29 de noviembre de 2013

Capítulo 17 -Por un capricho.




No, de seguro había escuchado mal. No puede ser, ¡por supuesto que no! Dios… mi cabeza da vueltas… ¿qué me sucede? Estoy confundida, demasiado. No puedo explicarlo, ¿por qué tengo que ilusionarme tanto? ¿ha dicho eso en realidad?


- ¿Qué? –quería confirmar eso que supuestamente había escuchado.
- Lo que has oído. Que me gustas.



Vaya. Sí. En realidad lo había escuchado. Él acaba de decir que yo, __ __, le gusto. Ha dicho que le gusto… ¡ha dicho que le gusto! No puedo dejar de repetirlo en mi mente, ¡por que él ha dicho que yo le gusto! 
¿Pero y si todo esto solo es una cruel mentira? ¿o si él solo está confundido y piensa que le atraigo pero en realidad no es así? ¿y si solamente significo como una amiga para él pero no lo sabe?



- __, reacciona –me hizo sobresaltar, se veía algo preocupado- ¿estás bien? Yo… 
- Estoy bien, tranquilo –le interrumpí en voz bajando mi mirada hacia la bandeja de comida. No sabía qué decir, me sentía como una completa tonta en ese instante.
- Lo siento, he sido un aventado, yo… no debí decirte eso, creo que… ¿sabes qué? Olvídalo, no sé lo que dije, solo… volvamos a casa.



“Olvídalo, no sé lo que dije, solo… volvamos a casa” Esas palabras bastaron para que todo mi interior se desmoronara. No hizo falta más, esas simples palabras lo lograron.
Lo sabía, jamás debí tener falsos pensamientos. ¿Cómo se me pudo ocurrir tal cosa? ¿cómo se me ocurrió que él se fijaría en mí? Soy tan estúpida, ¡detesto todo esto! ¿Por qué tiene que jugar con mis sentimientos? ¿qué no tiene corazón?



El camino a casa fue en completo silencio. Me senté en el asiento de copiloto y tuve la cabeza apoyada en la ventana todo el tiempo. Me esforzaba con la vida para no llorar, quería hacerlo, pero no debía. No iba a mostrarle lo mucho que me dolió, siendo que para él solo fue un juego tan simple que de seguro “olvidaría en dos minutos”.



Al llegar, no lo miré, ni nada. Abrió la puerta de la casa e inmediatamente subí las escaleras y me fui corriendo a la habitación que su padre me había prestado. No quise dar un portazo, aunque no me faltaban las ganas. Puse el seguro lo más rápido que pude y me tiré a la cama, a llorar. ¿Por qué todos los hombres que he conocido hasta ahora son tan idiotas? ¿por qué siempre me dañan de alguna forma? Justin no me ha dañado físicamente como lo hacían los otros al besarme como unos salvajes aprovechados, si no que me ha dañado mucho peor… él ha destrozado mis sentimientos… destrozó mi amor… todo. Absolutamente todo mi ser. Y yo que me quejaba de Sam con sus comentarios pervertidos y depravados, pero a pesar de eso siempre estuvo conmigo y jamás me lastimó. 



Lloraba como si no hubiese mañana, definitivamente había sido mi primer corazón roto, desgarrado junto con todo lo malo. Me arrepentía de haber tenido que salir del local a buscar un puto baño. Sí, un puto baño de mierdas. Se acabó la __ educada que no decía ni una sola palabrota, ¡ella ya no existe y no existirá más! Me esforzaré al máximo por no ser la tonta a la que todos pasan a llevar y juegan con ella, haciéndola sentir mal y dañándola como si fuera un juguete, ¡porque no soy uno! Soy una persona. Está bien, quizás lo que sentí simplemente no fue correspondido, ¿pero jugar con ello? Se ha pasado.

Miré la bolsa mediana que tenía sujeta de mi mano, que contenía casi toda la comida que habíamos comprado, porque no alcanzamos a terminar ni una porción y nos regresamos. La abrí, encendí la televisión y comencé a comer. Parecía una de esas chicas enamoradas que sufrían y comían a más no poder. Que va, era una de ellas. Me sentía así. Lloraba y comía, era lo único que hacía. Y para más, estaba viendo Disney channel, ese programa “Buena suerte, Charlie” donde justo el capítulo era en el que Teddy rompía con Spencer, luego de que este le fuera infiel y le destrozara el corazón. 


Desperté. No tardé más de cinco segundos en sentir un fuerte dolor de cabeza. Estaba fatal. Llevé mi mano hacia mi celular que se encontraba en la mesita de noche, para poder ver la hora. Eran las 09:30am. Se notaba que había un sol enorme allá afuera, porque los rayos de luz atravesaban notablemente la ventana, a pesar de que esta tuviera una cortina. 

Me levanté de la cama, ni tan brusco ni tan despacio, pero me dio un mareo. Bien, tendría que soportar esto por horas, no podía hacer nada después de todo lo que lloré anoche. Entonces, caminé al espejo y me miré. Mis ojos estaban tan hinchados que parecían dos canicas. Tomé la liga que se encontraba en mi muñeca y sin peinarme siquiera, me hice una coleta. Como sin querer había dormido vestida, tomé mi celular, nada más que eso y salí de la habitación sigilosamente, tratando de hacer el menor ruido posible. Bajé las escaleras, salí por la puerta y me fui.


Si debo ser sincera, les diré que no me interesaba salir toda desarreglada, con ojeras y lagañas en la cara. Lo que menos me importaba era mi apariencia, solo quería irme de esa casa y no volver más. 


Por fin llegué, toqué el citófono y esperé a que alguien contestara. Rogaba al cielo que se encontrara en casa. Vamos, no puede ser que yo tenga tan mala suerte como para no lograr algo como esto.


- ¿Diga? –gracias al cielo.

- Dakota, soy __ -le saludé.

- ¡Oh dios, __! –me saludó emocionada, haciéndome sonreír- ¿cómo estás? Te abro enseguida.


El sonido del “ring” de al puerta automática no tardó en hacerse notar, así que sin pensarlo dos veces la abrí, entré, la cerré y me fui hacia la entrada de su casa. Como esta otra puerta estaba abierta, entré como si nada. Pues como ya les dije antes, era como mi segundo hogar y tanto como su mamá y ella siempre me admitían con mucho cariño y alegría. Justo ahí ella bajó por las escaleras.


- ¡Amiga, te extrañé! Debes de estar… -desvió su mirada hacia mi cara- Diablos, te ves horrible. 


Me reí ante su expresión de horror y confusión. No iba a ofenderme, pues sabía que era cierto. Agradecía que ella me hiciera reír al menos con este tipo de cosas. Pero a pesar de cómo lucía, ella me abrazó de todas maneras y me transmitió mucho apoyo en ese abrazo. Fue algo largo, porque bueno, ella sabía que algo me pasaba, aunque no supiera qué era. Quería llorar, lo admito.


- ¿Qué es lo que te ha pasado? –me preguntó al deshacer ese afecto físico demostrativo, tomando mi cara por las mejillas- Tú y tu padre…

- No, no ha sido mi padre – interrumpí lamentando. Era tanta la pena que habría preferido que fuera con él en lugar de… el otro. 

- ¿Entonces? –ella no entendía nada.

- Ha sido Justin… -confesé, ya no quería ocultarle lo que estaba sucediendo en mi vida estoy días.

- ¿Ah? ¿y quién es ese? 


Tomó mi mano y me llevó hasta el sofá. Me senté, mientras esperé a que ella fuera a la cocina y volviera con un plato de galletas y dos vasos de leche. Juntas comenzamos a comer mientras yo le contaba toda la historia, todo lo que sentía y todo lo que él me había hecho sentir, tanto lo hermoso como lo malo. Hasta lloré algunas ocasiones, pero ella siempre estuvo ahí escuchándome y secándome las lágrimas. Jamás encontraría a otra amiga tan buena como ella. Jamás.


- __, lo siento tanto –acarició mi espalda, dando unas palmaditas- Yo de verdad quería que conocieras a un chico, pero no quería que te lastimaran, y mucho menos tan antes de que, ya sabes, estuvieran juntos… -me dijo haciendo notar que se había deprimido.

- De todos modos jamás íbamos a estar juntos –sequé una última lágrima que caía.

- ¿Por qué lo dices? –no estoy explicando muy bien lo que digo.

- Porque él es un chico serio, galán, arriesgado y con tonelada de chicas tras él. Y yo, en cambio, soy una tonta a la que le da nervios y vergüenza todo, que no sabe defenderse y que llora por todo. No soy nada comparada con él, soy un asco.

- Tú sí que estás loca –me miró con algo de molesta, yo también la miré- ¿Eso que tiene que ver? Eres una chica linda, dulce y bien deseada por varios chicos, ¡muchos me han dicho que les gustas pero que no te diga nada! Aunque sabes que igual te lo termino contando. Y eres sincera, divertida cuando quieres y lo más importante, es que eres tú misma. Has sido muy fuerte en muchos aspectos, __, y me da rabia que no sepas valorarte como la increíble persona que en realidad eres. Yo te admiro, siempre lo he hecho y te lo he dicho un montón de veces. Y si yo fuera un chico, preferiría mil veces a una “tonta” como tú y yo, que a una zorra de esas que suelen andar tras de ellos. Si él no logra darse cuenta de la impecable mujer que tiene en frente, significa que no vale la pena. Así que si por algún mínimo momento has pensado en volverte como una de ellas, espero que reacciones y que ni por un segundo de tu vida se te vuelva a pasar tal cosa por la cabeza. Eres perfecta tal y como eres –puedo jurar que ella con estas palabras me había subido el autoestima, no sé cuando dure, pero lo estaba haciendo- ¿Sabes qué es lo que pienso? Creo que le gustas, enserio, muy enserio. Pero tú misma has dicho que es serio y que no había tenido intenciones en tener algo con otra chica antes de ti, ¡incluso eres la única a la que ha aceptado llevar en su auto! Tal vez al confesarte sus sentimientos, se sintió tonto por el momento en que decidió decírtelo, ya que ambos estaban molestos. 

- ¿Tú crees? –cuestioné.

- Sí, esto es lo que creo. Creo que él está hasta los huevos de loco por ti.

- ¡Ah, Dakota! –le di un puñete en el hombro, haciendo que ambas riéramos.

- ¡Es la verdad! –insistió sin parar de hacerlo- Pero anda, ¿qué te parece si pasamos una tarde de amigas? Vamos de compras, tomamos un helado, y lo pasaremos bien.

- Me parece perfecto, ¡claro que sí! Pero antes, ¿me prestas tu baño? Quiero ducharme y arreglarme –hice una mueca.

- Por supuesto, anda.


Nos paramos del sofá y subimos las escaleras. Fuimos a su habitación. Buscó ropa limpia y una toalla para poder ducharme, junto con unas sandalias. En pocos minutos ya me encontraba con el agua tibia recorriendo mi cuerpo.



                                   _________________



¿Qué les ha parecido? Probablemente un poco aburrido, mucha escritura, ya saben, y menos Justin. Pero era necesario, chicas. Ya verán que el próximo capítulo estará mucho mejor. Y quizás suba el fin de semana, porque no tengo clases hasta el miércoles. ¡Comenten y voten mucho! En la próxima entrada contestaré las preguntas que algunas de ustedes han hecho. Pero en realidad preferiría que preguntaran por ask, porque así no me enredo por aquí, de verdad que sería más fácil. ¡Un beso a todas! Subiré pronto :3

¡Adiós!



24 de noviembre de 2013

Capítulo 16 -Por un capricho.





A pesar de ser de noche, el Doggis aún estaba abierto. Obviamente esto ocurría porque les iba muy bien, ya que había mucha gente en las mesas con sus amigos, familia, conocidos, etcétera. Todos reían, conversaban, estaba lleno de emociones de alegría. Yo sabía mejor que nadie que el venir a lugares así con personas que quieres era perfecto y divertido. Comer chatarras, ¿quién no ama eso?


- ¿Qué te gustaría comer? –me preguntó mi acompañante, mientras mirábamos varias de las carteleras.
- Complicada respuesta, todo se ve muy rico –reí.



Nos tardamos unos minutos en elegir lo que comeríamos. Justin estaba indeciso, tal cual como yo me encontraba. Al final, nos decidimos por un conjunto en donde venía una porción de papas fritas, un completo, unas empanadas pequeñas, un vaso de bebida con una bombilla y finalmente un helado, más las salsas que podías elegir a tu gusto. Eras muchas cosas y nos dejarían más que satisfechos, pero sin duda valdrían la pena. 



Mientras que el chico del baño ordenaba la comida, yo fui a buscar una mesa disponible. No es que hubieran muchas, porque hubo un momento en que creí que todo estaba ocupado, ya que las personas parecían estar en todo el lugar y cada vez llegaban más. Pero, por fin encontré una mesa, por el final, junto a uno de los ventanales. Prácticamente corrí a guardar el lugar, ya que había un chico con una chica que iban caminando hacia esa dirección. Al estar lo suficientemente cerca de esta salté sobre ella, poniendo mi trasero bien puesto en una de las dos sillas que habían y poniendo mis pies en la otra. Me miraron desconformes por no haber logrado tener el puesto, pero no me importó. No pudieron hacer más que girarse para ir a buscar un lugar disponible, si es que podían.



Apoyé mis codos sobre la mesa, en silencio, mientras esperaba. Saqué mi móvil del bolsillo de mi jeans, y me metí a Facebook un rato. Tenía unos mensajes de Dakota, otro de Sam, y de unos amigos, pero decidí no leerlos por el momento. Estuve como diez minutos en el celular y luego lo volví a dejar en el bolsillo.



Decidí distraerme con otra cosa, o más bien… persona. Miré hacia el lugar de la fila y Justin ya estaba casi listo con nuestra comida. No pude evitar que mis ojos se desviaran hacia su cuerpo. De verdad que era atractivo… Su espalda era tan ancha, pero tan angosta por debajo. Su trasero, no tengo palabras. Sus piernas, su todo, era hermoso. Y esa ropa que traía lo hacía lucir muy varonil, pero al mismo tiempo mostrando que era un chico joven como todos. 



- __, ¿te encuentras bien? –me preguntó de repente, ya sentado frente a mí. Había dejado la bandeja en medio de nuestra mesa.
- Sí, claro, lo estoy. Solo pensaba –sonreí.
- Supongo que no me dirás en qué –soltó unas carcajadas mientras cogía una empanada- Anda, come. Se va a enfriar.



No dije nada, solo asentí y llevé mi mano hacia una papa frita, para luego llevarla a mi boca y comerla. Estaba deliciosa. Sin pensarlo dos veces llevé mi mano nuevamente para coger otra.



De pronto, pensé en algo que me llamó la atención, pero también era algo que me mataba de la curiosidad. Y es que jamás le he preguntado, tampoco hemos hablado del tema o algo por el estilo. Sentía que en cualquier momento escupiría palabras por la boca, cosa que no quería.



- ¿Te has enamorado? –no pude contenerme. Me arrepentí, de seguro había quedado como una tonta. Me miró fijamente, cosa que me hacía ponerme muy extraña por dentro.
- ¿Enamorado? –parecía que le impresionaba.
- Sí, enamorado, eso mismo –aclaré, tratando de no sentirme mal por las futuras palabras que vendrían.
- Bueno… luego te lo digo. Pronto –sonrió.



No entendí el significado de su respuesta. O sea, claro que entendí que luego lo haría, pero, ¿qué diferencia había con decírmelo ahora? Vaya, enserio que no comprendo esto.



Decidí no seguir haciendo preguntas que de seguro le parecían estúpidas. Mejor me quedaba callada, como solía estar siempre antes de conocerlo. Es mejor así, ¿verdad? No sé, tengo miedo a equivocarme, miedo a que todo me salga mal. No puedo evitarlo, ni aunque quiera.



- De acuerdo –asentí con la cabeza, queriendo parecer normal.
- ¿Y tú? –me preguntó a mí esta vez- Sé que ese día en que te llevé a casa me contaste sobre los brutos que querían contigo, pero, ¿te ha gustado tanto alguien como para enamorarte? 



Ahora era yo quien sería interrogada. Ya ves, __, te pasa por preguntar y ser una metida en la vida de los demás.



- No, enamorarme nunca. Pero espero poder hacerlo –dije con algo de timidez.
- Y… ¿ahora no te gusta nadie?



Sí, ¡por supuesto que me gusta alguien! Eres tú, tonto. Tú me gustas demasiado. No sabes cuanto deseo estar contigo a cada momento, cada segundo y que me haces tener mariposas con todo lo que haces. Enserio que me gustas.



- No, nadie. 
- Ah.



Por dios. Mi nivel de timidez es extremo. ¡Vamos __, que tú puedes darle algo de información! Después de todo, tú no le hiciste esa pregunta para que te la respondiera. Debiste hacerlo, ¿por qué no se te ocurrió?



- Aunque la verdad… -suspiré profundo, él inmediatamente dirigió su mirada hacia mí, tomándome atención- creo que sí me gusta alguien.
- ¿Y qué pasa con él? ¿de donde es? –nuevas preguntas comenzaron a surgir de su parte.
- Nada, no pasa nada, creo. No creo gustarle, soy invisible para él. Bueno, no invisible, es solo que quizás solo me ve como una amiga que quiere mucho. Me dice cosas lindas y todo, pero no sé, hay muchas otras chicas que podrían estar en mi lugar sin problemas –me sentía algo decepcionada, mucho- Es de por aquí cerca.
- Eso no debería ser así, eres hermosa y él es un idiota –ay Justin, si supieras que estoy hablando de ti- ¿Por qué no dejas que alguien que en realidad te merezca gane tu corazón?
- Sinceramente, creo que él sí me merece –mi pregunta pareció sorprenderlo, porque sus ojos parecieron salir de sus órbitas- Pero no sé si yo lo merezca a él.
- Te diré __, que creo que ni la persona que más te ame en este mundo, merecería tenerte. Y es que eres una mujer única en todos los sentidos.



Tú me mereces, tú eres el hombre único en todos los sentidos, yo no. Yo soy la que no te merece a ti, ¿por qué no puedo confesarte mis sentimientos de una vez por todas? ¿y si te lo digo y luego te alejas? ¿qué pasaría si eso sucediera? Me desvanecería. Te perdería hasta como amigo, perdería el cariño y amor que tanto te tengo. Yo no soy nada comparado con ellas. Dirás que soy linda, y puede ser que a veces yo misma me encuentre linda, pero hay algo que no me deja sentirme segura de mí misma, y es que, simplemente, no lo soy. 



- Y tú eres un hombre único en todos los sentidos, Justin.



Saca palabras, saca tus pensamientos por tu boca. Esfuérzate. Tú puedes conquistarlo, ¡comienza a tener confianza en ti misma! No mires al suelo cada vez que pasa un chico, no temas decir palabrotas, no temas gritar al mundo lo que en realidad sientes, no temas decir lo que molesta y lo que no, no temas decirle a una persona cuando en realidad lo amas. ¡Piénsalo! Luego podría ser muy tarde.



- Si eso es lo que piensas, yo digo que la mujer única en el mundo, debería estar con el hombre único en el mundo, ¿no crees? Yo solo digo.



Mi corazón llegó a mi garganta. ¿Había sido eso una indirecta?
Es que a veces soy tan idiota, ¡por supuesto que eso fue una indirecta! Pero no me lo creo, ¿enserio ha dicho eso? ¿Justin Bieber te está dando una indirecta de que quiere estar contigo? O quizás no, puede que solo haya sido un comentario sin sentido o una broma. Sí, de seguro fue una de esas molestas bromas.



Noté que una risita salió de sus labios. Una tristeza recorrió mi cuerpo. Había tenido falsas esperanzas. Yo había tenido razón, solo fue una insignificante broma. No había sido enserio. ¡Solo fue una broma! Mi corazón se quemaba, ¿cómo podía ser tan ruin? 



- Casi te creo –solté risita al igual que él, para que no viera que me había afectado tanto como en realidad lo hizo- Eres un buen bromista –sí, y un malvado.
- ¿Casi? Debiste hacerlo –esta vez se puso serio.
- ¿Por qué habría de hacerlo? –pregunté dando a conocer molestia- Te has reído al decirlo –diría que mi cara no era agradable. Ya no aguanté la impotencia. Me había lastimado.
- Me he reído, pero no para hacerte pensar que era una broma, si no porque no sabía qué era lo que contestarías y no quería que estuviéramos tensos –me dijo de la misma forma en que yo lo había hecho, no dando su mejor cara.
- Que pena, porque no te he creído –quería irme a mi casa.
- Pues créetelo –subió más su tono. Mostraba seriedad, pero al mismo tiempo lo mismo que yo sentía en ese instante.
- ¿A qué quieres llegar? –ya me había enojado más, quería irme.
- A que me gustas.



                                        __________________



Aquí está el capítulo 16, ¿qué les ha parecido? Me he esforzado, quizás no es el mejor capítulo, pero espero que lo vean como uno para su gusto. De seguro lo ven corto, pero de seguirlo no habría alcanzado a subir más tarde, y además lo he dejado con intrigas, haha. Díganme mala, okeino, pero es que ah, no sé. También si ven algún error o no está bien redactado, es porque no he leído el capítulo antes de subirlo, así que no lo he corregido ni nada. 
Trataré de subir pronto, ¿vale? En tres semanas salgo de vacaciones, así que ahí sí tendré más tiempo para escribir y les daré más capítulos, hasta de seguro en ese tiempo haré maratón, ¿les gustaría? :3 ¡Un beso a todas! Las amo, no saben cuanto. ¡Adiós!

18 de noviembre de 2013

Capítulo 15 -Por un capricho.





Me quedé parada al lado de un poste de luz y me apoyé en él. Estaba triste. No iba a irme, no lo dejaría solo. Me ha invitado y si lo dejara aquí sería algo muy feo. Después quizás se preocuparía sin saber donde estoy. Pero eso era lo que menos me importaba ahora. 


¿Por qué sentía todos estos sentimientos? Ya lo admití, tengo atracción por él. Pero dios, ¿acaso se dieron cuenta? Todas las chicas se mueren por él. No hubo ni un solo momento en la fiesta en que las chicas no lo recorrieran con la mirada y se derritieran. Y luego cuando se le acercaron esas otras chicas me dio mucha rabia. ¿No pudo atraerme otro chico? ¿por qué tenía que ser precisamente él? Ya entiendo lo que dicen: amarás a quien no te ame, por no haber amado a quien te amó. Maldigo todo esto. Detesto todo esto. ¡Malditas perras que intentan quitármelo!



No. Calma. Por la virgen maría, __. Has dicho una palabrota. ¿Qué pasa contigo? Yo nunca he insultado de esa forma a las personas y mucho menos he reclamado por un chico. ¡Me estoy volviendo loca! Pero es que harta, me jode. ¿Saben qué? Me aburrí. Me voy a hacer lesbiana, bye.
Okei no, no me haré lesbiana. Pero simplemente no sé que hacer. No quiero sentirme así. Jamás había sentido tales cosas. Es muy complicado, o tal vez solo estoy agrandando las cosas. 



Entonces sentí que alguien me abrazaba por la cintura, por la parte de atrás. Comencé a asustarme, ¿y si era un drogado? ¡me mato!



- ¿Edad? –me preguntó este chico. Me relajé por completo. Era su voz. La voz de mi chico. Escondió su cabeza en mi cuello y comenzó a besarlo. La piel se me erizó.
- Dieciséis –solté unas risitas en susurro, con nerviosismo. 
- Puedo ir a la cárcel por esto.



Depositó un último beso en esa zona de mi cuerpo, y me volteó sobre mis talones para mirarlo. Él sonreía, y para qué hablar… con esa sonrisa no pude contenerme, haciendo que yo también sonriera. 



Al igual que cuando veníamos, pasó uno de sus brazos por mis hombros y yo pasé uno de los míos por su espalda. Abrazados, apoyé mi cabeza en su pecho y nos fuimos caminando a casa.



- Lamento haber tardado unos minutos –se disculpó durante el trayecto de la casa de Víctor a la de él.
- No te preocupes –me hice la loca. 
- No, te he dejado esperando –insistió- No es porque quisiera, es solo que hay una chica en especial que me acosa, y no me deja tranquilo. No logro hacerle entender que no quiero nada con ella. Su nombre es Natasha.



Oh. Justin Bieber no me ha mentido.
Sin que yo le preguntara por qué tardó me está diciendo la razón. Pensé que quizás inventaría algo por no querer hablar del tema, pero me ha informado de lo que supuestamente yo no he visto. Me hace sentir honrada. Es sincero… Siento una paz dentro de mí al saber que no me miente y ha tenido confianza suficiente en mí como para contarme sus cosas. No tengo palabras.



- ¿Y por qué no quieres nada con ella? –de a poco quería ir averiguando, no es que quisiera estar así de triste toda la vida.
- Porque es algo… puta –me eché a reír por lo que me dijo- ¡Es verdad! Me da asco, y no lo digo por ser grosero, simplemente es sinceridad lo que digo. Ella no quiere entender que nunca me acostaré con ella y que no la llevaré en mi auto. Me jode llevar a chicas en mi auto.
- ¿Entonces por qué me llevas a mí? –le pregunté. No sabía si estar feliz o triste, porque quizás no le gustaba llevarme.
- Porque… -paró de caminar, apoyó su otra mano en mi cintura haciéndome temblar, y se acercó a mí, quedando a solo cinco centímetros. Todo era muy rápido- contigo es diferente. Tú, eres especial. Todo lo tuyo es diferente… No eres una regalada, ni maleducada, ni andas buscando sexo en toda la ciudad… No eres de las que se creen la muerte por tener un cuerpo que envidiar, siendo que lo tienes. Eres tan frágil, tan dulce y reservada, pero a la vez eres fuerte y eso es lo que más me llama la atención de ti si hablo de sentimientos. No te drogas ni te alcoholizas. No amas si no sientes, no mientes, no exiges cuando alguien no tiene, y eres tan risueña que me dan ganas de abrazarte y nunca soltarte. Eres sana, eres como deberían ser todas las chicas en el mundo, __. Quedan tan pocas como tú, en mi vida jamás conocí a alguien así –hizo una pausa para tomar aliento. Podría jugar que yo me desmayaría, me sentía como jamás alguien me había hecho sentir. Era… perfecto- Y para qué hablar de tu estatura, es tan tierna como un oso, te apretaría hasta hacerte reventar. Es tanto lo única que eres que se me hace imposible decirte que no en algo. Tú eres la única por quien yo hago cosas, aunque sean mínimas y quizás sé por qué… No llevaría a otra en mi auto que no seas tú. No llevaría a otra a tomar un helado que no seas tú. No le compraría ropa a otra que no seas tú. Y… no sonreiría con otra que no seas tú. Te quiero, __.



Esto me había matado. No sabía qué decir, no podía hablar… No sabía qué responderle. Me había dicho cosas tan perfectas y tan sinceramente que creo que cualquier palabra que pudiese decir no alcanzaría. Sentía su aroma… sentía su aliento… podía sentir su tacto… Cogió mi cara entre sus manos, haciendo que lo mirara más directamente. Mis manos comenzaban a sudar y fue cuando conocí el verdadero sentimiento del amor. De no sentir amor jamás habría sentido celos, ni mariposas, ni pensaría a cada momento en él, ni lo extrañaría por las noches siendo que está en la habitación de al lado, y tampoco me sudarían las manos, ¿o sí? Es el único chico que ha logrado hacerme sentir tal cosa… definitivamente, el único. Ni Sam, ni los otros brutos que se aprovechaban de cualquier situación para besarme y lastimarme lograron esto… Nadie… solo él.



- Tú eres la persona que yo habría deseado conocer… 



Repentinamente dijo eso, y con un ágil movimiento se acercó a mí. Parecía que iba a besarme. Mi corazón se puso más acelerado aún, pero justo cuando estaba apunto de llevar a cabo aquel acto, una luz se hizo presente por un lado, logrando sacarnos de ese momento para dirigir nuestras miradas hacia ella. Sonó una bocina de un auto, ¡era uno! Lo más rápido que pudo nos hizo para atrás, hacia la vereda, de casi un empujón. Mi corazón estaba a mil por hora, no sabía si era porque casi me besó o porque casi morimos atropellados. ¡Todo fue muy rápido! Noté que el hombre que iba conduciendo sacó su cabeza por la ventana, en nuestra dirección.



- ¡Adolescentes malcriados, fíjense en donde caminan! ¡la calle no es lugar para esas cosas! –gritó eufórico. Rápidamente se adentró y siguió su camino a donde sea que estaba yendo. 



Agitados y confundidos por lo que acababa de pasar, nos quedamos callados tratado de regular nuestras respiraciones. Podía oírlo, estaba de la misma forma que yo. Él miraba el piso desconcertado, ¿será porque se arrepentía de todo lo que me había dicho? Bajé la mirada con la respiración ya más regulada. Pero de pronto Justin se empezó a reír, muy bajo, y de apoco fue subiendo. Y ahí me di cuenta de que había sido divertido lo que el hombre había dicho. Y esta vez, ambos, juntos, nos encontrábamos riendo. Yo, en parte, me reía por los nervios al pensar en que casi me besa, pero también me reía por lo del auto y aquel hombre tan gritón que por poco nos mata. ¡Mi cabeza estaba llena de pensamientos esparcidos!



 Pasó un rato. Ya no quedaba mucho para llegar a casa. Todo el camino estuvimos callados, sin decir una palabra, pero abrazados como de costumbre. Yo tenía mi cerebro completamente revuelto, no podía pensar con claridad, no podía concentrarme en un solo tema. No podía dejar de pensar en que casi me besa, o al menos, eso creo. 

Sentí que Justin levantaba su brazo que tenía libre, lo alzaba hacia arriba haciendo que la manga de su chaqueta de cuero se subiera un poco. La bajó a la altura de su costilla y dirigió su mirada a su muñeca, en donde se encontraba un bonito reloj. Yo no quería parecer alguien que estaba todo el rato pendiente de lo que él hacía y de sus movimientos, así que bajé la mirada al piso… otra vez. 


- __, oye –me habló en ese entonces.

- ¿Qué pasa? –pregunté sin mirarlo.

- Solo son las 10:25pm. ¿No tienes hambre? No hemos comido nada en la fiesta –tenía razón, solo bebimos un poco de Sprite.

- Ahm, un poco. ¿Por qué? Tu casa ya está cerca –se me hacía raro, pues estábamos a unas dos cuadras.

- Es que aún no quiero llegar. ¿Quieres ir a comer algo al Doggis? 


Doggis. Que rico. Amaba ir al Doggis. Recuerdo que cuando era pequeña, mi padre me llevaba a comer ahí. Íbamos una vez a la semana, juntos, solos. La pasábamos de maravilla, él siempre me hacía explotar en risas. Pero cuando cumplí seis dejamos de ir. Él había conocido a una mujer, con la que no duró mucho y luego a otra, a otra más y así sucesivamente. Desde ahí nuestra relación se desvaneció y ya no era tan fuerte como antes. 


Pero ahora, es especial. Ahora este chico, del cual siento muchos sentimientos, me está invitando a ir. ¡Siento que muero por dentro! Es tanto lo que siento que con un simple tacto o mirada hace que se me estruje el corazón. 


- ¡Claro! –respondí animada- Me encantaría ir –la sonrisa de Justin se puso de oreja a oreja, tal cual como la que yo ya tenía.

- Perfecto. ¿Quieres ir en carro o a pie? –preguntó- Queda algo lejos.

- No lo sé, lo que a ti te parezca está bien. No me importaría ir a pie –lo que me importaba era estar con él, con eso yo ya me conformaba por completo.

- Será mejor que iremos en auto. No quiero que luego, ya sabes, algo te duela –dicho eso, me guiñó un ojo haciendo que los míos brillaran.


Era tan… no sé, no puedo describirlo. Sus palabras y su forma de tratarme, todo hacía que cada vez sintiera un lazo más fuerte. Y eso, por un lado, me disgustaba. ¿Y si él no sentía nada de lo que yo estaba sintiendo? Yo… no quiero tener mi corazón roto… No ahora, digo… él es tan… y yo soy tan… y sus admiradoras son tan… y nuevamente yo soy tan… aghh. Tengo dieciséis, él diecinueve, ¿qué oportunidad tendría?



                                       ________________




Espero que les haya gustado. Me tardé unos días, pero por fin lo he terminado. Creo que está bien de largo, así que no hay problema. Y una cosa, amé los comentarios de los capítulos anteriores, estuvieron hermosos y la verdad estoy muy feliz de que les guste la novela. Estoy dando lo mejor de mí, ¡así que de verdad muchas gracias! :3Ah, y algo más. Betty, una lectora, preguntó si la novela era perver. Y la verdad es que no, no lo es. Más bien, yo lo describiría como una etapa. Porque rayis nunca tuvo novio, jamás hizo nada con un chico por su propia cuenta o porque quisiera. Pero ahora ha llegado este chico, Justin, que le está mostrando lo que es querer amor, cuando uno permite las cosas, sin ser forzada a nada. Le da ambas cosas, lo sentimental con lo dulce, y lo físico con lo atractivo. Rayis, por su parte, está logrando que Justin se abra a entregar sus sentimientos y tacto hacia una chica que le está dando demasiados motivos para hacerlo, porque ella es distinta. Descubren de un poco de cada cosa a cierto momento, dejándose llevar por lo que sienten. ¿No es esto lindo? Aww, creo que voy a llorar.
Y bueno chicas, esto ha sido el capítulo de hoy. Trataré de subir pronto, porque el siguiente capítulo lo empezaré de inmediato. ¡Un beso a todas! Comenten y voten mucho. ¡Adiós!



13 de noviembre de 2013

Capítulo 14 -Por un capricho.




Apoyé mi cabeza en su pecho y seguimos caminando a donde iríamos, que en este entonces, era la casa de su amigo Víctor, por su cumpleaños. Por esta razón admito que estoy nerviosa, mucho a decir verdad. No sé, el hecho que encontraré a varias personas completamente desconocidas que no he visto jamás en mi vida me hace estarlo. Las personas ya lo saben, soy demasiado tímida. Soy muy alejada, casi ni hablo cuando estoy recién cruzando palabras con alguien.


En el camino estuvimos hablando de algunos temas sin importancia. Yo no podía dejar de alzar mi cabeza para mirarlo a los ojos. Eran hermosos. Eran brillantes. Eran absolutamente los ojos más lindos que había visto en toda mi vida. 


- Llegamos –me avisó apuntando a una casa grande de dos pisos, de color anaranjado claro. No era tan lejos, no tardamos en llegar.

- Tiene una muy linda casa –sonreí, me gustaba mucho.


Él solo se limitó a mostrarme su amplia y preciosa sonrisa. Nos pusimos en la puerta de entrada hacia la casa y Justin tocó el timbre. Mi corazón latía muy rápido, de seguro me sentiría como una tonta allí dentro, apartada de todos en un rincón como una traumada. Rogaba al cielo que no sucedieran ese tipo de cosas.


Al pasar un par de minutos, un chico alto, moreno, fortachón y de mucho peso apareció por la puerta.
  Tenía el cabello muy corto y de color negro. Si tengo que decirles la verdad, les diré que tenía que mirar hacia arriba para poder mirarlo a los ojos. Inmediatamente en cuanto se vieron ambos se dieron un abrazo muy sonrientes.

- Feliz cumpleaños, hermano –le deseó Justin dándole palmadas en la espalda. Víctor, por su lado, soltó carcajadas y le devolvió el gesto.

- Gracias, Bieber –le agradeció- Me alegra que vinieras.


Su abrazo llegó a su fin y recién ahí fue cuando este chico me miró. 


- Víctor, ella es __ -nos presentó sin sacar la sonrisa de su rostro- __, él es Víctor.

- ¿Cómo estás, __? –me preguntó amablemente- Es un gusto conocerte. 

- Bien, gracias. Lo mismo digo –dije tímida pero de forma dulce.

- Siéntete como en tu casa. Si eres amiga de Justin, eres amiga mía –volvió a sonreír y se hizo hacia un lado, dándonos el paso para entrar a su enorme hogar. 

Apenas me asomé noté que habían centenares de personas. Todos, de seguro, sobrepasaban los dieciocho años. Yo era algo así como la bebé, y cualquiera que notaba mi presencia lo iba a notar. Aunque bueno, no luzco como una niña, si no que es más como mi estatura, sin mencionar que estas chicas que puedo ver están maquilladas como monos. Yo no uso tanto, solo lo necesario. Pero ellas con todo lo que se ponen hacen que se vean más mayores.

- ¡Hey Justin, bro! –le saludó otro chico con la mano a cierta distancia, que se encontraba bailando con una chica- ¡has venido! 
- Chaz, bro –le saludó este de la misma forma- calma, que no me quedaré por mucho.
- Típico de ti –le respondió y ambos soltaron carcajadas. 


Justin se giró a verme y me dedicó una sonrisa. Ese pequeño acto me hizo sentirme más aliviada. Bueno, aún estaba que me volvía loca por dentro, pero ver una de sus sonrisas hacía que un tipo de aire fresco recorriera mi cuerpo.


- Chicos, ¿quieren algo de tomar? –nos ofreció Víctor- las sodas, cervezas, vinos y lo que quieran tomar están en las mesas de allá –indicó con su dedo índice al lugar en donde se encontraba la cocina- Y por este otro lado está la comida –esta vez, apuntó a las mesas que estaban en la sala de estar.

- Gracias, tomaremos algo –le respondió Justin.

- ¿Cuánto se quedarán? –preguntó- Me conformo con que se queden quince minutos, al menos –Justin le miró dudoso- Vamos, por favor. No es mucho. Solo es una vez al año mi cumpleaños, Biebs.

- Vale, quince minutos. Nada más –aceptó este con una sonrisa torcida. Víctor sonrió conforme y se perdió entre la multitud.


Mi chico del baño me miró inconforme. Yo lo entendí al instante. Bueno, es que es fácil poder hacerlo, pues ambos no somos muy amantes de este tipo de celebraciones. Juntos caminamos hacia la cocina, buscando las bebidas. No tardamos en llegar a ella, así que cogió dos vasos de plástico.


- ¿Qué quieres beber? –me preguntó gentil.

- Sprite, solo eso.

- ¿No le haces al alcohol? –continuó preguntando mientras tomaba una botella con la bebida que pedí y la abría, para luego servir un poco en ambos vasos. 

- No, no me gustan esas cosas. Ni fumar, ni nada. Soy muy sana –solté unas risas.

- Me alegra oír eso. Yo tampoco, solo de vez en cuando me tomo una cerveza, pero no más de la mitad del vaso. Me controlo, no como estos tipos –dijo refiriéndose a sus amigos de forma graciosa. Tomó el vaso de la mesa y me lo entregó.

- Gracias –este chico causaba sensaciones hermosas en mí, me hacía sentir tan a gusto como nunca nadie lo había hecho, aparte de Dakota y Sam, que son mis mejores amigos en el mundo.


Estuvimos aproximadamente unos diez minutos conversando en la cocina, algo apartados de los demás. Reíamos y él, de vez en cuando, me hacía un cumplido de esos que me hacen sonrojar. En un momento él se sentó en la barra de una de las mesas. Con su dedo hizo el mismo movimiento que hizo aquella noche en que me fue a dejar a casa y me abrazó por primera vez. Sí, lo recuerdo como si hubiese sido ayer. Por lo tanto, me acerqué lentamente con mariposas en mi estómago. Con sus suaves manos, me cogió por la cintura, acariciando parte de ella con dos de sus dedos. Probablemente solo era un insignificante y pequeño roce, pero para mí, era como un estallido de emociones que salían de mi propio ser. Nada podía compararse a tales sentimientos. 


Nos encontrábamos como a unos diez centímetros de distancia. No era ni mucho,
  ni poco. Pero no pude evitar hacer que mis ojos se desviaran a sus labios. Eran como una fresa partida por la mitad. Rosados, anchos, carnosos. ¿Será que esos labios son lo que me besaron? Wtf, por dios, claro que no. Estoy casi segura de que todo eso fue producto de mi imaginación. Siempre soy demasiado despistada y vivo en una nube, así que, ¿qué me hace creer que un chico como Justin podría besarme? Además, ¿por qué me preocupo tanto de si me besaría o no? ¿por qué no pudo ser todo eso solo un producto de mi imaginación? O quizás fue el otro chico el que me besó… Mejor dejo de pensar estas cosas, es frustrante.

- __, ¿me estás escuchando? –su voz, en tono alto, me hizo salir de mis pensamientos. 

- ¿Qué cosa? –aún estaba bolada. 

- Que si notaste a ese tío en mi casa.

- ¿Qué tío? ¿los amigos de tu padre? –pregunté confusa.

- No, al otro. Al de mi edad. 

- ¿Qué pasa con él?

- Parecía que se imaginaba la enorme porno contigo –comentó.


Podía notar en su voz un poco de furia. Podría estar casi segura de que no le había agradado lo que aquel chico había hecho. Pero, tampoco creo haya sido tan exagerado como para imaginar ese tipo de cosas conmigo. Quizás solo tenía curiosidad de quién era yo. Ya saben, no me considero una chica guapa. Hay miles de chicas mejores que yo, ¿por qué precisamente los chicos atractivos se fijarían en mí? Lo veo como algo imposible. Odio mi inseguridad. Juro que la odio.


- No lo creo, quizás solo quería conocerme –le dije yo, normal.

- Sí, claro. Tienes razón –asintió- Solo porque quiero conocer a alguien me pondré a desnudarla con la mirada.

- No me ha desnudado con la mirada –reí.

- Lo ha hecho, lo he notado. Soy hombre y eres hermosa. Tienes una personalidad única y tu cuerpo es muy sexy. Aún no entiendo cómo una chica de dieciséis puede ser tan caliente. 


Ataque al corazón. Mi sangre comienza a subir hacia la cabeza, haciendo que mis mejillas, una vez más, se pongan completamente rojas. Bajé la mirada, pero no pude evitar sonreír. Escuché que él reía, así que evidentemente había notado que yo estaba roja como un tomate. Pero no, no me había molestado. Ahora por alguna razón me está agradando mucho que sea él quien me diga este tipo de cosas. Su voz es como un sonido que necesito escuchar, que lo anhelo. Y sus halagos son como una bomba, que aunque me cuesten creer, son cada vez más preciosos.


Sus dedos hicieron presión en donde se encontraban, hundiéndolos sobre mi piel. Me estremecía. Me miraba fijamente y yo intentaba adentrarme aún más en él. Deseaba saber lo que pensaba al mirarme, deseaba poder entender la razón por la cual actuaba así conmigo y por qué he sido la única con la que ha hecho todas esas cosas que me dijo su padre. Pero no sabía cómo averiguarlo.


Sin darnos cuenta ya habían pasado los quince minutos. Se hicieron podidamente pequeños, pero fueron algo demasiado significativos y alocados para mí. Justin se bajó de la barra de la mesa y ambos nos fuimos de la cocina, para ir a despedirnos de Víctor y poder ir a casa.


Cuando ya lo encontramos hicimos lo que debíamos hacer. Así que al ya estar listos comenzamos a caminar entre las personas hacia la puerta para poder irnos. Pero justo en ese momento me sentí sola, fue muy extraño. Volteé y Justin no estaba tras de mí. Estaba a unos metros más atrás, con una chica. Bueno, no una, si no varias. Mi pecho se estrujó. Mis pies se comenzaron a mover hacia donde él estaba, era como si no pudieran ser controlados. Me paré atrás de él.


- ¿Cómo has estado, lindo? –le preguntó una de las chicas que tenía cabello rojizo.

- Bien, he estado muy bien –respondió él, serio- Mejor que nunca.

- ¿Cuándo aceptarás llevarnos en tu auto? –habló otra chica que al parecer era su amiga. 


La de cabello rojizo la miró casi asesinándola con la mirada, logrando que esta bajara su cabeza y se fuera. Con sus ojos miró a sus otras amigas como queriendo darles un mensaje, y ellas inmediatamente desaparecieron de ahí. Ya me imaginaba el tipo de chicas que eran: unas fáciles busca sexo. No es de extrañar, porque… es el chico más atractivo que he visto en mi vida. Mentiría si dijera que me sorprende saber que muchas quieren estar con él o tenerlo en una cama. Pero de cierta forma esto se me hace algo doloroso. Me duele, y no sé por qué.


Él no volteaba, no sabía que yo estaba escuchando esas cosas. Lo notaba algo incómodo estando con esta chica. ¿Será que soy un impedimento para que él disfrute un rato con ella? Debería irme… 


- Y bueno, ¿qué piensas hacer esta noche aquí en la fiesta? –siguió hablándole- No sé, Víctor tiene varias habitaciones, y de seguro alguna está disponible para nosotros –la sangre me hirvió. 

- No, Natasha –con que ese es su nombre- No quiero acostarme contigo, ya no insistas, te lo he dicho varias veces. Todo el tiempo las chicas me lo preguntan y no logro hacerte entender de que no quiero acostarme con ninguna –él comenzaba a molestarse.

- ¿Por qué no? –cuestionó- No has prestado atención a ninguna de nosotras. Cualquier chico en esta fiesta desearía tener este cuerpo entre sus manos –apoyó una de ellas en su cadera.

- Yo no soy uno de ellos. Ni lo seré, ni me apetece. Además, vengo acompañado –dios, ¿habla de mí? ¿será que soy yo esa chica?

- ¿Acompañado de quién? La pequeña zorra que no puede darte un calentón, de seguro. 


De acuerdo. Eso me dolió. Se notaba que ninguno de los dos se había dado cuenta de que yo estaba parada tras ellos, oyendo todo. Sin pensarlo ni por un segundo me volteé y caminé hacia la puerta. La abrí e inmediatamente salí, volviéndola a cerrar. Afuera estaba fresco, no hacía frío. Era una noche cálida. Tenía celos, rabia, dolor. Me jodía lo que me estaba pasando, ¿por qué tuve que fijarme en él? Porque sí, lo admito. Estoy completamente atraída por el chico del baño.




                                          _________________

                                           



Y pues, hasta aquí. Ha sido un capítulo ideal –refiriéndome al largo- así que me siento bien con lo que he publicado. No sé si han notado, pero estoy subiendo más seguido, ¡así es! Me merezco un premio, duh. Haha. Y es que me he sentido inspirada últimamente, y como ya saben, odio dejarlas esperando por días, semanas, y peor aún si fueran meses. ¡Espero que les haya gustado este capítulo! Decirme en los comentarios qué les ha parecido, y dependiendo de la cantidad les subiré pronto. Pueden pasar por mi Ask y mi Instagram, si desean. Muahh. Un besazo a todas, mucho amor y buenos deseos. Comenten y voten mucho, que últimamente los comentarios han bajado un poquitín. ¡Adiós!

11 de noviembre de 2013

Capítulo 13 -Por un capricho.






Ya han pasado cinco días desde ese hermoso abrazo. Creo que en realidad había quedado marcada, pero no sabía por qué. Sinceramente, en mi vida es muy extraño ver un abrazo familiar tan claro y puro como lo había visto aquella noche. Mi padre y yo jamás hemos tenido uno igual, al menos no que yo recuerde, y menos ahora que está con Michelle. 

Ese día en que conocí al hombre que crió al “chico del baño” conseguí una habitación para quedarme. Sí, él me dio las llaves para poder quedarme ahí. Me sentía agradecida, era una habitación muy bonita. Tenía lámparas, unas cortinas color púrpura de encaje y para qué hablar de la cama, era grande, suave y el colchón era de agua. Yo jamás había dormido en una cama de agua, pero en realidad, si debo ser sincera, no era tan cómodo como la vez que dormí con Justin. Por alguna extraña razón lo extrañaba por la noche, y eso era algo que me confundía. Ahora hablamos más y cada vez que puede –o sea todas las noches- se ha quedado conmigo hasta tarde en la habitación en que me alojo para luego ir a la de él. Me fascina su compañía y la verdad es que a veces odio que tenga que ir a la suya. No les voy a ocultar eso. 


- __ -me llamó Justin tras la puerta, dando unos golpecitos.

- Pasa –no entendía por qué me pedía permiso para entrar a esta habitación, siendo que ni siquiera es mía. 


Abrió la puerta apenas escuchó mi voz y entró con una sonrisa en su cara. Le sonreí, y luego se tiró en la cama, de espaldas, haciendo que esta se moviera como el tsunami que en realidad había dentro de ella. 


- Son las 09:15pm, ¿qué piensas hacer esta noche? –me preguntó mientras miraba el techo atentamente.

- Bueno, casi nunca hago algo –le conté riendo.

- Claro, lo sé, pero quería preguntarte si te gustaría acompañarme a casa de un amigo. No queda lejos, podemos ir a pie. Hoy es su cumpleaños.

- ¿Es una fiesta? 


Ya me ha pasado esto. Una prima un día me dijo que me invitaba a conocer unas amigas de ella y que entre todas nos llevaríamos bien. Le hice prometer que no me dejara sola y fue lo primero que hizo. Me sentía como una inadaptada, ya que ellas hablaban de todos los temas en los que yo no tenía nada de conocimiento. Odiaba eso, es horrible. Te sientes botada, como si no encajaras, y como si fueras las sobras del día.


- No, no es una fiesta. Bueno, sí lo es. Pero no me quedo. No me gustan. 

- ¿Hablas enserio? Yo creí que como tienes 19 solías salir por las noches, y cosas así. Lo que hacen los chicos de tu edad –es lo que se pensaría normalmente.

- Enserio, no me gustan. Cuando me quedo a algunas es por un rato, porque me lo piden. Pero luego me largo lo más rápido que puedo –se echó a reír junto conmigo- ¿Tú has ido a algunas?

- Solo familiares, y lo odio. 

- Pero sí que te ves hermosa con esos vestidos que usas, que lucen perfectamente tus piernas, tus caderas, tu trasero y tu busto –sentí que la sangre se me subía a la cabeza.

- ¡Tonto! –tomé una almohada lo más rápido que pude y se la lancé a la cara.


Él solo se limitó a reír a carcajadas. Me encantaba hacerlo reír, era como música para mis oídos. ¿Qué estaba pasándome? Cada vez que lo veo, cada vez que miro sus ojos o cualquier rasgo de su cara siento sensaciones inexplicables.


- Entonces, ¿vienes? –insistió una vez más, mientras se sentaba en la cama y me quedaba mirando.

- Sí, voy. Pero si te quedas en la fiesta, me vendré. No quiero ser un impedimento para que disfrutes. 

- Calla –me fulminó con la mirada. Se puso de pie y me tomó por la mano, haciendo que también me parara- No eres un impedimento. 


Casi a rastras me sacó de la habitación. Juntos caminamos hacia la escalera y la bajamos. Íbamos a despedirnos de su padre, ya que se iría esta noche con una de sus chicas y no lo veríamos en varios días, creo. Pero nos llevamos una sorpresa al notar que él estaba con unos amigos en la sala de estar, tomando unas cervezas. Todos estaban de pie, esparcidos en la sala, riendo y mirando la televisión. Entre ellos, un chico de aproximadamente 19 años estaba con ellos, también con un vaso de alcohol en la mano. Sentí que me recorría con su mirada de arriba abajo. Comencé a ponerme incómoda, intentaba evitar cualquier contacto visual con él. 


Justin saludó a todos los señores preguntándoles como estaban, que al parecer ya los conocía. Pero al chico más joven lo saludó solo con un apretón de manos, creo que era la primera vez que se veían.


Luego de eso, Justin se posó al lado mío y comenzó a hablar de algunos temas con los señores. Yo, por mi parte, no estaba poniendo atención a lo que decían. En lo que sí me estaba fijando era en que el otro chico ese estaba tratando de acercarse cada vez más a mí, disimuladamente. Me ponía muy nerviosa. Se acercó hasta quedar justo a mi costado, a la misma distancia de la que yo tenía con Justin. Sentía su mirada encima. 


- Papá, iré con __ a casa de Víctor –le avisó Justin mientras acomodaba su cabello un poco. Se le acercó y se despidió de él con un abrazo. 

- Está bien, hijo. Diviértanse –su padre me hizo un gesto con la mano como en forma de “adiós”. Yo le correspondí haciendo el mismo gesto, pero con una sonrisa incluida. Entonces él me la devolvió. 


Y justo ahí todo se volvió oscuro. Todo era negro. No veía nadie. ¿Qué había pasado? No había luz. En ese momento sentí que algo o alguien me tomaba por la cintura, me apretaba junto a él y no tardé en sentir una presión en mis labios. Los entreabrí por instinto y justo en ese entonces, supe que me estaban besando. Unos carnosos labios estaban jugando con los míos. Mi nariz lograba percibir un delicioso olor a menta fresca. Esta persona cada vez me acercaba más a él. Yo, al notar que estaba besando a alguien que no sabía quién era, intenté echarme para atrás, pero al hacerlo este inmediatamente se hacía hacia delante, impidiendo separarme. Mordía y lamía mis labios. Yo realmente no sabía quién me estaba besando, pero por un lado deseaba que fuera Justin… y no sabía por qué. Y para colmo, yo seguía el beso. Justin. Justin. Ese nombre era todo lo que tornaba por mi cabeza. Pero de un momento a otro me soltaron y se alejaron. Me quedé como una tonta ahí parada sin saber qué hacer o decir. Llevé mi mano hacia mi boca, como analizando lo que había pasado, y recién fue cuando volvió la luz.


- Que raro corte –comentó uno de los hombres.

- Sí, quizás debe de haber fallado uno de los cables –opinó otro.


Y ahí se quedaron conversando. Justin me miró como lo hacía siempre y me guió hacia la puerta. Ambos salimos. Yo aún estaba medio aturdida por lo que acabó de pasar. ¿Y si había sido una ilusión? Quizás imaginé todo esto. Tal vez solo fue como un tipo de ilustración, no sé. Suena imposible, pero quizás lo fue.


- ¿Te encuentras bien? –me preguntó mientras caminábamos por la calle. Notaba un cierto brillo en sus ojos, o quizás solo era por el reflejo que hacía la luz de los faroles que habían en las veredas sobre ellos.

- Sí, yo… estoy bien –sonreí de lado. No era buena mintiendo.

- ¿Estás segura?

- Eso creo –hice una mueca.


Se acercó a mí, me tomó por la cintura, haciendo que yo pasara uno de mis brazos por atrás de su espalda y posara mi mano en su costado. Él pasó su brazo por mis hombros, como abrazándome y me acercó más a él. Sentía su mentón posarse en mi cabeza, y de vez en cuando la bajaba y olía el olor de mi cabello.


- Amo como hueles… -respiró hondo sobre él y luego botó el aire.

- No creo oler tan bien –solté unas risas nerviosas. Sentía que mis mejillas se enrojecían.

- Pues de verdad que hueles rico… no tengo palabras –me miró, lo miré y me guiñó un ojo, haciendo que mis mejillas se enrojecieran aún más. 

- ¿Y a donde íbamos, Justin? –cambié de tema, pero sonreí, me encontraba muy feliz, sobretodo si estaba con él.

- A casa de Víctor, preciosa –sonrió de oreja a oreja.


Preciosa. Me ha llamado preciosa. ¡Me ha llamado preciosa! 

No sé, quizás es idea mía… no estoy segura. ¿Será que me estoy enamorando de Justin? ¿por qué hace que me sienta así? ¿por qué con solo un gesto, una palabra bonita o una mirada hace que mi corazón se vuelva loco? ¿qué me está sucediendo? No… no puedo estar enamorándome de él. Digo, él es… perfecto. Y yo no le llego ni a los talones. Pero de lo que sí estoy segura es que… estoy sintiéndome muy rara junto a él. ¿Será atracción? Tal vez.

                                          ______________________


No me he tardado. Dije que subiría pronto, ¿no? Los comentarios subieron demasiado rápido y obviamente se lo merecían haha. Amé sus opiniones y buenos deseos hacia mí, chicas. Son las mejores. Ustedes siempre logran sacarme sonrisas y me alientan, no saben lo agradecida que estoy. Este capítulo ha sido algo corto, pero quería subirles. Aún así, espero que les haya gustado. Comenten y voten mucho. ¡Las amo! Besotes :3






9 de noviembre de 2013

Capítulo 12 -Por un capricho.


-Me pongo nerviosa fácilmente-



No tardamos tanto en llegar. Bueno, lo normal, lo que siempre tardamos. Y apenas estuvimos fuera de la casa en la que vivo, nos bajamos. Él se dirigió al maletero del auto por la parte de atrás, abrió la puerta de este y sacó un pedazo de alambre cortado. La cerró y se acercó a mí.

- Esperemos que sirva –dijo mientras hacía la forma de una llave con este.
- Ojalas –deseé. 

Y cuando quedó la formita que correspondía, fuimos hacia la puerta de entrada. Yo me quedé viendo mientras él intentaba abrirla. Me reía, porque se le hacía difícil poder moverla siquiera. Él también le encontraba gracia, pero al cabo de unos minutos se empezó a hacer frustrante. 

- Es inútil. Lo único que queda es cortar la puerta –comentó- Iré por la motosierra –se paró para ir por ella.
- WTF, ¡claro que no! –le detuve poniendo mi mano en su pecho- ¿estás loco?
- ¿Por qué no?
- ¡Me matarían! –chillé alzando las manos. Nos acercamos a la puerta y yo puse una mano sobre ella.
- ¿Y eso por qué? Solo es una puerta, ¿o no? –se quedó mirándola todo normal.
- ¡Por supuesto que no! Es una puerta de caoba tallada a mano –la acaricié- y papá gastó mucho dinero para poder tenerla, aunque ni siquiera sé por qué la quería. 
- En ese caso, de acuerdo –aceptó por fin- Intentaré una vez más.

Volvió a poner el alambre en la pequeña cerradura. Estuvo como unos cinco minutos intentando poder abrirla, pero no había ningún resultado. Yo no quería reír. Pedí que me dejara intentar, él cedió sin nada de ganas ya que lo hizo solo porque terminé rogándole, pero tampoco pude. Otra vez le entregué el alambre y él volvió a intentar, pero…

- ¡Este puto alambre no sirve! –lo tiró a la mierda y dio una patada a la puerta.
- ¡No te enojes! –le pedí haciendo berrinche- Debe de haber una solución –me encogí de hombros.
- Tienes razón, no debo amargarme por idioteces. Normalmente soy muy calmado y no sé por qué me molesta tanto esto de tu puerta. Ya he tenido suficiente con el tío que casi te viola.

Rodé los ojos.

- No me violó –solté unas carcajadas.
- De no haber llegado lo habría hecho –insistió- Así que desde ese momento eres una chica casi violada.
- ¡Eres un tonto! –le empujé el hombro y él se echó a reír- Y yo creyendo que eras un chico serio –solté risitas también.
- Soy muy serio –su cara cambió inmediatamente a no tener ni una sola expresión.
- Sé que lo eres, pero ahora… reímos más –bajé la mirada algo tímida al darme cuenta de que yo estaba logrando decir más palabras de lo normal.
- También me he dado cuenta –dijo mirándome fijamente- Y te diría por qué, pero en realidad no tengo idea.


Al rato decidimos irnos de mi casa, pues no habíamos obtenido resultados positivos abriendo la puerta. Él llamó a un chico de esos que saben sacar barrotes y esas cosas para que se presentara en mi casa. Nos dijo que podría venir en una semana, que no podía hacerlo antes, porque ya tenía “citas” anotadas. Bien, no sé que es lo que viene ahora. ¿Dónde me quedaré? Quizás el me dirá que puedo quedarme en su casa, pero creo que sería… como una molestia. De seguro podría traer a otras chicas que enserio valdría la pena traer. Aunque de todos modos, por alguna razón, me gusta. ¿Pero qué estoy pensando? Ni siquiera me ha invitado aún. 

Lol.
Que tonta.


- ¿Y donde piensas quedarte? –me preguntó de repente, camino a no sé donde en el auto.
- No tengo idea… -no podía quedarme en la casa de Dakota, pero dentro de mí sentía un deseo de escuchar que me quedara con él.
- Tienes que quedarte en mi casa –dijo sonriente.

¿Tienes?

- ¿Hablas enserio? –le pregunté en un tono extraño, pero animada. 
- Pues claro, me gusta mucho tu compañía. Yo siempre estoy solo –respondió.
- Pero de seguro puedes tener la compañía de otras chicas, y eso sería mejor –comenté.
- No quiero a otras chicas. Te quiero a ti –dijo serio, algo molesto por lo que yo había dicho.

Sentí que mis mejillas comenzaban a enrojecerse y mi corazón latía con fuerza. ¿Qué habrá querido decir? ¡Absurdas ideas que me vienen a la cabeza!

- ¿Por qué? –traté de preguntar lo más calmada posible.
- ¿Qué te parece si vamos a dar una vuelta? –cambió de tema, absolutamente.
- ¿A dónde? –no iba a insistir, ya había logrado hacerlo enrabiar.
- Pues no sé, a donde la intuición nos lleve –soltó unas risitas y eso me hizo sonreír a mí también. ¡Me encanta!

Y así pasó la tarde… Decidimos no almorzar comida normal, así que fuimos a comer unos sándwiches a Subway. Estuvieron riquísimos. Le agradecí a Justin por aquel acto de llevarme ahí, pero él, por otro lado, me dijo que no tenía porqué darle las gracias. Incluso me dijo que no quería que volviera a decir esa palabra al menos por este día haha. Luego fuimos a comer unas copas de helado, seguido por ir a comprar algo de ropa para él y para mí. Insistí en que no me comprara nada, pero no quiso y me obligó a elegir. Aunque igual yo quería ropa nueva, así que no fue mucho lo que impedí, lol. Aún así, no me aproveché, por lo que solo le pedí que me comprara dos shorts y dos playeras. Él dijo que su prima había dejado ropa interior, así que no era necesario comprar de esas. 

Llegó la noche y nos subimos al carro para volver a la casa en donde me quedaría por una semana. No tardamos tanto en llegar. Nos bajamos, puso la seguridad al auto y decidimos entrar. Pero algo lo impidió.

- __, olvidé que tengo que reparar algo en el auto –me avisó- Tardaré unos minutos, espérame adentro, ¿de acuerdo?
- Claro –asentí sonriendo delicadamente.
- Siéntete como en tu casa –me guiñó un ojo y extendió su mano con la llave. La cogí  y me volteé algo nerviosa.

Era increíble, ¿pero qué me estaba pasando? Tales cosas que él hace me están haciendo temblar. Varios chicos habían hecho ese tipo de cosas conmigo pero nunca lograron hacerme sentir este tipo de sentimiento. No entiendo, ¿qué es lo que sucede?

Al entrar al jardín pude darme cuenta de que la luz de adentro estaba encendida. Me pareció extraño, porque no creo que olvidáramos apagarla antes de irnos esta mañana. De todos modos entré… y al cerrar la puerta logré divisar a un hombre sentado en una de las sillas de la mesa. Ya sabía quien era. Habían varias fotografías de este hombre junto con Justin en la casa. Era su padre.

Él al momento de verme inmediatamente sonrió. ¿Será que me conocía o me había visto en alguna parte? Me sentía un poco nerviosa, pues… normalmente deberían presentármelo y así me sentiría un poco más cómoda. Pero llegar como una completa desconocida y encima sola es algo muy raro.

- Hola, linda. Tú debes ser __, ¿o me equivoco? –me saludó en un tono muy amable y sonriendo. Yo asentí, sonriendo, tratando de ocultar mi timidez- Ven, siéntate. 

Sin decir una sola palabra le obedecí. Definitivamente él me hacía sentir buena vibra y con comodidad. A primera vista no era de esos hombres pesados y que tienen expresión molesta en la cara, como mi padre. Era completamente distinto. No quiero ser mala al poner de ejemplo a mi padre como a los de ese tipo, pero es que muchos de mis amigos le temen, porque siempre tiene expresiones como protectoras. Pero con este caballero con el que hablaré es todo muy diferente. 

- ¿Cómo has estado? Mi hijo me ha hablado mucho de ti –omg.
- Pues… muy bien –reí tímida- ¿y usted?
- Cansado, la verdad –contestó a mi pregunta- ¿puedo hacerte una pregunta? No quiero que pienses que soy metido, ni nada, pero es que tengo una curiosidad.
- Claro, no se preocupe –en realidad temía si era alguna cosa que pudiera ofenderme.
- ¿Tú eres novia de Justin?

Dios. Sentí que me daba algo, un infarto quizá. De un momento a otro se me posó una imagen de él y yo juntos… de novios. Intenté borrarla rápidamente de mi cabeza, y por fortuna lo logré.

- No, señor. Claro que no –reí- Yo… ahm… solo soy una amiga –respondí serena, aunque completamente nerviosa por dentro.
- Oh. Habría sido bueno escuchar un sí –sonrió. ¿A qué se refiere?
- ¿Usted cree? –quería más información.
- Por supuesto –respiró hondo, para continuar hablando- Verás, mi hijo siempre ha sido muy… alejado. No recuerdo la última vez que lo vi compartiendo con una chica como lo hace contigo. Digo, conoce a varias, pero ninguna lo ha hecho enamorarse. Jamás pero jamás había llevado a alguna en su auto por más que se lo rogaran. Y para ser sincero, no lo había visto tan feliz desde que era un jovencito. 
- No sabe lo feliz que me hace escuchar eso –sonreí ampliamente. De verdad, sentir que yo lo hacía tan feliz como me hacía sentir él era como si todo el mundo se me alegrara, a pesar de que no supiera por qué. 
- A mi también me hace feliz decirlo –sonrió igual que yo- He estado llamándolo estos días por teléfono, y desde me dijo que te había conocido ha estado más conversador y con mucho ánimo… Y no deja de reír, cosa que como padre me alegra bastante. No lo veo tan seguido, porque nunca se ha animado a ir conmigo a ver “pretendientes” –se rió de su propia palabra- pero siento que eres una buena chica, y que si alguna vez, por algo del destino están juntos, ustedes no serían los únicos felices, si no que yo también. 

Y justo en ese momento escuchamos la puerta abrirse y entró Justin por ella. Yo no había alcanzado a contestar. Nos quedó mirando fijamente, pero luego una sonrisa brotó en sus labios.

- __, veo que ya has conocido a mi padre –comentó mientras se acercaba a nosotros.
- Sí, lo he conocido. Ha sido muy agradable conmigo –miré al hombre y ambos nos sonreímos cómplices.
- Es una chica de oro, hijo –me sentí completamente halaga, ya sentía que mis ojos se humedecían.

Él se paró de la silla en donde estaba sentado y Justin se le acercó para darle la mano, para luego ambos darse un fuerte abrazo de oso. Se notaban felices, al parecer no se habían visto en varios días, pero por su cara de felicidad podía darme cuenta de que tenían una relación buena e increíblemente muy fuerte. Para ser sincera me sentía afortunada de estar captando un momento como ese.

- Tienes razón, lo es –le dijo al oído pero con un tono alto con el que yo también pudiera escuchar- Y el oro más grande del mundo.

Mis ojos brillaban, y todo mi interior también. Realmente me sentía tan bien… Pero me sentí mucho mejor cuando ambos extendieron sus brazos hacia mí, como invitándome a unirme al abrazo. ¿Podría ser más lindo todo esto?

No dudé un solo segundo, me paré de mi silla, me acerqué y me uní a su fuerte enlace. Me apretaron contra ellos y yo los apreté junto a mí, y de un momento a otro los tres comenzamos a reír. Me encantaba la relación que ellos dos tenían, y de pronto me sentí parte de esta. Parte de esta pequeña pero hermosa familia.


                                                    _______________________


Lamento la tardanza, ¡enserio! Pero chicas ya saben las razones, y no, no fue solo por mi novio, si no que también tengo problemas familiares y escolares. Pero no se preocupen, que de apoco me voy sintiendo mejor y estoy tratando de ser más fuerte y no dejar que los problemas me agobien tanto. Ahora, ya tengo una idea de lo que será el siguiente capítulo, así que lo haré hoy y si logro terminarlo lo subiré lo más pronto posible, pero eso depende de la cantidad de comentarios que encuentre :3 ¡cuídense y las amo! Pasen por mi ask y mi instagram si se les antoja haha. ¡Besos!