Parte de mi interior quiere darse la vuelta, subir las escaleras y encerrarse en mi habitación, pero la cosa es que no puedo. Tengo las piernas inmóviles, mi cuerpo no reacciona. No puedo hacer otra cosa que mirar hacia la puerta. Mirar hacia a él.
- ¡Seth, adelante, pasa! -le invita mamá, muy animada- Déjame presentarte a mi familia, te va a encantar.
- Gracias, señora, ¿Cómo se encuentra? -se acerca a mamá lo suficiente y deposita un beso en su mejilla.
- ¡Perfecto! -responde. Seth termina de entrar a la casa, y suelta una sonrisa. Mamá se gira en dirección a todos- Y bueno, ya han escuchado su nombre, pero tengo que aclarar que es el mejor amigo de Drew. Se han conocido en la universidad, y es bastante unido a nosotros. Siempre viene.
- Es un placer -asegura Seth, sin dejar de parecer simpático.
- Eh, hermano, dame eso -Drew camina hacia él y toma la gran bolsa negra que tenía entre sus manos. Yo ni siquiera sabía que estaba cerca- Es más que suficiente para la barbacoa -dicho eso, se gira y se va hacia la cocina.
Mi pecho da un vuelco cuando Seth entierra sus ojos en los míos. Su sonrisa no desaparece, pero puedo sentir que su mirada representa otra cosa. Es amenazadora, escrutadora, casi como si estuviese probándome. Trago saliva, nerviosa, pero intentando no demostrarlo. Es como si me dijera: Estoy aquí, Cristal. ¿Seguirás intentando escapar?
Tan rápido como me miró, deja de hacerlo. Avanza hacia mi tía Susana, que está sentada en uno de los sofás y la saluda tal como lo hizo con mamá. Luego hace lo mismo con la tía Ana. Cuando llega a papá, le da un abrazo de esos en que al final terminan dándose palmadas en la espalda. Entonces, cuando se acerca a mi tío Dino, le da la mano firmemente con mucha seguridad, mientras se presenta personalmente.
Sólo entonces me doy cuenta de que estoy demasiado cerca de ellos. Prácticamente, estoy al lado, pero a unos dos metros. Ese simple pensamiento hace que mis manos comiencen a sudar. Aún sigo sin moverme, debo parecer la más tonta. Sé que Seth se da cuenta de que todo ha sido muy inesperado para mí. ¡No puedo dejar que note que me afecta su presencia!
Los nervios me poseen. Si finjo desinterés probablemente no me salude y todo estaría bien. ¿Por qué a mí? Anoche he estado triste, por la mañana antes de ir al instituto me he despertado sintiéndome aún peor, y he vuelto con la misma tristeza. No necesito nada más haciéndome sentir así. La presencia de Seth me exalta mucho, me hace pensar cosas que no deseo, sentir sensaciones que no deseo y reaccionar de manera que tampoco deseo.
Miro hacia la puerta, y de pronto siento que se acerca a mí. Finjo que apenas me doy cuenta de que viene, como si fuese algo que no esperara, que me tuviera sin cuidado. Comienzo a frotarme un ojo, desinteresada de todos.
- Cristal -me habla. Quito mi mano de la zona de mi rostro y lo miro con atención, sin inmutarme. Pero toda mi relajación fingida se va por la borda cuando lo hago.
- Seth -le imito. La mirada intensa que me da no desaparece ni por un segundo. Entonces, se agacha un poco a mi altura y deposita un beso en mi mejilla.
Sentirlo así, de ese modo, se siente tan extraño que me estremezco. Después de lo que sucedió entre nosotros, sentir algo en la mejilla está totalmente fuera de lugar. Pero no sé a lo que quiero llegar con este pensamiento, así que lo intento alejar de mi mente con todas mis fuerzas. Por otro lado, es la primera vez que nos saludamos de esta manera. Nunca nos dijimos ni un hola, casi. ¿Habrá alguien aquí tan observador como para darse cuenta de tan pequeñísimo detalle?
Ninguno de los dos dice algo más. Se da la vuelta, y comienza a caminar hacia Drew. De inmediato aparto la mirada de sus movimientos, no quiero demostrar interés. Me niego. Porque lo que ocurrió entre ambos no significó nada. Nada más fue un momento caliente y hormonal. Él no tiene más interés por mí, aunque me cueste reconocerlo. ¡Se nota! Es más que obvio, ¿Por qué querría algo más de mí? O mejor dicho: ¿Por qué querríamos algo más entre nosotros? No hay razón. Él se aleja de mí, yo me alejo de él, hacemos como que nada nunca pasó y seguimos con nuestras vidas. Fin.
- Cristal, ¿Jugarás conmigo o no? -la voz de Ariela me saca de mis pensamientos. Miro hacia abajo, hacia ella.
- Uhm, no -respondo. Ahora, miro hacia la ventana.
- ¿Por qué no? -pregunta. Vuelvo mi mirada hacia ella, comenzando a irritarme.
- No tengo ganas -aclaro.
- ¡Por favor, no quiero jugar sola! -insiste. Me toma de mi sudadera y comienza a jalar con desenfreno- ¡Es aburrido! Nunca nadie quiere jugar conmigo, Vicente jamás lo hace y no tengo una hermana.
- Por Dios, que vida tan difícil -digo con sarcasmo, pero algo dentro de mí se ablanda. Suelto un suspiro- Está bien, pero sólo un rato.
- ¡Sí! -me toma de la mano y me lleva hasta la mesa de centro, que por cierto es de madera. Hace las cosas de encima a un lado, dejando un espacio- Siéntate allí.
- ¿Para qué? -cuestiono.
- ¡Siéntate! -hago caso sin comprender. Va hacia la tía Ana y le pide su mochila. Vuelve, y entonces veo que tiene una caja con maquillajes de princesas.
- Oye, yo no...
- ¡Seremos muy bellas! -exclama con alegría- Voy a maquillarte y verás que te va a gustar mucho.
- Mejor te maquillo a ti, porque yo sí sé hacerlo -propongo, pero frunce el ceño en respuesta.
- No, tú no sabes. Yo mando aquí.
Eso en particular me hace poner mala cara. Niña de porquería, que parece creer tener poder sobre mí. ¡Tan pequeña de edad y tan mandona! Sin embargo, no tengo ganas de discutir, es lo último que quiero, menos con ella. Se vería muy inmaduro. Si de por sí me comporto histérica con la gente, el que lo haga con Ariela sería una vergüenza.
Ella saca sus maquillajes y los separa como toda una experta, segura de lo que hace. Suelto una pequeña risa, casi inaudible. Todos están a nuestro al rededor conversando, probablemente mirando, pero en este momento la verdad quiero ver como le va con eso del maquillaje. Quizás sepa y la estoy subestimando. ¿Qué daño podrían hacerme unos maquillajes de princesa? ¡Ninguno!
- Por fin lucirás bien -escucho comentar a Drew, seguido por unas risas provenientes de Alejandro y de Vicente. De inmediato miro en su dirección.
- Al menos puedo serlo, no como tú que estás siempre horrible -escupo. Vicente se pone a reír por lo que he dicho y Drew lo fulmina con la mirada. Sé que Seth está a un lado de ellos, pero no lo miro.
- Cállate -es lo único que termina diciendo.
Ariela me pide que cierre los ojos y le hago caso. Lo siguiente que siento es que pasa una brocha para sombra de ojos por mis párpados, al menos creo que es eso. Respiro profundamente y luego boto el aire, muy despacio. Sentir esto me relaja de alguna forma. Bueno, el tener los ojos cerrados siempre es relajante, pero en casa me siento segura, aún con la presencia de Seth. Si mi familia está cuando está él, todo estará bajo control, él no me hablará, no sucederá nada.
- ¿Luego podré ponerte una cosita en las pestañas? -me pregunta de repente- Esa como que tiene unos pelitos extraños.
- ¿Máscara de pestañas? ¿Rimel? -pregunto.
- ¡Sí, eso! -dice. Lo pienso por un momento, pero estoy segura de que diré que no. Puede enterrarme el pincel en un ojo.
- Prefiero que me hagas todo lo demás, pero precisamente eso no.
- Oh -suelta un bufido- Está bien.
Con el paso de los segundos y minutos, sigo sintiendo que Ariela me pasa un montón de cosas por la cara. Escucho los temas de conversación de mis tías con mi madre. La mayoría es de personas que viven por las calles de nuestro barrio. Hemos estado casi toda nuestra vida en esta misma casa y todos se conocen. En pocas palabras están hablando de chismes, y tengo que admitir que es gracioso.
- Bien, nosotros vamos a ir afuera -comienza a decir el tío Dino, con un vaso con cerveza en la mano- Y haremos la barbacoa. Drew, eh -lo llama- ¿Hiciste el fuego?
- ¿Yo? -pregunta, que tonto- ¿Se suponía que debía hacer eso?
- ¡Pues claro, hijo! -ahora le habla papá- ¡Te lo dijimos hace un rato!
- Recorcholis, lo olvidé.
- ¿Quién dice recorcholis? -digo, partiéndome de risa, sin abrir los ojos porque Ariela no me deja, ya que ahora está poniéndome delineador.
- Tú no te metas, fea de alcantarilla -me insulta- Te ves horrible.
- ¡Se ve hermosa! -Ariela me defiende- El maquillaje que le he puesto es el mejor.
- Hermosa en el más allá, con los muertos y demás, mejor dicho -se burla Drew.
- Tío, no seas pesado, es una niña -escucho a Seth decir.
- Ariela, pégale a Drew -le dice la tía Ana, riendo- Se lo merece.
- Y bien, entonces -dice el tío Dino- todos los hombres de la casa vamos afuera, las mujeres necesitan tiempo a solas para hablar mal de nosotros y de lo que hacemos mal -abro ligeramente un ojo y veo y escucho que le dice a la tía Ana- ¿Cierto, mi amor?
- ¡Cierto, Dino! Tú si sabes, cariño.
Ambos sonríen y me parece increíble, ¡No se toman nada a pecho! Se admiten cosas que sorprenden e incluso dejan en ridículo a la otra persona, pero sin embargo siguen felices. Admirable, un día les diré lo que me provoca su actuar.
Decido volver a cerrar los ojos, pero siento cuando todos ellos van caminando hacia la puerta y luego salen. Sé exactamente cuando Seth pasa por detrás de mí, es como si pudiera sentirlo sin siquiera mirarlo. No sé si es la cantidad de tiempo que se demora en cambiar de pie al caminar, o si es el sonido que sus zapatos hacen, o simplemente su presencia.
- Y bien, ¿Les dije que la semana pasada los primos del Dino fueron a mi casa? -pregunta la tía Anita- Pero bueno, si lo hice, se los diré otra vez.
- Yo no sabía nada -dice mamá.
- ¿Cómo que no? -cuestiona la tía Susana a mamá- Yo te conté, cuando estábamos en casa de nuestra mamá tomando té la semana pasada.
- ¡Oh, ya me acuerdo! -exclama mamá, entusiasmada.
- Pues bien, resulta que hicimos carne -comienza a decir la tía Ana- Entonces la piqué en muchos pedazos. La cosa es que sólo era para el Dino, el Vicente, la Ariela y para mí, porque nadie sabía que esos primos vendrían. Entonces tuve que hacer más carne, ¡Pero ni siquiera alcanzamos a comer! Puse dos bandejas llenas en la mesa y cuando fuimos a sentarnos no quedaban. ¡Me calenté como no saben!
- ¡Grosera! -le grita la tía Susana, y ella con mamá explotan en carcajadas, entonces agrega:- Caliente de mierda.
- Agh, tú sabes a lo que me refiero. Puede que lo que dices sea verdad, pero no me refiero exactamente a eso ahora -bromea- Como conclusión quiero decir que se comportaron como unos animales. Lo de la carne es algo mínimo, pero fueron muy desconsiderados. Encima, al otro día yo tenía que ir al trabajo junto con el Dino, ¡Y recién se decidieron ir en la madrugada!
- Ya, zorra, a nadie le interesa -le dice la tía Susana- Lo que yo quiero es preguntar una cosa. ¿Cristal está con ese joven que llegó?
Por poco se me detienen el corazón y me desmayo. ¿De verdad acabo de oír eso? Requiero de toda mi fuerza de voluntad para no abrir los ojos y girarme, mostrando mi impresión. Me hago la que no ha escuchado nada, y dejo que Ariela me siga maquillando.
- Eh, cariño, no te hagas la sorda -tía Susana siempre ha sido difícil de engañar. Me volteo lentamente- ¿Estás con él o no?
- Claro que no -respondo decidida, casi muriendo de los nervios- Estoy sola.
- Pues que raro, Cristal -murmura, y luego repite:- Que raro.
- No lo es -me niego, intentando sacar conversación para que no se note lo que siento en mi interior- ¿Por qué lo sería?
- Preciosa ingenua, hasta yo lo sé -dice ahora la tía Ana- Es bastante guapo. Tendré más de treinta años, pero estoy segura de que si un hombre como él se me hubiese puesto en frente a tu edad, no me habría tardado en sentir al menos un poco de atracción. Alguien como él es un manjar.
- Yo no voy a decir lo contrario -suelta mamá. De inmediato todas comienzan a reír. Yo me uno a ella, soltando unas pequeñas carcajadas, no sé si del pánico o felicidad.
- Ya, bueno, pero en serio -decido admitir, a media mentira- No pasa nada con él.Ç
- Que triste -tía Susana se da por vencida- Pero bueno, así es la vida, mi niña.
Todas se terminan parando del sofá, yendo hacia la cocina. Ariela no tarda en terminar de maquillarme, y cuando lo hace me pide que no me quite nada de lo que me ha puesto, que quiere que me quede así el resto de la noche. Le digo que está bien, y entonces voy hacia la cocina también, porque a mamá se le ha ocurrido llamarme.
- Hija, por favor -me dice, mientras me entrega una olla con pollo y carne- Llévalas allá afuera, no es necesario que la vuelvas a traer.
- Oh, no, mamá -me abstengo. No quiero estar cerca de Seth todavía- ¿Y si llamas a papá para que las lleve?
- Te lo he pedido a ti, obedece -insiste, frunciendo un poco el ceño.
- Pero yo...
- Ahora -se pone brava. Ruedo los ojos y me voy con la olla entre mis manos.
Llego a la puerta de salida hacia el patio y, tomando un respiro profundo, la abro. Camino hacia un lado del lugar, y mientras me acerco a la barbacoa noto que Drew nota mi presencia, y se pone a reír. Eso hace que todos se giren a mirarme. Seth está incluido, por supuesto, lo que es lamentable.
- Mamá me mandó con las carnes... -les digo, pero tío Dino me está mirando con ternura y papá intenta no reír. Me esfuerzo por no mirar la reacción de Seth, lo bueno es que lo logro- ¿Qué pasa?
- Mi hija es una estupenda estilista -comenta tío Dino- ¡Seguro será una profesional!
- ¿No deberías quitártelo? -sugiere papá- Tienes todo muy... extravagante.
- Ella me ha pedido que no me lo quite. ¿Está tan mal?
- Mal sería un halago -se mete Drew. Lo miro con odio- ¡Pareces un monstruo! La bella -se apunta a sí mismo, luego me apunta a mí-, y la bestia.
- Te acabas de referir a ti mismo como mujer, idiota -le hago notar. Drew frunce el ceño y parece analizar lo que le digo. Luego, intercambia unas palabras con Seth, seguramente preguntándole si lo que yo he dicho ha sido verdad.
Dejo la olla en una pequeña mesita que han instalado cerca de la barbacoa y, sin esperar ninguna burla más, me voy hacia el interior de la casa. Pero antes, sin percatarme lanzo una mirada directa a los ojos de Seth. Éstos no tarda en atravesarme, y entonces siento que me mira de la misma forma en que me miró en el momento en que llegó: Él esta probándome.
Con la respiración algo agitada, abro la puerta y entro. Mamá viene hacia mí con rapidez, extendiendo mi celular con una de sus manos. Me dice que es Fabiola, así que lo recibo de inmediato. Es el momento preciso para escucharla, seguro me ayuda a sobrellevar todo lo que está pasando hoy.
- ¡Hola! -saludo animada.
- Guárdate los saludos para después -ordena riendo- Estoy en camino.
♥♥♥
¿Cómo han estado estas dos semanas? Espero que bien. Sé que me han estado preguntando por qué no he actualizado, pero por alguna razón decidí no publicar una entrada respondiendo, porque quería darles algo además de sólo unas explicaciones, es decir, un capítulo incluido.
A estas alturas seguro ya nadie me cree, sé que puede ser posible, pero sin embargo, quiero aclarar cosas: Lamento mucho, de verdad, el no poder actualizar como dije que haría. Lamento mucho dejarlas esperando, también. Me duele más sabiendo lo mucho que les gusta la novela, pero si pudiera actualizar, lo haría, puedo asegurarlo. Chicas, yo no tengo una laptop para escribir. Antes sí. Tengo un pc que es de mis padres que es muy malo, es demasiado lento, tengo que hacer milagros para que dure un par de minutos sin que se quede la pantalla pegada, es tan mal que ni siquiera está bueno el lugar para conectar audífonos. Por fuera está bien, luce bonito, pero por dentro está fatal y necesita formateo. Yo no sé formatear, por lo que no lo haré y mis padres van a ver lo que pueden hacer. Otra cosa: el último comentario del capítulo anterior, escrito por una lectora, tiene muchas cosas erróneas sobre mi vida:
+ Yo estoy en clases, muchos colegios están de paro, pero el mío no.
+ Sí, siempre estoy conectada a Facebook y siempre subo fotos al instagram, pero, ¿Cuánto me demoro en eso? Unos segundos nada más. En el celular activo el wifi para lo que sea y ya aparezco como conectada. Comparar eso con cuánto me demoro escribiendo un capitulo, por favor. Sobretodo cuando yo soy muy exigente conmigo misma, si no me gusta algo que escribo lo borro y ya está, aunque sea el capítulo completo. ¿Y si agregamos que mi pc es una total cosa lenta? Las ganas de escribir se quitan, porque la inspiración cuando te llega, te llega, y si se va pegando el aparato a cada rato, se esfuma.
+ Estudio una carrera, es bastante exigente. Cada vez tengo más trabajos y exposiciones, se acaban unas y llegan otras. Además, tengo controles casi todas las clases y exámenes todas las semanas, al menos dos. Tengo que leer libros para clase y todo, ya ni leo novelas que me gustaba leer por esto. Ni con mi mejor amiga puedo hablar bien porque siempre ando haciendo algo.
Si alguna de ustedes me sigue, avísenme, porque las sigo de inmediato.
¿A qué quiero llegar con esto? Disculpas, y si no me importara esto no me tomaría el tiempo de darles una explicación extendida, siquiera. ¡Muuuuchas gracias a cada una de las que me sigue apoyando! NO voy a cancelar la novela, eso jamás. ¡Y ya he avanzado la mitad del capítulo siguiente! Si de aquí al viernes hay +8 comentarios, subiré ese mismo día, lo prometo. Además de que, bueno, sería viernes, tocaría subir JAJAJA. ¡Ya me voy! Un beso a cada una, tener un lindo día, dulces sueños, y todo. ¡Nos vemos!