no aceptamos. Dijimos que otro día podríamos venir, que debíamos hacer otras cosas, pero que muchas gracias por la invitación. En realidad, lo único que pasaba es que queríamos darles unos momentos entre ellos. Drew no viene muy seguido a casa de mi amiga y cuando lo hace es bueno que tengan algo más personal.

Me subo al auto de Seth y me despido con la mano de las cuatro personas de pie en la entrada de aquella casa. Me hacen el mismo gesto sonrientes, y Seth hace partir el vehículo. La tarde ha pasado increíblemente rápido y ha sido muy divertida. Definitivamente hay que repetirlo.

- ¿Qué hacemos ahora? -me pregunta Seth.

Miro por la ventana. Está anocheciendo. El cielo tiene un bonito color naranja, morado, rosado, o mejor dicho tiene una mezcla digna de admirar. Suelto una sonrisa  y lo observo conducir. Luce tan como él, tan a su manera, tan... Seth.

- No lo sé -le digo, encogiéndome de hombros- Cualquier cosa. Si quieres podemos hacer nada. No me importa.
- ¿Quedarnos aquí dentro estacionados en alguna parte sin razón aparente? -propone sonriente. De inmediato me lleno de ternura. No se molesta en ocultar su gusto por compartir momentos conmigo. Cualquier persona, al no tener nada más que hacer, se iría, quizá proponiendo verse otro día.
- Me encantaría -acepto. Estar con él es más que suficiente- Donde tú gustes.

Seth sigue conduciendo durante aproximadamente treinta minutos más, encontrando algún lugar que le parezca cómodo. La verdad es que no tengo idea de dónde me lleva, pero me limito a guardar silencio. Ya casi no queda rastro de los colores del atardecer. El cielo está casi oscuro y las primeras estrellas comienzan a salir.

Nos detenemos en un lugar desolado. Lo más probable es que sea una zona que alguna vez fue una cancha de fútbol, pero ahora no hay absolutamente nada. Está la calle, las últimas casas están varios metros atrás, y lo que rodea la tierra de la cancha es césped junto con arbustos espinosos. Sería un perfecto lugar para que un violador coja a una chica y haga lo que le plazca con ella. Sería un perfecto lugar para que Seth violase a alguien. A mi. Pero ese no es el caso. Creo.

- ¿Qué piensas? -pregunta, quitándome de mis pensamientos. Lo miro a los ojos, abriendo la boca para hablar.
- En que... es un lugar ideal para violar a alguien -digo con toda sinceridad. Esto hace salir risas de Seth.
- Gran observación -opina. Deja de reír y nada más se limita a mirarme.
- ¿Ya viniste aquí antes? -la curiosidad comienza a invadir mi interior.
- Sí -asiente, mirando alrededor- Mi padre me traía aquí cuando niño.
- Oh...-suelto, y comienzo a darme cuenta de que es la primera vez que me dice algo sobre su vida- ¿Y qué hacían aquí?
- Nada en especial. En realidad, esto siempre ha estado vacío. Traíamos una pelota, o mis autos de juguete. Siempre que tenía el día libre lo hacíamos.
- ¿Qué hay con tu madre? -pregunto, deseando saber más- ¿También hacías cosas con ella en algunas ocasiones?
- Claro. La acompañaba cada vez que le apetecía salir a tomar aire o a relajarse, y cuando papá nos invitaba a los dos a comer afuera.
- Que lindo. ¿Siguen juntos ellos dos?
- Tengo la suerte de tener unos padres enamorados.
- Me alegro -se me escapa una sonrisa delicada, sintiendo una relajación en mis venas.

El silencio invade el vehículo. Creo que es la conversación más personal que hemos tenido. No estoy acostumbrada a ello, porque lo máximo que hemos hecho o dicho han sido cosas sólo de nosotros dos, sin incluir a nadie de por medio. Siento un poco de nervios, y mis manos están sudando. No tengo ni la más mínima idea de qué más decir. Si le sigo preguntando quizás no se sienta cómodo, y es que yo soy muy buena para hacer preguntas cuando alguien realmente me interesa, tanto que puedo llegar a hacer que la persona se agobie.

- ¿Te gustaría conocerlos? -es Seth quien rompe el silencio. Lo miro extrañada, pensando que he escuchado mal.
- ¿Disculpa? -alzo las cejas.
- A mis padres. ¿Te gustaría conocerlos? -por poco me echo a reír, pero gracias al cielo logro darme cuenta con anticipación de que está hablando en serio.

El pánico comienza a crecer. Intento decir algo, lo que sea, quizás algo que ni siquiera tenga que ver con el tema, pero no logro hacerlo. Lo único que hago es secar mis manos en mi ropa, y sonreír ampliamente.

- Por supuesto -acepto- Sería increíble.
- Ya no finjas -me pide, tan rápido que me sorprendo.
- ¿Eh? -frunzo el ceño.
- Me doy cuenta cuando algo no te agrada.
- Yo... No sé de lo que estás hablando. De verdad, quiero conocerlos.
- Estás incómoda con lo que te he dicho. ¿Qué sucede?
- Nada, Seth. No estoy fingiendo.
- ¿Puedo confiar en ti?

Y esas palabras son suficientes para que una culpabilidad enorme se forme. Bajo la mirada a mis pies, teniendo miedo de decirlo. No soy de las personas que dicen lo que de verdad sienten, mostrándose débiles ante los demás. Los últimos dos años me he atrevido a todo sin quejas, aún cuando no esté de acuerdo, porque no soporto que los demás vean inseguridad en mí. Pero ahora me siento impotente, porque por más que lo intente no puedo engañar a Seth. ¿Qué tiene él que puede leer mi interior?

- Les voy a caer como el reverendo forro a tus padres -escupo.
- Cristal...
- ¡Van a odiarme! -chillo- ¿No querías que fuera sincera y que así pudieras confiar en mí? Pues ahí lo tienes. Van. A. Odiarme.
- No es tan así. Tú y ellos se llevarán muy bien -comienza a reír.
- ¿Qué te tiene tan seguro? ¡Todos me detestan! ¿Por qué crees que se la pasan diciéndome lo pesada, antipática, malhumorada que soy? Lo primero que harán será compararme con tus anteriores novias, y hasta ahí llegaré yo.
- No. Lo único que harán será amar tu personalidad tanto como yo.

Mis ojos se abren de par en par. El silencio vuelve a reclamar el vehículo, y por un momento me siento vulnerable. Jamás, en toda mi vida, me habían dicho algo como eso. Mi corazón se estruja. Seth me mira fijamente, y yo temo que mi voz llegue a sonar distorsionada.

- ¿Estás hablando en serio? -balbuceo, sin querer.
- No veo una razón para no hacerlo. Eres la persona menos falsa que he conocido.
- Sabes que no puedo evitar decir lo que pienso ante algunas cosas. ¿Qué pasará si tu papá dice algo y yo tengo otro punto de vista?
- Si eso pasa, mi madre y yo vamos a presenciar un debate muy interesante.
- Seth, no es así de fácil...
- Lo es -me pide- Sé tu misma, como lo has sido conmigo el último tiempo.
- Suelo sentir una necesidad de decir todo lo que pienso, si se trata de un gusto, de alguien, o algo que me parece incorrecto. Molesta a quienes me rodean. No soy una persona que agrada a todos.
- Hay una pequeña parte a quienes le agradas así. A mí desde el principio, por ejemplo. Y a Fabiola.
- Oh, dos personas, vaya cantidad. Y el resto me odia en secreto. ¡Yisus, estamos hablando a tus padres! -alzo los brazos, desesperada. Seth comienza a reír, otra vez. Pero yo no encuentro nada de gracioso.
- Relájate. No va a pasar nada. Tu personalidad es especial. Se está a gusto contigo. Sé tú, vas a encantar a todos.

No digo más. Vuelvo a bajar la mirada, porque sé que tiene razón. Por fin soy como soy, pero es que lo que menos quiero es no agradar a su familia. Jamás me ha importado la opinión de los demás, pero ahora mismo eso no se aplica a este caso. Sé que es porque Seth significa mucho más de lo que pienso para mí y porque mis sentimientos hacia él son muy fuertes.

- No fingía cuando dije que sería increíble conocerlos -confieso. Él sonríe.
- Lo sé.

Desliza su mano hacia la mía, y entrelaza sus dedos con los míos. Está tibio, y por ende, sé que la mía está helada. Siempre tengo mis manos frías, nunca he sabido por qué. A él parece no importarle, porque se dedica a juguetear suavemente con sus yemas, y yo le sigo el juego. No hace falta más. No puedo explicar lo mucho que me agrada estar así con él, o de cualquier manera.

- Siento que si pregunto lo que voy a preguntarte, voy a arruinarlo todo -decide hablar. De inmediato el típico sentido de alerta que surge en mí cuando tengo un mal presentimiento, se activa. La diferencia es que tiene muchísima más intensidad, y en el fondo creo que es por una cosa- Pero voy a preguntarlo de todos modos.
- ¿No puede ser en otro momento? -le pido. Me sorprendo al darme cuenta de que ha sonado casi como una súplica. No quiero que este momento se arruine- Me siento muy bien ahora.
- Quiero que sea lo antes posible -insiste. Aprieta mi mano. Es algo malo. Suelto un suspiro, y apoyo mi cabeza contra el cabezal, cerrando los ojos con fuerza- ¿Quién era él? -hace una pausa- El tipo en el pasillo.

Este era el mal presentimiento, y creo que nunca tuve uno tan acertado. Una emoción tan horrible se apodera de mi cuerpo, la tensión es extrema, y nuevamente Seth vuelve a apretar mi mano, como si le hubiese transmitido la sensación. Me esfuerzo con toda mi fuerza de voluntad para no decir algo equivocado. No quiero reaccionar mal.

- No era nadie -digo, delicadamente- Por favor, Seth, sigamos disfrutando la noche.
- ¿Por qué no quieres decírmelo? -sigue.
- Te estoy pidiendo por favor que te detengas. No quiero reaccionar mal contigo -mi voz comienza a endurecerse.
- No voy a parar hasta que me lo digas -asegura. La desesperación se apodera de mí. Retiro con brusquedad mi mano de la suya y me siento derecha.
- Quiero ir a casa. Ahora.
- Tenemos que tener confianza entre nosotros.
- Este tema no se trata de la confianza. ¿Puedes llevarme a casa, por Dios? -cierro los ojos con más fuerza aún.
- No lo haré -se niega, con una voz dura.
- Perfecto. Vete al diablo.

Abro la puerta del miserable vehículo y salgo. Sería capaz de correr hasta los arbustos llenos de espinas y escabullirme a través de ellos, sin importarme si llegase a perderme. Esto es justo lo que no quería que pasara. ¿Cómo fui tan tonta? ¿Cómo no se me ocurrió que él querría tocar el tema en algún momento? ¿Y por qué precisamente ahora?

- Cristal, detente -habla tras de mí, siguiendo mi paso. Me siento tan mal que no he notado que él venía.
- No estoy yéndome para que me sigas. Si no me llevas, volveré sola.
- Estoy hablando en serio, ¡Para! -me toma del brazo con seguridad, pero me zafo de él, enojada como nunca lo había estado. Me giro en su dirección, enfrentándolo.
- ¡Déjame en paz! ¡De haber sabido que me trajiste aquí para esto ni siquiera me habría molestado en irme de la casa de Fabiola! ¡El que sea tu novia no significa que voy a ceder a todo lo que se te antoje!
- No lo planeé -me dice, sin gritar o mostrar su enfado, lo que me da más enojo. Me hace sentir como si fuese una estúpida niña. Él no logra entender lo que yo siento en mi corazón- Si estamos juntos deberíamos tener la capacidad de hablar sobre las cosas.
- Entonces no debemos ser novios.

Me doy la vuelta y sigo caminando. Casi puedo escuchar el sonido de mi interior rompiéndose. Es la mentira más grande que he dicho. Quiero estar con él con todas mis fuerzas, no tengo ni una sola duda sobre eso, pero él me está forzando de la manera incorrecta. El miedo que me hace tener es tan grande que siento que mi pecho está siendo aplastado, pero no es un miedo a Seth, es un miedo a algo más. Miedo a volver a sentir todo el dolor que un día sentí. Y miedo a otra cosa, que no le pienso decir.

- ¿¡Entonces esto es todo!? -exclama. Es la primera vez que lo oigo hacerlo- ¿¡Te vas!? ¿¡Vamos a terminar!? ¡Lo único que he intentado desde el principio es conocerte, pero te limitas a ser cerrada y alejar a todos de ti! -mi enojo se vuelve el triple. Vuelvo a detenerme y me giro para verlo. Él está a unos tres metros.
- ¡Tú no estás entendiéndome! ¿¡Qué es lo que tengo que hacer para que te des cuenta de que no voy a hablar de esto nunca más!?
- ¡Lo hiciste una vez, Cristal! ¿Por qué no lo harías de nuevo?
- ¡Demonios, estaba ebria! -grito eufórica- ¡No fue más que suerte! ¿Crees que lo habría hecho por mi propia cuenta? ¡Estás loco!
- Si esa fuese la única manera de que seas sincera conmigo, sería capaz de embriagarte yo mismo -suelta. Seguramente se le ha escapado.
- Psicópata. Aléjate de mí. No vuelvas a hablarme.
- No es la primera vez que me lo has dicho.
- Pues esta es la segunda y espero que ahora sí te quede claro -intento volver a girarme, pero con una rapidez sorprendente se acerca a mí y me lo impide, sujetando mi muñeca.
- ¡Suéltame! -forcejeo, sin lograrlo. Toma mi otra muñeca y me asusta la fuerza con la que las sujeta, atrayéndome a su firme cuerpo. No me duele, pero jamás lo vi tan desesperado y decidido- ¡Seth, ya!
- ¿¡Qué es lo que no quieres!? -vuelve exclamar, con más desesperación todavía- ¡Dímelo! ¡Todo el tiempo dices lo que quieres, pero nunca lo que no! ¡No puedo leer todo en ti! -un nudo se crea en mi garganta, y siento que voy a llorar- Por más que quiera, no puedo hacerlo...
- ¡Tampoco es tu obligación! -vuelvo a forcejear cuando afloja un poco su agarre, y retrocedo unos pasos, alejándome- ¡Él no era nadie importante! ¿¡No puedes concentrarte sólo en ti y en mí!? ¡Preocúpate de algo que tenga sentido!
- ¡Te hizo mierda! -suelta sin escrúpulos. Me quedo estupefacta- Todo el tiempo dices que estás bien, que no te importa nada, que lo has superado. ¿Pero y yo? -levanto mi vista que estaba fija en el suelo, para mirarlo- Dime, ¿Y yo? ¿No has pensado en que yo también tengo cosas en mi cabeza? -sigo en silencio.
- No me conocías -le recuerdo- Ni siquiera sabías de mi existencia.
- ¿A quién le importa? Ahora lo hago. Ahora te conozco. Ahora estás conmigo -deja en claro- Tú no sabes lo que se siente el saber que dañaron tanto a la persona que tienes a tu lado, y que le hicieron sufrir, y la maltrataron de una manera asquerosa. Un bastardo bastó para eso.
- Es pasado -intento lograr que entienda- Por favor, olvídalo. Todo esto es mi culpa. De no ser por mí y mi ridiculez, jamás te habrías enterado. Debí oler la botella antes de beber.

El rostro de Seth se transforma. Su expresión se vuelve indescifrable. Es como si estuviese impresionado, confundido, enojado, tratando de asimilar lo que he dicho. Mira al cielo y apoya sus manos en la nuca, como si estuviese tan irritado que requiere de una fuerza externa para no perder los estribos.

- ¡Maldita sea! -exclama. Me sobresalto. Sus ojos se clavan en mí- No sé qué es peor, el que te eches la culpa de algo que ni siquiera fue malo, o que de verdad ibas a ocultarme esto para siempre. Vaya mierda.
- ¡Lo siento! Pero tú me has dicho que no te mienta. No veo la necesidad de habértelo contado -Seth comienza a caminar de un lado a otro, tapándose el rostro, y a mí me empieza a dar un ataque de sensibilidad que estaba tratando de evitar, pero no aguanto más y agrego:- ¡Si no lo hubiese hecho, ahora estaríamos bien! ¿No te das cuenta de lo que intento explicar?
- ¿Cuenta de qué? -se quita las manos de su rostro, y mi corazón se rompe al ver sus ojos llorosos. Y todo por mí. Las ganas de llorar se me hacen inmensas- Lo único que te pido por nosotros es que me digas lo que sientes. Me gustaría que me hicieses sentir que no soy cualquier persona. Nunca te juzgaría, y tampoco me reiría de lo que sientes. Tus problemas son tan importantes para mí como todo lo demás. ¡No apliques tus reglas personales a mí!

Y no aguanto más. Lágrimas comienzan a caer por mis mejillas y soy incapaz de detenerlas. Tal vez Seth tenga razón. Tal vez deba abrirme a él, y deba confiar en que él jamás me criticaría por algo que yo diga, por más insignificante que pueda parecer para otros.

¿Cuántos tienen esa capacidad? Desde el principio no ha hecho más que intentar saber cosas de mí. Sí, a mí me molestaba, le gritaba y le decía cosas feas. Pero se quedó. No huyó ni me dejó tirada cuando le escupía insultos, o actuaba como una insoportable. Todo lo contrario, seguía queriendo averiguar más. Me acosaba y me observaba hasta cuando veía las calorías de cada alimento del refrigerador...

No puedo ser tan tonta. El que me hayan dañado en el pasado, no quiere decir que él lo va a hacer también. Sé que jamás estaría maldiciendo o gritando por algo que no lo vale. Ni siquiera me ha dicho algo doloroso, ni se ha desquitado conmigo. Solamente ha mostrado su desesperación al querer entenderme, y yo me he negado a darle eso que él tanto quiere y necesita para sentirse bien. Si él ha hecho cosas por mí, ¿Por qué yo no podría hacerlas también?

Debo aferrarme al hecho de saber que él es una persona completamente diferente a todas las que he conocido. Tiene una paciencia infinita, una inteligencia enorme, es observador, intuitivo, persuasivo, dedicado, honesto, sincero, demostrativo, atrevido, insistente. Sin omitir que sabe lo que quiere. Pero sobretodo, es real y es él mismo ante todo. Ahora es mi turno de darle ese pedacito de mí que no le he dado, que sabía que nos haría daño y que por eso mismo he evitado todo este tiempo.

♥♥♥

¡Buenas noches! Sí, ahora mismo estoy subiendo y es de noche, por eso. ¿Lo han notado? ¡No he tardado nada en subir! Bueno, habría subido antes, pero es que veía que nadie comentaba y pues si lo hubiesen hecho habría acabado el capítulo antes. Sin embargo, cada palabra que me escribieron me encantó, ¡No tengo cómo agradecerles! 
¿Qué les ha parecido el capítulo? No sé, como que me llegó muchísimo saben, incluso iba por la mitad y me puse a llorar. No sé, ando muy sensible y agobiada. De todas maneras me ha encantado escribir este capítulo, no tengo palabras.
¡Recuerden! +8 comentarios para que suba el capítulo siguiente. Las quiero muchísimo, de verdad. Un beso enorme a cada una. Si comentan pronto, probablemente suba otro capítulo en cuanto lleguemos a los ocho. Posdata: ¿Tienen alguna idea, algo que pueda incluir en el canal de Youtube? ¡Estoy escasa de ocurrencias! ¡Help me! ♥





10 de octubre de 2015

Capítulo treinta y nueve - Fresa con Chocolate.



Narra Fabiola

Drew tiene mi mano tomada y me lleva demasiado rápido hacia el interior del supermercado, tanto, que mis piernas tienen que esforzarse para alcanzar su paso. Esa sensación me molesta, así que hago fuerza y logro que nos detengamos. Se gira hacia mí y alza las cejas, cuestionándose mi reacción. Cristal y Seth han quedado atrás, lo que es una prueba clara de que nosotros íbamos a una velocidad totalmente diferente.

- Drew, me gustaría caminar -le digo con delicadeza-, no correr una maratón.
- Lo sé, lo siento -suspira abatido- Pero es que no quiero estar tan cerca de esos dos. Me dan diabetes de esas extremas y riesgosas.
- ¡Si no se han dicho nada malo! -comienzo a reír.
- ¡Exacto! ¿Dónde está la maldad? -pregunta- ¿Y las burlas? ¿Dónde?
- Cariño, tienes que acostumbrarte -acaricio su mejilla- Ellos dos están juntos ahora.
- No lo soportaré -exagera, tomando mi rostro entre sus manos. Besa mis labios por un segundo, y luego dice:- Me gusta más cuando nosotros provocamos diabetes a los demás. Es muchísimo mejor.
- A mí también -suelto unas risas- Pero no seamos tan egoístas y dejemos que ellos también derramen azúcar. ¿Bien?
- Bien -acepta, sonriendo- Te amo.
- También te amo -correspondo, dando otro beso y muriendo por dentro.

Noto que Cristal y Seth ya vienen hacia nosotros, así que tomo por la mano a Drew para que no se adelante. Cuando ambos llegan nos quedamos en silencio, cosa que se hace notoria. Intento no reír ante el ceño fruncido de Cristal, leyendo entre líneas.

- ¡No puede ser! ¡Estaban hablando de nosotros! -se queja- Lo intuyo, lo presiento.
- La verdad es que sí -admito riendo.
- ¡Fabiola! ¡Tú, mi mejor amiga! -el dramatismo se adentra en su piel- Jamás lo pensé de ti. Acabas de romper mi corazón en pequeños trozos.
- ¡No pude evitarlo! -me excuso- Sabes todo lo que te quiero.
- También te quiero -se lanza sobre mí y me abraza.
- ¡Oye, atrás! -Drew empuja a Cristal a los brazos de Seth- Es mía.
- Menudo desgraciado, te voy a... a... -intenta decir algo, pero termina cerrando los ojos con fuerza,  los abre y alza una mano- No pienso pelear.
- ¡Dios, estoy tan orgullosa de ti! -no puedo evitar gritar- ¡Estás menos prepotente con tu hermano! Gracias, muchas gracias. Esto ayudará a Drew a madurar más.

Seth explota en risas. Cristal sonríe satisfecha y cuando veo a Drew noto que su rostro no puede estar más desfigurado. Al parecer, no le ha gustado lo que he dicho.

- ¿Piensas que soy inmaduro? -pregunta, indignado.
- Drew, mi amor, tú y yo ya lo sabemos. Solamente lo estoy recordando.
- ¿Estás segura?
- ¡Claro! Yo te he amado así -le beso los labios.
- Oh, eso ya me convenció -sonríe, abrazándome por la cintura- A ver, otro -me pide. Sin quejas vuelvo a besarlo, pero esta vez dura más- Que sabrosa eres.
- ¿¡Podemos hacer la compra!? -exclama Cristal, haciéndonos sobresaltar. Ambos la miramos- No estoy en contra de sus mimos, pero detesto comprar la mercadería. Agradecería que, no sé, me ayudaran para poder salir antes de aquí.
- Es cierto -habla Seth, por primera vez en toda la conversación- Mi novia tiene toda la razón del mundo. Mientras más pronto acabemos, mejor -la abraza por el costado, y ambos se miran, sonriendo como unos completos bobos. Me emociono por dentro.
- Que asco -susurra Drew. Le doy un codazo. De inmediato me mira- ¿Y eso por qué?
- No seas malo con ellos.


Unos minutos después, todos vamos al sector en donde están los pasillos, todos con incontables gabinetes llenos de comida. Propongo que Drew y Seth vayan a por lo más difícil de encontrar, cosas pequeñas que siempre suelen cambiar de sector. Ellos se van, mientras que Cristal y yo nos quedamos juntas escogiendo el tipo de fideos que queremos llevar. Ella odia los que son en forma de tubo o caracol, sus preferidos son los espirales o espaguetis. Yo, por otro lado, no tengo preferencia por ninguno, ya que me parece que tienen el mismo sabor. Lo tienen, de hecho. 

Mi respiración se atasca cuando veo a lo lejos una silueta familiar. Observo bien, con mi corazón intentando salir por mi garganta, y de pronto comienzo a sentir nerviosismo. No esperaba encontrarlo aquí. No es que me provoque dolor, de hecho sabía que en algún momento pasaría, pero ha sido tan inesperado que ahora mismo no sé cómo procesarlo. Casi dos años ya, y hoy es el día.

La sorpresa me consume aún más cuando veo otra silueta familiar apareciendo, acercándose al otro. ¿Justo hoy, y juntos? ¿Desde cuando son amigos? Esto es demasiado nuevo para mí, ni en un millón de años se me habría podido ocurrir que se juntaran. 

Dos chicas aparecen, se ponen a sus costados, y ambas son completamente reconocibles para mí. Una se cuelga de los hombros de uno de ellos, para que luego la otra abrace al siguiente por la cintura y lo atraiga hacia ella. 

Miro a Cristal para ver si se ha dado cuenta de lo que está sucediendo. Me atemoriza que se percate de su presencia y reaccione de mala forma. En el fondo siento que realmente lo ha superado, pero esto es muy repentino y ahora que está feliz lo que menos quiero es que todo lo que ha logrado se le venga encima. Sin embargo, ella está muy tranquila sin percatarse de nada, mientras trata de encontrar más paquetes de fideos espirales que al parecer, se han acabado. Cuando logra encontrar unos, los toma con felicidad.

- ¡Eureca! Aquí están -celebra riendo- Sabía que debían quedar. Digo, la gente no se los puede llevar todos y dejarme sin nada, sería horrible que lo hicieran, aunque bueno, sí pueden, pero a quién le import...
- Cristal -interrumpo, dejándola con la palabra en la boca- ¿Recuerdas cuando hablamos sobre qué pasaría si te lo encontrabas por la calle? -mi pregunta parece confundirla, porque frunce el ceño, poniéndose de pie.
- ¿A quién? 
- Al innombrable -aclaro. Abre los ojos, comprendiendo. Definitivamente no esperaba el tema y no la culpo, para nada.
- Sí, lo recuerdo. Claro que lo hago.
- Bien, escucha -tomo los paquetes de fideos de sus manos y los pongo en el carrito. Ahora entrelazo sus manos con las mías- Él está aquí, en este supermercado, ahora  mismo. Un poco más allá, específicamente.
- Tienes que estar bromeando -hace una mueca de asco.
- No, no lo hago. Y está con... Leo.
- ¿Con que sí? ¿Los dos idiotas juntos? No me interesa. 

Narra Cristal

Tengo que admitir que no puedo creerlo. Sabía que este momento iba a ocurrir en algún momento, digo, ha pasado mucho tiempo. Si esto hubiese ocurrido meses atrás, me habría puesto enojada o quizás incluso me habría deprimido. Pero los tiempos cambian, las personas cambian y todo se supera. Gracias al cielo yo lo he hecho.

- No importa que estén aquí -le digo a Fabiola- Sigamos con lo nuestro. ¿De acuerdo?
- Sí, eso creo -asegura, pero parece dudosa.
- ¿Tú estás bien? -pregunto, preocupada.
- Sabes que soy más sensible que tú -me hace recordar- Siempre recuerdo en daño que me hacen las personas, y...
- Fabiola, estoy contigo, ¿De acuerdo? -me acerco a ella y rodeo mis brazos a su alrededor, acogiéndola- Voy a estar para ti y voy a defenderte ante cualquier persona. Podría hacer el gran escándalo o enfrentarme a mi mayor miedo con tal de que tú te encuentres bien. Nadie va a hacerte daño otra vez. Nunca.

Mi abrazo se alarga durante unos segundos. Ella asiente con la cabeza en silencio y yo puedo oír su respiración. Mataría por su seguridad, aún si en alguna situación yo tuviese tanto miedo como ella o incluso más. Mi temor no sobrepasa mi instinto de protección, ni mi amistad.

- Ellos desaparecieron de nuestra vida. Ahora no son más que unos desconocidos, que en algún momento creímos conocer. No significan nada.

Me alejo de ella, y noto que sonríe. De inmediato sonrío también. Acaricio su brazo y seguimos buscando el resto de las cosas en la lista. Nos olvidamos del asunto de tal manera que comenzamos a hablar de Seth y Drew y de lo genial que nos hemos sentido desde anoche. Comenzamos a recorrer por los pasillos buscando azúcar, y de pronto noto la presencia de ellos. Miro hacia otro lado, pendiente de lo mío y me siento orgullosa de que lo he superado, de que ya no me importa, y que tanto yo como Fabiola hemos madurado un montón en los últimos meses.

- Jamás me había vuelto tan loco tratando de encontrar los aceites -oigo a Drew quejarse mientras se acerca a nosotras. Deja las botellas en el carrito, abraza a Fabiola de inmediato, y de pronto siento unas manos rodear mi cintura.
- Hay un tipo a lo lejos que te está mirando demasiado -susurra Seth contra mi oído. Mi respiración se atasca y me vuelvo tensa. Parece notarlo, porque su agarre en mí se vuelve más fuerte- ¿Lo conoces?
- Uhm, no -respondo neutra- Ni siquiera he visto quién es, y no sabía que me estaban mirando. ¿Cuántos kilos debemos llevar de azúcar?

Mi cambio de tema se vuelve evidente. Me giro para quedar frente a Seth. Intento demostrar o dar a entender que sus preguntas no me han incomodado en nada, por lo que beso sus labios con ternura. Él me corresponde, pero hay algo en su rostro que no está normal. Desde que lo conozco ha tenido la capacidad de leerme, pero ruego que esta vez no tenga esa capacidad.

- Según la lista, son cuatro kilos de azúcar -comienza a hablar Drew- Es lo último que queda de todo lo que debemos llevar.
- ¿Lo último? -pregunto extrañada.
- Sí, mira -indica el carrito. Me sorprendo cuando noto que hay muchas más cosas de las que esperaba. Fabiola y yo habíamos recogido arroz, margarina, vianesas y por último los fideos con el azúcar, pero al parecer ellos se encargaron de buscar yogurt, té, café, aceite y todo lo demás. Fueron mucho más rápidos que nosotras.
- ¡Aleluya! -exclamo feliz- Ahora paguemos y nos vamos.

Nos ponemos en una fila y casi maldigo al planeta entero cuando me doy cuenta de que estamos al lado de la fila de ellos. Siento las cuatro miradas puestas fijamente en mí y en Fabiola, que por cierto nos encontramos una al lado de la otra. Que estúpidos, no tienen nada mejor que hacer que estar pendientes de nosotras. Sin embargo, Fabiola y yo logramos ignorarlos, y todo es muchísimo mejor cuando Seth comienza a darme caricias y besos. Me doy cuenta de que mi día ha sido hermoso aún cuando me he topado con estos ignorantes. Nada va a arruinar mi vida. Hoy en día estoy feliz, y lo seguiré estando.


♥♥♥

¡Hola! He aquí un nuevo capítulo de Fresa con Chocolate. Cada vez falta menos para que esta novela acabe y estoy muy ansiosa por seguir escribiendo y dar un final merecido
¿Cómo se encuentran? Yo bien, tengo este fin de semana largo, por lo que estoy muy feliz. ¡Cada vez falta menos para las vacaciones! Estoy segura de que no soy la única desesperada por que esto ocurra de una vez, pero bueno. 
Sé que nunca respondo uno por uno sus comentarios, pero quiero que sepan que los leo absolutamente todos y cada uno me saca una sonrisa enorme. Son preciosas. a pesar de lo ausente que he estado me siguen apoyando y eso es algo que valoro muchísimo  No sé cómo podría agradecerles. Son las mejores lectoras, de verdad.
Subiré pronto. Recuerden, +8 comentarios para que suba el próximo capítulo. ¡No pueden perderse el siguiente! Tendrá un poco de drama. No sé si sea exactamente eso, pero aún así. ¡Besos, las quiero!
Oh, y la última vez, si no me equivoco, les dije que tenía una noticia para ustedes: Estaba pensando en hacer un canal de Youtube. Para las que son antiguas, recordarán que en algún momento lo dije pero nunca lo llevé a cabo. Ahora la idea me está viniendo de nuevo y pensé en pedirles su opinión. ¿Qué les parecería? Ahora sí, ¡Hasta pronto! 



26 de septiembre de 2015

Capítulo treinta y ocho - Fresa con Chocolate.



Siento que alguien me sacude con fuerza. De inmediato un sentido de alerta se instala en mí: ¿Será un temblor? ¿Será un terremoto? Pues no. Al abrir los ojos me doy cuenta de que no es nada más ni nada menos que Fabiola, aparentemente muy animada.

- ¡Tienes que despertar ya! -insiste. Pero me quejo, la hago a un lado, y vuelvo a cerrar los ojos. Se sube sobre mí- ¡Cristal, despierta, vamos! ¡Tenemos que conversar!
- ¿Sobre qué? -balbuceo sin ganas.
- Sobre el hecho de que ahora tienes novio y no me lo vas a creer, pero ahora mismo ese novio reciente tuyo está en el piso de abajo hablando con tu padre sobre eso.
- ¿¡Qué? -abro los ojos de golpe, asustada. Miro a Fabiola, sin poder creerlo- ¿Es eso cierto? ¿Y apenas me lo dices?
- No, fue sólo para que despertaras -se encoje de hombros. De inmediato la fulmino con la mirada- ¿Vas a contármelo ya?
- Pero si ya te lo he dicho en la mañana.
- ¡Claro que no! Me dijiste que al parecer ya tenías novio, pero no alcancé ni a decir algo y te dormiste. A propósito, ¿Por qué estabas tan cansada? ¿Tuvieron una noche de acción? ¿Cómo fue? ¡Detalles!
- ¿Por qué? -sonrío picara, mientras bostezo- ¿Acaso tú y Drew sí?
- Pues... -noto que sus mejillas comienzan a enrojecer. Abro la boca sorprendida, casi sabiendo las palabras que saldrán de su boca- Se podría decir que estamos en proceso.
- ¡Por el amor a Yisus, no quiero imaginar eso! -comienzo a reír como desquiciada- ¿¡Cómo es que no me lo contaste!?
- ¡No grites tanto! -me tapa la boca con sus manos- No quiero que tu madre se entere. Sería vergonzoso. Además, Drew y yo aún no lo hacemos exactamente.
- De acuerdo, lo siento. Pero como tu mejor amiga tengo derecho a saber.
- Serás la primera en saberlo -sonríe con alegría, y me siento tan bien como ella.

La conversación no se queda ahí, porque Fabiola insiste en que le cuente con lujo y detalle lo de anoche. Comienzo diciéndole que me dio un café, luego le cuento que entró a mi habitación, se acostó a mi lado y pues, bueno, todo. Ella escucha atenta cada palabra que digo, y de vez en cuando suelta un chillido que me parece bastante divertido. Es muy de su personalidad.

- Sí, bueno, hace rato Drew ha venido a darme los buenos días -cambiamos de tema minutos después- Él y Seth salieron hace un rato para ir a ver si había pan en el kiosko y así poder desayunar todos juntos. Tus padres lo pidieron.
- ¿O sea que yo soy la única que seguía durmiendo?
- Exacto, por eso mismo te desperté. Ya sabes, para desayunar.
- ¿Y qué estamos esperando?

Me levanto de la cama sin dificultad alguna. Me pongo mis pantuflas y camino  hacia mi cómoda para tomar mi cepillo del cabello. Me peino, cojo una liga y me hago una coleta alta. Me observo a mi espejo para ver si mi rostro está decente, y me sorprendo cuando noto lo iluminada que luzco. Se supone que debería tener ojeras, ya que anoche me acosté muy tarde y como no estoy acostumbrada a dormir acompañada, el dormir con Seth debería  hacer traído alguna consecuencia negativa. Sin embargo, es todo lo contrario. Luzco mejor de lo que lucí en mi vida al despertar.

- Oye -Fabiola interrumpe mi momento. La miro- Estás guapa, vamos abajo.
- Gracias, solamente pensaba. Creo que la compañía de Seth me ha venido muy bien -sonrío, sin poder evitarlo. Fabiola ríe.
- Deberías dormir junto a él más seguido -alza una ceja.
- Tal vez -suelto carcajadas, y ambas salimos de la habitación.

Caminamos por el pasillo, bajamos las escaleras y cuando llego abajo casi me desmayo al ver a Seth con papá abrazados. Ambos ríen y se dan palmadas en sus espaldas como si fuesen los mejores amigos de toda la vida. Mamá sonríe desde la mesa, mientras que Drew y Alejandro comen cual animales.

- ¿Qué está pasando aquí? -pregunto nerviosa. Esto es algo inusual.
- ¡Hija, Seth me ha contado que son novios! -exclama en mi dirección. Suelta a Seth, se acerca a mí y yo siento que estoy muriendo- Me alegro mucho. Sé que no puedo decirte que no tengas nada con ningún chico, así que estoy de acuerdo en su relación. Pero nada más espero que se cuiden.
- ¡Así es, siempre condón! -grita Drew, sin pelos en la lengua- ¡Siempre condón, Cristal!
- Drew, cállate que tu padre está hablando con tu hermana -ordena mamá.
-¡Pero si el condón es esencial!
- ¡Ya lo sé niño, pero deja que ellos dos hablen! -se queja mamá, sin aguantarlo- Quédate callado como una persona educada. ¡Fabiola, cariño, ven a desayunar! -le dice, y  mi amiga va hacia allá, sentándose en una de las tres sillas libres.
- Como decía -me dice papá- Felicidades. Todos mis buenos deseos para ustedes -gira su cabeza hacia Seth- Como hagas daño a mi hija, te haré llorar.
- Entiendo, señor -le dice Seth, sonriendo.
- Lo digo en serio. Me caerás bien, pero un paso en falso y te mato.
- Papá...
- Tengo hambre -cambia de tema- Vamos todos a la mesa.

Miro a Seth sonriente y estoy feliz al notar que él está tan feliz como yo. Ni siquiera había tocado el tema sobre si deberíamos decirle a papá o no sobre lo nuestro, ya que apenas llevamos unas horas de novios y la verdad es que tampoco se lo iba a comentar. Aún así, él lo ha hecho por sus propios medios y porque él quería hacerlo, lo que hace que valore mucho más su actuar.

Asiento con la cabeza para que sepa que todo está perfecto, y me acerco a la mesa, sentándome al lado de Fabiola. Seth toma el asiento que está frente a mí, al lado de Drew, que sigue comiendo como si fuese la última vez en su vida que lo hará.

- Oigan -comenta Drew- El pan está un poco duro.
- Dios mío, Drew -le dice mamá, harta- Te has comido ya cinco panes y recién se te ocurre decir que están duros. Quién te entiende.
- ¡Agh, mamá, que estás estresada! -le discute Drew, frunciendo el ceño.
- Mi amor, ¿Te sientes bien? -le pregunta papá, preocupado.
- La verdad es que no. Me siento encerrada esta mañana. ¿Cuándo vamos a salir a pasear?
-Hoy mismo, si quieres -le ofrece papá- La verdad es que pensaba en que fuéramos a hacer la compra del mes, pero podemos ir a algún otro lado. Eso, si Cristal y Drew se ofrecen a ir ellos a por la compra.
- Yo paso -Drew alza la mano- ¡Prefiero morir!
- Que poco atento -susurro por lo bajo, pero no sé si alguien me escucha.
- Señor, si quiere podemos ir los cuatro a por la compra -se ofrece Seth, con toda su buena voluntad- Así ustedes podrán salir.
- ¿Seguro? No querría molestar, es demasiado. Será mejor que no.
- No, de verdad, quiero hacerlo.
- Ya que insistes.

No puedo evitar reír. No hubo que convencerlo mucho. Se nota que de verdad quiere tener una tarde con mamá y eso es algo que les hace falta, porque hace mucho no salen juntos, solos, los dos.

Cuando terminamos de desayunar, mamá hace una lista de las cosas que debemos comprar. Es algo interminable, pero no digo nada y cuando termina de escribirla la dejo en la mesa. Fabiola y yo subimos las escaleras, me cambio ropa y ella se pone la misma que llevaba ayer. Nos arreglamos para vernos lindas y volvemos al piso de abajo. Drew y Seth están listos esperando afuera. Le ofrezco a Alejandro ir con nosotros, pero se niega. Mamá dice que volverán por la tarde, y que seguramente cuando nosotros lleguemos ellos ya no estén. Tomo  la lista y me despido.

Fabiola y yo salimos de la casa. El auto de Seth está con las puertas abiertas y con ellos dentro, listo para que nosotras lo montemos. Juntas nos sentamos en la parte de atrás, y comenzamos a cuchichear sobre lo dulce que es el que mamá y papá salgan juntos como todos los románticos.

- Cristal, ¿Te puedes callar? -me pide Drew, de repente- Me gustaría un momento de tranquilidad y silencio, si no es mucha molestia.
- Lo siento, sí es mucha molestia -respondo, y sigo hablando con Fabiola.
- Como no te calles me bajo y te arranco la boca -amenaza.
- Aquí el único que le va a arrancar la boca soy yo -se mete Seth, y de pronto siento unas enormes ganas de abrazarlo. Sus ojos se conectan con los míos a través del espejo retrovisor, y sé que se a lo que se refiere.
- ¿Qué te sucede, Drew? -le pregunta Fabiola con ternura, abrazándolo por el respaldo.
- Sufro mucho, mi amor -se lamenta mi hermano, haciéndose la víctima.
- No sabes actuar -los interrumpo.
- Joder -parece que va a decirme algo, pero respira hondo y opta por quedarse callado. Noto la risa contenida de Fabiola y de Seth- Como decía, estoy sufriendo porque yo quería tener una tarde contigo -dicho eso, me mira feo y agrega:- A solas.
- ¡Que horrible tu vida! -exclamo, y comienzo a reír en voz alta- Yo que tú, me suicido. Pero bueno, basta, no tengo ganas de pelear. Esto sólo lo he hecho para bromear un rato. Es todo.
- Espera, ¿Qué dijiste? -pregunta sorprendido, sin poder evitar voltearse- ¿No quieres pelear, y encima por tu cuenta? ¿Estás enferma?
- Muy gracioso. No puedo parar de reír.
- Es que no es normal. Creo que incluso me has caído un poco mejor.
- Lloraré de la felicidad. Es lo que más quería en esta vida, de hecho -el sarcasmo en mi voz es evidente.
- Deberías dejarla en paz -dice Seth a mi hermano. Parece que Drew no lo puede aceptar todavía, porque lo mira con un malestar incontenible.
- ¿Desde cuándo la defiendes?
- Desde que nos hemos hecho novios -le cuenta, sonriendo.
- ¿Escuchaste, Drew? -alzo una ceja. Me inclino hacia adelante, y busco la manera de besar la mejilla de Seth. Cuando lo hago, ambos sonreímos. Una sensación bonita y reconfortante se siente en mi pecho- Seth y yo somos novios.
- Que asco -expresa, y comienza a respirar con dificultad- ¡Fabiola, socorro! Estoy en pleno ataque de asma. ¡Ayúdame! Uf, uf.
- Drew, estás exagerando -le dice Fabiola- ¡Además te enteraste cuando tu padre y Seth hablaron por la mañana!
- ¡Sí, claro que lo hice, pero no pensé que hablarían sobre eso mientras yo sufro de esta manera! -intenta explicar- No es mi culpa que ame tanto estar contigo, los dos solitos.
- Awww -Fabiola se enternece.
- ¿Notaste la perversión que hubo en esas palabras? -le pregunto a Seth. Él comienza a reír, pero no dice nada y sigue pendiente de su trabajo.

Llegamos al supermercado un par de minutos después. Seth estaciona y nos bajamos. Entrelaza su mano con la mía, lleno de una ternura hermosa, y comenzamos a caminar hacia la puerta para entrar. Jamás pensé que Seth tuviera un lado tan lleno de amor. No es lo que me dice, es como me mira. Incluso cuando le digo algo y no dice nada, el notar su mirada sobre mí y sus risas, son lo único que necesito. Me gusta tanto su simpleza. ¿Cómo pude no notarlo antes?

♥♥♥

Hace poco más de un mes que no subía y me he aparecido ahora, pero la verdad es que he estado ocupada, no sólo eso, sino que me sentaba en la computadora en ocasiones y no me sentía con ganas de escribir. Lo intentaba, pero no me salía nada. Y luego comencé a sentir que tal vez no alcanzaría a llegar a los cincuenta capítulos, es por eso que este lo he hecho un poco más corto. 
No tengo ni la más mínima idea de si sigo teniendo lectoras, pero en caso de que alguien esté leyendo esto le agradezco mucho su atención y espero que este capítulo haya sido de su agrado. No es mucho, pero hoy tenía ganas de subir. El próximo estará mejor. Recuerden, +8 comentarios para que suba el capítulo siguiente. ¡Un beso! Las quiero. En el próximo capítulo les diré una cosa importante, aunque me lo estoy pensando todavía. ¡Bye! Posdata: Bienvenidas a las nuevas chicas que me han comentado y que son nuevas