24 de junio de 2014

Capítulo 46 -Por un capricho.



Vaya suerte. Toda mi espiritualidad se esfumó cuando pude ver que no había nadie por los alrededores, por lo que habíamos podido disfrutar un poco con privacidad. A lo lejos, se podía ver una tierna pareja de ancianos acercándose. Me enternecí al instante. Sin embargo, volteé mi cabeza en dirección a mi hermoso novio. 

- No eres una niña buena, shawty –me dijo- ¡Me dejas con las ganas! 
- Lo siento –me eché a reír, aunque mi disculpas no eran del todo sinceras- Yo igual tengo, así que…
- Pero no es igual, maldita sea. ¡Mira! –apuntó algo desesperado hacia el cierre de su pantalón- ¿ya ves?

Al instante pude notar un bulto demasiado notorio. No pude soportarlo, me empecé a reír sin importar que me tomara como una desquiciada. Bueno, no me reí tan fuerte, pero sí un poco. Negué con la cabeza, tratando de decir algo. Supe que no me reía de eso en específico. Era, más bien, como una pizca de felicidad, diversión, alegría, ternura, y cosas así. No era para burlarme.

- Mala –me fulminó con la mirada.
- No te sientas mal, ha sido divertido –llevé mi mano hacia su cara y le cogí un cachete, pellizcándolo. Hizo gesto de dolor, pero no se alejó.
- No lo hago, pero me las vas a pagar –amenazó- Es tu culpa por ser tan deliciosa.
- Tú lo eres más –y lo decía enserio, él era más delicioso en todos los sentidos.
- Calla, mentirosa. Ahora tú vas a esperar aquí, y yo voy a ir afuera a llamar a tu agradable papá, que jamás dice que no en algo –rodó los ojos, sus palabras habían sido con evidente sarcasmo, logrando que yo sonriera. 

Abrió la puerta y salió. Noté la forma en que trataba de acomodar su pantalón y bajar su chaqueta, para que no se le notara lo feliz que su amiguito estaba. Volví a reír para mis adentros, y él marcó el número de papá en su teléfono, para llevárselo a la oreja.

En cinco minutos Justin ya estaba de vuelta, con una sonrisa de oreja a oreja. Eso sólo podía significar una cosa, ¡me habían dejado! Pero ya, ¿cómo me habían dejado? 

- Explícame ahora mismo, ¿qué le dijiste? –exigí decidida, cuando íbamos camino al centro comercial.
- ¿Ah?
- Lo que le dijiste a papá, lo que inventaste, o lo que sea que hayas dicho –aclaré, casi impaciente por saber.
- No fue nada de otro mundo –dijo con indiferencia- Solo la verdad. 
- ¿No te hizo preguntas? Como a donde iríamos, a qué hora llegaríamos.
- Sí las hizo –sonrió de lado- Así que debemos apurarnos –encendió el auto y se acomodó para empezar a manejar- Tienes hasta las seis. 

                                                                    +++

- ¿Estos no te gustan? –preguntó mostrándome unos zapatos, que por cierto, estaban asquerosamente feos. No pude evitar poner gesto de desagrado, sacando la lengua. Ni loca- Vaya, las mujeres son tan regodionas.
- No somos regodionas –me fui a la defensiva- Los hombres no comprenden. Ustedes solo toman lo primero que ven y nos ofrecen, no buscan. Además son costosos.
- Te he dicho que no te preocupes por eso, tengo bastante. 
- Mm… -intenté meditar- Gracias. Pero siguen siendo feos.

En parte igual bromeaba con eso de feos, porque no lo eran al extremo. No iba a insistir en que no quería que gastara tanto, porque seguramente se terminaría enojando. Además su gesto era bonito, no muchos hombres se tomarían el tiempo de gastar un peso en sus novias, siendo que pueden hacerlo en videojuegos, salidas con amigos, y cosas de esas. Aún así, igual no los iba a comprar. Ya lo dije. Pero como soy buena, no iba a seguir diciéndole el mal gusto que tenía. Lo que es raro, porque se viste increíblemente bien, ¿cómo puede costar escoger algo lindo para mí también? 

Terminé escogiendo un leggins. Justin me regañó, diciendo que era una prenda un tanto provocativa, que probablemente incitaría a los hombres a tocar mis piernas y mi trasero. Sentí que estaba exagerando. Y para hacerlo sentir mejor, le dije que nadie tocaría alguna parte de mi cuerpo salvo él. Por su lado, se compró un gorro en forma de chanchito de tierra –los insectos grises que se hacen bolita, solo que esta era marrón- de unos juegos online que suele utilizar. Tuve que convencerlo de que se lo comprara, ya que él quería gastar todo su dinero en mí, pero yo sabía que le gustaba lo que veía. Lo importante es que quedó muy contento, o al menos, eso pensaba hasta que me habló.

- No me gustó –me dijo cuando salimos de una tienda, comiendo papas fritas. Para llegar más rápido a su auto tomamos un atajo. Un camino algo angosto escondido entre edificios. Como un callejón.
- ¿De qué hablas? –me impresioné y fingí estarlo un poco más de lo debido- Amor, sé que te gustó.
- Sí, me gustó cuando lo veía –reconoció- Pero ahora que lo veo bien, cuesta que permanezca en mi cabeza. Se resbala, y no tiene ojos ni boca. Solo está el puto caparazón. 
- A mi me gusta. El chanchito está bien tierno –sonreí, no quería que se sintiera mal.
- ¿Chanchito? –frunció el ceño- ¡Es un armadillo!
- Oh –sentí que me quedaba sin palabras, y tragué mi papa- Sí, ya lo sabía. ¡Estaba bromeando! ¡Caíste! –me eché a reír como pude y golpeé su hombro. Él me miró no muy convencido.
- Bien –suspiró y se encogió de hombros con total despreocupación- En fin, al diablo. Le pintaré unos ojos con plumón y se lo pondré a mi peluche enorme de Garfield. 

Dicho eso, sonrió. Me impresionaba su rápido cambio de tema, y aún más el de humor. Me reí por ello, era tan perfecto a su manera. No podía evitar sentirme cada vez más enamorada de él. Y no fue hasta ese momento que me di cuenta de que había bastantes cosas que no sabía de su vida. 

- Cuéntame de ti –le dije. Estaba consciente de que de saber más y más, me sentiría aún más loca de amor.
- ¿Cómo qué? –se echó una papa a la boca, que por cierto, estaba cubierta de Ketchup.
- No sé, cosas básicas. Lo que quieras.
- De acuerdo –se aclaró la garganta un poco y solté unas risas con ternura- Me gusta el morado, también usar gorros. Mis zapatillas favoritas son las Supras, ya sabes –movió un pie hacia delante y me mostró su adquisición de última hora- Me gusta los spaghetti a la boloñesa, o hablando como el pueblo: los fideos con salsa. También cuando era más pequeño iba al río, tomaba un renacuajo del agua y lo lanzaba contra la pared de rocas,  haciéndolo reventar –abrí los ojos como platos, eso sí que era… ¿tierno?- Por si quieres saber, también sirve con las ranas. Oh, y gracias a eso me salió una verruga, justo en la palma de la mano, pero me la saqué y jamás volvió a salir. Y cuando era pequeño, caí por una quebrada y aterricé de cara, quebrándome la nariz. Estuve en coma por dos días, casi morí, pero aquí estoy. Hasta el día de hoy me sale sangre de ella frecuentemente –vaya- Soy bastante serio con las personas. Con la mayoría. Y shawty, no sé que más decirte. Lo de mi poco gusto por las fiestas y esas cosas, ya las sabes, así que… ahora págame.

¿Uhm? ¿había escuchado mal? Se metió un montón de papas fritas a la boca, casi su puño completo. Lo dejó hasta la mitad. Masticó lo mejor que pudo, y pude ver como todo bajaba por su garganta. Se limpió un poco de Ketchup que le quedó en la comisura.

- ¿Qué? 
- Que me pagues. Hablo enserio.
- ¿Pero por qué?
- Te di información confidencial. Debes darme algo a cambio.
-  Oh, bien –acepté insegura. Metí una mano a mi bolsillo y solo había una moneda, un broche, y un boleto de autobús- Elige.
- Ah, no. Ni hablar, señorita –acomodó su chaqueta de cuero desde el cuello y dejó su cono de papas fritas en su bolsillo, sin importar que se manchara- A mi me pagas en carne.

Antes de poder pensar a qué se refería, me empujó contra el muro y comenzó a besarme, tan ferozmente que llegó a dolerme un poco la boca al tener contacto. No me importó. Respondí a su beso sin dudar. Y no tardé nada en olvidarme del dolor y centrarme solamente en el sabor de sus labios y de su lengua. Ató sus brazos a mi cintura, y con algo de timidez enrollé los míos en su cuello. Sus manos descendieron a mi trasero y era algo que realmente esperaba. Me alzó, permitiendo que atrapara su cintura con mis piernas y me sentó en algo que sólo podían ser unos bloques de pavimento. Introdujo su mano bajo mi abrigo y lo otro que tenía puesto, y al momento en que su mano hizo contacto con mi piel, me estremecí. No solo porque me gustaba que lo hiciera, si no porque su mano estaba un poco helada. Rápida como un rayo me acostumbré a esa temperatura y ya no interesó. O quizás su mano había adquirido el calor que necesitaba. Su boca dejó la mía y avanzó hacia mi cuello, depositando besos en él. Tuve un acceso perfecto al de él, y comencé a besarlo también, lo más mejor que podía. Eso provocó un tipo de transformación inesperada, porque Justin se puso rígido, y me apretó con bastante fuerza hacia él, llegando a soltar un gemido. Sus manos me recorrían con desesperación y seguí besándolo en el mismo lugar, hasta sus labios, y luego de regreso. Me sentía feliz. Había encontrado su punto débil que lo enloquecía. No sabía como no me había fijado antes. También me recordó a esas imágenes de Facebook, que dicen “Besos en el cuello, mi debilidad” o cosas de esas. Siempre lo encontré estúpido, porque simplemente eso se expandió. La gente publicaba la misma imagen cada vez, y lo más seguro era que más de la mitad ni siquiera había recibido uno. Solo lo decían por la imagen que apareció. Pero con Justin era diferente, realmente eso lo debilitaba. Lo volvía loco y vaya que se le notaba. Me aferré más a su anatomía. Él era tan perfecto. Ni sé cuanto tiempo estuvimos así, pero no fue hasta que sentimos voces de personas que nos detuvimos. Miramos a donde empezaba el tipo de callejón, y en efecto, se acercaba gente. Eran dos señoras. Una de ellas nos apuntó, como pidiéndole a la otra que nos mirara y se impresionaron. Fue como si les fuera a dar un ataque o algo. Estaban lo suficientemente lejos como para no poder ver bien nuestras caras, ni nosotros las de ellas. Justin tomó mi mano y me bajé. Nos pusimos a reír y corrimos el resto del lugar hasta el auto. Nos metimos y nos fuimos directo a casa.

- ¿Viste sus caras? –preguntó a carcajadas- ¡Fue tan idiota que las pusieran!
- ¡Lo sé! –estaba igual de carcajeada que él- Seguramente ambas tienen hijos y pareciera que se les cae la cara al mirar tal escena. Ni siquiera estábamos desvestidos –me di cuenta de lo que dije cuando Justin me miró de forma pervertida. Me sonrojé al instante.
- Dios santo, __. ¿Querías que te desvistiera? Pudiste pedirlo- me guiñó un ojo sin quitar la sonrisa de su cara, y me asusté cuando de un momento a otro estaba completamente serio- Pero lamento decirte que estoy dispuesto a guardar mi virginidad para el matrimonio.

Su seriedad no duró nada, porque ambos nos reímos aún más que hace un momento. ¿Cómo pudo decir eso? ¡Estaba loco!

- ¡La perdiste conmigo! –le recordé, obviamente sabía que estaba bromeando- Bien virgen que eres, eh.
- ¿Insinúas que soy un depravado? Porque, que yo sepa, soy casto de Dios. 
- Sí, casto. Por supuesto –por fin dejé de reír y me controlé más- No dijiste eso cuando estábamos en tu cama y pasó lo que tenía que pasar. Te quejabas de lo mucho que te gustaba, igual que yo ¿recuerdas?

Su hermosa y amplia sonrisa iluminó todo a mi alrededor. Ojeó la calle, y como no venía ningún auto, mantuvo sus manos firmes en el volante. Se acercó a mí, me miró directamente a los labios. Podía sentir su respiración en mi cara.

- Ayúdame a recordar. 

                                                                           ______________

Ustedes son geniales. Siempre recuérdenlo, ¿vale?
Aquí tienen otro capítulo y espero que les guste y que comenten mucho.
Oh, y también voten, claro. Jajaja. ¡Las amo! ¡Chaito! Subiré pronto.



6 comentarios:

  1. *---* OMFG! Siguela en cuanto puedas.♥ Besos

    ResponderEliminar
  2. Amo amo amo amo amo <3 cada uno de los capítulos son tan geniales! Así como vos Thiare, vos sos la genial<3 y cada una de tus lectoras te re amamosss

    ResponderEliminar
  3. Asdfghjklñ te amo eres la mejor me encanta tu novela <3

    ResponderEliminar
  4. Siquela lo mas pronto que puedas porfisssss💗

    ResponderEliminar
  5. Eres la mejor <3 amo la novela

    ResponderEliminar
  6. Amo como escribes, realmente lo hago. Lamento no haber comentado antes, no he tenido tiempo de sí quiera entrar y dedicarle mi tiempo a Blogger. Espero que estés bien, cuídate y besos! Diría más pero es muy tarde y se me están cerrando los ojos!
    :)

    ResponderEliminar