18 de octubre de 2013

Capítulo 11 -Por un capricho.




Woah. Era cierto. Él tenía razón. Era la primera vez que lo llamaba por su nombre. Pero tampoco es para tanto, ¿o sí? Es que… no sé por qué, pero nunca quise llamarlo Justin. Aunque ahora que me doy cuenta, me gusta. Sí, se siente bien. Se siente bien llamarlo por su nombre. 


- ¿Pasa algo con eso? –le pregunté curiosa.

- No –se apresuró a decir- Es solo que ha sido raro. No me lo esperaba.

- Talvez tengas razón –solté unas pequeñas risas.
- Pero me ha gustado –comentó- Podrías hacerlo más seguido.
- ¿Enserio?
- Sí.



Nos quedamos callados luego de esa pequeña charla. Supuse que ahora debíamos dormir. Cerré los ojos sin cambiar de posición en la que estaba acostada e intenté hacer que me diera más sueño para así poder dormirme. Pero en ese entonces recordé lo de mi casa. Si no tenía las llaves y estaba todo cerrado, ¿qué iba a hacer? ¿cómo iba a entrar el resto de los días? ¿iba a tener que quedarme aquí hasta que papá llegara? Quizás, no lo sé. Pero es mejor que mañana piense en eso. Porque estoy segura de que él me ayudará, este chico que se encuentra aquí a mi lado.



HORAS DESPUÉS…



Sonó el celular haciendo que pegara un brinco. O sea, en realidad no sonó, sino que vibró. Pero como estaba en la mesita de noche y la madera barnizada era sólida, hacía un ruido algo fuerte. 



Estiré mi mano lo más rápido que pude, lo cogí, me paré de la cama y me fui rápidamente al baño, para así no hacer que el chico del baño se despertara. Al entrar cerré la puerta con seguro, me paré frente al espejo y atendí.



- ¿Hola? –respondí tratando de parecer normal. Mi corazón aún latía rápido por el susto que me había dado el estúpido aparato.

- Hija, que bueno que has contestado –habló mi padre. Se notaba sereno y tranquilo- ¿cómo has estado?

- Bien, supongo. ¿Y tú? ¿Cuándo vas a volver?
- Hija, recién llevamos poco tiempo de luna de miel con Michelle, recuerda que hemos venido por dos meses –soltó unas risas. Me sentí algo triste, aunque tenía razón- Pero bueno, yo estoy muy bien.
- Lo sé… y qué bueno –traté de poner mi voz más animada, no quería que se pusiera mal o que luego me regañara, qué se yo.
- ¿Qué has hecho estos días? ¿has llegado tarde a casa? Sabes mis reglas –ya empezó.
- No he hecho nada de otro mundo, papá. Y no he llegado tarde a casa –mentí- sé tus reglas. 
- Eso espero, porque de lo contrario no te gustará el castigo que te impondré –me avisó- Bueno, ya debo irme. Era una llamada corta, solo para saber cómo estabas, porque con Michelle saldremos del hotel para ir a la playa. Cuídate, hija. Te llamaré pronto.

- Está bien… tú también. Voy a esperar tu llamada –no era ni tan enserio, como que no tenía muchas ganas tampoco- Diviértanse. 
- Gracias. Adiós.
- Chao –dicho eso, colgué.


Dejé el móvil al lado del lavamanos. Apoyé mis manos en el contorno de este, me apoyé y alcé la cabeza para poder verme al espejo. Es la rutina de mi vida estar sin mi padre o que no note mi presencia. A veces se me olvida que hace un tiempo me prometí a mi misma no amargarme por su falta de atención hacia mí. Tengo que ignorar todo eso y solo centrarme en mi vida, ¿de qué me sirve ponerme mal por la culpa de otras personas? No gano nada. 



De un momento a otro el tema sobre mi padre se me comenzó a olvidar, y me puse a hacer caras frente al gran rectángulo en la pared que hacía que me reflejara. Sacaba la lengua, abría la boca, hacía pucheros y cosas raras. De vez en cuando me reía por la forma en que mis muecas se veían, era gracioso. Me concentraba al máximo haciendo esas tonterías. 



Haber… ¿qué cara puedo hacer ahora? Mm… cerraré este ojo, abriré el otro y pondré mi boca como si quisiera morder a alguien. Uhm, se ve bien raro. Me agrada, lol. ¿Y esta otra? Lanzando un besito.



- ¿___?

- ¡Ahh! –di un brinco del susto. Con una mano pasé a llevar el jabón e hice que se cayera al piso. Joder.

- ¿__, estás bien? –me preguntó tocando la puerta- ¿te has caído? 
- No, no me he caído, estoy bien –respiré hondo poniendo mi mano en mi pecho. Cerré los ojos en forma de alivio.
- ¿Estabas hablando sola? –soltó carcajadas notorias.
- ¿Qué? –fingí reír- Claro que no. Yo… solo estaba hablando con mi padre hace un rato.
- Ah… bueno, iba a preguntarte si quieres desayunar.
- ¡Claro! 



Abrí la puerta rápidamente y lo primero que pude ver fue el torso desnudo de Justin, con la parte de abajo envuelto en una toalla. Tenía unas cuantas gotitas en el cuerpo y su cabello estaba todo mojado y alborotado. 



Se puso a reír de nuevo. Yo igual, pero creo que era de nerviosismo. Esto ya se estaba haciendo costumbre, tener que verlo siempre sin nada arriba. Aunque bueno, solo han sido tres veces… cuatro si cuento cuando se puso la chaqueta de cuero negra y fue a dejarme a mi casa, ¡pero igual! No quería sonrojarme, intentaba no hacerlo, ¡uuff! 



- Lo siento –se disculpó mordiéndose el labio- Pero estoy acostumbrado a andar así en casa, ya sabes… espero que no te moleste.

- No te preocupes, que no me molesta –era la verdad, no me molestaba, pero sí hacía que me diera otro sentimiento- Oye… ¿yo puedo ducharme?

- Claro que sí. Allí dentro hay toallas, elige la que quieras, están limpias –me ofreció- Mientras yo prepararé el desayuno.
- De acuerdo –sonreí ampliamente.
- ¿No te gustaría que te pase ropa limpia? Una prima venía a quedarse y se le quedó algo de ropa. 
- Sería genial –acepté sin dudas.



Él caminó hasta su habitación. No tardó más de tres minutos en volver y traía una playera junto con un par de shorts. El día estaba soleado, así que era ropa adecuada. Me las entregó y luego volví a entrar al baño y él bajó las escaleras para ir a preparar lo que comeríamos. 



Me quité la ropa y me metí al agua. Mientras esta recorría cada parte de mi cuerpo, sentí que la tristeza que había tenido hace rato se iba con ella. Mis ánimos comenzaban a subir, mi cara comenzaba a tener más alegría, era como que había dejado de estar tensa. Todas las tensiones y malestares se iban. Me encantaba ducharme, porque siempre pero siempre, lograban que me sintiera mejor. 



Salí de la ducha, me paré en la alfombra esponjada del piso y comencé a secarme. Me hice un tomate en el cabello para que no goteara y no mojara lo que ya estaba seco. Cogí la ropa y empecé a vestirme. Era muy bonita. Era así: 

Por un capricho #3
Al ya estar lista me solté el cabello, le quité bien el exceso de agua y me lo dejé suelto. Como era un día soleado no era necesario ocupar el secador, pues no tenía sentido. Y entonces recién ahí salí del baño y bajé las escaleras para luego dirigirme a la cocina. 




Ahí se encontraba él, sacando unas tostadas de la tostadora y poniéndolas en un plato. En la mesa habían dos cajas de leche de chocolate invididuales, junto con algunos alfajores rellenos de manjar. ¡Yuumii, me encanta! Notó mi presencia y sonrió, para después invitarme a sentar, cosa que hice de inmediato.



Nos devoramos hasta el último bocado. Que comida más rica, desde hace tiempo que no comía alfajores. Ambos comimos la misma cantidad, ninguno quería quedarse sin menos haha. 



- Vas a tener que acompañarme –soltó de repente cuando terminó de tragar el último sorbo de leche que había tomado.

- ¿A dónde? –pregunté curiosa.

- A conseguir a alguien para que pueda darnos una entrada a tu casa. Que sepa sacar barrotes de las ventanas para abrirlas, o… si quieres, primero intentamos poner un alambre por la puerta nosotros mismos.
- Mejor intentemos lo del alambre. Y si no funciona buscamos a alguien para que haga lo otro –elegí- Así no gastas dinero, porque bueno… el mío está allá.
- No me importa gastar el dinero, tú lo necesitas. No es problema para mí –sonrió.
- ¿Estás seguro? No quiero que gastes por mí, no tienes que hacerlo ni nada…
- No te preocupes, __. ¿Sabes qué? Ignoraré esas cosas que dices. Vamos al auto –me sacó la lengua haciendo que yo sonriera.



Salimos de su casa y nos dirigimos a la mía. En el camino Justin puso música, era como que ya estábamos sintiéndonos más a gusto el uno con el otro. Pensar que antes éramos unos completos desconocidos y ahora pasamos buenos ratos. Él antes nunca sonreía, pero ahora lo hace a cada minuto y eso es algo que me hace sentir muy bien, creo que he logrado algo. ¡Me hace sentir muy feliz!




                                                            ____________________




Es mi mayor esfuerzo, no me dio para más. Aunque espero que les guste. Las amo. Comenten y voten mucho.  Besos xoxo



17 de octubre de 2013

Aviso. Mis lectoras lo leerán.

Lo lamento. Lo lamento de verdad. Pero tendré que decirles que creo que no subiré más en blogger por un tiempo. No sé, quizá sean unos pocos días, o unas semanas... o hasta quizás unos meses, no sé. Aunque en realidad creo que solo será por unos días, o un par de semanas... Y es que la razón es que: no me encuentro bien. No estoy bien. No lo estoy psicológica ni físicamente. Y espero que lo entiendan. Yo siempre les dije que nunca dejaría de escribir ni que nunca las abandonaría, pero es que ya siento que no puedo más. Todos los días lloro, todos los días estoy fatal, tanto que no me da para poder escribir. Siento que si escribo les daré un capítulo depresivo de mierda, y no quiero eso. No quiero que la novela pierda su sentido ni su forma de escritura. Tengo algo así como un tipo de depresión... Enserio, discúlpenme. Mientras escribo estoy llorando, me duele mucho. Pero no piensen que las dejaré, nada de eso. Quién sabe, quizás el fin de semana suba un capítulo, o mañana quizás me tome un tiempo, me esfuerce y les suba algo, lo que pueda. Espero que mis verdaderas seguidoras no me dejen... varias veces son el único apoyo que tengo. Y las adoro, demasiado. Hasta creo que cerraré mi facebook, así que si alguna chica quiere saber de mí o de cuando subiré capítulo, tendrán que ir a mi ask, que ya saben donde se encuentra, por ahí a la derecha del blog, en un cuadrito gris. Pero bueno, se los dejaré aquí:

http://ask.fm/Thiare197

Las adoro. Cuídense mucho y si no subo por un tiempo les deseo que les vaya muy bien con sus blogs -a las que tienen- y a las que no tienen, bueno, si se sienten mal, podrían hacer una novela también. Créanme, las hará sentir bien. Un beso a todas.
-StayStrong- T.

10 de octubre de 2013

Capítulo 10 -Por un capricho.











¿Ah? ¿enserio? ¿es idea mía o me acaba de ofrecer quedarme en su casa? 
¿Lo habrá dicho de verdad? Quizás escuché mal… El oírlo decir eso provocó una serie extraña de nervios en mi cuerpo. Yo, __, durmiendo en su casa… ¡no lo había imaginado antes! Creo que habría sido lo último que pudo pasar por mi cabeza.


- ¿Dormir en tu casa? –pregunté extrañada- ¿yo?
- Sí, __. Tú –soltó unas carcajadas- No veo a nadie más aquí, ¿o sí?



Aw. Ha soltado una broma… ¡es como un avance! ¿será que le estoy agradando de apoco? O sea… por dios __, claro que le agradas, si hasta te ha dado un abrazo muy tierno el otro día y hoy hubo un momento muy… cómo decirlo… especial.



- Es que… no sé si será correcto –yo siempre soy muy justa en ese aspecto. No suelo desobedecer órdenes de mi padre, ¿qué haría él si se enterara?
- Bueno, veámoslo de esta forma: te quedas aquí afuera, te enfermas gravemente y caes en el hospital. Tu padre se entera, le cuentas que dormiste todas las noches afuera y él te regaña por no haber buscado un lugar para alojarte. Eso suena mucho mejor que ir a la casa de alguien con quien has estado unos días, supongo. Será muchísimo mejor que quedarte en mi casa sin que nadie se entere… 
- Si llegara a enfermarme… ¿sería muy grave? –pregunté algo nerviosa.
- Seguro que sí. Quizás hasta mueras –hizo una cara de desagrado- Imagínate ahí por la noche y al otro día estás más tiesa que una roca. 
- No podría ser tan malo, ¿quién notaría mi ausencia?
- Yo la notaría –sonrió delicadamente, sus ojos tenían cierto brillo, eran hermosos- Anda, nadie se va a enterar.
- La gente aquí es muy chismosa –eso era muy cierto. Los vecinos siempre se andan fijando en lo que uno hace y si notan algo extraño los rumores corren hasta llegar a quien no debe. En este caso sería mi padre.
- Al diablo con los chismes. ¿Sabes qué? –alzó una ceja como si se le hubiera ocurrido una idea- Te llevaré conmigo quieras o no, ya tenga que hacerlo a rastras. 



De un momento a otro me encontraba en los brazos de este chico. Me cargaba como si de un bebé se tratara. Yo pataleaba y reía, no podía parar. Le pedía que me bajara, que no iría a su casa, pero él hacía oídos sordos a mis súplicas. Mi risa hizo que él también se contagiara. Y entonces ya no era una guerra contra quien intentaba “secuestrarme”, si no que era todo como un juego. ¡Me gustaba mucho estar así! Era como si no fuese yo, como si esto estuviera siendo diferente… como tener otra vida distinta a la mia…



Y supongo que ya saben lo que pasó después… nos subimos a su carro. Y para colmo lo extraño fue que estuvimos todo el camino callados, siendo que nos habíamos metido dentro con la risa más grande de nuestra vida por así decirlo.



- Llegamos –dijo mientras estacionó el carro frente a la puerta de su casa. Sonreí tímidamente para luego abrir la puerta.



Nos bajamos al mismo tiempo y caminamos hacia la puerta que daba a su jardín. Él puso la llave y la abrió. Entramos y volvió a cerrarla. Caminamos hacia la otra puerta, que ahora daba entrada a la casa. Al hacerlo y estar adentro admiré lo hermosa que era, tal y como lo hice la última vez que había estado ahí.



- ¿Qué te parece si cenamos algo? –propuso mientras se sacaba su chaqueta y la colgaba en un perchero que estaba arriba del primer escalón hacia el segundo piso.
- Me parece bien –acepté sonriente. La verdad si tenía algo de hambre.
- ¿Qué te gustaría? –preguntó cortésmente- Soy un asco cocinando, pero si quieres ordenamos pizza o hamburguesas… tú dime.
- Creo que se me antoja una pizza –dije algo temerosa.
- ¿Y te gustan las hamburguesas? –asentí- entonces ordenaremos ambas.



Él fue hacia el teléfono y ordenó lo que comeríamos. Nos quedamos hablando en el sofá, mientras veíamos algo en la televisión. No estaba muy pendiente de lo que daban, pues ambos estábamos muy metidos en lo que hablábamos. Él me contaba sobre algunas cosas de su vida, mientras que yo, por mi lado, hacía lo mismo. Ha estado viviendo aquí en Atlanta desde que era pequeño, pero que parte de su infancia la vivió en otro lugar, por lo que tengo entendido. 



La pizza y hamburguesas no tardaron más de 30 minutos en llegar. Cuando ya las tuvimos en nuestras manos nuevamente nos sentamos en los sofás, pero esta vez pusimos una película que estaban dando en Cinemax. Se llamaba “Napoleon Dynamite”, ¡estábamos cagados de la risa! Dios, no puede haber un nivel más grande de idiotes que el del chico protagonista de esa película. Mientras la veíamos casi nos tragábamos toda la comida, estaba delicioso. ¡Desde hace mucho que no tenía una noche así! Con Dakota las tenía de vez en cuando, pero no es muy seguida la vez que hacemos algo como esto. Aunque con este chico es completamente diferente… no sé como decirlo… pero es… único…



La película terminó y al rato, cuando terminamos de comer, se hicieron las 11:00pm. Por alguna razón tenía mucho sueño… había tenido un día ajetreado comprando la comida y teniendo un problema con ese chico… luego ordenar todo en mi casa… ver películas, más ir de allá para acá en auto… pues cansa y mucho… Noté que el chico que estaba conmigo también estaba algo cansado, se le notaba en los ojos, pero al parecer ninguno de los dos decía que estaba cansado… de hecho yo tenía ganas de seguir conversando con él pero de repente el sueño comenzó a vencerme, así que tuve que preguntar…



- ¿Dónde dormiré yo? –la verdad estaba algo tímida, de nuevo. 
- Oh, claro –pareció reaccionar- Sígueme.



Se paró del sofá y comenzó a subir las escaleras. Yo lo seguí y me indicó una de las cinco puertas que había. Una de ellas era la del baño, así que habían cuatro habitaciones. Pero la cara de él cambió cuando tomó una por una las cerraduras de la puerta y estas no se abrieron.



- Sabes… hay un problema… 
- ¿Cuál? –pregunté interesada. Dios, ¿será que me echará a la calle?
- Papá no está en casa y él sabe donde guarda las llaves de las habitaciones…
- ¿Las cierra? –que raro, es que papá no hace eso.
- Sí, yo le pido que lo haga, porque nunca ocupo otra habitación que no sea la mía. Y pues, ninguno de los dos tenía previsto que te fueras a quedar precisamente hoy, y siendo sincero yo no pienso dejarte durmiendo afuera de tu casa… por lo que vas a tener que dormir conmigo.



Cielos. Me acaba de decir que voy a tener que dormir con él, ¿qué sucede? ¿esto es una clase de broma pesada? No es que me disguste, nada de eso… es que… osea, ¡soy ___! ¡la chica a la que nunca le pasan este tipo de cosas! A otras chicas quizás le vayan a pasar cosas como estas, pero resulta que a mi me está pasando. ¿Será simple coincidencia? ¿el destino? ¿por qué siempre me estoy topando con este chico? ¿y por qué acabo de decir que no me disgusta tener que dormir con él? 



Soy muy nerviosa, eso lo sé, porque es una de las personalidades mías desde pequeña, no lo puedo evitar, además de ser tímida. ¿Ustedes no estarían algo nerviosas al tener que dormir con un chico que las hace sentir intimidadas pero también a gusto? Alguien que les hace acelerar el corazón cuando te mira, cuando está serio y cuando sonríe… pero no sabes por qué… que es mayor que tú y que te hace sentir extraña contigo misma… 



- Bueno… si no quieres que duermas contigo puedo hacerlo en el sofá… 
- ¡Claro que no! –se apuró a decir- eres mi invitada, ¿cómo crees que te haría dormir en un sofá en lugar de una cama? 
- No lo sé… enserio no quiero molestar… -no quería eso, definidamente no. 
- No molestas, estás loca –rió un momento- Aunque si no quieres que duerma contigo, yo me iré al sofá, no hay problema.
- Pero no quiero que tengas que dormir en el sofá solo porque yo no tengo donde quedarme…
- ¿Entonces? –ahora venía mi respuesta. Me miraba fijamente. ¡Quería que dejara de hacer tal cosa! 
- Vamos a dormir juntos, solo es una noche –señoras y señores, __ acaba de aceptar como toda una valiente. Y es mucho para ella por un día.
- ¿Segura?
- Sí, segura. No me molesta –ambos sonreímos en el momento en que dije eso.



Y entonces entramos a su habitación, que era la única que tenía la puerta abierta y disponible para usarse como debe usarse… uh… no vayan a pensar mal… ¡no lo hagan! Solo vamos a dormir… exacto… ¡dormir! 



Pero algo alumbró mi mente… yo no tenía que ponerme… no podía dormir con la ropa puesta y mañana volver a ponerme la misma, ¿o sí? Aparte me daba vergüenza, tampoco quiero que piense que soy sucia… 



- Ahm… Justin… -le llamé. Él se encontraba sentado en la cama, de espaldas, quitándose los zapatos. 
- ¿Qué pasa? –se giró para quedarse mirándome.
- Es que… no tengo que ponerme… 
- Oh, claro –llevó una de sus manos a su cabeza y se la rascó- Soy un distraído –se puso de pie y caminó hacia su closet para luego sacar una playera larga- Ten. Te quedará hasta la mitad de tus muslos, creo.



Me lanzó aquella prenda que usaría para dormir por los aires y la atajé. Sonreí victoriosa por mi buena atrapada. Le miré en forma de aprobación y agradecida, y me fui caminando hacia el baño. Entré y recordé todo lo que había pasado aquella noche en que entré aquí por primera vez… no puedo creer que esté de nuevo aquí… es gracioso, pero también es muy raro…



Hice mis necesidades, ya saben… saqué una liga para el cabello que tenía como pulsera y me hice una coleta alta. Encontré en un vasito bajo el lavamanos un cepillo dental nuevo, estaba en su cajita y todo… Decidí ocuparlo, podría pagarle uno nuevo después, así que me cepillé y salí ahí para irme a la habitación en que dormiría.



Pero lo que pasó es que olvidé que estaba él… y a que no adivinan lo que vi… estaba en boxers, sin playera, mirándose en el espejo mientras se arreglaba el cabello. Y como quedaba de espaldas desde el ángulo en que yo me encontraba, le vi el trasero… pero fue sin querer, ¡lo juro! Ni siquiera sé por qué mi mirada se dirigió ahí… ¡Mis mejillas se comenzaron a enrojecer, ¡me sentía tan tonta!



Él notó mi presencia mirándome a través del espejo y se volteó para mirarme directamente. Sonrió.



- __, ¿estás bien? –preguntó algo extrañado.
- Sí, claro. ¿Por qué no iba a estarlo? –bajé la mirada- Estoy lista…
- Te ves… preciosa con esa playera…–me recorrió con la mirada, desde abajo hacia arriba. Comencé a sentirme nerviosa otra vez-  Espero que no sea la última vez que te vea así… de esta forma… -noté la forma lenta en que su lengua recorría sus labios. Dios mío. No puede ser.
- Estás tonto –reí nerviosa.



Él rió igual que yo. Y entonces ambos caminamos hacia la cama, él por un lado y yo por el otro… puse mi celular en la mesita de noche y nos lanzamos a la cama. Él ocupaba una mitad, yo la otra… Apagó la luz desde el interruptor que estaba por su lado. Nos quedamos callados… yo me puse boca arriba para luego mirar el techo, no sé por qué… miles de cosas pasaban por mi cabeza… Pero fui interrumpida por su voz…



- __... –le escuché apenas- ¿estás dormida?
- Sí.
- Es que… -pareció ignorar mi comentario. Yo sonreí, aunque no podía verme- me has llamado Justin. Es la primera vez que me has llamado por mi nombre.



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Siento la tardanza. Iba a subir el martes chicas, se los juro, pero recordé que tenía unos trabajos en grupo y pues, no tuvimos más remedio que tener que juntarnos. Estuvimos el martes y miércoles ocupados. Enserio lo lamento. Y también mis días no han estado muy buenos que digamos. He estado muy deprimida, incluso lo sigo estando, pero estoy mejor. Muchas gracias a las que se preocuparon por mí, son el apoyo que tanto necesito, enserio. Bueno, debo irme y espero que les haya gustado el capítulo al menos un poco. Nuevamente no he revisado el capítulo, así que si hay errores -cosa que me jode que haya- lo lamento. Las amo. Trataré de subir pronto. ¡Un beso!  Comenten y voten mucho.


5 de octubre de 2013

Capítulo 9 -Por un capricho.





Y esa fue la decisión. No tardó en poner en marcha el auto para irnos a donde fuera a comprar la comida para la semana. Estaba muy entusiasmada y lo raro era que no sabía por qué. Normalmente salía de compras con Dakota algunas veces, pero nunca había ido con chico. Bueno, a veces Sam nos acompañaba pero siempre se aburría y se quejaba. Esta vez este chico se estaba ofreciendo para ir conmigo, y era un muy lindo detalle.


Pero a lo que voy es: ¿por qué tiene tanto interés en conocerme? Si soy una chica tan diferente a las otras… Soy… invisible… no soy la chica típica que va de fiesta en fiesta, o que es divertida, o la que ha andado con muchos chicos o tenido varios novios… Soy todo lo opuesto a eso, pero sinceramente no creo que yo sea alguien que atrae a las personas para que me conozcan. 



- ¿A dónde sueles ir de compras? –me preguntó serio, pues no le había dicho a donde.
- Al que sea, con tal de que las cosas no estén a precio tan alto –le dije yo-, es que no soy la que suele hacer las compras...
- Entonces te llevaré a donde compro yo ¿de acuerdo? Venden cosas muy buenas, y creo que hoy hay ofertas.
- Eso sería genial –sonreí. En una de esas me sobraba y guardaba un poco de dinero en mi alcancía.



No tardamos mucho en llegar. El lugar era grande y espacioso. Tenía un enorme estacionamiento y seguido iban llegando personas. Nos bajamos del auto y comenzamos a caminar hacia la puerta. Yo seguía sintiéndome nerviosa, detestaba estar así, o no sé si era simplemente la temperatura de mi cuerpo que estaba cambiando anormalmente. ¿Por qué pasa esto? Comienzo a pensar que quizás me entrará un resfriado, no lo sé. 



- ¿Qué te parece? –me preguntó al entrar por la gran puerta principal. Yo comenzaba a admirar el interior con la mirada. Wow.
- Es enorme… ¡me gusta mucho! –de verdad era un supermercado muy llamativo, ya veo por qué varias personas vienen aquí.



No hubo más palabras y comenzamos a recorrer los pasillos. Estaba impresionada, no por el hecho de que sea tan grande, si no porque no podía creer que jamás había visto este supermercado de la ciudad de Atlanta, ¡vivo aquí y no conozco casi nada! ¿qué tipo de vida traigo? Admito que me gustaría salir más seguido, conocer todas las calles de mi ciudad al menos… ¿pero qué importa? ¡hoy estoy muy feliz!



- ¿Qué vas a llevar? –mm.
- No lo sé… 
- Bien, separaremos por partes –llevó su mano a uno de los bolsillos de su jeans ajustado y sacó una mini-libreta junto con un lapicero- Por alguna razón siempre ando con estos en el bolsillo –me contó sin que le preguntara, ocasionando que yo sonriera- Primero, el almuerzo. ¿Qué llevarás para el almuerzo? ¿qué te gusta?



Me puse a pensar en mis comidas favoritas, lo que me gustaba para incluir y cosas así. No tardé nada en saberlo, porque bueno… esa pregunta es fácil, cada uno sabe lo que le gusta y lo que no, ¿cierto?



- Llevaré unos fideos, arroz, instant lunch… -hice una pausa- salchichas, hamburguesas, pollo… y unas croquetas, unas gaseosas en lata… –sonreí satisfecha- Ah, y unas nuggets de pollo en forma de pescado.



Me miró alzando una ceja mientras anotaba en el momento en que dije eso. 



- Me gustan –expliqué. Él soltó unas carcajadas.
- Vamos a buscar –enserio me gustaba que riera, ¡y mucho!



Andábamos a paso lento por los pasillos buscando cada cosa que yo había pedido y mientras las íbamos poniendo en el carrito de mercadería, él las iba tachando. Él me ayudaba a encontrar las cosas a un buen precio, y la verdad era todo muy económico. Poco a poco iba sintiéndome más en confianza con él, nos reíamos más seguido, hablábamos más temas sin necesidad de tener que pasar por unos silencios incómodos. Todo esta yendo muy bien, y era algo de lo que me sentía agradecida. Hasta me ayudó a encontrar las nuggets de pollo en forma de pescado que tanto me gustaban, porque nos costó un montón hayarlas. 



- Ahora anotemos el desayuno –volvió a sacar su pequeña libreta con la lapicera- ¿qué te gusta comer en él?
- Haber… -comencé a pensar- quiero zucaritas, leche, pan cuadrado en bolsa para tostadas, margarina… unos paquetes de oreos, junto con algunas cajitas de jugo… -él lo iba anotando todo a medida que yo se lo iba diciendo, no podía dejar de mirarlo- además, quiero una botella de yogurt y unas jaleas. Solo eso –ambos reímos en el momento en que dije eso.
- No sé lo que son las Zucaritas… ¿me vas a decir?
- Son unos cereales dulces muy ricos y crujientes, y me agradan porque vienen en una cajita con la imagen de un tigre –lo sé, me fijo en cosas tontas.
- Que risueña que eres  –comentó con ternura… y se comenzó a morder el labio. Al notar tal acto sentí que mi estómago se estremeció.



Luego de esa conversación fuimos en busca de toda la comida para el desayuno que yo había pedido. Me gustaba mucho tener a este chico junto a mí este día, era tan extraño, pero tan reconfortante… no era esos típicos chicos que se molestan porque una chica los hace esperar cuando van de compras o no se deciden. Él en ningún momento se mostró con desagrado o molestia, quizás no lo hacía por cortesía pero una chica se siente realmente bien cuando algo como esto pasa. 
Al rato me dijo que faltaba la comida para la cena, pero yo le dije que no, porque suelo ordenar pizza o hot-dogs…



Fuimos a la caja registradora para pagar todo lo que había comprado. Iba a sacar mi monedero del bolsillo de mi short, pero él se me adelantó y le pasó algo a la señorita de la caja. Lo miré extrañada y lo toqué por el brazo.



- ¿Qué es eso? –le pregunté tratando de mirar lo que decía el papel que le había pasado, porque no era dinero.
- Es un cupón -¿ah?
- ¿Para qué? 
- Es un cupón que te da todo lo que has comprado gratis –me informó.
- ¿Enserio? –me alegraba por un lado- ¿pero de donde lo has sacado?
- Era mío, pero te lo he querido dar.
- No, yo… no hagas eso, tengo mi dinero –alcé mi carterita pequeñita que traía algunos dólares y monedas.
- Tú solo calla, __ . Ya he pasado el cupón, así que no te molestes en reclamar –dicho eso, me miró victorioso y me guiñó el ojo. 



Automáticamente mis mejillas se comenzaron a enrojecer. Suerte que él ya no me estaba mirando, de lo contrario me habría puesto más roja. Comencé a inhalar y a exhalar sin que nadie se diera cuenta y logré calmarme. 



- Yo llevaré las bolsas, tú espérame en el carro –me dijo.



Hice caso sin decir nada y comencé a caminar hacia la salida del lugar. Le esperé en la puerta del asiento de copiloto. Justo en ese momento sentí que alguien me tomaba por la cintura desde atrás, creí que era el chico rubio de ojos miel, ¡pero no! Era otro chico, completamente desconocido. Traía un aspecto desagradable, no en su forma de vestir, si no que en su cara parecía que estuviera como alcoholizado o drogado. El susto comenzó a apoderarme. Intenté hacerme a un lado, pero me apretó demasiado fuerte con sus manos y luego me abrazó. ¡No sabía que hacer! Me dolió ese acto, hizo que soltara un grito ahogado.



- ¡Ahh! –me quejé- ¡suéltame! –comencé a tirarme.



El tipo este se me vino encima intentando besarme, sentía el asqueroso olor a alcohol en su aliento. ¡Sentía que me iba a desmayar! Comencé a tirar puñetes a donde le llegaran, ¡pero parecía no afectarle!



- ¡Aléjate de mí! –miraba para todos lados para ver si había alguien a quien pudiera pedirle ayuda, ¡no había nadie!- ¡asqueroso imbécil que me sueltes te dije! –trataba de levantar mi pierna para golpearle en su amigo, pero el muy idiota me las tenía como atrapadas.



Pero todo cambio de un momento a otro, cuando arrancaron bruscamente al tipo de mí, lo tomaron de la camisa por el cuello y le dieron un enorme puñetazo. Ahora sí, esta vez, era el chico rubio que hace unos días he conocido. Él le daba varias veces con el puño, ¡y yo ahí paraba como una tonta! No me movía, solo observaba la escena sin saber qué hacer. 



- ¡No vuelvas a meterte con ella! –le gritó mientras lo seguía golpeando. El chico alcoholizado no podía ni hablar de lo embriagado que estaba- ¿por qué no te metes conmigo, idiota? ¡anda!  -le dio otra vez- ¡vamos!
- No… -logré soltar una palabra- ¡déjalo, no vale la pena, por favor! –grité esta vez, estaba aterrada- ¡suéltalo y vámonos! ¿si? ¡te lo pido enserio!



De un momento a otro pareció que escuchó lo que yo le estaba diciendo… Lentamente fue quitándole las manos de encima al otro descarado que intentó conmigo. Pero de repente otro puñetazo le llegó a la cara, fue tan repentino que llegué a dar un brinco… Pero supe que había sido el último porque luego se volteó hacia mí y me indicó el carro con la mirada. Sonó el “pi-pip” que indica que ya se pueden abrir las puertas y en silencio ambos nos metimos adentro. 



Ninguno de los dos decía una palabra. Ambos nos quedamos callados. Él hizo partir el carro y nos fuimos camino hacia mi casa… No había sido el final de nuestra salida por la tarde que habría querido esperar… Todo por ese idiota que se me cruzó.



- ¿Te encuentras bien? –me preguntó rompiendo el silencio. Su tono era muy serio, más de lo normal.
- Sí… no ha pasado nada… 
- ¿Estás segura? 
- Sí, lo estoy –aseguré- No fue nada y…
- ¿Cómo que no fue nada, __? –soltó de forma brusca- De no haber llegado ese tipo de desvirga ahí mismo –me dijo enojado.



Me quedé callada. Ambos nos quedamos callados. Dios, tenía razón, no puedo llegar y decir que no fue nada, siendo que si lo fue. Pero lo que pasa es que tampoco quiero que piense que me lo tomo muy a pecho o demostrarle lo mucho que me asusté… No lo sé, pero simplemente no quiero que eso pase…



- Lo siento… tienes razón… -reconocí con la cabeza media gacha.
- ¿Te ha besado? -¿uhm?
- ¿Qué cosa? -quizás escuché mal, no lo sé.
- Que si te ha besado, joder –volvió a preguntar mucho más firme- ¿te besó o no? Dímelo, la verdad, por favor –omg, ¿por qué estará así?
- No… no lo hizo… no pudo… -la tristeza comenzó a consumirme.
- ¿Estás segura? –él insistía.
- Estoy segura, de verdad –aseguré nuevamente- Él no logró besarme.



Dicho eso él desvió su mirada de la carretera para mirarme a mí, para luego volver a ponerla hacia el frente. Y ahí definitivamente nos quedamos en silencio. Llegamos a mi casa y dejamos el tema atrás. Él gentilmente se puso a ayudarme a guardar las cosas en los muebles y en la nevera, para que no se echaran a perder. 



De un momento a otro sentí que las manos de Justin tocaban mi cadera… Una extraña sensación recorrió todo mi cuerpo, pero luego de poco se fue juntando en mi estómago causando unas sensaciones que son difíciles de entender… mi corazón latía a mil por segundo… Me volteó sobre mis talones delicadamente sin soltarme. Me apoyó frente a la mesa de la cocina y se acercó a mí…



- __... ¿te puedo preguntar algo? –su voz era hermosa. No dije una palabra, solo asentí. La timidez comenzaba a entrar en mí- ¿me jurarías que no te besó? ¿me jurarías que no tocó esta zona? –despacio llevó su mano a mi cara, se apegó su cuerpo más a mí y con su dedo pulgar, comenzó a dar leves caricias en mi labio inferior… sentía que mi estómago estallaría, ¡las mariposas no me dejaban!- ¿lo harás?



Dios mío, ¿qué me sucede? 
¿Por qué estoy sintiendo todo esto?
Por segunda vez en todas las veces que lo he visto, le estoy sosteniendo la mirada. Como él es mucho más alto que yo, debo tener la cabeza alzada… Todo era tan… no sé… pero todo mi cuerpo era un zoológico.



- ¿Es necesario que lo jure? –pregunté casi en un susurro.
- Lo es… -dijo casi en mi mismo tono- Vaya que lo es…
- Entonces… te lo juro… -tragué saliva- juro que no pudo besarme… y juro que no tocó  nada de esa zona… 



Estábamos tan cerca que podía sentir su respiración mezclarse con la mía… 



- Me alegro… no sabes cuanto… -se mordió su labio inferior de a poco- porque no habría soportado que ese maldito tocara ni un solo momento esos labios –su mirada se desvió hacia ellos.



Y no pude aguantar y yo también miré los de él… Eran hermosos, carnosos… Me estaban dando ganas de… ¿probarlos? Él se empezó a acercar a mí, ¿nos íbamos a besar? ¿por qué tengo deseos de que eso pase? Pero entonces un sentimiento de nerviosismo completamente enorme se apoderó de mi cuerpo… y fue entonces cuando algo sonó. Era un mensaje a la contestadora de la casa. Ambos nos separamos de golpe.



“__, hija. Te llamaré mañana por la mañana a tu celular. Te quiero, y cuídate. Duerme bien. Adiós, soy tu padre”



Y ese mensaje bastó para que el ambiente volviera a como estaba antes. No entendía muy bien lo que casi había pasado, pero bueno… No hay nada más que hacer.
No tardamos mucho en tener todo listo. En todo ese rato él estuvo muy raro, mejor dicho ambos lo estábamos… o quizás era idea mía. 



Cuando todo estuvo terminado, ya eran las 7:30pm. Mi acompañante ya debía irse. Decidí acompañarlo hasta la puerta del jardín que daba la salida hacia la calle. Estaba ya casi completamente oscuro… en el cielo solo había una que otra rayita naranja del atardecer. Suspiré. Estábamos frente a frente para despedirnos cuando de pronto recuerdo algo. ¡Oh no!
Mis manos bajaron directamente a mis bolsillos. Él me miraba confuso mientras yo seguía recorriendo esa zona, no había nada más que mi celular ¿dónde estaban? ¡soy tan distraída!



- __, ¿estás bien? –preguntó extrañado, pero de forma divertida.
- Es que… se me quedaron las llaves adentro… Y cerré la puerta… ¡no he dejado nada abierto! 



¡Estaba demasiado molesta! ¿qué iba a hacer ahora? ¡no podía entrar! Me iba a morir de frío toda la noche acá afuera, ¡agghh! Detesto esto, que mala suerte, ¡enserio!



- Quédate conmigo.



¿Ah?




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No puedo escribir mucho, chicas. Lamento no haber subido, pero ya he dado las razones en la entrada anterior. Enserio lo lamento. Las amo demasiado. Debo irme rápido, así que espero que les haya gustado el capítulo y muchas gracias por los comentarios del capítulo anterior. ¡Un beso, las amo! No he corregido el capítulo antes de subirlo, así que si hay algún error es por esa razón. Comentar y votar mucho. ¡Muac! :3