16 de enero de 2015

Capítulo cinco - Fresa con Chocolate.



Cristal

No sé que es lo que pasa. Drew no sale nunca de casa. Han pasado bastantes días, incluso unas tres o cuatro semanas, y no logro que salga ni por el más mínimo segundo. Ya no va a clubes, ni a fiestas, ni siquiera sale por las tardes. Cada día, después de la universidad, se encierra en su habitación a hacer sus deberes y a dibujar.

No es tan malo. Gracias a esto, me he dado cuenta de que, en realidad, no tengo por qué meterme en su vida. Tenía razón. Él es libre de hacer lo que le de la gana. Yo también soy libre de eso. No soy su madre, soy su hermana. Si algo malo sucede, le diré a mamá o a papá. Porque cometí el error de nunca decirles nada. Ahora no lo haré de nuevo. 

Al terminar de pensar en eso, apago el despertador de mi celular. Como siempre, antes de que suene. Me pongo las zapatillas de dormir y voy hacia el baño. Milagrosamente, mi fastidioso hermano mayor aún no se ha levantado, así que tengo todo para mí sola, sin apuros, ni interrupciones.

Me ducho, me seco el cabello, me pongo el uniforme del instituto, para luego hacer una fina línea con delineador negro muy pegada a mis pestañas superiores, y luego las cubro con rimel. Sinceramente, sólo uso el delineador cuando tengo ganas. No sé, otras veces se me hace pesado.

- ¡Cristal! -comienzan a golpear la puerta- ¡Maldita sea, sal pronto!
- ¡Habla más bajo, Drew! -le pido- ¡Despertarás a mamá y a papá!
- No sabes lo poco que me interesa, ¡Sal ya o llegaré tarde a la universidad!
- ¿Por qué siempre arruinas mis mañanas? ¡Te despiertas como un ogro!
- ¡Te he dicho que salgas! -es lo único que me dice, porque ignoró mis palabras. 

Termino saliendo cinco minutos después, solo para hacerlo fastidiar. Cuando abro la puerta para hacerlo, no alcanzo ni a reaccionar cuando me doy cuenta de que me pasa su lengua por la mitad de mi cara, dejándome llena de su asquerosa saliva. Lanzo un grito, pero me callo al instante, porque no quiero que mis padres se despierten y me digan lo histérica que soy. Me empuja y se encierra en el baño.

Desesperada, bajo las escaleras hasta el primer piso. Corro hacia el lavaplatos y me lavo lo más que puedo. Que asco, santo Dios. Quiero vomitar. ¡Es un neardental! Miserable, lo odio, lo odio a más no poder. ¿Por qué me ha tocado un hermano así?

Siento unos pequeños golpecitos en la puerta. Cierro la llave. Creo que he escuchado mal, pero justo entonces, vuelven a golpear. Así que salgo de la cocina, ¿Quién será a esta hora? Jamás nadie viene a casa así, menos en día de escuela, y tan temprano por la mañana.

Abro, y me quedo pasmada al ver al mismo tipo que vino el otro día. Seth. Definitivamente, no esperé verlo tan pronto. O tal vez sí. Bueno, ya ha pasado un mes. Otros días sé que ha venido, pero es cuando yo estoy en mis tiempos de relajación extrema, estando en la ducha y luego en mi habitación. Me enteraba de que venía cuando ya se iba. Según Drew, nunca estaba más de media hora. La cosa es que estos días no pensé en nada de eso, ni sobre él, ni en sobre su existencia, ni en sus hábitos que no son para nada buenos.

No me quedo a analizar la situación ni por un solo segundo. Simplemente me giro y me devuelvo a preparar mi desayuno. Siento que cierran la puerta a mis espaldas. Ya ha entrado. Seguro se queda en la sala. No me molestará. Si se queda en silencio, todo estará bien. No tengo por qué preocuparme.

Yo misma me di cuenta hoy de que no podía seguir metiéndome tanto en la vida de Drew. Por supuesto que, cuando lo hice, no creí que este mismo tipo vendría justo hoy. ¿Acaso el gran Dios me está poniendo a prueba? ¡Qué hice yo!

Tomo mi tazón del mueble y saco mi leche del refrigerador, y cuando me doy la vuelta, el tipo está sentado en la mesa de la cocina, mirándome. Me sobresalto al notar su presencia. Pero, sin embargo, camino hacia la mesa, y me siento lo más alejada de él que se me hace posible.

Me echo leche en el tazón, luego los cereales, y comienzo a desayunar. El ambiente está tenso. Es un silencio completamente incómodo, que jamás, nunca antes, había sentido. Pero como ninguno de los dos habla en ninguna ocasión, voy relajándome, hasta que ya me quedo más tranquila. Ninguno de los dos tiene la intención de hablar con el otro, así que está bien. Es necesario dejar en claro que: Yo. Nunca. Siento. Incomodidad. Con. Un. Hombre.

Por eso mismo se me hace extraño que esté dándome este sentimiento justo ahora. Sé que me mira cada cierto tiempo. Y como no habla se me hace aún más incómodo. Eso me hace rodar los ojos. Me comienza a molestar. ¿Serán mis hormonas? Ahora que me acuerdo, se me acerca el período. Puede que sea eso.

Cuando estoy a unas cuantas cucharadas de terminar de comer, entra Drew en la cocina. Su sorpresa al ver a su gran nuevo amigo, es la misma que la mía, pero él sonreía como si se conocieran de toda la vida, y como si nunca hubiera sido un amargado conmigo, cuando salí del baño hace un momento.

- ¡Seth, hermano! -se chocan los puños, muy animados- ¿Tan temprano llegaste?
- Son las siete diez. La cosa era a las siete en punto, hombre -responde.

Su voz era un poco oscura, o mejor dicho, ronca. Me llamó la atención. Seguramente tenía la misma edad que Drew, pero sus voces eran completamente diferentes. La de mi hermano era igual grave, pero nada de ronca. Más bien, la de este tal Seth era más madura, y la de mi hermano, una más inmadura. ¿Me expreso bien? No lo creo.

- Lo siento, es que ciertas molestias se demoran un siglo en el mugriento baño, sólo para verse al espejo por horas, ¿Cierto, Cristal? -me pregunta. Lo fulmino con la mirada. Ruedo los ojos y miro hacia otro lado.

Pongo mi última cucharada de desayuno en mi boca, me pongo de pie y camino hacia la salida de la cocina. En eso, justo al pasar por el lado de Drew, me empuja dándome un ligero codazo en las costillas.

- ¿Ahora me ignoras? -pregunta, riéndose de mí.
- ¡Te odio! -exploto, furiosa de lo que hace. Furiosa de su presencia, y del otro que lo acompaña.
- ¡Creída! -comienza a sacarme la lengua. Su amigo, Seth, sonríe como si fuera lo más gracioso del mundo y eso solo hace que me ponga aún más furiosa.
- ¡Australopithecus! -lo insulto.
- ¿Qué has dicho? -se pone la mano en la oreja, haciéndose el que no sabe nada, o haciéndose el sordo.
- ¿No sabes nada de historia, Drew? ¿No era que estudias Artes? Para eso, necesitas saber, al menos, un poco de historia. Hasta un Australopithecus es más avanzado que tú.
- Eres una molestia en el trasero, y encima una nerd.
- No me interesa lo que me digas -escupo- Baboso.
- Víbora.

Salgo de ahí, me voy hacia el segundo piso y entro al baño. Me cepillo los dientes. Saco de mi estuche uno de mis delineadores de labios. Elijo el color rojo, para el día de hoy. Cuando lo pongo en mis labios y lo difumino para que no quede cargado, salgo de ahí y voy a por mi mochila que está en mi cuarto. Cuando estoy de vuelta al primer piso, son justo las siete y veinte, así que es hora de ir a clases.

Salgo a la calle y Drew está arriba del mismo auto color negro del otro día. Está sentado en el asiento de copiloto y el famoso Seth está en el lado del conductor. Dejo de mirarlos y me dispongo a caminar, para ir a la parada del autobús.

- ¡Cristal! -me llama mi hermano. Dudo un momento, pero me detengo, y lo miro- ¿Quieres que pasemos a dejarte al instituto?

No me molesto en gastar mi hermosa voz, con él. Me doy la vuelta, para ir a la parada. Jamás me iré con ellos. Nunca en mi vida. Menos ahora, que Drew hace como si no me hubiera puesto de los nervios toda la mañana. Lamentablemente, puedo decir que las mañanas ya no están siendo mi parte favorita del día. Antes eran la mejor parte. Ahora, no estoy tan segura.

- ¡Cristal, te estoy hablando! -vuelve a llamarme. Pero sigo caminando. Oigo que maldice en voz alta- Como quieras.

Eso es lo último que oigo, porque de un momento a otro ya están muy por delante de mí, yéndose en el auto, hasta que ya no los veo. Menudos tipos. Menudas basuras humanas. Menudos cretinos, que se creen, de seguro, lo más genial del universo sólo por andar en un auto que muchos podrían desear. La cosa es, que a mí me importa muy poco eso.

+++

Al otro día, pasa lo que no me esperaba. Vuelven a golpear la puerta cuando estoy por prepararme el desayuno. Era el gran amigo de mi hermano, otra vez. Así que hago lo mismo que el día anterior, y paso de él, como si no estuviera. Como si mi única compañía fuese la soledad. La soledad que a estas horas tanto necesito.

Los días van pasando, y yo sigo incómoda con la presencia de Seth. Cada mañana viene a casa, le abro la puerta, entra y se sienta en la mesa de la cocina, mientras yo desayuno. Nunca me habla. Nunca le hablo, tampoco. Ambos pasamos, el uno del otro. Se crea una atmósfera bastante tensa. ¿Por qué tiene que venir? Digo, podría quedarse sentado en la sala, pero no. ¡Tiene que quedarse justo en donde yo!

Le comenté esto a Fabiola, y me dice que es mejor así. Preferible eso, a que me moleste, me humille o se burle de mí. Aunque lo hace indirectamente, porque ríe cuando Drew me insulta o me dice cosas y yo me defiendo y lo enfrento con las mismas malas intenciones, diciéndole cosas que lo ofenden.

Sinceramente, me gusta que eso pase. Me refiero a que nos ignoremos. No es como con Alejandro o con Drew, que nada más se me acercan y mi mañana se arruina, porque nos ponemos a gritarnos. Siento que, de alguna manera, Seth me da esa mañana calmada y silenciosa que me gusta tener, a pesar de que él esté presente, y yo no esté sola. Eso es bueno. Y se lo agradecería, si lo conociera, y si me interesara querer hablarle. ¡Aún así quisiera que no viniera! Este esfuerzo mío de no meterme en la vida de mi hermano se está volviendo un atraco, ¡Enserio!

Hoy es viernes. Llegué a las dos de la tarde del colegio. Este día siempre salgo más temprano, cosa que es maravillosa. Me tiro al sofá de un salto como un saco de patatas, y suspiro, llena de alegría.

- ¡Mamá! -siento que Drew grita, mientras baja las escaleras.
- ¿Qué haces aquí? -le pregunto, incorporándome- Deberías estar en la universidad.
- Oh, hola. Pues hoy es viernes. Los viernes, salgo mucho más temprano. Solo tengo clase hasta las doce -responde, y de pronto, me mira mal- ¿Pero a ti qué te importa? ¿Te pagan por metiche? ¿Y qué hago contándote mis cosas?
- Eres tan fácil, hermano -sonrío, victoriosa- Siempre me das lo que quiero. Te tengo en la palma de mi mano.
- ¡Quisieras! -es lo último que me dice, para luego seguir gritando, yéndose a la cocina- ¡Mamá! ¿Puedo salir hoy?

Mi sensor se pone en marcha. ¿Drew quiere salir? ¡Es la señal! De inmediato me levanto del sofá y corro hacia la cocina. Mamá está abriendo una lechuga, mientras enjuaga sus hojas en el lavaplatos.

- No lo sé. Es viernes -le responde ella.
- ¿Por qué no lo sabes? Tengo veinte años, ¿Lo olvidas? -se cruza de brazos, y se apoya contra la mesa- Soy un adulto. Puedo hacer lo que quiera.
- Harás lo que quieras cuando vivas en tu propia casa, Drew -es lo único que le dice mamá a eso, con completo desinterés, lo que me hace querer reír.
- ¡Solo quiero salir! -exclama mi hermano- Me he portado bien, tengo buenas calificaciones en la universidad. Solo quiero ir con los chicos a una tarde de viernes. Hemos quedado en juntarnos el último día de clases de la semana, a pasarla bien un rato.
- ¿A donde irás?
- Al centro, mamá. O a casa de Seth. No lo sé.
- No quiero que vayas a fiestas, ¿Está claro?
- No iré a fiestas. Llegaré antes de que oscurezca. Vamos, ¿Me dejas?

Mamá lo piensa por unos minutos, pero termina accediendo. Yo estoy llena de felicidad en mi interior. Subo a mi habitación y de inmediato llamo a Fabiola. Ella, como suele hacerlo, tarda en contestar. Yo estoy de pie delante de mi escritorio, alzando y bajando mi pie, haciéndolo sonar con el choque contra el piso.

- ¿Aló? -contesta.
- ¡Fabiola! -grito, aún más feliz de lo que ya estaba- ¡No creerás lo que pasó!
- ¿Qué pasó? -pregunta. Noto que su voz suena algo soñolienta.
- No puede ser, mujer. ¿No me digas que apenas llegaste a tu casa te has dormido?
- Algo así -suelta una que otra carcajada perezosa- Estaba muy cansada.
- No me he dado cuenta, fíjate -le digo sarcásticamente- Hoy por poco te dormías en el instituto. De no ser por mí, tu cara aterrizaba directo contra la mesa.
- Gracias por eso -me dice, soltando un bostezo- Eres mi héroe.
- ¡Lo que sea! ¡No creerás lo que pasó! -repito.
- Ya, bueno. Dime lo que ha pasado.
- ¡Drew quiere salir! -le cuento, sin quitar mi entusiasmo. Ella se queda callada. Yo hago lo mismo, esperando a que reaccione.
- ¿Lo dices de verdad? -habla por fin- ¿Qué le ha dado por salir?
- Tiene una junta con sus mugrientos amigos hoy en la tarde. Al parecer, lo harán cada viernes. ¡Eso significa que cada viernes podría ser tarde de chicas!
- ¡Eso es genial! -de una vez por todas, muestra entusiasmo y es como si se le hubiera quitado el sueño. Somos unas pobres amigas completamente desesperadas- ¿Significa que puedo ir hoy mismo?
- ¡Claro!
- ¡Perfecto, iré! Nada más deja que almuerce, y me voy para tu casa. Oh, pero avísame cuando se vaya tu hermano, para así no ir antes.
- Bueno. ¡Te espero! ¡Adiós!
- ¡Adiós! -y me corta.

Cuando mamá termina de hacer la comida, todos nos sentamos en la mesa. Papá está con nosotros. Le ha tocado día libre, por lo que se quedará todo el día. Lo bueno es que duerme toda la tarde, siempre. Su voz no se escucha, por lo que todo estará muy relajado.

Cuando Drew se va, llamo a Fabiola, y ella me dice que saldrá de inmediato de su casa, camino hacia acá. Una hora después, ya está en mi casa. Papá y mamá están en la sala de estar. Cuando la ven entrar, se sorprenden. De inmediato se muestran felices por su presencia. Ella les agradó desde el momento en que se conocieron.

- ¡Fabiola, hija! -mamá se acerca a ella, y la besa en la mejilla- ¿Cómo has estado? ¡Hace mucho que no te veía!
- Muy bien, señora. ¿Cómo está usted? -le pregunta mi amiga, muy tímida.
- Aw, cosita. Eres un cielo de chica. ¡Cristal, voy a regañarte! -me apunta con su dedo, amenazante- ¿Por qué nunca la habías invitado?
- Es cierto, nunca antes lo hiciste -se incluye papá en la conversación. Éste se acerca a ella, y la besa en la mejilla- Mucho gusto de verte de nuevo, Fabiola.
- Lo mismo digo -le responde.
- Sobre eso -hablo yo, ahora- Con Fabiola habíamos quedado en que ella viniera más seguido, y hacer pijamadas, o ver películas en las tardes. Cosas así. ¿Está bien eso?
- ¡Por supuesto! Confío plenamente en ustedes dos juntas, sobretodo si es aquí en casa, en donde están a salvo -nos dice mamá- Todo es diferente allá afuera, en la calle.
- Tu mamá tiene razón -la apoya papá- No faltaría el maniático que las ve y las secuestra, las viola, o incluso las mata. ¡Esas cosas están muy vistas hoy en día! No quiero ni imaginarlo.
- Sí, ya, de acuerdo. Está bien, tienen razón -intento terminar la conversación- Vamos a estar arriba, en mi cuarto.

Como si nos faltaran piernas, subimos arriba, tan rápido como podemos. Cierro la puerta y nos quedamos mirando, sin quitar la sonrisa de nuestras caras. Bajo mi mirada a las manos de Fabiola. Tiene una bolsa en cada una.

- ¿Qué traes ahí? -pregunto, llena de curiosidad.
- Ah, sí -baja la mirada hacia ellas. Camina hacia mi cama, y las deja encima- Sobre eso. Papá me dio un poco de dinero, así que...

Mete una mano dentro de una de las bolsas, y saca un enorme paquete de patatas fritas. Mete la mano a la otra, y hay un paquete del mismo tamaño, pero ahora con nachos. Mi sorpresa es grande, y siento que se me hace agua la boca.

- Lo que tú quieres es engordarme hasta que estalle, ¡Es delicioso! -alzo la voz.
- ¡Sí, lo es! -exclama, sin quitar su sonrisa- Y no me vengas con cosas de que no quieres comer, o con que ya estás llena nada más al probar un poco. Cada vez que yo venga, vamos a comer chatarras, te guste o no.
- Estoy de acuerdo -acepto, igual de sonriente que ella.

La tomo de la mano, nos quitamos los zapatos y nos subimos en la cama. Juntas, comenzamos a saltar como dos verdaderas locas, mientras reímos a carcajadas, como nunca antes lo hemos hecho. Ninguna de las dos puede creerlo. Para cualquier persona, que una amiga esté en su casa es algo completamente normal. Pero para nosotras, es como una oportunidad escasa e inigualable. ¡Es perfecto!

Cuando nos cansamos de saltar, terminamos rendidas en la cama. Nuestras sonrisas aún están en nuestras caras, y regulamos nuestras respiraciones. Por fin paramos de reír, y nos quedamos viendo el techo detenidamente, como si lo viésemos por primera vez.

- Somos unas penosas -comenta Fabiola.
- Sí, lo somos. Damos tanta pena. Parecemos niñas de cinco años.
- Estoy de acuerdo.
- Cualquiera se burlaría de nosotras -agrego.
- Lo bueno es que no hay nadie.
- Sí. Pero bueno, ¿Vemos una película? -propongo.
- ¡Claro! -contesta de inmediato, y nos sentamos en la cama- ¿Una llena de amor, tragedia, sufrimiento, con lágrimas contenidas que no nos atrevamos a derramar y masoquismo puro?
- ¡Te lo aseguro!
- ¡Sí! -celebra, alzando los brazos.
- Aish -finjo llorar- Había deseado tanto este día. ¿Crees que sea algo tonto?
- No, no lo es -finge llorar también- Yo también lo deseaba. Te quiero tanto.
- ¡Yo a ti más!
- Ambas -concluye.

Y luego de eso, abrimos los paquetes de chatarra, no sin antes yo traer bebidas del primer piso. Cierro la cortina, nos acurrucamos en medio de la cama, y vemos películas comiendo como unas salvajes. Días así, son de los que no se olvidan, jamás, pero jamás. 

♥♥♥

¡Capítulo largo! Espero que se hayan dado cuenta. No sé, yo lo encontré más largo que los otros. Pero bueno, quería agradecer por los comentarios, por su apoyo, ya saben, lo que siempre me gusta decirles. Oh, y no sé si se han dado dado cuenta de esta otra cosa, pero... ¡El blog superó las 800.000 visitas! No puedo creerlo, ¡Estoy tan feliz! Aún recuerdo los primeros días de mi blog. Tenía poquísimas visitas, de hecho me daba pena, pero con el tiempo ha crecido tanto, y no puedo imaginar si algún día abandono este blog. Se ha vuelto parte de mí, saben. En ocasiones no entiendo cómo pueden haber personas que abandonan su blog y se van así como si nada a wattpad, dejando el blog sin uso alguno, sólo porque ahí es más fácil que se lea una novela, porque, al menos yo, me encariño con lo que he empezado y crecido, tanto que no sé cómo explicarlo. Es sólo mi opinión, eh. ¡Un beso a todas! ¡Las adoro! No olviden, +5 comentarios para que suba el martes. ¡Adiós!



10 comentarios:

  1. me gusto mucho este capitulo por fin pudo llevar a su amiga a la casa jajajaja
    Pd: siguela...Claro que me di cuenta de que fue largo el capitulo porq mi mama me dijo que me saliera rapido jajaja me alegraste el dia hoy enserio siempre te vamos a apoyar nunca lo olvides :p ... si tienes 800.000 visitas es porque lo estas hacien bien te felicito..? BESOS bella se te quiere bye

    ResponderEliminar
  2. oye tu dijiste que querias subir un dia mas aparte del martes y viernes, y ese dia puede ser el domingooooo , esque tengo ganas de leer el otro cap yaa
    Piensaloo plissss
    Besusss <3<3<3<3

    ResponderEliminar
  3. Hola, corazón!
    Ya era momento de que Drew se fuera para que Fabiola pudiera ir a la casa de Cristal -.-
    Yo no sé cómo hacen para convivir uno con el otro (Drew y Cristal), si yo tuviera una relación así me iría de mi casa, jajajaja. Y ese Justin mmmmm que se trae entre manos que no le da ni la hora a Cristal ¬¬ A ver cuándo se ponen a hablar, quiero saber si se ponen a discutir o se llevan bien, porque con Cristal nunca se sabe(!!!)
    Oh, y felicidades por la gran cantidad de visitas!
    Beeesos!

    ResponderEliminar
  4. Qué lindo,me encantó!! Sube pronto:)

    ResponderEliminar
  5. Nueva lectora! Por favor siguela quiero saber si Drew y Fabi acaban juntos jajaja besitos enormes<3

    ResponderEliminar
  6. Holaa amo tu novela por favor siguela prontoo besos enormes!
    Kate-

    ResponderEliminar
  7. Awww me hcisite sonrreir tanto con la ultima parte, fue tan tierna <3. Perdon por no comentar en el capitulo anterior :C ¡Sorry¡.
    Creo que estamos -Todas tus lectoras- coemnzando a entender un poco mas a cristal, quiero decir, hay cosas que dice o hace que me parecen mal, pero entiendo porque las hace haci que no me hace odiarla o algo por el estilo.
    No se porque, pero estoy ansiosa por saber que pasara cuando drew y fabiola se conoscan, me parece que va a ser muyy divertido :D
    Aun justin y cristal no han hablado pero yo creo que cuando lo hagan ella cambiara su parecer sobre el.
    Me gusto muchisimo el capitulo, espero ansiosa el proximo. Besos.

    ResponderEliminar
  8. Estubo demás,me gusto muchisimo! Subii el domingo también como dijeron por ahí ;)

    ResponderEliminar
  9. Hola! Me gusto mucho el capitulo.
    No comenté en el último porque entré tarde en mi cuenta pero quiero que sepas que lo leí desde el principio :)
    Besos enormes y espero que la sigas pronto<3

    ResponderEliminar
  10. Seguilaa! Me gustó muchísimo el cap :) De Vale :D (Soy nueva lectora)

    ResponderEliminar