25 de agosto de 2014

Capítulo 51 -Por un capricho.



Por fin sonó el timbre de salida. Yo seguía en las nubes, pensando en lo sucedido con el cubo de basura, el tiesto de compost, y la humillación ajena que presencié. Cabe decir que sonreía como una tonta durante la clase todo el tiempo, cuando no me daba cuenta.

Todos tomaron sus cosas echándolas a los bolsos. Yo me paré despacio y empecé a hacer lo mismo. Al minuto casi no quedaba nadie. Hasta la profesora se había largado. Miré a mi alrededor y solo quedábamos cuatro alumnos con una pereza enorme, y entre ellos Brenda Banana y Jackson, charlando juntos. Él no me había hablado en todo el día, y por un momento me pregunté si le pasaba algo. Consideré acercarme a él y ayudarlo en lo que necesitara. Iba a hacerlo en cuanto terminara de meter todo lo mío. Cuando lo hice, me puse mi mochila, lista para girarme y entrometerme adecuadamente en la vida de alguien más. Pero justo en ese momento, su voz se hizo notar, dirigiéndose a mí. Brenda Banana ya se había ido.

- __ -me volteé y le miré. Él estaba serio y sin una pizca de simpatía- Tenemos que hablar.
- Lo sé. Eso mismo iba a hacer, ¿estás bien? -él no me agradaba completamente, pero le tenía algo de aprecio. Era de los pocos que me tomaba atención en la escuela.
- Sí, estoy bien, pero no es por lo que quería hablarte -se aclaró la garganta- Vi lo que ocurrió entre el tipo de la basura y tú, en la hora del almuerzo -uh.
- ¿Y que pasa con eso? -intenté lucir calmada y sin nervios. No quería hablar de Justin. Podría notarse que estoy perdidamente enamorada de él, cuando se supone que ni lo conozco.
- Tienes que alejarte de él.

Eso me había tomado por sorpresa.

- ¿Por qué?
- Porque es un idiota.
- ¿Cómo sabes que es un idiota?
- ¡Porque simplemente lo sé, __! -me alzó la voz, evidentemente enojado. Di un paso hacia atrás. Él jamás me habló así. Me dieron ganas de irme y debió notar la expresión en mi cara, pero continuó- Te voy a admitir algo. El otro día yo estaba mirándote desde el pasillo y de pronto el tipo se me acercó. Se dio cuenta de lo mucho que te miraba y me dijo lo buena que estabas.
- ¿Que tiene eso de malo?

Su cara se transformó a un enojo aún más grande, pero solo se limitó a suspirar. Obviamente Justin le habló y le dijo eso porque quería quitar toda la atención de Jackson sobre mí. De alguna manera intentó marcar territorio. No le gusta que los hombres me miren. Lo detesta.

- Dios, __ -avanzó hacia mí y me tomó por los hombros- Eres realmente inocente -fruncí el ceño. Odiaba que me tomaran por pendeja que no sabe nada- Tienes que darte cuenta. No me fío de él.
- No me va a pasar nada, y por favor no me llames inocente -me quité sus manos de mis hombros- No soy una estúpida que no comprende las cosas -no quería ser grosera, pero me jodió de verdad.
- No es normal, entiende. Él es un trabajador de la escuela, no puede acercarse a ti de ese modo. ¿Sabes lo que pasaría si el director se entera de que te acosa?
- Él no me acosa Jackson, deja de ser tan dramático -ya estaba enojada.
- A mí me parece que sí. No tiene derecho a hablarte como si fueras su conquista, y lo sabes. Además tiene novia, __. Solo está jugando contigo.

Y esas palabras sólo logrando enojarme aún más. ¿Qué sabía él? ¿y cómo iba Justin a tener novia? Solo está conmigo. Seguro mentía. Y encima me hablaba tan comprensivo, que solo lograba ponerme más enojada aún. Detestaba que me viera de ese modo, como una incapaz.

- ¿Y por qué crees saber todo de él? ¿acaso investigaste de su vida privada?
- No, pero lo vi en el centro con una chica de la mano la otra vez, comiendo papas -mi corazón saltó de susto. ¿Él había visto nuestra salida? ¿no me había reconocido? ¿y si lo sabía pero no me quería decir?- ¿Y viste la horrible forma en que le habló a Brenda?
- Ella se lo merecía. Se comportó como una vulgar -sinceré.
- No hables así de ella.
- ¿Qué te pasa? -me ofendí. Él la estaba defendiendo a pesar de que Justin tuvo razones- ¿No viste como chupó el maldito plátano?
- No es razón para referirse así. Como trabajador debería tener más respeto por las mujeres.
- Tú estás exagerando todo, ya no quiero seguir aquí. Me voy -retrocedí y me giré, pero se me adelantó rápidamente poniéndose frente a mí.
- ¿Por qué lo defiendes tanto?
- ¿Por qué tanto odio hacia él? Fue gentil conmigo.
- Eres como su juguete, ¡comprende las cosas! No es gentil, ni dulce, ni príncipe azul -joder, estaba harta.
- ¿Ah, no? ¡Brenda tampoco lo es!
- ¡Pero es mujer! -exclamó sacado de sus casillas.
- ¡Y tú un maldito machista! -exclamé igual que él- Es tu amiga Jackson, no la mía.

Me hice a un lado y caminé hacia la puerta del aula. Éramos los dos últimos que quedábamos. Quería estar en casa, encerrarme en mi habitación y estar con mi gato. Él me entendía, como nadie lo hace.

- Siquiera ten respeto por ti misma -wtf. No pude evitar voltearme y mirarlo con rabia.
- Sí tengo respeto por mí, tú no sabes nada -rodé los ojos- Ya no te entrometas.
- ¿Lo tienes, enserio? -se echó a reír como un cínico. Me recordó a mi padre. Sin embargo, asentí- Tú no te tienes respeto ni a ti, ni a tu relación.
- ¿De qué hablas? -de verdad había comenzado a confundirme.
- Estás en una relación, tienes novio. Pero a pesar de eso coqueteas con ese idiota, le sigues el juego y lo defiendes. Vaya respeto.
-  Oh, si mal no recuerdo, tú eras quien coqueteaba conmigo también. ¡Déjame en paz! -grité, maldito irrespetuoso.
- Sí, pero ya no más. Todos tienen razón sobre ti.
- Demonios, ¿de qué hablas ahora? ¿razón de qué?
- De que eres una mosca muerta. Todos me lo decían, pero nunca les hice caso. No eres quien muestras ser. Toda dulce y tímida, cuando en realidad no tienes nada de eso cuando se te conoce. Hasta Dakota me lo advirtió. Y también me dijo que seguro querías con él para que te diera dinero.
- Primero que nada, tú no me conoces -me limité a responder, tratando de guardar mis lágrimas. Él me estaba lastimando- Ni tú, ni ellos. Ni siquiera les hablo. Eres hipócrita. Fingiste ser un buen compañero y ahora me dices todo esto. No te metas en mis cosas, así como yo no me meto en las tuyas. Tampoco sé por qué diablos se me ocurrió acercarme a ti para ver si te pasaba algo. No tengo por qué preocuparme, menos ahora.

Me giré y salí del salón lo suficientemente rápido como para no volver a escuchar ni su voz, ni su respiración, ni sentir su presencia. Solo era un imbécil. Cielos, era tonta, tonta, pero tonta. ¿Cómo se me pudo haber ocurrido que él se merecía mi aprecio? Tal vez en realidad no se fiaba de Justin, ¿pero decirme todo eso y tratarme de esa forma? ¿hablar sobre mí a mis espaldas? Al parecer todos me detestan, él lo ha dejado bastante claro.

No quería encontrarme con Justin en la calle en la que siempre me esperaba. Me iba a dar más pena aún que me viera llorando. Aún no lo hacía, pero sabía que iba a quebrarme en frente de él, y no quería ni necesitaba eso. No podía mostrar lo vulnerable que me sentía.

Intenté poner una máscara de felicidad en mi cara y me dirigí a su auto. Él sonrió apenas me vio, pude notarlo. Y al verlo hacer eso, salió una verdadera sonrisa. Esperaba que durara todo el trayecto hasta mi casa.

Me metí al auto, lo abracé y lo besé. Me acomodé en el asiento, puse el cinturón de seguridad e intenté mirar para todos lados, excepto sus ojos. Esperé a que arrancara, pero no lo hizo. Volví a esperar, y nada. Dios, se había dado cuenta de que algo pasaba. No tardaría en preguntar...

- ¿Algo está mal? -ahí lo tienen.
- No, para nada. Vamos, arranca -le animé sonriente y aunque me costara, lo miré- Ya sabes, a papá no le gustan las llegadas tarde.
- __, dime qué está mal. ¿Te pasó algo? -la preocupación era evidente en su voz.
- No, Justin. Estoy bien, es solo una tontería. No quiero hablar de eso, enserio -sonreí.
- Estás fingiendo. Tienes el contorno de los ojos de color rojo... ¿Estuviste llorando?
- No, no he llorado -aseguré. Y es que era cierto. No lloré, solo estaba a punto de hacerlo.
- ¿Segura?
- Sí -ya ni podía hacer una sonrisa buena, casi no soportaba contener lágrimas.
- Dime, bonita.
- No, estoy bien.
- __...
- ¡No! -sollocé, y tapé mi cara sin poder seguir aguantando, con una tonelada de vergüenza sobre mí.


Y ahí estaba yo, llorando en su camioneta como una niña de cinco años. Él no sabía por qué, pero yo sí, y todo era un asco. Me sentía como basura. No podía entender cómo se me había ocurrido entrar a estudiar a ese nefasto lugar. Todo habría estado perfecto de no ser por mi estúpida decisión.

- No llores, mi vida -Justin me acarició por la espalda, y de un momento a otro me estrechó contra su pecho, a pesar de ser una posición incómoda para él.
- Es que, todos son unos imbéciles -me quejé aún sollozando, y casi ni se entendía- Malditos falsos.
- Linda, no entiendo. ¿A qué te refieres?
- ¡Dakota, Jackson, todos en la estúpida escuela!

Sentí como él se bajaba del auto, pero aún así no me destapé la cara. Por un momento creí que se había hartado de mí y me pediría que me largara, pero en lugar de eso, abrió la puerta de copiloto, por donde estaba yo, y me cargó hacia la parte trasera. Yo aún no me atrevía a verlo. Me metió dentro, y luego entró él. Tenía tanta pena, que no era capaz de nada. Sin embargo, a la fuerza me quitó las manos de la cara y nos quedamos mirando. Pero ni siquiera me importaba verme tan horrible frente a él. Simplemente no me daban las fuerzas para hacerlo.

- ¿Qué te hicieron? -preguntó en susurro, tratando de entender- Creí que Dakota era tu amiga, y el otro idiota, pues no sé.
- De todo. No puedo creerlo todavía. Jackson es un imbécil, me dijo cosas horribles, Justin -me limpié la nariz con la manga de mi polerón- Me sentí tan mal. Todos hablan pésimo de mí a mis espaldas, y Dakota es otra de ellas. Yo... creí que era mi amiga. ¡No lo entiendo! -me alteré- Todo lo que pasamos juntas, ¡las cosas que hice por ella! -ambos nos quedamos en silencio, como si hubiese pasado un ángel- ¿Tú crees que... solo te quiero por tu dinero?

Fue lo más estúpido que pude preguntar, pero debía saberlo. Estaba dando el gusto a todos los que pensaban mal de mí, creyendo que podría ser cierto. Pero en el fondo sabía que nada era así. Jamás había sido una mala persona, siempre intentaba ser lo mejor posible.

- Cariño, eso no es verdad. Jamás he pensado así de ti -tomó mi cara entre sus manos, y me miró fijamente.
- Pues Dakota sí. Se lo dijo a Jackson. Y él dice que soy una mosca muerta, que todos lo dicen. Y que no tengo respeto por mí misma, que tengo novio pero que aún así coqueteo contigo. Prácticamente me llamó puta.
- __, no eres nada de eso -un tono de molestia se apoderó de él. Quitó sus manos y apretó su puño- Joder, voy a romperle la cara a ese saco de mierda. ¿Dónde diablos está? -se preparó para bajar del auto, pero lo tomé por el brazo lo más fuerte que pude.
- Justin, por favor, no. Sabes que no me gusta que hagas esas cosas, yo... Digo, podrías perder tu trabajo -quise convencerlo.
- Me vale un carajo, le haré trizas los cojones, su ego y todo lo que tenga que ver con él. Maldito hijo de puta. No tiene derecho a hablarte así, __. Ni yo lo hago, ¿y quieres que lo haga él?
- No, no quiero que lo haga, pero no volveré a hablar con él, de todos modos. Solo necesito que me apoyes y escuches -suspiré, secándome la cara.

Ambos nos quedamos callados otra vez. Me abracé a mi misma, sabiendo que me miraba desde al lado de la puerta, aún con la mano en el pestillo para abrirla.

- __, esto no está bien. No puedo dejarme sentir que él se aprovechó de la situación -se deslizó hacia mí con lentitud, y volvió a tomar mi cara- ¿Crees que puedo estar tranquilo, sabiendo que un idiota te hace daño? ¿que es fácil para mí verte así? ¿Eso crees? -sentí un hilo de voz. Levanté mi cabeza y me enfoqué en sus ojos. Se volvían rojos al rededor, igual como los míos. Dios, él quería llorar- Es un marica. No puede hacer eso con una mujer, no contigo. Las otras me dan igual, tú eres mi prioridad, ¿comprendes?

Asentí.

- No puedes pedirme que no haga algo al respecto -lo entendía, pero algo de mí no quería.
- Esta vez no hagas nada. Si lo vuelve a hacer, si quieres hazlo. Pero no hoy -le pedí, de verdad no iba a soportar que hubiera otro problema hoy.

A duras penas él se resignó. Nos abrazamos y nos quedamos ahí por unos diez minutos. En ese tiempo todo volvió a la normalidad. Incluso pensé en por qué me había puesto tan mal por lo de Jackson, ahora ya no tenía sentido mi comportamiento. Entonces, me eché a reír.

- ¿Qué es tan gracioso? -preguntó mi novio, frunciendo el ceño.
- Creo que exageré, ni siquiera me importa ahora. Tal vez solo fue un momento.
- ¿Un venazo? -rió conmigo.
- Sí. Es extraño.
- Tal vez, solo tenías muchos sentimientos acumulados, y entonces explotaste.
- Puede ser -sonreí ampliamente- Llorar ayuda mucho.
- ¿Sabes algo? Ahora que estás bien, voy a comentarte sobre mis celos. Ese idiota, ¿qué se cree? Lo vi comiéndote con la mirada en el pasillo, bastardo. Hubiera armado una escenita de no ser porque...

Y continuamos hablando sobre él y sus celos ocultos durante aproximadamente cinco minutos. Luego, decidimos que ya era hora de ir a casa. Nos cambiamos a los asientos de adelante, encendimos la radio y escuchamos música. Justin arrancó, y reímos, mientras me contaba una que otra anécdota que le había pasado en el trabajo.

                                                                      _________

Vaya, a rayis sí que le dio un ataque, pero es comprensible, ¿no?
A cualquiera le pasa, ah.
En fin, estoy teniendo problemas para seguir con la novela.
Falta de inspiración, no sé muy bien como seguirla, estoy en proceso.
¡Comenten y voten mucho! Las amo.
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¡Adiós!

17 de agosto de 2014

Capítulo 50 -Por un capricho.



La noche llegó y yo ya me sentía un poco mejor. No lloraba, así que estaba bien. No discutía, así que era aún mejor. Pero estaba castigada, así que no iba a poder hablar con Justin, ni decirle lo que sucedió, ni hacerlo tranquilizar al menos un poco. Y me urgía decirle que seguiría con él, que no nos separaríamos. Que íbamos a estar juntos por mucho tiempo más. Esperaba eso.

Estuve acostada en mi cama, mirando el techo. No me di cuenta cuando ya eran las 12:30am. Más de media noche, obviamente. Y papá y Michelle ya deberían estar durmiendo. Sobretodo papá, que tenía trabajo al otro día, por lo que se me ocurrió una cosa.

Me paré de la cama y abrí la puerta de mi habitación lo más delicadamente posible. Bajé las escaleras, rogando al cielo no hacerlas crujir. Lo que haría no era nada de otro mundo y menos de riesgo, porque papá no sabía nada de internet ni del wi-fi. Encendería ese aparato mágico que brinda internet en la casa. Tomaría mi notebook y me pondría a chatear con Justin. Ooh, joder, que mala soy. Soy la gatilla alegre que no respeta las reglas en: La gatilla alegre que no respeta las reglas. Como Timmy Turner. Que va.

Al rato ya lista, me puse la pijama y me acosté en la cama. Apagué todas las luces, y puse el notebook sobre mis piernas. Abrí google y me conecté a Facebook. No tuve ni necesidad de revisar inicio, porque al principio ya habían algunos estados de Justin que se hacían notar bastante desesperados. Unos cuantos amigos de él le comentaban preguntándole que pasaba, pero él simplemente los dejó ahí, ignorándolos por completo. Esperaba eso de él. No le gustaba hablar con los demás sobre su relación, a menos que sea sobre lo mucho que me ama, cosa que es hermosa. Yo sabía que era por lo que había sucedido hoy, entre nosotros. Y en parte me jodía hacerle sentir así. Entonces, intenté ignorar ese sentimiento y revisé el chat, y, aleluya, estaba conectado. Gracias, Dios.

Chat.
- ¿Justin? ¿Estás ahí? -envié. Y pareció que al más mínimo milisegundo me respondió.
- ¡__, maldita sea! Te estaba esperando, joder, me tenías preocupado -puso carita llorando, y me lo imaginé llorar. No debí hacerlo- ¿Estás bien?
- Sí, estoy bien, creo -respondí, no quería echarme a morir para hacerlo sentir peor- ¿Tú como estás?
- Podría estar mejor, pero ahora mucho mejor que te conectaste. Creí que no lo harías, pero aún así lo hice, por si acaso.
- Eso es considerado de tu parte, amor -puse carita feliz. Porque en realidad estaba sonriendo.
- ¿Amor? ¿No hemos terminado? -ouh, él pensaba eso y casi me da algo. Pero era obvio que sí lo esperaría. Los dos esperábamos eso.
- No, no hemos terminado. Seguimos juntos, aunque no lo creas, mi vida -puse un corazón.
- Mierda, gracias. No sabes lo mal que estuve __, no sabía que carajo pasaría, creí que tu padre te alejaría de mí y yo soy un idiota. No debí haberte estado besando de esa forma en la calle -me sentí mal por su culpabilidad. ¡No era su culpa!
- Justin, yo fui la que lo hizo. Me tiré encima de ti y fui algo... feroz. Fui yo la que arruinó la mentira -sinceré, era cierto.
- Amor, no digas tonterías. Basta. En todo caso no debí seguirte -eso me dio una cierta molestia.
- Tú debías seguirme porque soy tu novia y ya, ¿o no es así?
- Sí, lo es, pero aún así. Yo ocasioné esto, __. Soy el hombre.
- No lo hiciste. Pero ya no hablemos de eso -decidí aliviar las cosas, porque presentía que acabaríamos discutiendo- ¡Seguiremos juntos!
- Y por siempre, shawty, ya vas a ver.
- Sí quiero ver -puse carita feliz.
- Sí quieres te muestro otra cosa :$
- Imbécil jajaja. Maldito.

FinChat.

Y así estuvimos chateando hasta como las dos de la mañana. Yo estaba tranquila, sin nervios a que me descubrieran, porque podía sentir los ronquidos de mi papá desde su habitación. Ese hombre sí que estaba cansado, imaginaba cuanto debió haberle afectado lo que había sucedido hoy. Le mentí, no debí hacerlo, pero él tarde o temprano, de una u otra manera, debía entender que yo crecía, que iba a tener novio, que querría tener una vida verdadera, con más libertad. Y sé que él lo debió intuir. 

                                                                        +++

Ya han pasado unos días. No he vuelto a hablar con papá desde el incidente. No me gusta estar así, me he sentido pésimo por como debe de estar. Michelle dice que está enojado, que cuando se le pasé me volverá a tomar en cuenta. Y yo espero que sea así, quiero pensar que se le pasará y que luego todo volverá a estar como antes. Jamás me llevé perfectamente con él, pero sigue siendo mi padre, y sigo amándolo. 

Mientras tanto, caminaba por los pasillos de la escuela y todo seguía igual que siempre. Paré en mi casillero y dejé mis libros. Me tocaba orientación, así que no tenía que llevar nada. Buena materia, para empezar, porque el profesor era absolutamente relajado. Algunos chicos podían estar rompiendo las paredes, pero él siempre era pasivo o ni siquiera se daba cuenta. Era una buena persona, pero malditamente ingenuo.

- Y bueno, alumnos. Hoy hablaremos sobre los valores. Les entregaré a cada uno esta guía -alzó una hoja de papel tamaño carta y en la otra tenía todas las demás-, en donde está escrita una actividad. Escribirán veinte valores positivos que ustedes posean, y veinte negativos, o al menos, algunos. Les aconsejo que la hagan, porque les puede ayudar mucho para subir todas las calificaciones nefastas que algunos tienen. 

Comenzó a entregar uno por uno, y casi nadie se dignaba a mirar la hoja siquiera. Cuando me dio una a mí, la leí y comencé a pensar en cual de mis valores poner. No era algo que me entusiasmara demasiado, jamás me gustó que alguien sepa cosas que siento que son más especiales si me las guardo. Así que pondría cualquier cosa para no tener mala nota. 

- Oye __, ¿hacemos la guía? -la voz de Roy, tras de mí, me hizo salir de mis pensamientos. Me giré- Ya sabes, Sam y yo... pues, enserio, ya sabes. 
- ¿Ustedes qué? Yo no sé nada -me hice la loca, mientras reía.
- Demonios, ¡lo sabes! -se quejó Sam- Somos un asco en casi todas las materias. De no ser por ti, estaríamos repitiendo el año. ¿Nos ayudas?
- ¿No saben sus valores?
- Claro que sabemos -respondió Roy, poniendo una de sus manos en su pecho, como ofendido- Pero nos da hueva pensar y escribir. Es un trabajo muy duro. Pensamos que, tal vez, podrías escribir algunos tuyos y luego nosotros los copiamos en un orden diferente. 
- Lo haremos contigo, por supuesto -agregó Sam.

Pensaría que ellos solo querían aprovecharse de mi, pero ellos no son de los chicos que solo hacen embarradas. Son como solo ellos, dos amigos que son parecidos y holgazanes cuando quieren. Y también me ayudan en cosas que no sé. Les debía. Nos ayudábamos entre los tres.

Varios minutos después ya faltaba menos para salir a recreo. Habíamos terminado de hacer nuestra guía, pero los demás parecía que ni habían empezado. 

- Ustedes pueden ser mucho más en su vida -hablaba el profesor tranquilamente desde su escritorio, mientras escribía en el libro quién sabe que cosa- Sus valores son muy importantes. Cada uno de ustedes los tiene. Confío en que serán más de lo que son ahora.

Sonreía tan confiado, que daba pena. Miré a su lado, donde cuatro chicos estaban meando de la risa, mientras que uno de ellos tenía la guía en la mano y otro, le encendía fuego con el encendedor. Pero, dios, el olor a quemado comenzó a notarse y el profesor seguía escribiendo, sin darse cuenta. Finalmente, cuando casi no quedaba nada de la hoja, se percató y los obligó, sin insultarlos, a salir de la clase. Ellos lo hicieron, por suerte. Sentí que quería reírme, pero no lo hice, por respeto a ese buen hombre.

                                                                        +++

Ya había terminado la hora del almuerzo, y Sam y Roy habían ido al baño. Yo me preparaba para la siguiente clase, ya que faltaban cinco minutos para que el recreo acabara. Solo dos horas más, y me iría a casa, al fin. 

Terminé mi manzana mientras cogía mi cuaderno, me giré dejando la puerta abierta del casillero y casi choco con un chico.

- Señorita, ¿ya acabó? Digo, para tirarlo a la basura -casi me derretía. Era increíble lo que podía lograr su mirada. 

Bastó que solo me dirigiera la palabra para que algunas chicas que estaban por los alrededores se nos quedaran viendo. A él lo miraban con lujuria, pero a mí, como si nada. Y eso me hacía reír. Yo tenía toda su atención, y era lo único que importaba.

- Oh, sí, acabé -sonreí tratando de no sonrojarme mucho. Sentía mis manos temblar, y quería golpearme por eso, por dios, ¡era mi novio, no otra cosa!- ¿Pero no debería ir eso en el tiesto de compost?
- Traeré ese tiesto, si lo desea. Sería capaz de traer el de la siguiente calle, si quiere -demonios, lo amaba.
- Gracias, pero no. No quiero abusar.
- Abuse y peque conmigo si gusta, yo encantado -casi se me salieron los ojos de la impresión y me puse como tomate. Él coqueteaba conmigo y no le importaba que se dieran cuenta. Miré hacia las chicas mironas, y ellas tenían la boca, literalmente, por el piso.

Antes de que pudiera responder, la chica de mi salón, Brenda, o como se llame, esa que nombró el profesor, se puso entre nosotros. Y Justin la miró algo molesto, sabía que no le gustaba que nos interrumpieran cuando estábamos en algo, menos aquí, en donde tenemos que fingir que no pasa nada y que no nos conocemos. 

- Justin Bieber, casi termino mi banana -llevó la estúpida banana, que le quedaba hasta por la mitad, y se la metió a la boca. Y comenzó a lamerla. Parecía que estuviera chupando el órgano genital masculino o mejor dicho pene. Maldita vulgar. Luego la masticó y se la tragó. Alzó la cáscara- ¿Podría traer el tiesto de compost para mí? 

Justin la miraba atónito y fuera de sí.

- Que asco, creo que jamás volveré a comer un plátano. Para que sepas, la palabra banana no te hace volver sexy, y esa cara que has puesto... Dios, un poco más y luces como un simio en celo. Ve a buscar el maldito tiesto tú. No te mereces mi respeto. Deberías aprender de la señorita -me apuntó y luego acercó el tiesto hacia mí- El resto de su manzana, linda. Y yo mismo lo llevaré al compost, se lo aseguro.

La pobre chica, parecía que hubieran arrancado su ego y lo hubieran pisoteado en el piso. Se fue corriendo hacia sus amigas, tocando su cara roja, mientras buscaba apoyo moral con sus amigas plásticas. 
Sonrió coqueto y me guiñó un ojo. Sonreí encantada y lancé la cosa dentro. Le miré mientras se giraba y alejaba, caminando con todo el estilo que solo él podía tener. Y era todo mío.

                                                            ____________

Lamento la tardanza, lindas. Pero siempre las tengo en mente.
Las amo mucho. ¿Cómo han estado? ¿qué cosa les ha ocurrido?
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¡Un beso! Ah y por cierto, no piensen que dejaré la novela.
¡Eso ni hablar!
¡Chao!