Bien,
tendré que dejar la puerta junta, espero que no se me olvide con lo distraída
que soy. Pero bueno, volví a dejar el
celular donde estaba y encendí la tele. Estaban dando una maratón de “Pretty
little liars”, estaba más que encantada, por lo que me puse a verla. No me paré
del sofá hasta que terminó el último capítulo que darían. Miré el reloj y eran
las 1:00am, justas. Bostecé. Ya tenía sueño, así que apagué la tv, tomé mi
celular y subí las escaleras, no sin antes dejar la puerta junta, para luego irme
a mi habitación. Me duché el cuerpo, no me mojé el cabello, porque ya lo había
lavado en la mañana, aparte que quería irme a dormir luego. Aunque Dakota me
había dicho que no la esperara, pensé en hacerlo, pero luego decidí que mejor
no, ya que conociéndola de seguro llegaría bien tarde.
De pijama me puse un short bien corto y ajustado de color rosa, junto con una
camiseta de tirantes –también ajustada- del mismo color, que dejaba a la vista
mi ombligo. Era mi pijama favorito, además ya era tiempo de cambiarlo. Me
acosté y apenas puse la cabeza en la almohada me quedé dormida.
(Casi dos horas después)
Abrí los ojos con unas enormes ganas de ir al baño. Todo estaba oscuro, al
parecer aún era de noche. Desperté algo extrañada por estar en mi casa, pero recordé
que ya no me estaba quedando en el otro lugar… había vuelto. Era raro, seguido
me pasaba esto de que no sabía cómo había vuelto, siendo que ya habían pasado
días. Me daba pena que sucediera.
Cogí el celular, vi la hora y eran las 02:40am. Dakota no estaba acostada
conmigo, la muy sonsa todavía no llegaba, ¿a qué hora pensaba hacerlo? En fin,
me paré de la cama como pude y fui hasta el baño. Hice pipi, mucho pipi. Sin
querer recordé cuando fui a la casa de… él, con tantas ganas de mear, que no me
las aguantaba. Sentí que los ojos se me iban a llenar de lágrimas, así que
sacudí mi cabeza para dejar de pensar en ello. Pero bueno, el dolor a la
barriga que da cuando te lo aguantas se fue de inmediato. Me lavé las manos y
salí para volver a mi cama, que estaba bien calientita, esforzándome por no
pensar en esos absurdos recuerdos. Cerré los ojos para volver a dormir,
tratando de no pensar en… en mi chico del baño… pero se me hacía imposible… De
a poco fui conciliando el sueño… estaba casi dormida, ya no estaba consciente
de nada… Hasta que de repente siento que me arrancan las sábanas del cuerpo y
me tapan la boca y los ojos. Me asusté como no saben, ¿qué era? ¿iban a robar
en mi casa? ¿me violarían? No sabía qué pasaba, ¡no sabía qué hacer! Todo fue
muy rápido, quería echarme a llorar. Traté de gritar e intentaba safarme.
- ¡Shhh! –me hizo callar- __, te soltaré, ¡pero no vayas a gritar!
Por dios. Esas palabras bastaron para que me quedara completamente quieta, como
si fuera una estatua. ¿Era él? ¿de verdad? Aún estaba medio adormilada, ¿o
acaso estaba soñando? ¿escuché mal?
De apoco esas manos fueron despejando mis ojos, y en cuanto tuve la oportunidad
de abrirlos, lo hice. Era él, no podía ser, yo… creo que estoy soñando.
Quitó su otra mano de mi boca, despacio se incorporó y mi primera reacción fue
sentarme rápidamente en la cama y hacerme para atrás, alejarme. No obtuve
mucho, porque choqué con la pared, con la estúpida pared. Él se quedó mirándome
desde aproximadamente un metro de lejanía. Me di cuenta de que no solo me
miraba a mí, si no también mi cuerpo, por la poca ropa que traía puesta.
- ¿Justin? –le pregunté aún asustada, pero nerviosa al mismo tiempo- ¿qué haces
aquí? Es de madrugada… -traté de susurrar lo más tranquilamente posible.
Se veía
tan atractivo… Como la mayoría de las veces que lo veo por la noche, con su
chaqueta de cuero negra, no la misma que las otras, pero siempre usaba alguna.
Nuevamente no tenía playera abajo. Traía unos shorts negros junto con un par de
supras, también negras.
Me miró indiferente, sin responder a lo que le había preguntado, acercándose a
mí muy lentamente. Por una parte me cabreaba que no me respondiera, que me
ignorara, pero mi corazón comenzó a ponerse extraño, como de costumbre cada vez
que se me acerca. ¿Por qué hacía esto? Él sabe lo que me pasa, por eso lo hace,
es malintencionado. Se aprovecha de eso. El sentimiento me distraía de la
posible molestia de que no me respondiera.
- Hazte para atrás, por favor –le pedí casi en súplica. Sentía que iba a
llorar, aún seguía dolida con él. Quería estar cerca de su anatomía, pero algo
había que no me dejaba querer estarlo- Hazme caso, ¡respon…
Con un ágil movimiento se tiró de rodillas a mi cama, cogió mi cara entre sus
manos y me besó. Sí, me besó, con desesperación, pasión, y lujuria me estaba
besando. Su lengua se adentró en mi boca desde el momento en que nuestros
labios se habían juntado, era completamente apasionado. Mis sentidos estaban en
otro mundo, pero definitivamente el del gusto era el que más estaba presente.
Se acercó más a mí y ladeó su cabeza, para hacer el beso más profundo aún,
apoyando mi cabeza contra la pared, sin separarse ni un centímetro de mí. Sus
labios mordían los míos, los lamía, y para qué hablar de mí, definitivamente no
había rechazado nada, y le correspondía a más no poder el beso. A pesar de lo
mal que me sentía, lo hacía, porque el amor que sentía por él, era más fuerte
que el daño que me había hecho. Mucho más fuerte. Pero… esperen… esos labios yo
ya los conocía… la textura, el grosor, la forma de besar, la suavidad… Por
dios, no, debe de ser una equivocación, porque simplemente no pudo ser…
Pasaba el tiempo y comenzamos a respirar con irregularidad, por lo que, de a
poco, el beso comenzó a volverse más suave, fue disminuyendo… hasta que dejamos
de besarnos… y solo rozaban… Abrí mis ojos y miré sus hermosos labios levemente
entreabiertos. Sabía que él miraba los míos… Llevé mi mano hasta su pecho y lo
alejé un poco de mí, temerosa…
- Eras tú… -por fin me había enterado, él había sido.
- Sí… -me respondió en susurro, asintiendo con la cabeza. Me había besado en su
casa cuando la luz de había ido, y yo no lo sabía- He sido yo el que te besó
esa noche… -volvió a tomar mi cara entre sus manos, sus manos temblaban, cosa
que me asombró. Yo aún no salía del planeta en que me había dejado el beso que
él acababa de darme.
- ¿Por qué no me lo dijiste? –le pregunté intentando no llorar- Me lo
ocultaste…
- No quería que lo supieras –interrumpió mis palabras- Creí que pensarías que
era un idiota, porque lo soy. Pero ese tío te miraba y de un momento a otro
sentí la necesidad de besarte… -sinceró apenado- quería dejar una marca, aunque
nadie lo vio y tú no lo sabías…
- ¿Y por qué no volviste? –le pregunté. Ya no aguanté y comencé a derramar
lágrimas- ¿por qué tardaste tanto en venir? –le quité las manos de mi rostro y
con uno de mis brazos me puse a secar mis ojos.
- Por mi puto orgullo, joder –apretó sus puños, cabizbajo. Tardo unos segundos
en dejar de apretarlos y me miró- No llores, por favor. No por mí –nuevamente
llevó sus manos a mi cara e intentó secar lo empapado, pero yo seguía llorando.
- Para ti es fácil, ¿no? –le pregunté- Creí que nunca te importé, que te daba
igual mi estado, que…
- No digas esas cosas, __. ¡No son ciertas! No pienses eso, nunca más,
¿entiendes?
Él no
entendía, yo no quería guardarme lo que sentía, la había pasado muy mal, no
tenía idea de lo que sufría. ¿Por qué tenía que quererlo tanto? ¿por qué no
pudo ser otra persona? Aunque… dudo haber sentido esto por alguien que no fuera
él… No se habría parecido ni un poco. Nada.
- Lo lamento __, odio haberme portado así ese día, pero tú no comprendes que,
mierda, me hiciste enojar mucho ese día y me bloqueé. Tenías razón, me cierro
ante ciertas cosas, pero no pude evitarlo. Me hiciste poner como nadie nunca lo
hizo, ninguna otra, solo tú.
- ¡Pero no siquiera te preocupaste cuando me vine! ¡sola! ¡en la noche!
- Me preocupé, estaba paranoico, quizás que cosa te pudo haber pasado, pero… mi
orgullo… dios, no sabía qué hacer… -lo veía adolorido, al igual que yo- Todo
era un asco para mí esa noche. No quise ni despedirme, sabía que me rompería
por dentro. Soy un cobarde… lo sé… Pero por favor… olvídalo, olvida todo lo que
sucedió –me pidió, tomándome por las manos. Yo ya estaba casi parando de
llorar, lo hacía solo porque me lo pedía y no quería seguir haciéndolo- Haz
como si nada hubiera pasado, ¿de acuerdo?
- No es algo simple, me dolía… y aún me duele… -bajé la mirada.
- Sé que no lo es… pero por favor…
Alzó mi mentón con dos de sus dedos. Y no pasaron ni cinco segundos, y me
abrazó. Rodeó mi cuerpo con sus brazos, y… yo pasé mis brazos por debajo de sus
brazos, acogiéndolo. Olía tan bien… Pero pude darme cuenta de que hace un
momento, no eran solo sus manos las que temblaban, si no también su cuerpo,
todo él temblaba. ¿Será porque también esto es duro para él y esto es su forma
de demostrarlo? ¿o por lo que le transmito al estar con él? Es tan complicado…
Hundí mi cabeza en su pecho, y cerré los ojos.
(Varios minutos después)
Seguíamos abrazados, en ningún momento dije una palabra, y él tampoco. Pero… ya
se estaba haciendo más tarde… Yo había reaccionado y no quería salir herida de
nuevo…
- Justin, yo… digo, Dakota está por llegar y si te ve luego tendré una interrogación…
Será mejor que… que te vayas –me había costado decir eso- estoy muy confundida,
y… eso.
Me acomodé bien y me empecé a parar de la cama, pero fui atrapada por sus
fuertes brazos. Logró atraerme hacia él y me giró, haciendo que quedáramos
frente a frente, aunque con cierto desnivel, ya que él estaba sentado y yo
medio hincada, a no más de un centímetro de distancia. Sus ojos inmediatamente
me hipnotizaron. No pude evitar desviar mi mirada hacia sus labios de vez en cuando.
- Dakota no va a llegar –me informó.
- Llegará, me mandó un mensaje… -me costaba un mundo parecer normal, sin
demostrarle lo cohibida que estaba- Se quedará esta noche a dormir.
- No, no va a llegar –repitió- Yo fui quien te mandó el mensaje desde el
celular de ella –lo miré impresionada y confundida, ¿qué estaba diciendo?
- ¿Cómo pasó?
- __, eso ya no importa –me abrazó más fuerte por la cintura y miró mis labios,
haciéndome estremecer- Céntrate en algo más…
- Justin… no… es que… -ahora me atrajo mucho más a él, me quedé fijamente
mirando los suyos, sus labios- no puedo con esto, no es correcto…
- ¿Y quién dice que es correcto? –preguntó rozando sus labios con los míos, él
sabía el efecto que estaba teniendo sobre mí.
Capítulo 23
Sí, él lo
sabía. Yo estaba más nerviosa, ruborizada, emocionada, feliz, triste,
confundida, de todo, y él estaba consciente de ello. ¿Qué hago? No puedo
rechazarlo, yo… me encanta cuando se comporta así, decidido. De verdad que me
encanta. Lo hacía a propósito, y eso me hacía enrojecer más aún.
- Nadie lo dice, pero…
- ¿Entonces? –interrumpió- Te he extrañado, no sabes cuanto… –me miró
fijamente, tenían un cierto brillo, podía notarlo.
- Yo… también te extrañé… lo mínimo que quería hacer era verte… -sinceré con
algo de dificultad- Pero tú…
- Calla, __. No digas cosas erróneas, solo quédate callada, tu lengua se
cansará –me ordenó. Sentí un vuelco. Lo de la lengua lo había tomado de otra
forma.
- Que se canse, no me importa tanto…
- No debe cansarse, al menos no hablando –se mordió el labio inferior, joder,
¿a qué se refería? Que especificara. Bajé la mirada- Mírame, __. ¿Por qué te
pones tan nerviosa? –soltó unas carcajadas.
Mi pulso se aceleró. Inmediatamente subí la mirada. No quería que se notara… no
tanto. Me había dado algo de coraje, sentí que de alguna manera se burlo. Ya
quería darle una bofetada.
- No estoy nerviosa –dejé en claro, aunque mentía- No digas boberías –intenté
alejarme de nuevo, pero me sostuvo más. Demonios.
- Lo estás… -volvió a insistir- Puedo notarlo con cada movimiento que haces, lo
siento a través de ti…
De repente, no sé como, me soltó, me tomó por las piernas y las separó de
cierta forma. Se puso de pie, e hizo que estas rodearan su cintura, para luego
volver a ponerse sobre la cama y continuar abrazándome por la cintura. Quedé
sentada encima de él, de sus piernas. No fui ni capaz de reaccionar ante aquel
acto, pero lo que sí sabía era que lograba que cada vez más se agregaran más
animales al zoológico que tenía dentro de mi cuerpo.
- ¿Qué hacemos? –pregunté con un hilo de voz, no podía mirarlo, me daba cosa,
vergüenza, timidez- creo que… estás loco, no deberíamos estar haciendo esto...
- ¿Por qué no?
Quitó uno de sus brazos de mi cintura –mientras que el otro seguía ahí- y puso
la mano tras mi cabeza, tratando de atraerme. Nuestros labios volvieron a
rozar. Yo me quedaba mirando los de él. No sabía que hacer.
- Por que… no…
- ¿Y por qué, entonces, no me has pedido que deje de hacerlo? –sentí que mi
piel se erizaba por la pregunta- No haré nada que tú no quieras, shawty. Pero
sé que te agrada, y a mí me agrada más…
- No hagas esto, Justin… -le pedí apenas, sus labios me tentaban, no podía
dejar de mirarlos, y además no podía moverme- No es… no es divertido –hasta
hablar se me era difícil.
- Así es como me tienes –soltó y juntó un poco nuestros labios, pero sin que
lleguen a crear un beso. Su aliento me aturdía, me gustaba, mucho- No sé bien
lo que hago…
Justo al terminar de decir esa última palabra, se lanzó a mi boca, logrando un
nuevo beso entre nosotros. Mis emociones se multiplicaron por diez. La verdad
yo tampoco sabía bien lo que estaba haciendo y pasando, solo me dejaba guiar
por mi corazón, por ese momento, por lo que sentía.
Transcurriendo
el beso, por instinto, con mi brazo quité su mano que se encontraba tras mi
cabeza, para así poder poner mis brazos alrededor de su cuello sin un solo
obstáculo. Al hacerlo, me adherí mucho más a sus suaves y carnosos labios,
mientras que él hacía lo mismo, pero a mi cintura. Nos besábamos como si no
hubiese un mañana, como si fuera lo último que haríamos en la corta vida que
llevábamos viviendo. Justin succionaba y mordía tanto mis labios, que ya estaba
comenzando a pensar que se podían romper y sangrarían de lo hinchados que debían
de encontrase, pero no mentiré, puedo estar casi segura de que los de él
estaban mucho peor.
- Por dios –susurró mientras con sus dientes sujetaba una parte de ellos- Besas
como ninguna, jamás me arrepentiré de esto.
Y ahí las mariposas llegaron en más cantidad. Intenté responder, pero no me
dejó, ya que al dejar de hablar, de inmediato volvió a lanzarse a mi boca, para
seguir besándome desenfrenadamente. Amaba que hiciera eso, y tener el
pensamiento de que en realidad a él le fascinaban este tipo de cosas que yo
podía lograr, me hacía amarlo más aún. Incluso creí que ese sería el límite al
que llegaríamos, pero me equivoqué, ya que se puso de pie sin soltarme, se giró
y con mucho cuidado me recostó en la cama, poniéndose sobre mí, sin acabar ni
sin ponerle pausa a nuestra pelea de lenguas ni por un solo segundo. Entonces
yo, por voluntar propia, flexioné mis piernas, dando paso a mejor cercanía y
comodidad para ambos. No pude evitarlo y dejé de abrazarlo por su cuello, para
así poder llevar mis manos a su torso, que solo se encontraba cubierto por una
fina chaqueta de cuero. Juro por lo más importante para mí que no pude
aguantar, por lo que pasé mis manos por debajo de esta, para hundir mis palmas
y las yemas de mis dedos en su espalda. Sentí que su cuerpo lo disfrutaba tanto
como el mío. Sus besos comenzaron a decender por mi mejilla, hasta llegar a mi
cuello y depositando ligeros besos húmedos en él, cuando de repente, sin dar
previo aviso, comenzó a quitar su chaqueta, tirándola a un lado. Ni por un
segundo imaginé que lo haría, pero yo no iba a quejarme, por supuesto que no,
después de todo solo yo he podido tener esto de él. Ni esas perras que lo
persiguen han obtenido algo como esto, solamente yo. Y él también estaba
obteniendo de mí lo que ningún otro pudo obtener, y me di cuenta más aún cuando
comenzó a masajear mis muslos con sus fuertes y grandes manos, dándoles leves
apretones. Nuestras respiraciones estaban tan entrecortadas que hasta con
cualquier otro ruido que se hiciera presente se sentirían de todas maneras.
Entonces pensé que ahora era mi turno de tomar el control, aunque tenía un poco
de miedo, ¿y si hacía algo mal? ¿y si no le gustaba? Mi timidez comenzó a
adentrarse de mí nuevamente. Como pude, hice girar a Justin, pasando por arriba
de él. No se me hizo difícil ya que él no estaba tan cargado sobre mí y él al
notar lo que yo intentaba me ayudó por su cuenta a ponerse como yo quería. Me
subí sobre él, mi intención no era que nuestras zonas íntimas se sintieran un
poco más, pero sin embargo, sentí su “bulto”. Me sentía poderosa, aunque para
algunos lo que hacemos podría parecer poco, pero así me sentía. Así que llevé
mis labios a los de él y continué besándolo apasionadamente, para luego pasar
por su barbilla y comenzar a besar y a mordisquear su cuello, desconocía si lo
hacía bien o mal, pero me atreví a averiguarlo. No sabía como se hacían los
chupones, pero creo que en ese momento le dejé algunos y ni cuenta me había
dado, porque de inmediato al ver la zona, noté un color oscuro, algo morado con
algo de rojo. Se veía bonito. Sonreí para mis adentros, lo había hecho bien.
Las manos de Justin recorrían mi espalda, mi cintura y mis caderas por debajo
de mi camiseta de tirantes, sin parar… Y justo en ese momento me percaté de qué
si no parábamos esto podría avanzar a algo más, supongo que saben de lo que
hablo. A pesar de que no me gustaba la idea de tener que detenernos, debía
hacerlo. Por mí, que jamás acabara este momento con mi chico del baño, pero no
se podía. Me esforcé logrando articular palabra para que todo eso se detuviera.
Aproveché los últimos segundos como más pude y tuve que hacerlo… Pero alguien
me ganó.
- __...
–habló Justin de repente, ¿será que estaba pensando lo mismo que yo? Me separé
de sus labios para poder mirarlo.
- ¿Qué pasa? –pregunté, con timidez, por lo que habíamos estado haciendo.
- Debemos detenernos –me dijo. Tomó mi cara entre sus manos y continuó
besándome- De lo contrario, terminaré desvirgando a una chica de dieciséis en
esta misma habitación, y aunque no se deba, muero por hacerlo.
Todo eso lo había susurrado sobre mis labios, para luego continuar con ese
largo beso. ¿Él quería tener relaciones conmigo? ¿de verdad? No sé, me
emocionaba, porque en el fondo yo también quería, aunque me daría vergüenza y
quizás luego no me atrevería. Pero aparte, si quería que paráramos ¿por qué me
seguía besando? Era algo gracioso, pero me gustaba, y mucho. Luego de un par de
minutos aquel dulce beso acabó. Sus manos lentamente fueron deslizándose por mi
mejilla, hasta quitarlas y fijarse en mi cintura, sin moverse de ahí. Abrí mis
ojos y él estaba mirándome. El reflejo de la luz de la luna a través de la
ventana hacía brillar sus ojos. Nuestras miradas no reflejaban deseo, ni
intimidación, ni nada que pudiese hacer algo de nerviosismo o incomodidad entre
nosotros, si no que era una mirada serena, dulce, pasiva y tranquila. Era
perfecta, sin duda. Solté un bostezo sin percatarme de que vendría uno,
abriendo la boca como una leona. Él, sonrió.
- ¿Puedo quedarme aquí, a dormir? –me preguntó en ese entonces. Seguidamente
también soltó un bostezo, que al parecer yo le había contagiado.
- Claro que puedes quedarte, Justin –le dije sin pensarlo dos veces, sonriendo
delicadamente- ¿Dónde te gustaría dormir? Está la habitación de papá, y hay una
de huéspedes, por si quieres. Es muy cómoda.
- Quiero en la tuya –se decidió por una opción que no había dado, haciendo que
yo soltara una carcajada- Está bastante cómoda, ¿no crees?
- ¿Estás riéndote de mí? –le saqué la lengua, divertida.
- No, para nada –usó sarcasmo- Te quiero, __. Mucho –alzó un poco su cabeza
para besarme por un segundo.
- Yo ambién te quiero mucho –le besé al igual que él lo había hecho.
De a poco, juntos, nos fuimos moviendo hacia la cabecera de la cama.
Depositamos nuestras cabezas en la almohada. Tomó mi mano fuertemente. Nos
quedamos mirando sin decir ni una sola palabra, y sin movernos ni un solo
centímetro. Todo era nada más que silencio. Un hermoso silencio. Y así
estuvimos, hasta que sin darnos cuenta, nos quedamos dormidos.
-Capítulo dedicado a Valen-
Comencé a
abrir los ojos muy de a poco, con algo de dificultad, como siempre pasa. Estaba
girada hacia el lado de la ventana. Inmediatamente me di cuenta de que era un
día soleado muy agradable. Sentí unas cosquillas leves en mi cuello y fue
cuando supe que eran ocasionadas por la respiración de Justin, que tenía su
cabeza posada en este, aún durmiendo. Recordé todo lo que había pasado anoche,
¿cómo pudo haber sido posible? Sin duda fue lo más hermoso que me ha pasando en
toda mi vida, no tengo palabras. Al menos lo ha sido hasta ahora. Jamás pensé
que él volvería, menos por mí, pero noto que me he equivocado al pensarlo. Pero
al final, valió la pena la espera y esos pensamientos. Sentí que vibraba mi
celular que se encontraba en la mesita de noche. Estiré la mano despacio,
intentando no mover ni un solo centímetro de mi cuerpo, para no despertarlo.
Cuando ya tuve el aparato en mis manos, me di cuenta de que era un mensaje. Lo
abrí, y otra vez, era uno de Dakota, pero la verdadera, no el
Justin-FalsaDakota.
“¿Te ha gustado la sorpresita de anoche?” –su mensaje me había hecho sonreír de
inmediato. Tan rápido como pude le escribí.
“¿Cómo pasó? Él me dijo que había sido el quien me envió el mensaje de tu
celular, pero no me quiso decir por qué, ¡anda, dímela!” –le envié apenas
estuvo listo. Me sentía ansiosa por saberlo. El mensaje de vuelta no tardó en
llegar.
“Vino como a las nueve de la noche a rogarme para que lo dejara mandar un
mensaje a tu celular a través del mío. Lo reté mucho, pero me dijo que estaba arrepentido
y que solo quería arreglar las cosas, que por favor lo ayudara. Fue demasiado
emotivo, ¡tienes suerte, niña!” –decía. Sonreí de oreja a oreja.
“Aww, aún no puedo creerlo. No pensé que regresaría, todo lo de anoche fue
maravilloso. Muchas gracias, sonsa” –le escribí.
“No me agradezcas, lo hice por voluntad propia y porque te amo un montonazo.
Aún así, obviamente no iba a desaprovechar la oportunidad de tener dinero, por
lo que le cobré veinte dólares. ¡Me siento millonaria, no tienes idea!” –mi amiga
está realmente loca haha.
“¡Cada vez estás más chalada de la cabeza, no puedo creerlo! También te quiero
un montón, y ojalas te sirvan los veinte dólares que descaradamente
arrebataste, lol”
“Servirán de mucho, ya verás. Ya tengo que irme, amiga. Mamá quiere que la
acompañe a no sé donde, cuídate un montón. Bye, un beso”
“De acuerdo, tú igual cuídate. Un besazo enorme, ¡adiós!” –me despedí.
-¿Con quién te mensajeas? –me hizo dar un brinco de la sorpresa, ¿desde hace
cuanto estaba despierto?
- ¿Cuándo despertaste? –le pregunté girándome, luego de dejar el celular
nuevamente en la mesita, donde estaba.
- Acabo de hacerlo, pero te veo muy entretenida. ¿Es tu novio o amigo, lo que
sea, ese Sam? –noté algo de molestia en su voz- Como sea, le has sido infiel
conmigo. No creo que se lo quieras ocultar, ¿verdad? Nadie merece una mentira
así, por lo que terminará contigo, ya verás. Espero.
- Justin, no le he sido infiel, no le diré nada –aclaré, mirándolo con las
cejas alzadas por lo que acababa de decir- ¿y cómo eres capaz de preferir que
alguien que no te agrade termine conmigo?
- ¿Por qué no le dirás? ¿se lo vas a negar? Y lo espero porque es un estúpido,
se le nota a leguas que quiere acostarse contigo, se le caen las babas. No
dejaré que andes con él, tienes que estar a alguien que enserio te quiera –me
dijo.
- Haber, ¿como quién? –cuestioné, mientras me sentaba en la cama.
Él no
movió su cabeza de la almohada. Justin era verdaderamente egoísta, aunque no me
importaba tanto, porque yo ni siquiera estaba de novia con Sam, ¡estaba
soltera! ¿será que está celoso? Creo que sí… de seguro lo está, y tengo muchas
ganas de que así sea.
- Como yo, por ejemplo –dijo de lo más normal.
- ¿Tú? –solté risas.
- ¿Por qué te ríes? Anoche te gustó mucho la idea de que solo fuera yo –se me
subió la sangre a las mejillas, en dos segundos me ruboricé.
- Eres un idiota –me tapé la cara con las manos, para luego quitarlas y
pellizcarle una mejilla. Él se puso a reír y yo también- Sam ni siquiera es mi
novio.
- ¿No lo es?
- No, solo es mi amigo.
- Lindo el cariño de tu amigo –rodó los ojos, sabía que se refería a cuando me
vio en la comida rápida junto con él y mis amigos.
- Ya, ¿acaso estás celoso?
- Por supuesto que no. Que estúpido tener celos de alguien menor que yo.
- Ah, está bien. Tienes razón, sería estúpido –dejé de mirarlo y me hice la
loca. Sabía que a él me estaba fulminando con la mirada por mi comentario.
- ¿Y qué vamos a desayunar? –preguntó, fue muy notorio su cambio de tema.
- ¿Quieres desayunar aquí? –pregunté esperanzada, yo creí que iba a irse y
dejar todo atrás, o algo parecido. Menos mal que no sucedió.
- Claro –sonrió ampliamente- a menos que sea un problema para ti –al decir eso,
de a poco se fue poniendo serio.
- No lo hay, digo… no hay ningún problema en que te quedes –le hice saber.
- Me alegro. ¿Puedo ducharme aquí? Estoy algo… fétido –su expresión me hizo
soltar carcajadas.
- Claro, pero no tengo ropa que te quede, solo la de mi papá.
- No importa, usaré la que traje –tomó mi mano, que se encontraba apoyadas en
la fresada de la cama, mientras le daba bellas caricias.
Cuando ya estuvimos los dos duchados, bajamos hacia la cocina por algo de
comer. Justin se sentó en la mesa. Revisé la nevera, que se encontraba con
mucha comida, ya que en el tiempo que estuve sola fui a comprar al
supermercado. Incluso había ido al que Justin me llevó hace un tiempo, porque
tenía la ilusión de que lo encontraría ahí. Sí… ese día me había desilusionado
mucho el no encontrarlo ahí…
- Hay pizza, leche, pastel, yogurt, gaseosa, limonada, queso, jamón, mermelada,
dulce de membrillo, mantequilla, paté, mayonesa, Ketchup, mostaza, pavo en
rodajas… -cerré la puerta de la nevera y caminé hacia el mueble de cocina. Lo
abrí y continué dando el menú- Cereal, oreos, galletas de champagne, entre
otros.
- Vaya… no sé qué elegir… -se rió por la cantidad de comida que yo le había
ofrecido. Al ver tal sonrisa no pude evitar sonreír también.
- ¿Quieres huevos con tocino? –le pregunté al momento en que vi huevos sobre la
mesa y recordé que había tocino en el congelador.
- ¡Por supuesto! –respondió animado- ¿quieres que cocine yo?
- Para nada, eres mi invitado especial –le saqué la lengua- Yo cocinaré.
- Pues veamos como es la mano de esta hermosa princesa –me guiñó un ojo. Me
giré frente al congelador para sacar el tocino, queriendo que no se diera
cuenta de mis mejillas rojizas.
Cociné
haciendo bromas con Justin. Él me contaba algunas cosas de su vida, y que había
visto a su padre hace unos días, que incluso me había mandado saludos, a pesar
de que no tenía idea de que nosotros estábamos “distanciados” por así decirlo.
Yo le conté que Michelle tendría pronto el bebé que sería mi hermano, bueno, no
completamente, pero no quiero clasificarlo de otra manera y tampoco lo haría.
También le dije que había conocido a Kathryn, mi nueva amiga vecina.
Los huevos con tocino no tardaron en estar listos, así que los puse en dos
platos y los llevé a la mesa. Luego cogí dos tenedores del cajón y le entregué
uno. Serví dos vasos de limonada y me senté a su lado. Me sentí algo extraña,
no estaba acostumbrada a sentarme en la mesa cuando no estaba mi padre. Ambos
estábamos callados, como si fuéramos a dar las gracias por la comida.
- ¿Qué te parece si desayunamos viendo una película en la sala? –propuse
emocionada.
Sin pensarlo dos veces cogimos nuestros platos y nos fuimos a la sala. Encendí
la tele, cambié de canal y estaban dando la película “Scary movie 3” . Por dios, amaba esa
película, y por la cara que Justin tenía al notar que la estaban dando, supe
que también le gustaba, por lo que la dejé ahí. Ambos mirábamos la película
llenos de risas, mientras nos devorábamos los huevos con tocino, que por
cierto, me habían quedado deliciosos.
La película terminó. Se hicieron las 12:30pm, y Justin se paró del sofá. Supuse
que ya se iba a ir, por lo que también me paré. Sin decir nada caminamos juntos
hasta la puerta y la abrí. Intenté sonreír, y lo bueno fue que me salió. Él se
veía algo extraño, como decaído.
- ¿Cuándo nos veremos de nuevo? –preguntó, mientras salía para afuera y se
paraba en la alfombra para pies que decía “Bienvenido”.
- Cuando se pueda –le dije yo- Ya sabes donde vivo, y yo sé donde tú vives.
- ¿Puedo llamarte para que salgamos uno de estos días?
- Claro que puedes –sonreí ampliamente, y él también lo hizo al escuchar mi
respuesta.
- Entonces, nos vemos pronto, señorita –se me acercó y me dio un fuerte abrazo.
Un lindo y reconfortante abrazo. Yo sonreía como una boba en ese momento.
- Nos vemos pronto –le dije en su oído.
Nos separamos lentamente y nos miramos. Él asintió con la cabeza y se volteó
para caminar hacia la calle. Fui cerrando la puerta, haciéndola rechinar un
poco. Iba a tener que ponerle algo de aceite para que ya no pasara eso. Al ya
estar bien cerrada, me sentí algo triste. Esa sensación que sientes cuando
alguien que estuvo acompañándote se va es muy deprimente, hace que te sientas
muy sola. Aparte, yo quería que él… no sé, me invitara a su casa a quedarme
otra vez, ¿será que suena muy estúpido o aprovechador?
Sentí que tocaban la puerta, inmediatamente abrí, esperanzada de que fuera él.
Increíblemente, era quien yo esperaba ver, mi chico del baño, de vuelta. Le
sonreí y lo saludé con mi mano, como diciendo “Hola”.
- ¿Se te ha quedado algo? –pregunté mirándolo.
- Sí, te me has quedado tú. ¿Quieres volver a mi casa?
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¡Feliz navidad! ¿qué les ha parecido la maratón? Iba a subir cinco capítulos,
pero al final, decidí que no. Pensé que era mejor subirles tres capítulos más,
pero en año nuevo, para que sea como otra maratón, ¿qué les parece? He dedicado
los capítulos por orden de quienes los pidieron, así que en los siguientes capítulos
continuaré dedicando :3
Espero que pasen una hermosa navidad, muchos buenos deseos para ustedes, son
hermosas. Un beso a todas, espero que les haya gustado. ¡Adiós!